marzo 14th, 2018 by lasvoces

Redacción – España tiene más del doble de políticos que Alemania, donde cuentan con 100.000 para 82,7 millones de alemanes. Pienso que a partir de ahora y en términos generales, un pensionista, un joven, un mayor de 45 años… sabe ahora claramente donde se debe recortar y se siente un poco menos engañado por el sistema. No es cuestión únicamente de dinero, está claro que hay ciertos intereses que prevalecen, ya que aunque España tiene a día de hoy un gran déficit económico, no se entiende que tenga 445.568 políticos para 47 millones de españoles, de entre los cuales hay quien además se sube hasta el sueldo que percibe. Barcelona (España), miércoles 14 de marzo de 2018. Fotografía: ESPAÑA, 2017.Vista general del hemiciclo del Congreso de los Diputados del Reino de España. Archivo Efe

Los pensionistas protestan en la calle por la miserable subida del 0,25% de la pensión

Tal y como decía Leonard Cohen, “nuestra incompetencia siempre nos da nuevas oportunidades para humillarnos, y esa realidad nunca es mala para el intenso y doloroso proceso de autocrítica”. Algo que suscribo al 100%, porque para poder solucionar aquellas problemáticas en las que fallamos, hay que aceptar primero los errores. Por lo tanto, no tomen nunca las críticas constructivas como una negativa a sus decisiones, sino como una recomendación para reconducirlas. Y es precisamente por ello, que el estrago de la crisis múltiple en España se alarga cada vez más, mientras que los pensionistas protestan en la calle por la miserable subida del 0,25% de la pensión, al mismo tiempo que las policías españolas luchan por una equiparación salarial real y justa, que llevan más de 30 años reclamando al igual que funcionarios de prisiones piden también mejoras y los militares demandan soluciones para sus problemas, porque son olvidados y despedidos cuando llegan a los 45 años.

445.568 políticos para 47 millones de españoles

No es cuestión únicamente de dinero, está claro que hay ciertos intereses que prevalecen, ya que aunque España tiene a día de hoy un gran déficit económico, no se entiende que tenga 445.568 políticos para 47 millones de españoles, de entre los cuales hay quien además se sube hasta el sueldo que percibe. Es incomprensible que esto ocurra y encima de manera prolongada en el tiempo, cuando la mayoría de los ciudadanos se han sometido a tantos recortes, son más pobres (la clase media entre las más perjudicadas) y tengan como si fuera poco que enfrentarse a diario a muchas más dificultades que antes de la crisis de 2008, pero sin embargo, la clase dirigente no solo ha permanecido intacta, sino que el gasto en la clase política ha aumentado considerablemente.

España tiene más del doble de políticos que Alemania, donde cuentan con 100.000 para 82,7 millones

El cabreo es normal y racional teniendo está perspectiva evidente. Pero para colmo, si realizamos comparaciones con potencias del exterior, veremos que España tiene más del doble de políticos que Alemania, donde cuentan con 100.000 para 82,7 millones de alemanes. Así pues si queremos sostener el sistema de una maldita vez sin tumbos en el intento, para que de esta forma los pensionistas cobren una pensión digna por todo lo que han trabajado, se puedan bajar los impuestos y se ayude a la creación de puestos de trabajo para los jóvenes y los parados de mayores de 45 años, el camino pasa por tener menos políticos (445.568) que bomberos, médicos y policías (el total de funcionarios de estos cuerpos públicos del funcionariado suman 339.821), eliminar gastos superfluos e innecesarios y contraer la Administración del Estado para abordar lo esencial como merece y no como haría una república bananera.

Pienso que a partir de ahora y en términos generales, un pensionista, un joven, un mayor de 45 años… sabe ahora claramente donde se debe recortar y se siente un poco menos engañado por el sistema, gracias a mi humilde artículo, que pretende dar una visibilidad a algo que en muchas ocasiones se pasa por alto, pero que conviene tratar, porque de ello, dependen otras soluciones que se deben atajar cuanto antes por el bien de todos los españoles.

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agosto 5th, 2017 by lasvoces

Redacción (Erik Encinas Ortega) – Lo verdaderamente preocupante, es que estamos en el año 2017 y la historia vuelve a repetirse (…). Por lo tanto, el 1-O es sin lugar a dudas un golpe de Estado a la Democracia Española y al Estado de Derecho (…). Tarde o temprano el uso de la razón se impone de una forma u otra. Solamente admitiendo nuestra historia, aplicando la ley y cooperando entre unos y otros, Cataluña y el resto de España saldrá efectivamente adelante. Barcelona (España), sábado 5 de agosto de 2017. Fotografía: El joven catalán, Erik Encinas Ortega, este sábado 23 de julio de 2016 en el Parque Diagonal del Mar de Barcelona, durante una entrevista con el portal español de noticias Lasvocesdelpueblo. Fotografía Joseph Azanméné Ngabgué/Lasvocesdelpueblo.

