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diciembre 16th, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – Descanse en paz Víctor Laínez, te recordaremos siempre. Otra víctima de la intransigencia y de la barbarie, una larga lista difícil de olvidar, pero se olvida, una sutil amnesia que intenta eludir el por qué un ser humano decide matar, quitar la vida a un semejante, a alguien que ni conoce, y más grave aún, una amnesia que intenta evitar el saber quién le induce a cometer tal atrocidad. San Cugat Del Vallés (Barcelona), sábado 16 de diciembre de 2017. Fotografía: BARCELONA (ESPAÑA), centenares de catalanes rinden homenaje al vecino de Tarrasa, Víctor Lainez, asesino brutalmente por un grupo de antifascistas en Zaragoza por llevar tirante con los colores de la bandera de España. la víctima que era un veterano de la Legión española, recibía este homenaje en la sede la Hermandad de antiguos Caballeros Legionarios de Barcelona en el barrios de San Andrés (Barcelona) en un acto espontaneo, convocado la tarde del martes 12 de diciembre de 2017, tras confirmarse su fallecimiento después de 4 días en una situación de muerte cerebral, tras la agresión mortal antifascista. Lasvocesdelpueblo.

Un crimen político. Son tantos ya, que en apariencia no causan aflicción o por lo menos, los informativos no responden, no les interesa. Muchas crueldades, catalogadas todas pero con prioridad algunas, con un sinfín de detalles y para cumplir con lo establecido, desmesuradas, fuera de tono muchas veces, en cambio las demás, una gran mayoría, edulcoradas, tergiversadas, suavizadas o sea, una interpretación no ajustada. El ambiente es complejo. La agenda informativa parece marcarla una mente super estelar —la dirige y la dosifica—. Pocos son los que se quejan. Nefasto para la opinión que se forma cada ciudadano. La pluralidad ausente, los disidentes son vilipendiados.

La sociedad es plural por naturaleza, son muchos los individuos que la configuran, un gratificante conglomerado de ideas, maneras y decisiones multiples, con las que se puede diseñar un variado país a modo de mosaico según pongamos las piezas en uno u otro lugar. El colectivo humano. Después de muchos siglos de practicar las distintas formas de organización posible, hemos llegado a la conclusión de que el sistema democrático parlamentario liberal, es el adecuado para permitir a cada uno de sus componentes, poder convivir sin que se llegue a un enfrentamiento continuo. La máxima imprescindible es respetar el marco que rige ese funcionamiento. Si los talantes que controlan a las personas son rígidos, excluyentes y dominantes, se hace muy difícil la convivencia entre todos, de ahí que se haga necesario un pacto de mínimos —la ley—.

En libertad, la democracia permite elegir nuestros proyectos, programar nuestras vidas. Somos nosotros, con nuestros aciertos y errores, nosotros. Pero algo ha dañado profundamente este sencillo aunque complejo anclaje, el creer que podría funcionar sin prestar por nuestra parte la atención adecuada, un gran desafio a la democracia. Hemos permitido a los políticos apropiarse del aparato del Estado para sus propios fines y lo que nos han dejado es una institución agrietada.

El panorama es desolador, una cita electoral en puertas y duda ante las siglas. No hay debates, sólo jóvenes a cuál más falto de ideas, con frases al uso, sin propuestas y a gritos atacan al contrario. Insultos de fascistas y ultras son los adjetivos acuñados por una izquierda desnortada y la derecha simplona, pretende recuperar lo que no ha sabido defender ni liderar. Conocíamos que nuestro voto no vale lo mismo estemos en Berga o en Hospitalet, que nuestra lengua, el español, no tiene derecho a coexistir con el catalán, que los nacidos fuera de Cataluña no pueden aspirar a ocupar un puesto relevante a no ser que abjuren de sus orígenes, que no toca exhibir la rojigualda o la “senyera”, pues mola la “estelada” y otras muchas limitaciones podríamos señalar, pero no queda aquí todo, ahora nos hemos enterado de algo muy hiriente, que nuestro voto, pensado, reflexionado, doloroso a veces por la falta de opciones serias, es un voto calificado de basura cuando no se entrega al político adecuado de turno.

Muchas propuestas están a la espera de ser planteadas, hay infinidad de carencias, un despilfarro en las administraciones, comunidades autónomas casi despobladas, una ausencia de planificación del agua disponible, las pensiones en peligro, la educación necesitada de una gran reforma para la mejora del futuro de la sociedad, manipulación informativa, falta de honestidad en la actuación de demasiados políticos. Sería un listado largo de reivindicaciones, pero parece ser que no tienen suficiente importancia esos deficits, no son tema de debate en las Cortes, donde reside la soberanía nacional.

Un conciudadano ha sido asesinado, nos ha dejado. La obcecación, el no reflexionar, el dejarse llevar por los instintos más bajos, hábito generalizado, le ha dado un zarpazo mortal. Necesitamos poner límite a este declive y somos nosotros los que debemos hacerlo. Los que estarían obligados, no tienen suficiente valía o valentía personal para colocar los intereses de todos por encima del cualquier otro empeño, el resultado de las urnas. En pocos años hemos visto bajar el nivel de exigencia para cubrir los puestos de mayor impacto social: políticos, profesores y periodistas. Por eso no podemos dejarles que por su cuenta sigan, unos gobernándonos al son de lo que intuyen “correcto ” el líder y sus asalariados asesores, otros manipulando la Historia y dejando asoladas las aulas con consignas ajenas al saber y los restantes desinformándonos según sean sus planteamientos o la benefactora subvención.

Somos muchos los que queremos formar parte de un país, capaz de convivir dentro de un modelo de sociedad ordenada en los parámetros de la cultura occidental. Eso es lo que vale y lo que debería marcar el ritmo vital. Tenemos que ser exigentes con nosotros mismos y más con los que tienen que pautar el ritmo de un país, desde un órgano de gobierno, desde las aulas o desde un rotativo. Ofrecer los conocimientos que primen en cada momento, informar y organizar el funcionamiento del Estado, son tareas suficientes e importantes.

El Congreso de los diputados ha votado medidas para contrarrestar el boicot a los productos catalanes, que siendo conveniente, nos hace plantear una pregunta ¿Qué hay de los derechos lingüísticos para con los catalanes castellanohablantes ? Por lo que se ve, eso no es motivo de debate, sólo se argumenta lo que pasa la censura de las oligarquías políticas. Hoy interesa esto, mañana lo otro, y para más habilidad la postura ambigua.

Dos generaciones de dejadez, de no priorizar valores de conducta, de mantener vivos hechos del pasado, no para aprender de los fallos sino para crispar a los ciudadanos y machacar a la oposición haciéndola heredera de aquel modelo autoritario. Todo ese talante sectario nos pasa factura y nos encontramos con una víctima, cuyo gran desatino fue exhibir en sus tirantes los colores de la bandera española.

Hemos de acabar con la destrucción de la convivencia. No podemos amparar a los violentos, a los de palabra soez, a los que no respetan las normas, a los que van de forajidos, a los usurpadores de lo ajeno. Hay que cortar toda ayuda a esos grupos cuya finalidad es destruir la sociedad y avasallar a las personas decentes. Los cargos públicos que han apoyado de palabra y acción a estos personajes, tienen que asumir su responsabilidad y en especial por ir ese respaldo acompañado de dinero público. Un dinero que se niega a sectores sociales necesitados. Por justicia no podemos darlo a quienes ni han trabajado ni hacen nada para mejorar la convivencia.

Descanse en paz Víctor Laínez, te recordaremos siempre.

septiembre 7th, 2016 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – La investidura a Presidente de Gobierno, después de los fracasos, Derechas e Izquierdas, sería viable con un candidato de gran solvencia, ajeno a los partidos por la poca valía mostrada por sus dirigentes, y apoyado mayoritariamente por los diputados de la Cámara Baja. Día que transcurre, se constata más el grado de estulticia que domina a nuestra sociedad y se llega a esa conclusión cuando se escuchan las múltiples frases que utilizan los políticos en sus intentos de establecer relación con la ciudadanía. Si esos discursos son machacones, vacíos de ideas, sin argumentos claros en aras de las necesidades del país, no cabe otra conclusión que la señalada, al no provocar en cadena una queja generalizada o un golpe en la mesa con un “¡basta ya!” para ser más gráficos en la repulsa. Sant Cugat, Barcelona (España), miércoles 7 de septiembre de 2016. Fotografía: Los candidato de los principales partidos y coaliciones que intentan acceder al gobierno del Reino de España, Mariano Rajoy Brey (i, pp), Pablo Manuel Iglesia Turrión (C-arriba, Podemos), Albert Rivera Díaz (C, abajo, Ciudadanos) y Pedro  Sánchez Pérez-Castejón (d, PSOE). Archivo Efe.

Seguimos abstraídos en el trabajo o aún en unas jornadas de descanso, ajenos a los movimientos teatrales que emplean tanto unos como los otros del arco parlamentario. ¿Qué nos ocurre? a lo mejor es que conviene más que se dediquen a sus representaciones escénicas para ganarse el sueldo, que a complicar nuestra vida cotidiana; reflexión inusitada a la que llegan aquellos cuantos que aún les preocupa lo que ocurre en las esferas del poder político.

