marzo 8th, 2017 by Custodio Ballester Bielsa

Redacción [Custodio Ballester Bielsa, Sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona)] – Bendito autobús que nos ha abierto los ojos y nos ha despertado de nuestro complacido letargo; bendito autobús que nos ha permitido conocer las verdaderas dimensiones de la dictadura del lobby LGTB (Lésbico, Gay, Trans y Bisexual); bendito autobús que nos ha puesto sobre la pista de la que se nos viene encima; bendito autobús que nos ha revelado cuán despiertos andan ellos y cuán adormilados nosotros; bendito autobús que nos ha demostrado con deslumbrante claridad cómo han conseguido permear todas las instituciones, incluida la justicia, que hasta respiran con su mismo aliento. Hospitalet de Llobregat (Barcelona), miércoles 8 de marzo de 2017. Fotografía: El colectivo Provida en twitter este martes, 7 de marzo de 2017 asegura, tras superar las trabas del feminismo en los tribunales: “Está de nuevo en Madrid. ¡Gracias por unirte a la denuncia del adoctrinamiento sexual en las aulas!” y añade la etiqueta ‘El Bus De La Verdad’ #ElBusDeLaLibertad”, firman fuentes d ela entidad provida española. Lasvocesdelpueblo.

Dios les ha dado valor a los de HazteOir para que osaran desafiar al stablishment en lo que ellos consideran intocable. Gracias a esta audacia, queda abierto el debate social sobre algo tan importante como la libertad de pensamiento (al margen de cuál sea éste) y la libertad de expresión. Suena extraño, ¿eh que sí? Parece un producto exótico de cuyo sabor nos habíamos olvidado a base de ceder y ceder, aguantar y aguantar, y disimular como si no pasase nada. ¡Y claro que pasa!

El ciego vive incómodo por su ceguera, no porque alguien afirme que los ojos (¡pero no los suyos!) son para ver

Malos tiempos son éstos, en los que nos amenaza un totalitarismo galopante. ¿Dónde y cuándo se ha visto que se prohíba hablar de lo que es obvio y evidente? Cualquier día nos prohíben decir que los ojos son para ver. ¿Por qué? Pues porque es muy peligroso: se pueden sentir ofendidos los ciegos. Así que si se movilizan para prohibir hablar de esa obviedad, nos encontraremos con que si no ocurre que todos los seres humanos sin excepción tengan los ojos para ver, porque hay algunos que excepcionalmente tienen ojos que no les sirven para ver, podemos estar delinquiendo gravemente, fomentando el odio y el desprecio contra los que quedan fuera de esa afirmación general tan obvia. El ciego vive incómodo por su ceguera, no porque alguien afirme que los ojos (¡pero no los suyos!) son para ver. El ser distinto produce incomodidad; y el ser muy distinto más incomodidad aún. Pero eso no es causa para prohibir hablar de lo que nos hace iguales a la inmensa mayoría. Eso sería hipocresía si se hiciese so pretexto de caridad para con el prójimo discriminado por la naturaleza.

Es evidente que quien no es en todo igual que los demás, ha de sentir incomodidad; pero de eso no hay nadie que tenga la culpa. Lo único que hay que hacer es educar para que no se produzca discriminación, rechazo o desprecio por ser distinto. Pero en absoluto se ha de reivindicar que incluyamos dentro del concepto de normalidad la “cualidad” de no ver.

¿Y qué ocurre si sale alguien diciendo que de natural nada, que el rey está desnudo y va enseñando sus vergüenzas?

Oiga, oiga, que esto es muy serio. Hasta el día de hoy no ha sido necesario afirmar que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva. No había salido nadie en defensa de esta obviedad. ¿Y esto por qué ha ocurrido? Pues porque ha venido una oenegé extranjera a pagarnos una campaña de publicidad para hacernos saber, pobres ignorantes que somos, que es lo más natural del mundo que algunos niños tengan vulva y algunas niñas tengan pene. Y que todos sigamos como bobalicones diciendo que claro, que es lo más natural. ¿Y qué ocurre si sale alguien diciendo que de natural nada, que el rey está desnudo y va enseñando sus vergüenzas? Pues ocurre que todas las fuerzas del poder desatan su ira contra el insolente que se ha atrevido a decir tal cosa. ¡Y van a por él!