Corría el año 1934, la Segunda República Española (1931-1936) vivía un contexto muy convulso y de fuerte exaltación. En aquel momento la inestabilidad política, social y económica reinaba como nunca en España, mientras que los problemas y las agitaciones en las calles españolas se calentaban de manera ascendente y cada vez más descaradamente inevitable. Sin embargo, Lluís Companys no tuvo otra mejor idea, que proclamar un Estado Catalán independiente dentro de la Federación Ibérica con el apoyo del cuerpo de la policía de los Mossos D’Esquadra. Y aquello terminó con el gobierno catalán encarcelado, al igual que los policías catalanes detenidos por las autoridades de la Guardia Civil con el respaldo del Presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora y Torre. Lo verdaderamente preocupante, es que estamos en el año 2017 y la historia vuelve a repetirse, pareciendo que no aprendimos nada de aquello, y eso pasa porque precisamente hay una parte de la sociedad que se olvida de dónde venimos, queriendo dar más importancia a determinadas fases históricas, y reduciendo prácticamente a cero lo que no se quiere sacar a relucir por motivos políticos, sociales, económicos y otros intereses concretos, que son fruto de la perdida de la racionalidad del ser humano.

Por eso mismo, conviene explicar que ningún proceso separatista es pacífico por más que se quiera maquillar de una y mil formas, ya que es imposible que se pueda contentar a todo el mundo. Por lo tanto, el 1-O es sin lugar a dudas un golpe de Estado a la Democracia Española y al Estado de Derecho que la configura como tal, ya que no únicamente se invoca a la sedición desde la Generalidad de manera ilegal, sino que también se gastan millones y millones de euros del erario público en financiar la división de los catalanes, pero también la ruptura con los demás españoles.

Además, en momentos como el que en la actualidad nos acontece, ser realista te convierte en alguien más revoltoso e incluso en un real antisistema, y por esa misma cuestión, la frase de George Orwell en la que dice “en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”, coge más fuerza nunca, porque es evidente que corres de manera diferenciada unos riesgos al explicar verdades que duelen a aquellos que no las quieren aceptar bajo ningún modo, ya que no las pueden ver o asimilar, y por eso las niegan, la esconden, generan duda o llegan a alcanzar la perturbación de la propia realidad que nos rodea, manipulándola a través de la historia, utilizando las instituciones, la información pública, la comunicación, la censura, la educación… La suerte por eso de tener sentido común, es que tarde o temprano el uso de la razón se impone de una forma u otra.

Solamente admitiendo nuestra historia, aplicando la ley y cooperando entre unos y otros, Cataluña y el resto de España saldrá efectivamente adelante. No obstante, el camino por el que se lleva a día de hoy a los catalanes, es verazmente distinto y totalmente opuesto al que he mencionado anteriormente, ya que se nos aboca a un enfrentamiento innecesario entre bandos y de la misma tierra, que está condenado a terminar en una posible gran tragedia, sino se frena el odio y la soberbia nacionalista, claramente dispar a lo que se podría promover mediante un patriotismo más honrado, leal, unido y cohesionado, que podría servir para sacar cuanto antes a los españoles del período de crisis política, social y económica que vive España todavía actualmente y que la sociedad española aguanta ciertamente con una enorme intranquilidad, porque el país no ha vuelto a ser el mismo desde entonces, pese a que existen varios datos positivos que indican una recuperación en la economía española, ya que los recortes en diversos sectores se han realizado y se han mantenido en el tiempo, además han aumentado los casos de corrupción y ha existido un auténtico incremento de la tensión social, entre otros problemas que se han aseverado a niveles insospechados antes de que existieran como tal, y aunque algunos ya permanecieran en la realidad de entonces, reitero que no alcanzaban esa magnitud ni tampoco la trascendencia que poseen a fecha de hoy.

 

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febrero 13th, 2017 by José Basaburua

 Redacción (José Basaburua es funcionario de la Administración Central del Estado y escritor) – Una primera falsedad: ETA no fue la única organización panvasquista que asesinó en Navarra. Además es un titular del todo impreciso; sin ser aclarado después en la venenosa crónica subsiguiente: “fracasa el intento de utilizar…”, pero ¿por parte de quién? Y ¿por qué ha fracasado? ¿Acaso porque se gritó viva España? ¿O porque no se linchó a los prebostes del Gobierno? Navarra (España), lunes 13 de febrero de 2017. Fotografía: En la imagen, las víctimas del terrorismo de ETA, la organización terrorista del actual líder de EH Bildu y Sortu, Arnaldo Otegi, durante la concentración en Pamplona contra ETA, de este domingo 12 de febrero de 2017. Lasvocesdelpueblo.

“Fracasa el intento de utilizar a las víctimas de ETA contra el Gobierno“. Este es el titular interior de ‘Diario de Noticias’, en su edición impresa del día 12 de febrero, por el que vendía su interpretación acerca de la concentración del día anterior en Pamplona en apoyo a las víctimas del terrorismo.

Una primera falsedad: ETA no fue la única organización panvasquista que asesinó en Navarra. Recordemos los Comandos Autónomos Anticapitalistas, quienes no formaban parte de su estructura y constituían una organización propia.

Portada interior de papel del Diario de Noticias de Navarra sobre la concentración de las víctimas del terrorismo de ETA contra ETA de este 12.022017 en Pamplona. Lasvocesdelpueblo.

Además es un titular del todo impreciso; sin ser aclarado después en la venenosa crónica subsiguiente: “fracasa el intento de utilizar…”, pero ¿por parte de quién? Y ¿por qué ha fracasado? ¿Acaso porque se gritó viva España? ¿O porque no se linchó a los prebostes del Gobierno?