Los avances tecnológicos nos abren nuevos espacios de comunicación y de información, que colocan al hombre en una situación inmejorable para tener a su alcance lo que ocurre en el mundo o para conocer al instante la opinión de algún notable en el campo de la ciencia, de la cultura o de la política. Pero siempre hay un exceso si no se sabe administrar con equidad y ética. Todos, en estos últimos tiempos, tanto los medios informativos, personajes, personajillos, como los ciudadanos de a pie se han lanzado a una carrera vertiginosa para ver quién llega antes a conocer o a dar la noticia. La noticia que es una, incuestionable, acompañada de imagen o no, puede verse suavizada, acentuada y manipulada de tal forma que no se alcance a reconocerla de cómo fue en origen, en el momento de ofrecérsela al usuario. Es lógico en parte que el medio empleado para transmitirla le dé un matiz pero de eso a maquillarla con intención de alcanzar un fin ajeno a lo que plasmaba el hecho o la opinión dada, raya en la inmoralidad informativa. En un sistema parlamentario democrático las libertades, la acción política y la información deben alcanzar un equilibrio tal que permita captar la realidad lo más cercana a ella misma. Uno de los requisitos previos imprescindibles, salvando el acatamiento de la ley, piedra angular de la democracia, es alentar el principio de libertad que el individuo debe gozar para desarrollar su albedrío.

Cuando con la palabra no se atina a responder con total honestidad a través de los medios, sean oficiales, públicos, de entidades o de particulares y no se sabe distinguir el bien del mal ante hechos de vital importancia, el diagnóstico es que esa sociedad ha caído por malos usos en un estado enfermizo de inhibición. Sólo se oyen las voces de los políticos pontificando sobre cualquier tema y un ejemplo claro es la oposición que han mostrado algunos de ellos a la sentencia de los jueces sobre la inhabilitación de Otegi. Se les ha permitido un exceso de protagonismo que sumado a una falta de formación y a un sectarismo ideológico con acentos totalitarios, ha dañado la convivencia democrática. Toda acción humana en libertad necesita unas referencias exteriores legales, éticas o intelectuales, dispuestas a enmendar cualquier desvío posible sea por negligencia, por deliberada intención o por equívoco. Estamos faltos de esas regulaciones precisas para enderezar el diálogo parlamentario, el entendimiento político sobre las mínimas cuestiones básicas, que las hay por mucho que algunos se empeñen en negarlas, y sobre todo faltos de valores para rechazar las frases opuestas a los principios morales que deberían cuidar las relaciones en una sociedad libre. De ahí nacen muchos de nuestros problemas al arrinconar esas normas de humanización sin querer saber el porqué son necesarias, en cambio en su lugar nos hemos saciado de  frases huecas y en el peor de los casos dañinas, que dan al traste con la grandeza del individuo. Al dirigir mal el voto o por votar a los que las manifiestan, estamos permitiendo a individuos faltos de principios, estar presentes o aspirar a estar en los puestos de representación política.

Los recientes movimientos en el ámbito oficial nos han permitido conocer: un acuerdo firmado entre dos formaciones el PP y C’s. Los medios de comunicación y las tertulias han estado centrados únicamente en indicar quién de los dos partidos ha salido triunfador en la firma del acuerdo, el del señor Rivera “el regenerador” o el del señor Rajoy que ha conseguido dulcificar las exigencias propuestas, entre las que se encontraba el inicio de la despolitización de la Justicia, por cierto incluida ya en el programa popular y defendida por el ministro, señor Gallardón, pero nunca llevada a la práctica a pesar de la mayoría absoluta obtenida en las elecciones del 2011. La realidad del momento nos obliga a comprender que el interés estaba en si era bueno para la estabilidad del país el acercamiento de los dos partidos, y no en la apuesta periodística de conocer la fuerza política que podría vanagloriarse del apretón de manos. Falta un proyecto de Nación: entre los ciudadanos por no vivirlo en las instituciones o por no haber tenido la oportunidad de descubrirlo en los planes educativos, que han vaciado o reducido el aprendizaje de la Historia, y entre los políticos por no tenerlo claro o aún teniéndolo, es “más importante” para ellos mantener el poder aunque les obligue a pactar -contra natura- , que ser un leal representante de la unidad de España y de la convivencia. En ese acuerdo de mínimos, no basta saldar el problema con decir que se defiende la integridad del País. Estaba ausente la referencia a la sedición gestada desde las instituciones en Cataluña y a las medidas legales para abortarla, la retirada de las responsabilidades políticas a los que han realizado los actos de vulneración constitucional.

Un discurso de investidura plagado de recovecos retóricos de bajo tono e inspirado en un país desconocido si exceptuamos la mención realizada en el último momento a la unidad de España, puesta en peligro. El hemiciclo presidido por la señora Pastor, los diputados de las distintas opciones, el pueblo a través de las cámaras televisivas y el candidato en la tribuna, requería una oratoria más emotiva y una propuesta más pegada a la realidad. A punto de terminar el discurso, se enfrentó el Presidente en funciones a uno de los problemas más serios, la situación involucionista en Cataluña. No mencionar la ausencia de libertad en las instituciones, en los medios informativos, en la escuela, en el trabajo, le permitió dibujar un retrato idílico de la Comunidad catalana. Enfatizó la ayuda que desde el Gobierno se ha prestado a todos los catalanes, cuando la realidad le desmiente pues ha tolerado que las autoridades educativas de la Generalidad impidan escolarizar a los estudiantes en español como lengua vehicular en los colegios públicos y concertados, a pesar de las sentencias de los tribunales a favor de ese derecho. Un derecho también vedado a todos los restantes españoles ya que obstaculiza la movilidad de las familias por todo el territorio nacional a no ser que se plantease el cheque escolar para que la libertad guiase la elección de centro educativo; el señor Rajoy valora únicamente la ayuda en el dinero, no en defender los derechos individuales y el respeto a la ley. En síntesis, un discurso plagado de argumentos autodefensivos y no de una clara provisión de medios para acometer todas las reformas imprescindibles.

Una intervención posterior de los distintos portavoces, de muy diverso color, plagada de frases mitineras, jocosas, broncas, con momentos de calidad parlamentaria en algunos de los políticos, pero lamentablemente no fue la escena de un debate de investidura con intención de continuidad democrática, más bien parecía en algún momento una subasta de territorios pujando cada político nacionalista por su terruño. La rúbrica por parte de los secesionistas fue la irónica referencia a la Nación española y  la falsa afirmación dada por el nacionalismo vasco “La Nación Vasca es más antigua que la Nación Española”. Los dislates siguen al alza.

La sesión parlamentaria se cerró con un NO mayoritario, y fuimos emplazados a una nueva intentona de apoyo al candidato a la investidura. Unos días de plazo destinados a jalear, jugar y hacer burla de la soberanía nacional. Luego otra negativa se sumó a la primera y continuó la farsa.

El sufragio ciudadano no decide quién o qué partido estará al frente del Ejecutivo, son los grupos ideológicos los que indican la dirección de los distintos gobiernos, dándose el caso que en ocasiones resulta contrario a la opción más votada. Una Democracia secuestrada por unas élites que controlan a los partidos, marcan los puntos programáticos y toman las decisiones que incidirán en nuestra vidas, sin tener en cuenta en muchas ocasiones las necesidades de la ciudadanía.

Buscar un puesto de trabajo, esforzarse en cumplir con él si se consigue el contrato, pagar impuestos, mirar con cierta preocupación el futuro, es propio de los ciudadanos. Los políticos son una “especie” distinta, con menú a la carta. Redactan leyes que les excluye de ciertas obligaciones, montan sociedades en un marco legal opaco, paraísos fiscales y por si acaso falla, herencias recibidas de padres o familiares. Las pantallas de los informativos audiovisuales reflejan con toda claridad a lo que se dedican. Están ya, después de finalizar la comparsa parlamentaria , en campañas autonómicas y posibles generales. No nos faltan los encuadres televisivos, antaño las fotos de familiares o de compañeros de profesión en una estantería o pared de nuestra casa, ahora el de tal o cual partido con el líder delante, rodeado por los figurantes de turno, cumpliendo la ley de paridad, todos “guaperas”, con la frase preparada para el minuto de entrada en antena; si el acto se realiza en un municipio mediano o pequeño, de fondo se seleccionan espacios naturales, árboles, césped al estilo bucólico, por el contrario si es en un espacio urbano, coches en movimiento y viandantes dirigiéndose a sus mil quehaceres, y ellos allí para el instante de gloria en las ondas y media hora más para unos cuantos militantes. El coste es desmedido entre la tarima, el atril, los paneles del logotipo o de la foto del jefe de filas, altavoces, sillas e infinidad de artilugios. A todo esto repetido muchísimas veces, hay que sumar el gasto del día electoral.