Dignos de linchamiento público: de momento linchamiento verbal; y luego ya se irá viendo

Bendito autobús que nos ha enseñado no lo que tienen entre las piernas los niños y las niñas, sino lo que tienen en la cabeza (y en sus manos) los que mandan, los que tienen el poder político, el económico y el mediático. Y lo que tienen todos estos es de un peligro extremo. ¿Así que ya no tenemos libertad de decir lo que creemos que es, a no ser que coincida con lo que dicen que es los amos del poder? ¿De verdad estamos en esas? Pero a eso es a lo que llamaban antes totalitarismo, ¿no? Efectivamente. Eso era antes. Ahora nos lo venden como la mayor muestra de libertad. Y a los que les llevan la contraria a los que se saltan la férrea dictadura de los que mandan, la que hoy se llama dictadura de lo políticamente correcto, a esos los tildan de enemigos de la libertad y los tratan como apestados. Dignos de linchamiento público: de momento linchamiento verbal; y luego ya se irá viendo. Amenazas no faltan, por supuesto.

Bendito autobús que ha abierto el debate sobre algo igualmente grave: La cuestión no es sobre el sexo de los niños y las niñas

Bendito autobús que ha abierto el debate sobre algo igualmente grave, tan grave que nos quieren tapar la boca para que no lo denunciemos. La cuestión no es sobre el sexo de los niños y las niñas, sino sobre su sexualización lo más prematura posible desde la misma escuela, porque la demanda, esta demanda específica, aprieta con una gran ferocidad.

No ha funcionado que para atender a la tremenda demanda machista de sexo, la escuela se dedicase a sexualizar a las adolescentes para ponerlas en el mercado a mitigar tanta demanda. Como eso no ha funcionado, han puesto ya en marcha la segunda fase: ¡a por los niños! Y en eso andan. La demanda en este orden es horrible, y las doctrinas que circulan por internet sobre el bien que les haría a los niños iniciarlos lo más prematuros posible en el sexo, son espeluznantes… Esa es la gran operación diabólica. Emprendida de manera que cuando nos demos cuenta sea ya demasiado tarde. Como nos ha ocurrido con el aborto y con la ideología de género. No es que no tengamos manera de frenarla: es que ni siquiera nos permiten hablar de ella, como no sea a favor.

¡Vaya casualidad!, pertenecen todos ellos al lobby LGTB (…) nuevas experiencias para las que pretenden educar a los hijos de los demás

La cuestión no es, pues, si algunas niñas tienen pene y algunos niños tienen vulva. No es ésa la cuestión, sino someter a todos los niños, absolutamente a todos, y a todas las niñas, absolutamente a todas, a la duda existencial de si son niñas con pene o niños con vulva. Es decir someterlos a todos a la búsqueda neurotizada de su identidad sexual. Y para poder dilucidar cada niño ese enigma, no queda más remedio que sexualizarlo, es decir someterlo a actividad sexual (meras pruebas psicotécnicas de última generación): eso sí, a cargo de los especialistas en plurisexualidad, diversidad y equidad sexual que, ¡vaya casualidad!, pertenecen todos ellos al lobby LGTB y son demandantes netos de las nuevas experiencias para las que pretenden educar a los hijos de los demás. Porque ¡he ahí otra casualidad!, resulta que esta gente no tienen hijos.