¿Qué más dice el Boletín Oficial de Guipúzcoa en su cabecera navarra? Pues, como siempre, no dan puntada sin hilo. Veamos:

«Varias decenas de personas secundaron ayer la concentración de apoyo a las víctimas de ETA convocada por varios colectivos extremistas vinculados a UPN, como Vecinos de Paz, Sociedad Civil o Recuperar Navarra. La convocatoria organizada con motivo del día de las víctimas de ETA y en la que se acusó a la izquierda abertzale de “actos de genocidio” y de “limpieza nacional” derivó en un acto contra el gobierno de Navarra, al que los organizadores acusaron de una “insensibilidad intencionada, evidente y continua con las víctimas de ETA y los funcionarios públicos” por el acto previsto para la próxima semana de reconocimiento a las víctimas de la violencia ultra y policial. Tras la lectura de un comunicado la cita finalizó con gritos de “viva España”. Diario de Noticias».

Otra crónica propia de su temperamento: una dosis de su propio veneno y adió el Noticias. Ya se sabe: eres lo que lees.

El texto merece ser analizado línea por línea, palabra por palabra. Pero nos limitaremos a un par de expresiones.

¿Varias decenas?

Fueron medio millar. No es mucho. Pero más que en las últimas ocasiones; sobre todo dado el clima de intimidación que se sigue prolongando en el tiempo a causa del terrorismo sufrido.

Claro, que para el Noticias únicamente merecen consideración de ciudadanía los manifestantes que lo sean en decenas de millares procedentes de todos los “territorios vascos” movilizados a toque de irrintzi, obedeciendo consignas, con corte de pelo “vasko” y en formación paramilitar. Será que los moderaditos del PNV se sienten cómodos entre esas multitudes. Pero otros muchos, no. Para nada.

¿Colectivos extremistas?

De las asociaciones convocantes, Vecinos de Paz es la que más trabaja pegada al terreno desde hace muchos años. Se les conoce muy bien.

No les interesa la política partidaria. Son humanistas, por encima de todo; en el sentido de preocuparse más que nada por el dolor causado por el terrorismo. Acompañan y están con las víctimas, y no sólo el día del funeral. Pero tienen las cosas muy claras; por ejemplo que los símbolos también son importantes. Son congruentes y la politiquería no les va.

Las otras entidades: Libertad Ya, que no se moviliza como en otros momentos de su interesante historia, pero sigue siendo una referencia moral; Asociación por la Tolerancia, que viene realizando una interesante labor de titular pedagógica especialmente en el mundo del cine y la comunicación, de raíces catalanas; y la Fundación Tomás Caballero, cuyo sólo nombre lo dice todo.

Las otras son más recientes. Es el caso de Sociedad Civil Navarra, Doble 12 y Recuperar Navarra. Bienvenidas a la lucha. Bienvenidas a la realidad.

Tras este repaso, las cosas se aclaran: quienes no comparten los presupuestos del Gobierno son extremistas. Vale, se entiende mejor así: el Gran Hermano ha pontificado. Y es que eres lo que lees. Totalitarismo.

Qué lástima

La moderación de todas estas asociaciones, hasta el punto de que no sonaran los himnos de Navarra y España, al igual que en otras concentraciones, no ha impedido ser calificados de “extremistas” por el Noticias; que es en definitiva la consideración que tiene de ellas tanto el Gobierno como el cuatripartito.

Recordemos, además, que en consecuencia con tanta moderación, las banderas de Navarra y España, únicos símbolos que acaso unían a tantas víctimas de existencias y naturalezas tan heterogéneas, tampoco presidieron formalmente la cabecera de la concentración: las portaban algunos manifestantes libremente.

En la imagen, En la imagen, las víctimas del terrorismo de ETA, la organización terrorista del actual líder de EH Bildu y Sortu, Arnaldo Otegi, durante la concentración en Pamplona contra ETA, de este domingo 12 de febrero de 2017. Lasvocesdelpueblo.

Gracias a ellos las disfrutamos, y a los organizadores, por no impedirlo. Pero, no por ello, los nacionalistas se dejaron ver… ni han cambiado su mirada. Lo suyo es la “equidistancia”; esperemos que el ejemplo no cunda en casa ajena.

Queridos amigos blanditos:

Hagáis lo que hagáis, salvo en el supuesto de rendición total, siempre estará mal a ojos de los nacionalistas. Y decimos bien: de los nacionalistas, pues algunos de ellos, representando al Gobierno, estuvieron en la concentración. Y escucharon alguna palabra fea.

Y algún reproche fuera de lugar (“muy mal lo del concierto con la Universitaria”, ¡pero por favor, ¿qué se celebraba allí?!). Y alguien gritó “nacionalistas terroristas”, siendo acompañado por unos y siseado por otros. Y ahí terminó todo. Ni fueron linchados, ni se marchó hasta Diputación para tratar de asaltarla. Tranquilos: que la tele, ni los periódicos sacaron a relucir ese último grito.

Insistamos en una cuestión: aunque tamaña afirmación pueda entenderse como un exceso verbal, los asesinos de ETA, ETA (pm) y CCAA eran nacionalistas. De modo que, aunque todos los asesinos eran nacionalistas, faltaría más, no todos los nacionalistas lo son. Y si las víctimas eran españolas, ¿cómo puede dividir a la gente normal la enseña común? Decimos bien:

La gente normal, no las masas paramilitares y justicieras a las que estamos “acostumbrados” ver desfilar por toda la geografía. Que quede claro: unos cientos de personas que se manifiestan tranquilamente, y sin apenas organización, es lo normal en democracia.

Los desfiles de la “izquierda abertzale” y sus amigos NO lo es.

Y si lo vemos normal, es que están ganando. Y si cedemos con los símbolos, es que también ganan. Y cuando avanzan, nunca retroceden.

De modo que, ¿están las cosas un poquito más claras?