La investidura a Presidente de Gobierno, después de los fracasos, Derechas e Izquierdas, sería viable con un candidato de gran solvencia, ajeno a los partidos por la poca valía mostrada por sus dirigentes, y apoyado mayoritariamente por los diputados de la Cámara Baja. Emprender el funcionamiento democrático, realizar las reformas necesarias para apuntalar con firmeza el Estado de Derecho, salir del pozo en que nos hemos metido y retener firmemente en la memoria que en nosotros descansa la Soberanía, sería el camino para recuperar la ilusión perdida y poder llegar a ser una sociedad viva, responsable y eficaz.

julio 21st, 2016 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – A nivel institucional ha empezado el trámite de investidura, un periodo de contactos -¿qué te doy y qué me das tú?- proceso que si se ciñese a las variables posibles de gestión y a las grandes reformas que requiere el sistema, sería notable y correcto. Pero si entra en trapichear con valores fundamentales de la Constitución, será negativo por romper todos los esquemas de la legalidad (…). Seria dinamitar a España. Barcelona (España), jueves 21 de julio de 2016. Fotografía: Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Archivo Lasvocesdelpueblo.

La corrupción está presente, nos acompaña a todas horas, la información periodística nos la sirve en exclusiva, supuestas filtraciones, como si los delitos no pudieran tramitarse por los cauces legales al uso y tuvieran que ir por los derroteros del que le interesa darlos a la carta y con eclosión mediática. La corrupción es en sí negativa, un daño profundo a la sociedad y sobre todo cuando se institucionaliza. Muchas denuncias publicadas en libros, en artículos, mencionadas en debates, en tertulias pero la única respuesta ha sido un silencio profundo o en todo caso se han abierto diligencias que han quedado en nada, impunidad absoluta, y de vez en cuando alguna condena que pronto encuentra su correspondiente indulto. El delito si no se ataja, no queda limitado a lo que le ha dado origen, en nuestro caso enriquecerse a través de la acción pública, sino que se extiende y daña los resortes morales de las personas, de los políticos, de los partidos, de la Administración y de las más altas instancias del Estado.

A nivel institucional ha empezado el trámite de investidura, un periodo de contactos -¿qué te doy y qué me das tú?- proceso que si se ciñese a las variables posibles de gestión y a las grandes reformas que requiere el sistema, sería notable y correcto. Pero si entra en trapichear con valores fundamentales de la Constitución, será negativo por romper todos los esquemas de la legalidad. Ya no es un millón de euros, de tres, de cinco, sería la venta de los principios que dan sentido a la democracia, sería dinamitar a España. Y nadie se mueve, ni el fiscal general, ni el Tribunal Constitucional, ni el Superior de Justicia ante las continuas embestidas secesionistas. España no tiene en el Parlamento un partido que la respete tal cual reza la Carta Magna en el título preliminar pues algunos hacen cábalas sobre lo que ha sido, lo que es o lo que será como si tuvieran derecho a destruir el patrimonio heredado de muchas generaciones; otros dicen respetar su unidad pero cuesta entenderlo cuando no se defienden sus elementos identificativos entre los que está la lengua española, proscrita en amplias zonas del país desde que los nacionalistas alcanzaron el poder en algunas autonomías; escuelas, televisiones, radios, rotulación callejera, folletos oficiales, información hospitalaria, comunicados de distintos organismos, todo aquello que recibe subvención de la administración correspondiente deja de usar la lengua que nos une a todos, que nos permite comunicarnos y que a la vez nos hermana con muchos países del mundo. En bastantes ocasiones, desde la tribuna del Congreso de diputados se han jaleado frases despectivas contra la Nación y se ha alentado a su ruptura sin que los organismos competentes aplicasen la legalidad correctora.

De estos incumplimientos deriva el expolio a los ciudadanos de sus derechos fundamentales; muchos se ven obligados a sentirse marginados, en primeras instancias por la ley electoral, pero luego, a ello hay que sumar el olvido premeditado del poder, al no defenderlos, al considerarlos moneda de cambio para presidir el ejecutivo; barceloneses, mallorquines, valencianos, ejemplos de los muchos que son. Y en las entrevistas que requiere el posible apoyo al ejecutivo del señor Rajoy, ya se empiezan a barajar concesiones a los que su única preocupación es medrar a toda costa, prosperar social, laboral o económicamente al amparo de destruir la unidad nacional, sin tener en cuenta el candidato a la presidencia las consecuencias tan dañinas para la democracia, para los ciudadanos y para la paz social que han reportado estos oscuros manejos en anteriores legislaturas.

En un país normalizado no se cuestiona la estabilidad económica y social, mientras que aquí lo que le preocupa a los “servidores públicos” es su entorno personal y de grupo. Sería satisfactorio el apreciar que la toma de decisión de apoyo o no a la investidura fuera por el interés nacional, en cambio las señales muestran todo lo contrario y las razones que se dan rayan en el ridículo. El Parlamento es una palestra para dar puñetazos por doquier, en vez de un espacio adecuado a la gobernabilidad. Esta anomalía nos lleva a oir disparates tales “el PSOE y el PP son incompatibles como el aceite al agua”, frase que crea confusión en la ciudadanía, e impacta con efectos perniciosos en los que se mueven sólo por impulsos; dos partidos que han ostentado el gobierno, que saben de la responsabilidad de dirigir un país, siempre tienen un espacio de encuentro, el respeto a la legalidad vigente y la defensa de la nación española, aunque discrepen en los medios para conseguir el bienestar social. Cada vez son más las personas que excluyen de las conversaciones los temas políticos. Los arrinconan en el trastero con la intención de no provocar divisiones en la familia, tibieza en las amistades y encono entre los compañeros de trabajo. Situación fomentada por frases igual o parecidas a la expuesta más arriba.

La sociedad si desea conseguir normalidad en el funcionamiento, encontrar soluciones posibles a los retos y por encima de todo crear espacios alternativos a la política oficial, ha de fomentar la libertad de las personas; ellas tienen que participar en la búsqueda de soluciones para que luego las fuerzas políticas las ajusten a las ideologías y con la ayuda de los técnicos las perfeccionen, les den viabilidad y rentabilidad. Es imperdonable consentir que el ciudadano sea un simple espectador y un consumidor a ciegas. Si eso es así, más cierto es que los mejores individuos de cada sector profesional deberían postularse para dirigir las instituciones, para representar en los foros internacionales al país. Conseguir las dos propuestas, implica poner los medios adecuados; por una parte incentivar al ciudadano a ser protagonista digno y por otra remunerar con holgura al que por un afán de servir se ofrezca a tal noble tarea. Estas son piezas fundamentales para recuperar España.

Basta con observar otros comportamientos en Europa para comprender la imperiosa necesidad de retomar la dinámica del nuestro. Por encima de la crisis que ha vivido el Reino Unido -un referéndum controvertido, la dimisión del presidente del gobierno, la rectificación de discursos de los más importantes defensores del no a la UE, la movilización de los ciudadanos que quieren seguir en la situación anterior- lo más importante ha sido la pronta elección de una sustituta para ocupar la sede del primer ministro. Seguir adelante y todo en pocas fechas.

Aquí nos lo tomamos con una parsimonia desesperante, no importa la pérdida de tiempo, la inmovilidad institucional, la falta de inversiones posibles, los gastos en sueldos sin trabajo realizado, el coste de la repetición de las elecciones, y todo ello con la irrisoria imagen de los diputados elegidos, en reuniones, en encuentros con el flash de las cámaras fotográficas, en ruedas de prensa, una plataforma propagandista de sus figuras y discursos engañosos. El acto cotidiano en política ha sido la hipócrita dialéctica, el uso de datos falsos y la ausencia de dimisiones; es de admirar que haya más allá de nuestras fronteras una predisposición a dejar los cargos a la mínima aparición de sospecha de corrupción y sobre todo al descubrir la mentira en labios de los que deben dar muestra de la ética más exquisita.

El dilema es estar a las puertas de una posible investidura en precario, sin programa de reformas aún y con comunicados a los medios, repletos de concesiones sociales pero sin explicar cómo las podrán llevar a término. La deuda es tan descomunal que requiere una pronta reducción de la estructura del Estado, en cambio los políticos siguen ocultando esas cifras y llenan sus arengas con las muchas partidas económicas que destinarán a esos delirios sociales.

Europa ha vuelto a sufrir el latigazo terrorista, muchas víctimas inocentes, entre ellas niños a los que no han sabido proteger los poderes públicos. Este grave problema, ya  lleva meses mostrando su más terrible rostro, y poco se ha hecho o por lo menos no han calado hondo las medidas a tomar. Un modelo de convivencia que tiene como piedra angular la libertad y la ley, exige un instante para reflexionar: La libertad para pensar, valorar, decidir, para escuchar e intentar comprender, pero también para poner los medios que impidan la gestación de espacios de radicalismo, de violencia irracional y de odio a nuestra cultura, a nuestros valores; La ley para permitir la convivencia y la solidaridad, para garantizar la igualdad de todos sin exclusión alguna, siempre que la acaten.

Tampoco ha entrado este grave problema en el debate político, no conocemos los máximos y mínimos que defiende cada uno de los cuatro líderes con más opciones. Vamos a ciegas y luego surgen los desengaños y lo peor es que no hay en ocasiones remedio. Después, todos los aprendices a político han hecho acto de presencia en el minuto de silencio, han pronunciado palabras de repulsa al atentado, han ocupado su lugar ante las cámaras, hasta sus atuendos estaban ajustados al luto ambiental. Horas más tarde contradicción absoluta, se tilda a esas masacres de actos delictivos y en aras de la tolerancia se descarta tomar medidas para atajar la siembra de la barbarie.