Bendito autobús y bendita la ocasión que le da a la Iglesia de posicionarse frente al ataque más audaz del lobby empeñado en adoctrinar a los niños

En fin, bendito autobús que ha abierto en canal el debate sobre la libertad de opinión y sobre la decencia en la educación de nuestros hijos: que es cosa de los padres, y no del lobby LGTB. En fin, bendito autobús que ha hecho estallar el debate sobre la libertad de opinión y sobre la moralidad en la educación de nuestros hijos: que es cosa de los padres, y no del lobby LGTB. Y bendita la ocasión que le da a la Iglesia de posicionarse frente al ataque más audaz del lobby, empeñado en adoctrinar a los niños en la escuela contra las convicciones que comparte la inmensa mayoría de la población y contra la naturaleza misma. No estamos dispuestos a dejar solo a nuestro arzobispo, D. Juan José Omella, que se atrevió a plantar cara al lobby gay del Parlament de Cataluña cuando la conferencia de Philippe Ariño, el homosexual convertido al celibato cristiano. También Germinans da un paso al frente denunciando la infame dictadura del lobby LGTB.

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marzo 2nd, 2017 by lasvoces

Redacción (Cesáreo Marítimo) – Bueno, yo diría “el cura combativo”, el cura que no forma parte del redil, acusado de “hacer política” en la iglesia. ¡Quién lo dijera!, en Cataluña han pillado a un cura que hace política en la iglesia. Por todos los indicios, es el único al que han pillado en este delito. ¡Intolerable! Y por supuesto piden su cabeza. ¡Faltaría más! Y tienen toda la razón, porque las consecuencias de semejante conducta son gravísimas. Resulta que a consecuencia de su activismo político aprovechando su condición de eclesiástico y los medios que pone la Iglesia a su disposición (templo, locales parroquiales, etc.), y de la discriminación de fieles que de ello resulta, está provocando el enfrentamiento de unos ciudadanos contra otros. La acusación es extremadamente grave, puesto que recuerda el fascismo que promoviendo nacionalismos de toda ralea, reventó Europa y causó grandes males a millones de personas. Hospitalet de Llobregat (España), jueves 2 de marzo de 2017. Fotografía: Washington (Estados Unidos de América), miércoles 25 de enero de 2012. ‘Marcha Por La Vida’. Primera fila a la derecha, el sacerdote español, Custodio Ballester junto a la delegación española en Estado Unidos defendiendo la vida. Archivo Lasvocesdelpueblo.

Se entiende perfectamente que la gente ya no pueda más y se hayan movilizado contra el ‘cura legionario’ que llaman. La mayoría de sus feligreses, afirman quienes le acusan, prefieren ir a misa a Cornellá y a Esplugas, porque no están dispuestos a soportar que un cura haga política en la iglesia y que consienta que en el mismo templo, en sus locales o en su fachada e incluso en el campanario se exhiban banderas que al no ser compartidas por todos los ciudadanos, puesto que sólo representan a algunos, dividen a la población y generan crispación y enfrentamientos entre ellos.

¡Menos mal que es uno solo!, menos mal que sólo es este cura el que hace política en la iglesia (aunque en quince años sólo le han pillado una vez en una misa para los difuntos de la División Azul y tres veces en la procesión de los veteranos de la Legión Española). ¿No se da cuenta este cura de que sus símbolos y banderas ofenden a muchos? ¿No se da cuenta de los malos recuerdos y de los pésimos presagios y temores que les trae a muchos de sus fieles? Menos mal que él es el único cura que al hacer política en la iglesia y al permitir que se exhiban banderas que no comparten todos los ciudadanos, provoca la irritación de éstos y la división entre los partidarios de unas y otras banderas. Aunque sea un solo cura el que tal hace, el obispo tendría que llamarle al orden. Una cosa así es intolerable. ¿Qué habrán dicho los Matabosch, los Cabots, los Moretós cuando se hayan enterado de este escándalo? Pobres, se les habrán abierto las carnes de dolor y vergüenza ajena. ¡Qué habrán dicho los monjes de Montserrat, tan cuidadosos en no mezclar la religión con la política, cuando haya llegado esta tropelía a sus oídos!