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enero 13th, 2017 by José Basaburua

Redacción (José Basaburua es funcionario de la Administración Central del Estado y escritor) – A la sociedad civil navarra le corresponde tomar conciencia, organizarse y responder a esta agresión. El pasado 13 de septiembre de 2016, con motivo del nuevo envite desplegado desde los partidos separatistas pancatalanistas, el diario Gara en su portada valoraba inequívocamente la situación global, y de una manera muy clara, de esta manera: “El proceso de ruptura se reaviva con la Diada y la inacción española”. Y en caracteres de menor tamaño, concretaba más: “Madrid sigue sin respuesta alguna, más allá de la amenaza habitual, a la nueva demanda de consulta de Puigdemont. Juntos Por  El Sí (JxSí) se reafirma en culminar el proceso en 2017″. Navarra (España), viernes 13 de enero de 2017. Fotografía: Una captura de la revista proetarra y del separatismo en País Vasco, ‘Diario Gara’, facilitada por el autor del escrito, José Basaburua. Lasvocesdelpueblo.

De este modo, para los separatistas radicales, la iniciativa estratégica correspondería siempre a las fuerzas secesionistas, respondiendo las fuerzas “españolistas”

La expresión de “inacción española” no viene siendo, para nada, excepcional en los titulares y análisis habituales de este medio separatista, en el que no se da puntada sin hilo.

También por lo que se refiere a Vascongadas y Navarra. De este modo, para los separatistas radicales, la iniciativa estratégica correspondería siempre a las fuerzas secesionistas, respondiendo las fuerzas “españolistas” –conforme a su criterio- con unas respuestas tácticas meramente reactivas y carentes de calado.

Hemos mencionado a Navarra; una comunidad presidida por una presidente nacionalista panvasquista, apoyada por un “cuadripartito” radical-progresista-separatista, que viene arrollando en el Parlamento y en la calle, con una cascada interminable de iniciativas de todo tipo, a los “españolistas” de UPN, PP y PSOE.

El “cambio” en Navarra 

Debemos realizar una primera precisión para entender lo que viene sucediendo en Navarra desde que se inició el denominado “cambio” hace ya más de un año. Así, tanto desde los partidos españolistas-constitucionalistas, como por parte de los radical-progresistas-separatistas, se “hace política” con mayor o menor fortuna, pero “no se juega a lo mismo”, ni en “la misma liga”.

Tampoco ambos “bloques” persiguen idénticos fines, ni se sirven de los mismos medios. Y todos ellos lo saben; aunque, especialmente entre los primeros, muchos no quieran darse por enterados.

Un espacio común de reflexión para todos ellos tuvo lugar al hacerse público, en los primeros días del pasado mes de diciembre, en los medios de comunicación navarros el último estudio demoscópico relevante.

No obstante, tales reacciones de los diversos partidos políticos navarros ante el barómetro de opinión del Departamento de Sociología de la UPNA no aportaron ninguna clave interpretativa original; no en vano, tal y como suele suceder en situaciones similares, todos se sentían beneficiados.

Como se recordará, este estudio demoscópico anticipaba un mínimo “baile” de escaños; de modo que UPN repetiría resultados (15 escaños al Parlamento Foral), los separatistas de Geroa Bai y EH Bildu mantendrían sus 17 escaños (produciéndose un mínimo pero significativo trasvase de 1 escaño desde los primeros a los segundos), el PSOE mantendrías sus 7 actuales, Izquierda-Ezkerra los 2 suyos, Podemos bajaría de 7 a 6 y el PPN ganaría 1, quedándose en 3. Ciudadanos continuaría fuera. 

Ello confirma lo que se viene percibiendo desde hace décadas: el electorado separatista, al margen de siglas de conveniencia, es muy fiel

Ciertamente, un único escaño arañado por la oposición constitucionalista a la suma que sustenta al cuatripartito radical-progresista-separatista le alumbraría la posibilidad de que —siempre con el beneplácito del PSOE— recuperara en unas futuras elecciones parte de las posiciones perdidas con su desalojo del Gobierno y de la mayoría de las instituciones navarras. 

Koldo Martínez, por parte del Gobierno Foral, respondió con el argumento de que el Ejecutivo nacionalista disponía —todavía— de buena parte de la legislatura para revertir tan leve retroceso. Y no le faltaba razón. No en vano, el hecho de que muchos consultados en las encuestas desaprobaran ciertas prácticas, de las políticas gubernamentales, no se ha traducido en nada parecido a un terremoto electoral; apenas una breve resaca.

De este modo se impone un hecho: la fortaleza del cuatripartito apenas se ha visto lesionada por las salpicaduras de la turbulenta y continua cascada de las políticas desplegadas, con no poca virulencia y polémica, en tantísimos frentes: lingüístico, educativo, simbólicos, modelo policial, memoria histórica, gestión hospitalaria (comidas, listas de espera, aborto), agenda “de género”, prácticas oligárquico-partitocráticas, reelaboración del “relato” del terrorismo, etc.

Ello confirma lo que se viene percibiendo desde hace décadas: el electorado separatista, al margen de siglas de conveniencia, es muy fiel. Y el pseudo-populista, e igualmente radical-progresista de Podemos, no parece susceptible a cambios erráticos incoherentes con su natural tendencia.