En las circunstancias más fáciles y en las más tensas que son constantes en la sociedad, la política y los candidatos a ella han de estar a la altura exigida, y si se equivocan deben retirarse a tiempo, es la gallardía del responsable y la salvación de todos nosotros.

julio 3rd, 2016 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – Ahora necesitamos un presidente con un proyecto claro de la Nación Española, con voluntad de encarar la corrupción, de acatar la ley y hacerla cumplir. Puede parecer simple, pero la experiencia nos indica lo complejo que es. Ninguno de los líderes propuestos cumple con el primer requisito, en ningún momento se les ha oído plantearlo con claridad (…). El señor Pablo Iglesias nunca ha ocultado su hostilidad, insultos a los símbolos y compañas pro-etarras dan testimonio. Barcelona (España), domingo 3 de junio de 2016. Fotografía: El dirigente extremista podemita, Pablo Manuel Iglesias Turrión (i) junto al presidente separatista catalanista, Carles Puigdemont Casamajó (d) durante un encuentro en el Palacio del gobierno regional de Cataluña. Archivo lasvocesdelpueblo.

Por dos veces los colegios electorales están cerrados, la ciudadanía con el cómputo de los votos en su poder, las televisiones colapsadas por tantos datos emitidos y los partidos políticos empeñados en buscar aclaraciones a sus escaños. La realidad es implacable: tiempo perdido, dinero gastado y lo más irritante el país a la espera otra vez de una sesión de investidura.

La última fase de la reflexión es aplastante, no por no ser esperada sino por la claridad con que manifiesta el deterioro de la democracia en España. El sistema participativo tiene como premisa máxima que el individuo exprese lo que quiera, lo que decida, lo que anhele, siempre ajustado a la ley y puede hacerlo a través de los medios establecidos: manifestaciones, concentraciones, asociaciones reivindicativas, artículos, recogida de firmas y el voto que se puede emitir a nivel local, autonómico y nacional.

No hemos reaccionado ante todos estos hechos, hemos mirado hacia otro lado y hemos preferido que los graves problemas los encarasen los políticos

En los últimos días anteriores al 26J, debilitado el huracán de las encuestas, planeó sobre la voluntad de los ciudadanos mensajes por correo electrónico o por WhatsApp para dirigir el voto. Procedimientos que siendo legales, pretenden falsear la libertad del individuo en su deber al sufragio. Cada vez es mayor la intención de dirigir la participación ciudadana con los procedimientos mencionados, a los que han precedido programas televisivos que no ofrecen más que una imagen distorsionada de la política.

La soberanía reside en los ciudadanos, imprime deberes y derechos, colaborar con la sociedad, al mismo tiempo que recibir de ella reconocimiento. España que celebró con ilusión la llegada de la democracia, una ciudadanía que quiso poner fin a los bandos hostiles, que quiso homologarse con el resto de Europa, tendría que haber sido apoyada y bien representada por sus políticos cuya noble labor era administrar con honestidad y tesón. Pero si fue así durante un tiempo, luego el modelo bipartidista, creado para facilitar el sistema de turno y dar estabilidad, fue corrompido por los mismos protagonistas al hacer de él un camino de trapicheos económicos y de prevaricación. No queda aquí los desmanes, han alcanzado hasta los cimientos de la seguridad del Estado, el Ministerio del Interior.

Desde el uso del dinero de los fondos reservados para montar el GAL, con la intención de eliminar el terrorismo no por el camino de la ley sino por los mismos métodos usados por los violentos, el asesinato; la manipulación en vísperas de unas elecciones generales, el atentado del 11M que tiró por tierra la continuidad del PP en el poder: Unos trenes destrozados, víctimas inocentes, manipulación de pruebas, medios de comunicación al servicio de poderes oscuros y un vil eslogan «No Nos Merecemos Un Gobierno Que Nos Miente»; hasta el Chivatazo del bar Faisán, las muchas escuchas y expedientes judiciales filtrados, casos delictivos muy graves y ralentizados en los juzgados, otros hinchados por intereses políticos y por último, antes del domingo 26 de este mes volvimos a encontrarnos en un idéntico escenario, unas elecciones en puertas y un gran escándalo de escucha ilegal al ministro señor Jorge Fernández.

No hemos reaccionado ante todos estos hechos, hemos mirado hacia otro lado y hemos preferido que los graves problemas los encarasen los políticos sin preocuparnos las sendas escogidas. Reconocer no haber cumplido con la responsabilidad a la que todos estamos obligados, es el primer paso para emprender una salida a la grave etapa en la que está nuestra democracia. Somos un pueblo con suficiente andadura participativa y madurez democrática para haber descubierto que el método de aprendizaje para ejercer la soberanía es dedicar unos instantes a revisar la acción de los distintos partidos, tengan cotas de poder o no.

En eso se ha fallado y la consecuencia ha sido el voto preparado en escenarios televisivos: creer que la cercanía de un político se mide por la cantidad de besos que reparte en los mítines, congresos o paseos callejeros, estar en programas de máxima audiencia, bailar, reír, tutear, ir en mangas de camisa, indicar el periódico que lee, el deporte que practica, lo que come, dejarse acompañar por su esposa de simple adorno estético sin existir la réplica, un politico mujer en compañía de su pareja.

Ahí está nuestra meta, sumarnos a la propuesta de afianzar la Europa de las Naciones-Estado, la que han abandonado los burócratas del Parlamento de Bruselas

Europa, hija del rey de Fenicia, era de una belleza deslumbrante. El dios Júpiter al verla decidió raptarla. Para realizar tal deseo, se transformó en toro y cuando ella observó el porte dulce y atractivo del animal , su gracia y su tierno mugido, se atrevió a subir sobre sus espaldas. En ese mismo momento el animal empezó a correr y se lanzó al agua. Ella se lamentó largamente y se le contestó “debes hacerte digna de tu elevada suerte y de hoy en adelante una parte del universo llevará tu nombre” -resumen de un fascinante mito que encuadra o facilita afrontar los hechos acontecidos en nuestro continente-. El Reino Unido decidió por poca mayoría salirse de la Unión Europea. Muchos titulares de los medios de comunicación han definido muy negativa tal decisión, y la mayoría de nuestros políticos han pronunciado “más Europa” como respuesta. Todo sin argumentos, sin estar seguros de a qué aspiran. Lo único claro es que el referéndum realizado fuera de nuestras fronteras ha podido influir en el resultado de las elecciones generales. Si se quiere estar o no se pretende estar, hay que expresarlo con claridad y también cómo hacerlo para ser coherente y honesto con los ciudadanos; organizar mejor la política interior requiere tener claras las ideas en relación a Europa. No es lo mismo una Europa que debilite la soberanía de los Estados que la constituyen, que una que se dedique sólo a desarrollar el ámbito económico-mercantil y el de defensa.

Somos ya Europa y hemos sido uno de los artífices de ella , por lo que no nos tenemos que dejar embaucar por los que nos venden el continente como algo ajeno a nosotros y por lo tanto que nuestra única alternativa está en someternos a las directrices de los países más potentes, pero tampoco debemos aceptar los reclamos radicales de los que la rechazan por ser, según ellos, espacio del capitalismo más aberrante y también hemos de dejar de oír los aplausos de los que la invocan con gran entusiasmo al creer que con la disminución de la soberanía de los Estados, se conseguirán los proyectos nacionalistas. Ahí está nuestra meta, sumarnos a la propuesta de afianzar la Europa de las Naciones-Estado, la que han abandonado los burócratas del Parlamento de Bruselas.  La renuncia de uno de sus miembros, el gran problema de la emigración en el marco de la grave crisis económica que padecemos, nos permite plantear una nueva reestructuración y rectificar los fallos cometidos. Los candidatos a cubrir un escaño en la Cámara europea deben ser competentes y capaces de defendernos por encima del bloque político al que estén adscritos. Es el momento para afianzar nuestra presencia en la Comunidad Europea y conseguir lo que merece España. No por un trasnochado patriotismo debemos aspirar a tener una presencia relevante, sino por ser un país de los importantes en el continente y sobre todo porque nuestra juventud merece participar en esa gran Europa de las libertades.

Por ahora el examen de los candidatos es inviable, las muestras están contaminadas

Ahora necesitamos un presidente con un proyecto claro de la Nación Española, con voluntad de encarar la corrupción, de acatar la ley y hacerla cumplir. Puede parecer simple, pero la experiencia nos indica lo complejo que es. Ninguno de los líderes propuestos cumple con el primer requisito, en ningún momento se les ha oído plantearlo con claridad. El señor Rajoy con cuatro años de Gobierno no ha ejercido ni cuando se ha pitado el himno o al rey, ni cuando el tribunal de Estrasburgo ha dictado sentencia, ni cuando se ha formulado una clara secesión ilegal. El señor Pedro Sánchez tampoco, pues por estar obligado a afianzar su liderazgo, hace de mercader esgrimiendo el concepto federal, afirmando la singularidad de Cataluña y al mismo tiempo saliendo a  escena con una bandera española descomunal de fondo. El señor Pablo Iglesias nunca ha ocultado su hostilidad, insultos a los símbolos y compañas pro-etarras dan testimonio. El señor Albert Rivera entre el Centro-Derecha y Centro-Izquierda, busca el voto moderado de CiU y se postula como un catalán para reformar España, indefinición total. Por ahora el examen de los candidatos es inviable, las muestras están contaminadas. Contaminación creada por interés de una minoría que aún no ha asumido la evolución de los tiempos, un clasismo que el proceso histórico ha derribado y quienes lo ostentan son reacios a aceptar la libre competencia. Ahí está la tan aireada singularidad o la identidad. Una falacia, un engaño , un fraude, una trampa que un buen presidente debe saber desmontar y la ley es el instrumento.