El Ayuntamiento de Hospitalet y los vecinos se han movilizado y han movido Roma con Santiago con el propósito de forzar al obispo para que expulse a ese cura que usa la iglesia para hacer política. Que lo expulse de la diócesis, y si puede ser, hasta de Cataluña. ¡Usar la iglesia para hacer política! ¿Cuándo se ha visto esto en Cataluña? Es intolerable que ocurra esto en un país de acogida donde el poder se desvive porque todos se sientan como en su casa, unidos todos bajo una misma bandera. Esto redunda en desdoro de la buena fama del país. La Iglesia, totalmente neutral en estas cosas, no consiente que los curas en sus sermones, en sus iglesias, en sus locales, en sus fachadas, en sus campanarios, exhiban banderas que puedan dividir al pueblo. Pueden permitírselo los políticos, que es su oficio, que los partidos van a partes. ¡Pero jamás la Iglesia! Si tal cosa ocurre, es contra los principios de igualdad y de unidad que defiende la Iglesia.

Por eso se han movilizado el ayuntamiento y el vecindario para expulsar del municipio al cura que aprovecha su condición de cura para hacer política. Un castigo justo y una medida necesaria, para que de ese modo queden avisados todos los demás curas de que la iglesia es para rendir culto a Dios, no a las banderas y banderías políticas.

Pero no es eso sólo: este cura, según informan los enemigos de que los curas se metan en política, “tiene un discurso antiabortista incendiario”. (Claro que esto lo saben de oídas, porque nunca lo han oído de su boca). Y lo más grave es que ese discurso, dicen sus acusadores, “implica una falta absoluta de respeto por la libertad y la dignidad de las mujeres”. Ahí lo tenemos: según estos defensores de la unidad de los ciudadanos y de la libertad y dignidad de las mujeres, la mayor libertad de la que puede disfrutar la mujer es el aborto. Y también es el aborto, según estos defensores del bien común, el mayor timbre de dignidad de una mujer.

Ellos han descubierto que el aborto dignifica a la mujer igual que en la feroz revolución industrial, los benéficos empresarios descubrieron que el trabajo dignifica. Por esa razón les cargaron con todo el trabajo que pudieron, porque con él iba aparejada la dignidad: les cargaron de dignidad. Por eso, porque les quema el celo por la dignidad de la mujer, promueven el aborto con todos los medios a su alcance y procuran empujar al aborto a todas las que pueden: ¡es por su dignidad!

Bien, bien, bien, el Consistorio de Hospitalet aprobó una moción en la que se pedía a la diócesis (equivocándose de ventanilla) que adopte medidas ante la reiterada utilización de la parroquia con fines políticos. Y se quejan de que todo se ha quedado en una reprimenda del Arzobispado de Barcelona. Está claro que no entienden muy bien cómo es y cómo funciona la Iglesia: ¡Y quieren mandar también en ella! Parece que sí, que están dispuestos a echarle una mano al Arzobispo (no al arzobispado ni a la diócesis) para evitar que se utilicen las iglesias y sus locales con fines políticos. Han visto claro que no sale nada bueno de mezclar la iglesia con la política y por eso están dispuestos a combatir toda injerencia de la Iglesia en política.

Menos mal, por algún sitio había que empezar: sea por Hospitalet. El Ayuntamiento no consentirá que se haga política en las iglesias. Ya era hora. Sea bien venido este celo tan apostólico de los ediles de Hospitalet. La lástima es que todo quedará ahí, en Hospitalet. Los “otros” curas seguirán haciendo tanta política como les de la gana, pues será siempre la del poder. La lástima es que todo quedará ahí, en Hospitalet, y con la visión miope y sectaria que les caracteriza. Los “otros” curas seguirán haciendo tanta política como les dé la gana: no una vez cada cuatro años, sino un día sí y el otro también siempre que sea, ¡claro está! la política de los partidos en el poder.

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