La movilización obsesiva del separatismo, ¿cómo afrontar tal ofensiva? Pues al igual que cualquier enfermedad

En este contexto, Navarra Confidencial, en su texto “La hipermovilización del cuadripartito” analizaba el omnipresente despliegue callejero, cultural y simbólico de los partidos y “organismos populares” afines al actual Gobierno, que configura en su conjunto un férreo control social informal, lindante con modalidades de coerción física en cierto modo herederas del terrorismo que perpetró durante décadas la banda que lideraba –si no lo sigue haciendo todavía hoy- a una de sus “patas” fundamentales, EH Bildu.

Tal hipermovilización, y más una vez instalados en el Gobierno Foral, no correspondería, conforme su juicio, a la lógica propia de los partidos democráticos, centrados en una labor institucional “clásica”.

Y, para explicar tamaña excepcionalidad, el editorialista les atribuía una “naturaleza totalitaria”, lo que les arrastraría a la hipermilitancia y una politización machacante en todos los ámbitos de la vida; un diagnóstico certero que compartimos. Pero, ¿cómo afrontar tal ofensiva? Pues al igual que cualquier enfermedad: en primer lugar, tomando conciencia de la misma.

Una precisión previa. Tamaña cadena trenzada de normas administrativas, posicionamientos públicos, decisiones políticas, imposiciones educativas, manifestaciones callejeras, etc., implementadas desde el cuadripartito y sus múltiples “brazos”, no son fruto de la improvisación: responden, por el contrario, a una estrategia perfectamente diseñada.

Ahora controlando más instituciones, se les ha abierto muchas más puertas para su labor proselitista

Y otras muchas actuaciones, percibidas generalmente como irrelevantes juegos retóricos sin apenas trascendencia real —oscurecimiento del “relato del terrorismo” en el propio Parlamento y el revanchismo en fondo y forma contra el Monumento a los Caídos de Pamplona y los allí enterrados, por poner dos ejemplos— no han aterrizado de la nada: se venía trabajando para ello desde hace años.

Además, ahora, controlando más instituciones, se les ha abierto muchas más puertas para su labor proselitista (y no sólo los Civivox y las bibliotecas públicas…). Y para los disidentes, ya sabemos cómo se las gastan: manifestaciones antifascistas (¡¡!!) de carácter “preventivo” y estigmatizador al mismo tiempo. Y “el que se mueva”, no es que no vaya a “salir en la foto”, sino que… ¡se le puede hacer la vida muy, pero que muy difícil! 

El comentarista de Diario de Navarra Luis M. Sanz, al analizar el pasado 11 de diciembre de 2016 esos resultados demoscópicos, concluía, en cierto modo, cargando el peso de la responsabilidad político-democrática —que pudiera cambiar el actual estado de cosas mediante un futuro gobierno alternativo— en un PSOE en crisis de identidad y liderazgo.

Ciertamente, la tiene. Pero depositar las esperanzas de cambio político en que el PSOE experimente una catarsis de sensatez, más un reajuste del centro-derecha navarrista con la progresiva desaparición del electorado de Ciudadanos en beneficio de UPN y PPN —circunstancias ambas que facilitarían un futuro gobierno constitucionalista en Navarra— no deja de ser una política de resignación y renuncia.

De resignación en una leve esperanza de que los errores ajenos terminen revertiendo en la propia cosecha electoral; una ilusión desmentida por un electoral radical-progresista-separatista nada proclive a beneficiar en modo alguno a tan diabolizada derecha “cunetera“.

Y de renuncia, a la “batalla de las ideas” y el consiguiente escapismo ante la presión social de unos “organismos populares” totalitarios —no confundir con la sociedad civil— que continúan ganando voluntades y espacio… sobre todo si no se les planta cara.

En Navarra se está imponiendo una agenda secesionista cuyo resultado final sería una “Euskal Herria reunificada y euskaldún”…. ante la “inacción española”

Esa necesaria toma de conciencia de la situación real, para afrontarla con respuestas e instrumentos adecuados, es responsabilidad de los partidos políticos, pero también de la débil sociedad civil navarra; poco dada a movilizaciones y, menos aún, a agruparse en torno a objetivos concretos a largo plazo y con continuidad.

No en vano, el futuro se juega no sólo en parlamento y ayuntamientos; sino, sobre todo, en calles, plazas, teatros, mercados, centros educativos y de trabajo, en los bares, clubs deportivos…

Resumamos: en Navarra se está imponiendo una agenda panvasquista y secesionista cuyo resultado final sería una “Euskal Herria reunificada y euskaldún”…. ante la “inacción española”.

Y si en este artículo hablamos de “imposición”, y no de “implantación”, no se debe a un mero capricho semántico, pues entendemos que en una situación democrática normalizada, las tácticas seguidas por los separatistas seguramente no habrían sido las que hemos conocido y que, en su conjunto, muestran esa faceta totalitaria y totalizante tan asfixiante que todos vivimos a diario en Navarra.

De hecho, ¿qué hubiera sido de ellos sin el hálito narcotizante y exterminador del terrorismo durante décadas y las secuelas que padecerá nuestra sociedad en general, y tantas personas y familias concretas en particular, en todos los órdenes de la convivencia? 

La “agenda” de la ruptura, ¿seguro que es así de sencillo?

¿Por qué nos servimos del término “agenda”? Ilustrémoslo con un ejemplo. El pasado 1 de noviembre de 2016, uno de los voceros de Diario de Noticias, Aingeru Epaltza, en un “breve” titulado «Ahora o nunca», afirmaba que en la Comunidad Foral de Navarra, con el desalojo de UPN de las instituciones, se estaría ejecutando un “cambio de régimen”.