Se requiere gobernante -honesto, inteligente y valiente -. No es poca cosa.

mayo 3rd, 2016 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – Si la educación tiene como objetivo el pleno desarrollo de la personalidad humana, según consta en la Constitución, y si los resultados académicos nos indican al día de hoy, dos realidades incuestionables: el alto fracaso escolar por un lado y por el otro el bajo nivel de comprensión lectora junto con una deficitaria capacidad de cálculo, nos encontramos con una realidad evidente, hemos fracasado. Barcelona, 3 de mayo 2016. Fotografía: Alumnos en un colegio durante la huelga educativa del pasado 24 de octubre 2013. La CE alerta a España de los recortes en Educación y de los retos ‘agravados’ por la crisis. Archivo Efe.

Cabe revisar lo que se ha realizado en este ámbito. A lo largo de todo el periodo democrático ha habido un único sistema educativo, el del

Ana María Torrijos. Lasvocesdelpueblo

Ana María Torrijos. Lasvocesdelpueblo

gobierno del señor Felipe González -un igualitarismo a la fuerza y una falsa compensación ante la desigualdad existente en la sociedad-. Con esta obsesiva intención ideológica se implantó una norma, la constante supresión de exámenes y suspensos, al mismo tiempo que se alentó a la no repetición de curso al grito salvador de “progresa adecuadamente”. Se descartó el concepto de autoridad, pilar fundamental del docente ante el alumno, y se dio paso a la palabra “colega”; el profesor ya no impartió lecciones del saber, desde ese instante se convirtió en un amiguete al frente de un aula llena de jóvenes, la mayoría dispuestos por decreto ley a no realizar esfuerzo alguno. El profesor poco a poco llegó a ignorar lo que debía enseñar.

Pero para conseguir este plan se modificó lo que aún podía impedirlo, los contenidos. Los alumnos, superarían curso y conseguirían, con capacidad o no, un título universitario; esa idea indujo a eliminar materias académicas. Las más sacrificadas fueron las Humanidades, la literatura, el arte, la historia, las asignaturas que forman a la persona y que le permiten tener criterios firmes. La filosofía, disciplina orientada a hallar respuestas y sobre todo a construir preguntas en un mundo tremendamente complicado, fue reducida a lo mínimo. En aras de no agravios comparativos entre los alumnos, en la etapa obligatoria prolongada hasta los dieciséis años, se descartó cualquier dificultad matemática y las complicadas estructuras gramaticales del latín. A toda esta desenfrenada locura intelectual, se incorporó también “el igualitarismo” para el acceso al cuerpo docente, al descartar el mérito y la calidad.

Un lenguaje adaptado al “buenismo” empezó a llenar la dialéctica educativa: oficinas de garantías lingüísticas, agrupaciones flexibles, esfuerzo compartido, comisión de expertos para la prevención y resolución de conflictos, mediador didáctico, atención a la diversidad, adaptación curricular personalizada, promoción automática, comprensividad. Muchas decisiones erróneas se fueron tomando a medida que el proceso avanzaba. El resultado es que en estos momentos hay una mayoría de jóvenes sin formación laboral específica y otros con título universitario desvalorizado por no exigirles, al incorporarse a la facultad, un expediente curricular bueno, ambos grupos destinados al paro.

España es uno de los paises de Europa que más invierte en enseñanza y parece increíble que tengamos ese panorama tan desolador.

Con la implantación de las sucesivas fases de la reforma, surgieron grietas y para taparlas se pusieron parches con la única intención de salvar el sistema; el proyecto de la izquierda no podía fracasar y por mucho que los gobiernos de la derecha intentaron diseñar otro modelo, nunca pudo salir adelante pues los únicos legitimados para liderar la cultura era la fuerza política socialista. Y la sociedad tragó sin reaccionar, era cómodo callar y no ser tachado con calificativos desmoralizadores. Las víctimas fueron nuestros niños y nuestra juventud. A este páramo educativo hay que sumar las especificidades lingüísticas de las comunidades bilingües con su decreto de inmersión, obligatorio y excluyente de la otra lengua cooficial, el español y además con un dirigismo doctrinario nacionalista que rompió cualquier intento de formar en libertad, y el maestro el lacayo de la deriva.

Para ir redondeando el modelo al servicio del sectarismo ideológico, se le privó de los valores imprescindibles en el aula : el esfuerzo, la responsabilidad, la disciplina, el estudio, el compañerismo, el respeto, la abnegación. Ausencias que culminaron en la renuncia del alumno a desarrollarse, a progresar en las distintas facetas personales e incluso a destacar en relación a los demás. De este cultivo únicamente pudo resultar una sociedad desorientada, una sociedad maleable para que no prime el aprendizaje teórico, que es exigir al alumno adaptarse a los conocimientos, sino para que consienta un aprendizaje doblegado a la idiosincrasia del estudiante e instrumentalizado en aras de alcanzar el igualitarismo. Falso igualitarismo por no ser en oportunidades, tan sólo es igualitarismo en el bajo nivel de formación académica. Las clases pudientes son las que pueden elegir centros de pago para acceder a la enseñanza de calidad, que les permitirá ocupar los mejores puestos directivos de la sociedad. Constata esta afirmación el que los hijos de los políticos y sobre todo los de los llamados progresistas, defensores a ultranza del deficiente programa educativo vigente en España, son escolarizados en centros de élite y realizan el master adecuado para alcanzar la formación que sus padres les niegan al resto de la población y sobre todo al sector más desfavorecido por su nivel económico.

No se han puesto límites al comportamiento del alumno y se ha generado una persona incapaz de tomar en serio sus obligaciones con la sociedad. No tener conciencia de la cultura en la que vivimos, con la que nos hemos conformado como individuos y como pueblo, hace muy difícil tener las referencias imprescindibles para saber los principios que mueven la Democracia, el modelo político vigente:

1.- La cultura y la educación son los instrumentos más necesarios para que el hombre desarrolle mejor sus aptitudes y rompa el concepto de clase que imperaba en otros momentos históricos.

2.- La conjunción de derecho y ley con la intención de limitar la intervención excesiva del Estado sobre la vida de los ciudadanos, dará mayores cotas de decisión.

Los Diputados, gobierno y oposición, están obligados a dejar contiendas partidistas y desarrollar un modelo educativo de calidad al servicio de la ciencia y sobre todo de los ciudadanos. Los valores superiores que afirman defender, que son la libertad, la justicia y la igualdad, se harán realidad si se consigue un gran pacto educativo, digno y fecundo. Nos lo merecemos.

febrero 2nd, 2016 by lasvoces

Cruciales son los días y las semanas próximas para el futuro de España

La vanidad facilita anunciar reflexiones y planteamientos muy poco coherentes. Una predisposición humana como ésta, puede ser no arriesgada cuando las consecuencias son leves, en cambio adquiere tintes dramáticos cuando son desestabilizadoras. En política son frecuentes los actos vánales sin previa

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

valoración, es más rentable encandilar al súbdito que alentar al ciudadano a meditar sobre lo que puede ser más beneficioso. Barcelona, 2 de febrero 2016. Artículo de Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Fotografía: Una mujer con una bandera de España en una plaza de la patria española. Foto Buscatrabajo.org.

Una actitud que está de moda y que se pretende acuñar como parcheo a todos los problemas que estamos obligados a soportar, es el mantener el falso debate “la nueva política mejor que la vieja política”, “los políticos jóvenes más reconocidos que los de más edad”, con un sibilino planteamiento para descartar sin exclusión todo lo hecho antes e incluso la transición democrática, y además a todos los que han participado hasta este momento. Las soluciones exitosas no dependen de la edad sino de la inteligencia y en esta tesitura la realidad presente no dista tanto de la del pasado: mismos agentes, los hombres, y mismas tensiones, las grandezas o mediocridades humanas; no cabe justificar nuestra vanidad blandiendo en voz alta el desarrollo científico y tecnológico del momento actual, pues sólo es un simple espacio en el que nos movemos, contando en primer término los sujetos y sus sensibilidades íntimas.

Plutarco, siglo I d. JC, en la Roma imperial, manifestó” el verdadero destructor de las libertades del pueblo es aquel que reparte botines, donaciones y regalos” sabia afirmación en el momento histórico que la vio nacer, pero incluso ahora está vigente y es necesaria para comprender los importantes errores que se han cometido, errores que han deteriorado la política al desvirtuarla en su esencia.

Los partidos han dejado de ser plataformas de ideas, proyectos serios y viables, para trufarse de innumerables concesiones a favor del votante. La facilidad con que se juega con el dinero de los presupuestos al hacer creer a una parte del electorado que todo es gratis, cuando en realidad sale de los impuestos, inyecta en la masa social una actitud soterrada de dependencia. El populismo está calando y es debido a la falta de pluralidad informativa que reina en las televisiones de mayor audiencia, altavoces de propaganda de masas, pero hay otro factor importante que agudiza la situación, la baja calidad del modelo educativo. No se educa ni se informa al ciudadano para que en parámetros de libertad pueda discernir lo adecuado en cada momento.