¡Nada menos! Lo cierto es que, aparentemente, desde la realidad literal y ortodoxa del Derecho Constitucional, Político y Administrativo, no parece plausible tamaña afirmación. Y la respuesta “obvia” sería que la sociedad navarra estaría atravesando una fase “normal” de relevo entre partidos políticos. Algo bueno y deseable en democracia. Tranquilidad, pues, y que no cunda el pánico. Pero, ¿seguro que es así de sencillo?

Veamos que escribía entonces, con la contundencia que caracteriza, esta sagaz firma del separatismo en Navarra: «El cambio empieza a tener “relato”.

Y no sólo por la propia acción del Gobierno. Es significativo que el primer libro que se publica sobre el nuevo momento político navarro haya sido escrito en euskera. El otro día se presentó en Pamplona “Nafarroa, orain ala inoiz ez” (“Navarra, ahora o nunca”) de Ion Orzaiz y Joxerra Senar, profesionales del diario Berria.

Se trata de una crónica periodística sobre el último año y medio de historia de la Comunidad Foral, para lo cual han entrevistado a algo más de medio centenar de políticos y agentes sociales de todas las tendencias. Escrita en tono didáctico y alejada de enfoques académicos, la obra aborda no sólo los factores que han hecho posible que “el régimen” haya sido desalojado de las principales instituciones de la Comunidad Foral, sino también las condiciones necesarias para que esa situación se mantenga en el tiempo.

Los ritmos para que el cambio se materialice en hechos es otro de los puntos en los que incide. Algunos con excesiva prisa debían de haber escuchado las palabras de los periodistas cuando, en la presentación del libro, se referían a la necesidad de “cambiar el chip” y de “tener más perspectiva” en el momento de juzgar la actuación de los nuevos gestores. En el acto se mencionó así mismo la situación de UPN, abundando en lo fuertemente condicionada que se encuentra por el Diario de Navarra. Por cierto, que en opinión de los autores del libro, las fuerzas del cambio otorgan al periódico de Cordovilla un poder mayor que el que -dicen- realmente tiene (…)». Toda una agenda estratégica y táctica, ¿o no?

Resumamos, pues los principales enunciados de esta “agenda”. El “régimen” desalojado sería la propia UPN; personificando en este partido de centro-derecha —según si criterio—la continuidad de cierta Navarra tradicional, más o menos española, más o menos liberal incluso, que habría que barrer; independientemente de los marcos legales de cada momento, en el camino hacia la Euskal Herria de sus sueños y pesadillas.

En consecuencia, debe “trabajarse” en profundidad y en perspectiva; siendo la gubernamental sólo una fase y valorando sus efectos con una mirada en conjunto con el resto de “frentes”. UPN, sin Diario de Navarra, sería poca cosa; y si además tal medio no fuera tan influyente como generalmente se considera, pues mucho mejor para los separatistas.

¿A qué hechos se refiere cuando hablan de “materializar el cambio”? Pues al crecimiento de la contra-sociedad panvasquista existente en Navarra —especialmente vía imposición del euskera batua— hasta el punto de que el “cambio” se haga irreversible. En suma: una batalla por las ideas, las voluntades y los espacios públicos en toda regla.

Por nuestra parte, nos preguntamos: esta “conciencia” del momento histórico que vivimos, ¿la tienen los líderes navarristas? ¿Les interesa realmente? Y, en caso positivo, ¿exploran al menos una iniciativa política y social propia que no sea una mera protesta reactiva?

Cambio cultural y cambio político 

Para el separatismo y sus compañeros de viaje radical-progresistas —a quienes les encantaría un día deglutir al propio PSOE navarro— todo “cambio” social, cultural, mental y político debe generarse desde una clave transformadora, a su modo dialéctico-identitario de interpretar la realidad. Así, toda “grieta”, “contradicción”, “avance” legislativo, etc., serían unas etapas más a implementar; orientadas a la conquista y control posterior del poder social y político.

Una perspectiva, sin duda, totalitaria y de facto independiente, en cierto modo, de “marcos legales” e “imposiciones externas”; no en vano, pudieran ser “revertidas” desde la dialéctica de los hechos, el uso alternativo y de autor del Derecho, etc. Por todo ello, siguen trabajando sin descanso desde todos los “frentes”; salvo el “armado”, es decir el terrorista -digámoslo sin eufemismos- al menos hoy. Y lo seguirán haciendo: junto al Gobierno Foral… o contra él. Y contra todo amago de respuesta social que se le resista. 

Los partidos constitucionalistas (UPN, PPN, Ciudadanos; pues, por su parte, el PSOE comparte no pocos presupuestos ideológicos del radical-progresismo que le hace permeable a ciertos cantos de sirena procedentes de Podemos, además de desarrollar su propia agenda “gramsciana” privilegian y se centran en las vías institucionales; pues entienden que los poderes ejecutivo y legislativo son la base apropiada para el ejercicio ordinario de la gobernanza, sin olvidar apaños e interferencias diversas con el judicial. Y, en casos deleznables, haciendo “negocios”; dando alas a los radicalismos de cualquier signo.

Lo típico en nuestro entorno occidental; si bien no tanto, acaso, en el anglosajón. Por ello renuncian a la “batalla de las ideas”” que generalmente ni conocen ni les interesa, menospreciándolo; o empezando a entenderla una vez desalojados del poder. En suma: su acción política es cortoplacista.

Por el contrario, los partidos totalitarios, y sus respectivos movimientos sociales (“organismos populares”), son estructuras de sensibilidad paramilitar, en orden de combate, y con la mirada puesta en la siguiente generación; tratando, eso sí, de no desaprovechar ocasiones y de beneficiarse de toda conquista parcial en cualquier orden de la vida social. 