Si con espíritu curioso repasamos los” discursos recientes”, de dos años hacia aquí, son visibles los engañosos favores que están dispuestos a ofrecernos: todos por el simple hecho de vivir, tenemos derecho a un salario, a una vivienda, al suministro de luz, agua, gas, a la plaza escolar, a la universidad, sanidad y dentro de poco a un coche de gran lujo y a vacaciones en el Caribe, eso sí, todo gratis, el maná bajará del cielo, mejor dicho, para ajustarnos más al lenguaje laico de lo políticamente correcto, descenderá del espacio con platillo volante incluido. Dicho así parece un guion de una farsa literaria, cuando en realidad es una descripción sin engaños y sin analgésicos atenuantes. Te seducen con falsos espejismos, que después has de pagar con el IVA, con el IRPF, con el IBI, con los impuestos camuflados en la gasolina, en la factura de la corriente eléctrica y con otras muchas más sangrías. Pero gran parte de la población o no quiere o no alcanza a saber que de esos euros recaudados, se pagan sólo algunas prestaciones sociales, pues antes se ha de cubrir las sisas que se dispensan a sí mismos los representantes públicos.

Desde que fue escrito el Lazarillo de Tormes muchos siglos han pasado, los suficientes para haber aprendido los españoles a ser honrados y en especial los representantes públicos. Constatamos que no hay enmienda, continuamos pagando un peaje mortal, la drávida al “listillo de turno” y sonreímos cuando el operario nos camufla el pago de un arreglo sin factura, no percatándonos de que incentivamos con este gesto a los ladrones de guante blanco, los que ejercen sus funciones de presidentes, de diputados, alcaldes y concejales. Lo que prima es conseguir dinero: si para ello ha de venderse la vida privada y destrozarla ante una pantalla televisiva, no importa; si se ha de retener un expediente en un cajón para que se eternice, no importa quién salga perjudicado; si se obliga a mentir o a callar ante un tribunal, no importa que culpen a un inocente, el delincuente compensará; si se ha de engañar en un debate público para conseguir el poder y las remuneraciones que comporta, no vale inmutarse; si se mete la mano en el erario público que repercute en más impuestos a los ciudadanos, es indiferente, mientras que el autor salga impune.

El ser humano necesita desafíos y no conseguirá superarlos si no desarrolla sus capacidades y su recto proceder. Siempre ha sido así. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente” nos dejaron por escrito nuestros antepasados. El verdadero bienestar es propiciar el desarrollo económico, facilitar la creación de puestos de trabajo, incentivar el estudio, el aprendizaje laboral y acompañarlo con la honestidad. Tenemos derechos pero también obligaciones, esforzarnos, estudiar, colaborar, ya que el conjunto de los ciudadanos, o sea el país necesita a cada uno de nosotros. Es de necios pretender tocar una estrella sin subir a una “escalera”. Primero hay que descubrir las estrellas , captar su belleza, querer rozarlas, conseguir un trabajo remunerado, adquirir la escalera adecuada, estar bien físicamente, lanzarse a subir con estabilidad y finalmente si aún te interesa el proyecto, rozarlas con la punta de tus dedos. Son varias las etapas a cubrir para alcanzar las metas posibles, etapas que requieren dedicación pues casi todo se puede lograr si uno se lo propone, pero llegado el caso que no fuera así, nos queda la satisfacción de haberlo intentado sin atajos engañosos.

Cruciales son los días y las semanas próximas para el futuro de España, observemos bien el comportamiento de nuestros representantes, califiquemos sus conductas, la sinceridad de sus opiniones, y luego obremos según consideremos qué es lo mejor.

La crítica situación a la que hemos llegado se debe en parte a la poca exigencia en nuestras vidas personales y en gran medida en la vida pública. No queramos falsos reclamos pero tampoco a los que nos los venden y sobre todo a los que nos engañan presentándose como salvadores. No se avanza con salvadores sino con personas responsables que valoren con seriedad y tiento no sólo lo que hay sino también lo que se avecina.

 

enero 17th, 2016 by lasvoces

Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Fotografía: El expresidente catalanista Artur Mas Gavarró (i) junto al nuevo presidente Carles Puigdemont Casamajó (c) y la presidenta del Parlamento Carme Forcadell Lluís (d9 durante la toma de posesión. Lasvocesdelpueblo.

No hay ideología ni interés alguno por encima de la integridad de España

Todo lo que nos aturde en estos días surge de la pesebrera en el que nos hemos acostumbrado a estar. Dura es la afirmación aunque acertada. El trabajo, las preocupaciones familiares, las actividades lúdicas nos han aislado, nos han encerrado en lo nuestro, y ese círculo creado paso a paso ha impedido que no viéramos más allá de lo cercano, en todo caso estaba la televisión, el cine o las escapadas de fin de semana para

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

toparnos con otras realidades, que observábamos como historietas de un pequeño libro de cuentos pero que quedaban olvidadas al regreso a la cotidianidad.

Ahora afloran la preocupación, la duda y la angustia por lo que pueda acontecer después del fraude realizado con el pacto para elegir al presidente autonómico catalán, un pacto sombrío, conseguido -in extremis-; no valen las urnas tanto si son de cartón como si están homologadas por ley, a los nacionalistas sólo les importa su esquema mental extraviado, anclado en un pasado superado, y todo lo que no sea “casa nostra” es la barbarie; tachando de invasores a los que no se les considera nativos del lugar y por eso necesitan tirar hacia delante el “Procés”, lo que permitirá a los que conservan la esencia identitaria o en todo caso a los que la han adorado al renunciar sus orígenes, repartirse los cargos y fuentes económicas: la organización territorial en autonomías ha permitido más reparto de poder y esto para los nacionalistas ha sido la clave para controlar férreamente los órganos de gobierno correspondientes y también los aledaños sociales.

Pero nuestra desgracia no queda aquí, se complica mucho más cuando empezamos a observar el desgaste sufrido por las instituciones, el escenario es el Congreso, y los actores son los Diputados. Estampa inmortalizada para la posteridad, atuendos, verborreas al asumir el escaño, gestos impropios. Un Mariano Rajoy invernado para mayor gloria del PP, un Pedro Sánchez histérico en la búsqueda de acuerdos camuflados para no ser descartado por el PSOE, un Albert Rivera sin posibilidad de dar una imagen de liderazgo definido porque la existencia de C’s es el resultado de votos de la izquierda y de la derecha y un Pablo Iglesias con una oratoria creada en la barra del bar de Podemos, son los políticos que van a decidir nuestro próximo mañana, nuestro equilibrio económico, el plan de estudios de los escolares, las pensiones, el funcionamiento sanitario, entre otras muchas cosas de vital importancia y en una situación muy delicada al tener frente al Estado los kamikazes más destructores, los nacionalistas, abanderados del enfrentamiento, del odio, de la diferencia, del privilegio, del racismo que corroe a cualquier mente no preparada y sin antídoto, sólo disponiendo de un elemento muy poco firme y tendón de Aquiles, el sentimiento.

Si el voto ciudadano es el que decide y si el mismo término de democracia significa el poder del pueblo, es inconcebible que los partidos políticos obligados a acatar las decisiones ciudadanas sean los que desempolven lo más nefasto del periodo de la Restauración -el pucherazo-. La CUP cede diputados para que el cómputo permita al señor Puigdemont ser presidente de la Generalidad, el PSOE hace lo mismo para que ERC y los sucesores de Convergencia tengan grupo parlamentario con su correspondiente subvención, y para más desprecio a las decisiones de los contribuyentes, el PP avala tal decisión mintiendo sobre el tanto por ciento conseguido por los separatistas.

Si la ley electoral no respeta la equidad de los votos de los españoles dando más valor a unos que a otros, y ahora para más oprobio de la democracia, los que dicen por boca del señor Rajoy que defenderán el cumplimiento de la ley, se burlan de ella al dar mayor fuerza a los que atacan a nuestra Nación, ¿Qué nos queda hacer?. La complicada legislatura que se plantea, nos aconseja no cambiar la Constitución, en ella están detallados los valores que definen la democracia, los asentamientos de la Nación y del Estado, los derechos de los ciudadanos, lo que no impide su reforma si los tiempos lo piden, pero siempre sin extirpar la esencia, “la soberanía nacional”. No hay ideología ni interés alguno por encima de la integridad de España.

No queramos presenciar más aquelarres, los formalismos son necesarios en una sociedad estructurada en un ambiente de respeto y de pautas correctas, no queramos que lo asambleario deje la calle y ocupe los espacios de autoridad política , no queramos trivializar los gestos más bellos de la maternidad, no queramos apuntalar al margen de las urnas a los que insultan, humillan y desprecian a una parte importante de los españoles, no queramos confraternizar con los violentos, con los integristas, con los que ponen precio a los más altos principios de una sociedad, dispuesta a organizarse entorno a la justicia y a la libertad.

noviembre 21st, 2015 by lasvoces

Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Fotografía: El presidente catalanista, Artur Mas Gavarró (c) arropado por su gobierno, alcaldes separatistas, ERC, CDC, CUP, ANC, AMI, Ómnium Cultural ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), en una clara campaña de opresión y de “ataques directos” al TSJC liderada por el consejero de Justicia de su propio gobierno, a raíz de su imputación y declaración ante el TSJC del pasado 15 de octubre 2015. Lasvocesdelpueblo.