Confrontación pura y dura, mal que nos pese 

Se quiera ver o no, esa confrontación existe y existirá. Y, consecuentemente, las “batallas” políticas, incluso las victorias de hoy o de mañana, pueden estar abocadas a la derrota pasado mañana, por haber descuidado o ignorado esos “otros frentes” en los que se mueven de manera tan característica y desahogada los separatistas y comparsas.

Los constitucionalistas podrán seguir como hasta ahora: mirando hacia otro lado, mientras en la vida cotidiana, en los diversos ambientes, la lucha por la “hegemonía” cultural —en el sentido gramsciano del término— arrecia; presentando nuevas formulaciones, conquistando voluntades, ganando o creando espacios sociales alternativos.

A la sociedad civil navarra le corresponde tomar conciencia, organizarse y responder a esta agresión

En definitiva, transformando la “mentalidad común”. Y, a resultas de ello, ensanchando su base electoral, aunque lo fuere muy lentamente; más no importa, pues esa mirada a largo plazo concibe que tales “avances tácticos”, que pueden ser simultáneos o no a otros éxitos sectoriales, e incluso compatibles con ciertos retrocesos, les aproximen, en suma, a su objetivo final. 

A la sociedad civil navarra le corresponde tomar conciencia, organizarse y responder a esta agresión. Y a los políticos, ser su vanguardia. Les guste o no. En definitiva: pasar de la “inacción” a la protesta, la propuesta y la recuperación de la iniciativa.

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diciembre 19th, 2016 by lasvoces

Redacción (José Basaburua es funcionario de la Administración Central del Estado y escritor) – Decíamos en nuestro artículo anterior (enlace) que, tanto desde los partidos constitucionalistas, como por parte de los separatistas-radical-progresistas, se “hace política”, con mayor o menor fortuna, pero “no se juega a lo mismo”; ni “en la misma liga”. Alsasua (Navarra), lunes 19 de diciembre de 2016. Fotografía: La agenda (nada oculta) de la imposición del separatismo panvasquista en Navarra  representado en un cartel que titula «Agenda imposición separatismo Navarra», firma el autor de este escrito. Lasvocesdelpueblo.

Tampoco persiguen idénticos fines, ni se sirven de los mismos medios. Y todos ellos lo saben; aunque, especialmente entre los primeros, muchos no quieran darse por enterados. De ahí la ofensiva extraordinaria desplegada en todos los frentes posibles por los separatistas (desde el Gobierno, “organismos populares” afectos, presión callejera, señalamientos mediáticos…) y la débil respuesta del navarrismo político.

Y si en este artículo hablamos de “imposición”, y no de “implantación” no se debe a un mero capricho semántico, pues entendemos que en una situación democrática normalizada, las tácticas seguidas por los separatistas seguramente no habrían sido las que conocemos y que, en su conjunto, muestran esa faceta totalitaria y totalizante tan asfixiante que todos vivimos a diario en Navarra; no en vano, ¿qué hubiera sido de ellos sin el hálito narcotizante, exterminador y distorsionador del terrorismo durante décadas y las secuelas que padecerá nuestra sociedad en general, y tantas personas y familias concretas en particular, en todos los órdenes?

El pasado 1 de noviembre de 2016, uno de los voceros de Diario de Noticias de Guipúzcoa —perdón, queríamos decir de Navarra—, Aingeru Epaltza, en un “breve” titulado «Ahora o nunca», afirmaba que en la Comunidad Foral de Navarra, con el desalojo de UPN de las instituciones, se estaría ejecutando un “cambio de régimen”.

Nafarroa orain 2. La agenda (nada oculta) de la imposición del separatismo panvasquista en Navarra. Lasvocesdelpueblo.

¡Nada menos! Lo cierto es que, aparentemente, desde la realidad literal y ortodoxa del Derecho Constitucional, Político y Administrativo, no parece plausible tamaña afirmación.

Y la respuesta “obvia” sería que la sociedad navarra estaría atravesando una fase “normal” de relevo entre partidos políticos. Algo bueno y deseable en democracia. Tranquilidad, pues, y que no cunda el pánico. Pero, ¿seguro que es así de sencillo?

Veamos que escribía —sin dejar puntada sin hilo, tal y como le caracteriza— esta sagaz firma del separatismo en Navarra: «El cambio empieza a tener “relato”.

Y no sólo por la propia acción del Gobierno. Es significativo que el primer libro que se publica sobre el nuevo momento político navarro haya sido escrito en euskera. El otro día se presentó en Pamplona Nafarroa, orain ala inoiz ez (“Navarra, ahora o nunca”) de Ion Orzaiz y Joxerra Senar, profesionales del diario Berria.

Se trata de una crónica periodística sobre el último año y medio de historia de la Comunidad Foral, para lo cual han entrevistado a algo más de medio centenar de políticos y agentes sociales de todas las tendencias. Escrita en tono didáctico y alejada de enfoques académicos, la obra aborda no sólo los factores que han hecho posible que “el régimen” haya sido desalojado de las principales instituciones de la Comunidad Foral, sino también las condiciones necesarias para que esa situación se mantenga en el tiempo.

Toda una agenda estratégica y táctica, ¿o no?

Los ritmos para que el cambio se materialice en hechos es otro de los puntos en los que incide. Algunos con excesiva prisa debían de haber escuchado las palabras de los periodistas cuando, en la presentación del libro, se referían a la necesidad de “cambiar el chip” y de “tener más perspectiva” en el momento de juzgar la actuación de los nuevos gestores.

En el acto se mencionó así mismo la situación de UPN, abundando en lo fuertemente condicionada que se encuentra por el Diario de Navarra. Por cierto, que en opinión de los autores del libro, las fuerzas del cambio otorgan al periódico de Cordovilla un poder mayor que el que -dicen- realmente tiene (…)». Toda una agenda estratégica y táctica, ¿o no?

Resumamos, pues los principales enunciados de esta “agenda”. El “régimen” desalojado sería la propia UPN; acaso personificando el partido de centro-derecha la continuidad de cierta Navarra tradicional, más o menos española, más o menos liberal incluso, que habría que barrer; independientemente de los marcos legales de cada momento, en el camino hacia la Euskal Herria de sus sueños y pesadillas.

Debe trabajarse en profundidad y en perspectiva; siendo la gubernamental sólo una fase y valorando sus efectos con una mirada en conjunto con el resto de “frentes”. UPN, sin Diario de Navarra, sería poca cosa; y si además tal medio no fuera tan influyente como generalmente se considera, pues mucho mejor para los separatistas.

Junto al Gobierno Foral… o contra él y contra todo amago de respuesta social que se le resista

¿A qué hechos se refiere cuando hablan de “materializar el cambio”? Pues al crecimiento de la contrasociedad panvasquista existente en Navarra —especialmente vía imposición del euskera batua— hasta el punto de que el “cambio” se haga irreversible. En suma: una batalla por las voluntades y las ideas en toda regla.

Por nuestra parte, nos preguntamos: esta “conciencia” del momento histórico que vivimos, ¿la tienen los líderes navarristas? ¿Les interesa realmente? Y, en caso positivo, ¿exploran al menos una iniciativa política y social propia que no sea una mera protesta reactiva?

Para el separatismo, y sus compañeros de viaje radical-progresista —a los que les gustaría un día incorporar al propio PSOE navarro— todo “cambio” social, cultural, mental y político debe generarse desde una clave transformadora, a su modo dialéctico-identitaria de interpretar la realidad.

Así, toda “grieta, contradicción, avance” legislativo, etc., serían unas etapas más a implementar; orientadas a la conquista y control posterior del poder social y político.

Nafarroa orain. La agenda (nada oculta) de la imposición del separatismo panvasquista en Navarra. Lasvocesdelpueblo.

Una perspectiva, sin duda, totalitaria y de facto independiente, en cierto modo, de “marcos legales e imposiciones externas”; no en vano, pudieran ser “revertidas” desde la dialéctica de los hechos, el uso alternativo y de autor del Derecho, etc. Por todo ello, siguen trabajando sin descanso desde todos los “frentes”; salvo el “armado”, es decir el terrorista —digámoslo sin eufemismos– por ahora.

Y lo seguirán haciendo: junto al Gobierno Foral… o contra él. Y contra todo amago de respuesta social que se le resista.

Los partidos constitucionalistas (UPN, PPN, Ciudadanos; pues, por su parte, el PSOE comparte no pocos presupuestos ideológicos del radical-progresismo que le hace permeable a tantos cantos de sirena como venimos observando desde Podemos, además de desarrollar su propia agenda “gramsciana”) privilegian y se centran en las vías institucionales; pues entienden que los poderes ejecutivo y legislativo son la base apropiada para el ejercicio ordinario de la gobernanza, sin olvidar apaños e interferencias diversas con el judicial.

Y, en casos deleznables, haciendo “negocios”; dando alas a los radicalismos de cualquier signo. Lo típico en nuestro entorno occidental; si bien no tanto, acaso, en el anglosajón. Por ello renuncian a la “batalla de las ideas”, que generalmente ni conocen ni les interesa, menospreciándolo; o empezando a entenderla una vez desalojados del poder. En suma: su acción política es cortoplacista.

Por el contrario, los partidos totalitarios, y sus respectivos movimientos sociales (“organismos populares”), son estructuras de sensibilidad paramilitar, en orden de combate, y con la mirada puesta en la siguiente generación; tratando, eso sí, de no desaprovechar ocasiones y de beneficiarse de las conquistas parciales en cualquier orden de la vida social.

Se quiera ver o no, esa confrontación existe y existirá. Y, consecuentemente, las “batallas” políticas, incluso las victorias de hoy o de mañana, pueden estar abocadas a la derrota pasado mañana, por haber descuidado o ignorado esos “otros frentes” en los que se mueven de manera tan característica y desahogada los separatistas y comparsas.

Los constitucionalistas podrán seguir como hasta ahora: mirando hacia otro lado, mientras en la vida cotidiana, en los diversos ambientes, la lucha por la “hegemonía” cultural —en el sentido gramsciano del término— arrecia; presentando nuevas formulaciones, conquistando voluntades, ganando o creando espacios sociales alternativos.

En definitiva, transformando la “mentalidad comú”.

Y, a resultas de ello, ensanchando su base electoral, aunque lo fuere muy lentamente; más no importa, pues esa mirada a largo plazo concibe que tales “avances tácticos”, que pueden ser simultáneos o no a otros éxitos sectoriales, e incluso compatibles con ciertos retrocesos, les aproximen, en suma, a su objetivo final.

A la sociedad civil navarra le corresponde tomar conciencia, organizarse y responder a esta agresión. Y a los políticos, ser su vanguardia. Les guste o no. Y si no están dispuestos, que se vayan a casa.

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