El Nacionalismo sigue movilizando en España sentimientos azuzados por mentes poco dadas a la razón

“Mientras yo sea presidente de España, no habrá ruptura” así se expresó la más alta personalidad del poder ejecutivo. La grave situación que se

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

cierne sobre España requería una afirmación de más calado jurídico, no un reclamo preelectoral. Después de oír la frase a modo de sentencia se extendió el silencio, la perplejidad y el arrebato de muchos ciudadanos.

Ciudadanos a los que la trivialidad de los políticos de turno ha golpeado profundamente por promover o facilitar la destrucción de lo generado con mucho esfuerzo; ciudadanos, allá por el año 1950, adolescentes que con su escaso primer sueldo de aprendiz experimentaron el reconocimiento de trabajador en un pequeño taller; jóvenes de estratos sociales populares, que accedieron a las aulas universitarias después de haber estado horas descargando fruta en los mercados centrales de distribución; padres de familia murcianos, extremeños, andaluces que forzados por no ser incluido su municipio en los planes de desarrollo del Gobierno de entonces, abandonaron su querido pueblo para darles una mejor vida a sus hijos en unas urbes inóspitas y hasta en ocasiones hostíles; ciudadanos de diversas edades que dominaron a destajo las máquinas de la industria téxtil; trabajadores en fín que se apuntaban a aumentar una hora más su larga jornada laboral, no para disfrute de unas idílicas vacaciones estivales sino para cubrir las necesidades diarias; ciudadanos que disfrutaron de encuentros familiares con un vaso de vino y una zarzaparrilla.

Pasados los años llegó el momento de equipararse a la Europa constitucional, fue entonces cuando esos ciudadanos se entregaron sin reparos a la causa y recibieron con ilusión el proceso democrático, el modelo territorial que se les ofrecía porque los españoles necesitaban una transición pacífica y una convivencia que los acercase sin marcar diferencias, olvidando los agravios; el primer Parlamento Nacional fue ejemplo de la concordia: diputados comunistas con un pasado necesitado de olvido, socialistas definidos como tales, para marcar distancias de sus familias con carrera económica y política durante décadas, conservadores reconvertidos, liberales aflorados, muchos tecnócratas y todos en un pacto por la transición democrática.

Legislatura tras legislatura se les ha distanciado del deseado modelo, y se lo han transformado en una mesa de poquer para poder cantar premio seguro, una carta   escondida en la manga que a muchos arribistas les ha permitido vivir a costa de los impuestos e incluso enriquecerse; aquel proyecto político que con la tutela de la ley auguraba progreso social, desarrollo educativo y diversos modelos de vida en libertad , ha quedado reducido a una carcasa vacía de valores y falta de cualquier interés por el bienestar de la ciudadanía.

Día transcurrido, aumenta la incertidumbre pero no sólo ante la crítica situación económica sino también por los fraudes de ley, que algunos políticos vestidos de falsos jabatos osan hacer. Nos hemos olvidado de exigir a los que dirigen las altas Instituciones del Estado, incluido las autonómicas, cuotas altas de preparación y de honradez, lo que ha derivado en unos representantes incapacitados por curriculum, con disfraces de ocupas e incluso aficionados a las comisiones, a trapicheos, a enchufismos y a verlas venir con “moderación impertérrita”.

Aquellos ciudadanos, conscientes de sus responsabilidades familiares, laborales y sociales, fueron capaces de levantar un país desolado por enfrentamientos fraticidas; consiguieron superar el atraso académico, poner en vías de desarrollo el medio rural y espandir el sector fabril en los municipios más poblados, pero ahora, frente a sus ojos se ha planteado en la Cámara autonómica catalana un debate asolador, dirimir el asalto al Estado, a la Ley e iniciar la fractura de la Nación.

La Cataluña actual con peso específico en número de habitantes y en nivel económico, es el resultado de muchos años de vida en común con el resto de españoles tanto fuera de los límites del territorio catalán como dentro de él; costumbres, hábitos y formas de pensar distintas o no, se incorporaron y se mezclaron para generar una sociedad plural y eso fue bueno, todos salieron beneficiados, unos y otros. En ese contexto los nacionalistas, abrazados a sus tesís excluyentes, no se han ajustado a la realidad actual, se han querido trasladar a un país de laboratorio y han forjado su idílico mundo: “Martas i Jordis”, reunidos alrededor de una mesa con un menú de pan tostado con tomate, una “escalivada” y todo ello regado con vino, pero en “porró”, han aumentado sus cuentas corrientes y regalado buenas prebendas a los deseosos de recoger la calderilla en nombre de la IDENTIDAD. Han faltado a la democracia, lamentablemente apoyados en años por el séquito que todo poder déspota fomenta, medios de comunicación escritos, asociaciones, organismos profesionales, emisoras de radio y televisiónes subvencionadas con dinero público.

El Nacionalismo, a pesar de los estragos que ocasionó a Europa en el siglo pasado, sigue movilizando en España los sentimientos azuzados por mentes poco dadas a la razón. Muchos han de recapacitar y medir su parte de culpa, pues en un supuesto sistema de libertades cada acción u omisión realizada por pequeña que sea, es transcendente y tiene consecuencias posteriores. Si queremos enderezar nuestra vida en común y enfrentarnos a los monstruos que nos acechan , no hay otra alternativa más que despertar de ese letargo en el que nos encontramos y valorar con capacidad crítica a los protagonistas del derrumbe institucional.

Es el momento de introducir cambios profundos en la estructura del Estado, simplificarlo a la medida de nuestro nivel demográfico y económico, jubilar a través del voto a los políticos e incluso a los partidos que son generadores de corrupción, cuyo único fín es sólo su lucro personal, ilegalizar los que tienen la violencia como arma política y ser implacables con los que no acatan la ley , no respetan las sentencias de los tribunales de justicia y avasallan los derechos de la ciudadanía.

Una sociedad revestida con un halo de dignidad no debe permitir que políticos o aficionados a serlo, se arroguen a usurpar la soberanía popular, mercadeando los apoyos parlamentarios con la única intención de destruir un patrimonio común de lustros, legado de nuestros antepasados y herencia destinada a nuestros jóvenes.

La unidad prevalece por encima de los enanos de papel que han ilustrado las páginas de tantos cuentos nefastos, inventados y relatados en estos años de democracia; nos han narcotizado con multiples llamadas al consenso, al diálogo como si en eso consistiese unicamente un sistema parlamentario, cesión paulatina y constante a los hostiles a la Nación española. El golpe de Estado, dado desde las propias instituciones, tiene su origen en las constantes presiones de los nacionalistas, ansiosos e insaciables a pesar del balsamo suministrado desde los gobiernos sucesivos de derecha y de izquierda. De hechos consumados, hemos de sacar válidas conclusiones: a una ideología identitaria que pretende conseguir privilegios, no se le puede tratar con concesiones al margen de la ley, pues no se la reduce, se la hace más fuerte y con ello destruimos el Sistema democrático.

Aquellos ciudadanos, los que están ya en nuestro recuerdo y los que aún siguen en su actividad anónima, merecen un profundo respeto por la responsabilidad y el amor que mostraron a su país. ¡Tomemos el relevo!

enero 22nd, 2019 by lasvoces

Redacción – (…) Ésta es la oposición, una oposición en pleno delirio por perder el control férreo que ejercía sobre una de la tierras más prometedoras de nuestro país. Los autocares fletados por la señora Diaz, cargados de actores socialistas de segundo orden, para suplantar las reglas democráticas de alternancia en el poder por histriónicos gestos, propios de prevaricadores, es la Farsa caricaturesca de lo que no debe ser el Estado de Derecho. Barcelona (España), martes 22 de enero de 2019. FOTOGRAFÍA: NÍJAR (ALMERÍA) ESPAÑA. 15.05.2017.- La candidata a secretaria general del PSOE, Susana Díaz, durante el acto público celebrado esta noche en el Centro de Exposiciones y Congresos de Campo hermoso, en Níjar (Almería). Efe

Para cualquier inteligencia medianamente dotada, le parecerá imposible lo que está sucediendo en el ámbito político, que es el que marca las líneas maestras del presente y del futuro, aunque la sociedad también aporte muchos resortes si no se lo impiden las instituciones.

Las bambalinas que cruzan el escenario nacional y completan el decorado desde lo alto, están a punto de desplomarse ante el impacto de una historia escrita por politólogos de fácil diplomatura y representada por payasos listillos cuya única meta consiste en darse trompazos o tirarse cubos de agua para entusiasmar al público. Pero ya hemos crecido, ya no somos niños con sonrisa fácil en los labios y exigimos seriedad, responsabilidad y decoro. El estado del paciente es delicado, pues ésto es España en los momentos actuales y si no se ponen medidas salvadoras, entrará en colapso.

Los engaños repartidos por doquier apabullan a la ciudadanía y contaminan la realidad diaria, haciendo ver que se cumple con las necesidades básicas cuando en realidad se quedan sin resolver en muchas ocasiones. Ahora se ha redactado un nuevo proyecto con el impulso catalán de fondo para poderlo representar en las tablas andaluzas. Por fin, la crisis que se venía gestando desde hace años en Cataluña, ha encontrado un espacio fértil en el Sur andaluz, arranque firme para que desde allí se busquen los aplausos al caer el telón.

Se puede llegar muy lejos, pero también se puede quedar en un ensayo, uno más de los varios que se han emprendido y han pasado sin el entusiasmo de los espectadores. En estos momentos son tres los actores y pueden reconducir el disparatado argumento que el señor Sánchez representa con copilotos nefastos para el Estado. Este acuerdo requiere capacidad para poner como primer ingrediente la estabilidad nacional. Sería delirante que sectarismos de partido frustraran ese necesario cambio. La formación de Rivera ha de olvidar su tan infantil miedo a acercarse a posturas de derechas, la de Abascal ha de intentar suavizar sus exigencias y la de Casado ha de saber tener un equilibrio entre sus dos acompañantes. Ésto no les obliga a perder su talante programático, únicamente se les reclama que pongan por encima de cualquier otra meta, la salvaguarda de las Instituciones y la continuidad de la Nación española.

Ofende oír desde los portavoces del gobierno socialista, desde algunos informativos, vaticinar el desastre sobrevenido a causa de la nueva alternativa en tierra andaluza. Estigmatizan los pactos, los califican de contrarios a la democracia y hasta los tachan de involucionistas, y lo hacen los que han asumido la dirección del Ejecutivo nacional por medio de una aberrante sumisión ante revolucionarios y secesionistas. Pero también hacen ostentación de un cinismo vergonzante los avispados de turno al vocear unos y otros que aires fascistas han colaborado para nombrar el candidato a la Junta. En la agenda sindical y en la de ciertas asociaciones podemitas, ya ocupan un espacio manifestaciones, según ellos reivindicativas de la democracia, de la honradez, de la defensa de la solidaridad y en primer lugar de la mujer.

En el ambiente reinante, creado por centrales mediáticas, todo lo que no rezume toques de izquierda es contrario a los derechos avalados por la Constitución: reclamar rebaja de impuestos es querer ir en contra de las ayudas sociales, pedir libertad de lengua vehicular en la escuela catalana es ir en contra de Cataluña, exhibir una bandera española es ser fascista, revindicar una inmigración legal es ser xenófobo y así infinidad de ejemplos.

Es imprescindible rectificar estas presiones sobre la sociedad porque la verdadera libertad requiere respeto al que piensa diferente a ti, teniendo en cuenta que su opinión está enmarcada por la ley y la mejor réplica es la fuerza de la palabra con una buena argumentación. Lo que no puede considerarse como normal y verdadero, es el achacar al oponente de poner en peligro la esencia misma de la democracia si tú pactas con los enemigos de la Nación, que es la que da carta de existencia al Sistema constitucional.

Una sociedad capaz de asumir su protagonismo debe tener claro lo que quiere y a partir de ahí poner en práctica los resortes adecuados. Éstos pueden ser muchos, por cierto olvidados durante años, de ahí el delicado instante que se vive. Estar en asociaciones cívicas no subvencionadas por el poder político, frecuentar los plenos de los ayuntamientos, los consejos de barrio, leer en los boletines oficiales las reseñas de las medidas tomadas, son los ingredientes necesarios y no presentes en el decorado montado para representar la obra “El gran teatro de la democracia”.

Los apuntadores parlamentarios no juegan bien su papel al decir que el candidato del PP debe lavarse la boca y que su plan de gobierno está vacío, sin contenido. Ésta es la oposición, una oposición en pleno delirio por perder el control férreo que ejercía sobre una de la tierras más prometedoras de nuestro país. Los autocares fletados por la señora Diaz, cargados de actores socialistas de segundo orden, para suplantar las reglas democráticas de alternancia en el poder por histriónicos gestos, propios de prevaricadores, es la Farsa caricaturesca de lo que no debe ser el Estado de Derecho.

Ana María Torrijos

enero 3rd, 2019 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – Sufrimos aún los efluvios de lo que fue el último consejo de ministros en Barcelona, una de las ciudades más asoladas por sufrir negativas maneras de hacer política desde hace bastantes años. Barcelona (España), jueves 3 de enero de 2019. Fotografía: MADRID (ESPAÑA), AÑO 2018. La ministra de Educación y Formación Profesional y portavoz del gobierno de Pedro Sánchez , Isabel Celaá (PSOE). Efe.

Confluyen muy diversas actuaciones, las de los que un día tomaron la decisión de incluirse en unas listas electorales para hacer de este noble servicio un mercadillo, las de los que desde fuera, con título académico se sintieron, sin la lealtad debida a la verdad, capacitados para redactar la crónica de lo que se legislaba desde los escaños del Parlamento, las de los que están únicamente a la espera de que una ley les permita engrosar sus patrimonios, las de los que creen sentirse al margen de lo que se legisla, mientras sean los que lideran su ideología, las de los que no se sienten obligados a constatar la intervención de los considerados “els nostres” y también como era de esperar, las de los que se posicionan frente a las instituciones para dinamitarlas. Ante esta amalgama de intereses mezquinos y alejados de lo que debería ser la tarea de un honesto ciudadano, se ha de producir una reacción seria del electorado.

No puede haber una fe ciega en la acción de los que en nuestro nombre asumen la gobernabilidad, de los que dan noticias impostadas, diluidas entre medias verdades y hasta falsas, de los que ven a la democracia como un negocio, como un árbol genealógico del que uno ha de partir para demostrar su valía… de todo lo que nos hace dependientes y dificulta nuestro libre albedrío.

¿Qué ocurre cuando las Cortes no responden a la soberanía, cuando un poder ejecutivo, réplica del engaño, toma decisiones de tal envergadura que puede poner en peligro la existencia hasta de la Nación? Se hace necesario coger el bisturí y seccionar lo que daña a la democracia, reformas por medios legales para equilibrar nuestro sistema.

Todos los que han ocupado un cargo de poder, con frenesí redactan leyes que nos encierran cada vez más en un espacio aldeano, trabas a nuestra movilidad, a nuestros gustos personales y si pueden a nuestros derechos como ciudadanos, la salud, la educación, opinar. La libertad la ostentan ellos, los que están dilapidando nuestro existir como pueblo soberano, no los que estamos censados y obligados a mantenerlos en sus puestos. Falcon, vacaciones pagadas y en secreto para dar más morbo, obligatoriedad del conocimiento del catalán para ejercer de médico en Ibiza y lo que nos espera con la nueva ley educativa, la ley Celaá: bajar niveles de exigencia y quitar el control que debe ejercer el Ministerio de Educación. Desconcertante es que se dicten sentencias contra los bares, los restaurantes que distribuían a sus asiduos al lugar, retransmisiones deportivas sin previo permiso administrativo, pudiéndoles caer a sus dueños seis años de carcel, mientras que bastantes políticos han sustraído millones de euros a las arcas públicas, siguen sin devolver ese caudal de dinero y muchos de ellos sin carcel. Si esto no se soluciona con rapidez, la vorágine que se puede desatar nos perjudicaría a todos.

Las Instituciones más representativas del Estado de Derecho son atacadas constantemente por un Torra que vulnera cada día que pasa la dignidad que merece nuestro encuadre político-social, teniendo en cuenta que tiene como trinchera el marco legal que se le dio por ser un representante del “pueblo”. Nada nos quedará si cuando él acaba de lanzar sus exabruptos cargados de cinismo y arrogancia, con la única intención de arrasar la convivencia desde el odio, la mezquindad y la mediocridad de espíritu, no se aplica la ley que recoge los derechos de las personas. Un buen ejemplo de ello es el discurso que nos ofreció como salutación ante el nuevo año, una exaltación de los ánimos, un grito a la sublevación, sin que ningún organismo de interés público aplique medidas correctoras.

Con estas salvedades y con deseos de mejorar, el desánimo que en ciertos momentos nos invade, puede desaparecer. Los problemas necesitan soluciones pensadas con tranquilidad y sosiego, no dejarse llevar por prontos bruscos. Los impulsos ante empresas de gran envergadura son malos acompañantes, ejemplos hay muchos, basta recordar el 15 M. El apoyo ofrecido a Podemos nos muestra la falsa salida que se dió cuando se abrieron los colegios electorales. El pataleo no fue un buen consejero para aquellos ciudadanos que se dejaron arrastrar por discursos al límite de lo que es la cordura y el pragmatismo.

Fraccionamiento del espacio electoral o el seguir conllevando el bipartidismo? Arriesgado el tomar una decisión cuando los espíritus están alterados por el cansancio y por el extremo al que ha llegado la agenda política: Las Cortes desvalorizadas, los debates llenos de exabruptos, los representantes del Estado en las Autonomías, dando soflamas contra el propio Estado y la Nación… los límites fronterizos asaltados, el sistema de pensiones sin porvenir, gastos y más gastos sin control ninguno. Por el contrario fácil si sabemos aplicar el toque compensado con la prudencia.

Mucho que reformar, mucho que descartar, mucho que incorporar, mucho que blindar. Implantación territorial, un programa viable, candidatos preparados, compromiso es lo necesario en un partido que se plantee asumir tal empeño.

Ana María Torrijos