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octubre 31st, 2015 by lasvoces

Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. <Fotografía: Los golpista de la candidatura separatista catalana, Juntos Por El Sí, Artur Mas Gavarró (i) junto con Carmen Forcadell Lluís (d9, durante la primera sesión del Parlamento de la XI legislatura. Foto AFP>.

La reflexión y la pregunta que cabe hacerse es: ¿Y El Pueblo Español?

Todo pueblo que ha alcanzado un mínimo de organización interna, con empeño tenaz ha ido guardando en la línea del tiempo lo que consideraba referencia para su mejor funcionamiento como grupo; así lo hicieron nuestros primitivos antepasados mientras presionaban con firmeza la tierra que les sostenía y, a medida que se hacían humanos intentaban adaptar el mundo a sus necesidades, primero con sus fuerzas, luego con la palabra y con la inteligencia (…) familias, tribus, poblados, Nación y Estado. “España es un concepto discutido y discutible”, “España, nación es un término polisémico”, de esta forma ambigua líderes políticos, saturados de estupidez y simpleza, han osado aclarar este compromiso ético, fruto de la Historia.

En esa deriva hemos dejado atrás todo lo que la arropaba, la hacía presente y entrañable, frente a ello, sólo se ha empleado como réplica un silencio y un abandono fácil; Fiesta Nacional, 12 de Octubre: Presidentes de comunidades autónomas ausentes en los actos oficiales, posicionamientos de un gusto y falsedad inaceptable emitidos por cargos municipales, concentraciones de intención anticonstitucional, ofensas continuas en televisiones públicas y para cerrar este recital de situaciones insólitas nos encontramos a los altos responsables de las Instituciones dispuestos a ir con sus mejores galas a recepciones protocolarias y a participar en los corrillos de los dimes y diretes, con un tema central -la figura estelar de Albert Rivera-.

La reflexión y la pregunta que cabe hacerse es: ¿Y El Pueblo Español? La respuesta se resume en dos instantáneas, una la encontramos en esos cientos de madrileños que se agolpaban en las calles para vitorear a su ejército, defensor de la integridad territorial del país y del ordenamiento constitucional, la otra en la convocatoria de una manifestación ciudadana en Barcelona para reivindicar su españolidad, afectada desde hace años por el gobierno de la Generalidad de Cataluña; la presencia voluntariosa de los ciudadanos en ambos acontecimientos simultáneos, en un día en que se celebraba el sentir colectivo, fue suficiente motivo para haberle dedicado un tiempo acorde a la importancia de la efeméride, pero no se hizo pues ni la retransmisión en directo del desfile militar incluyó imágenes del entusiasmo del público anónimo, que se sentía motivado por los valores constitucionales que representa la España de hoy, ni tampoco la pantalla televisiva mostró, con suficiente amplitud de minutos, la apuesta que hacían unos ciudadanos catalanes, de vivir en libertad y por lo tanto de ver respetada su dignidad. Después de un largo rodaje de proceso democrático, parece insólito que tenga que ser el pueblo, agobiado por la situación, quien se postule defensor de España al reconocer a sus Fuerzas Armadas en su función y al enarbolar la bandera al grito de su secuestrada condición de español.

Los líderes políticos durante la legislatura ignoran la presencia y la opinión de la ciudadanía, sólo les mueve los beneficios, no únicamente de partido sino también de cada uno de ellos y de sus camarillas; cabe observar simplemente a dos meses de los comicios, los movimientos que se producen en las fuerzas políticas, e incluso apreciar los forcejeos y trasvases de sus miembros, la lucha por el puesto seguro; las organizaciones internas de los partidos se tambalean, gimen, lloran (…) y mientras tanto los graves problemas que pueden desestabilizar el sistema democrático y que tienen preocupados a los españoles, se relegan o se sacan fuera del debate.

Estamos deslizándonos por una pendiente muy peligrosa a riesgo de caer en la banalidad absoluta. Después del careo entre Pablo Iglesias y Albert Rivera, golpeados por los parámetros que miden la imagen, la compostura, el gesto, eso sí en mangas de camisa, puños hacía arriba y cuellos desabrochados con la intención demagógica de acercarse al pueblo, de mostrar sencillez, un disfraz al uso impuesto por los populistas de Podemos, sería de lamentar que nos encogiéramos de hombros al susurro de “es lo que hay”.

Es penoso el trato dirigido hacía los ciudadanos por parte de la “aristocracia” política, un trato falto de consideración, y ante todo de responsabilidad frente el presente y futuro de España (…). Las propuestas que se les ocurre son de lo más rocambolescas, de desprecio a lo que somos, fuimos y podemos ser, nos han vaciado por dentro, han creído que lo único imprescindible y casi excluyente para apuntalar a una sociedad es la situación económica, que siendo muy importante, no es el todo pues la vitalidad anímica de los españoles requiere ilusión y valores para afrontar el mañana.

Deberíamos exigirles Libertad para poder decidir nuestras vidas, nuestros gustos, nuestra cultura, lo que queremos ver, oír y hacer, libres para poder practicar la religión en la que creamos o ninguna si es a lo que optamos, libres para elegir la escuela que se ajuste más a nuestro modelo de entender el mundo (…) y un largo etcétera de espacios en los que deseamos movernos sin la implacable mirada y control de los políticos. Deberíamos exigirles Justicia en todos los órdenes, en el ámbito laboral, en el social, en el político, que se ampare y sancione a todos sin distinción alguna, con prontitud y equidad. Deberíamos exigirles Igualdad de derechos y deberes, sin singularidades ni privilegios -singular cada persona por ser irrepetible, no los colectivos aglutinadores de individuos diferentes, dándose el caso que puede haber más coincidencias entre dos personas miembros de diferente grupo, que lo que les une con los que comparte el suyo-.

Deberíamos exigirles Compromiso por España y sus símbolos, lo que daría estabilidad a todos, a cada uno en particular y en consecuencia al sistema democrático. Deberíamos exigirles Decisión en desmontar el complejo andamiaje en el que se han convertido las Instituciones, amplísimo solar para colocar a sus afines, amigos y familiares. Deberíamos exigirles Formación, Honradez y Servicio. 

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octubre 24th, 2015 by lasvoces

Manuel I. Cabezas González es Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas; Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada; Departamento de Filología Francesa y Románica; Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Almagarinos, pedanía del Ayuntamiento de Igüeña, es un pueblo muy pintoresco tanto por su emplazamiento como por sus gentes. Por eso, merece una visita o, mejor, una larga y reposada estancia, sobre todo en la estación estival. Almagarinos está colgado, como un nido de águila,

Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas, Manuel I. Cabezas. Foto archivo.

Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas, Manuel I. Cabezas. Foto archivo.

en lo alto del escarpado acantilado llamado Peñas de Aceite; y, por su ubicación, puede ser considerado como el vigía del valle del río Tremor, sito en el Bierzo Alto. Ahora bien, es también un lugar sin igual por sus gentes.

En este pintoresco pueblo, hay un espacio, que no es ni calle ni plaza o es las dos cosas a la vez, bautizado con el nombre de “El Parlamento”. Está situado enfrente del bar Gonçalves, único bar del pueblo, regentado por la hacendosa y, además, “cordon-bleu”, Deolinda: si pruebas sus sopas de trucha o sus patatas con corzo o jabalí, o su abanico de platos de bacalao (como buena portuguesa que es), seguro que querrás repetir o desearás volver cuanto antes.

Pero, no nos perdamos y sigamos con El Parlamento. Éste es un espacio muy concurrido y polivalente, donde los vecinos del pueblo se reúnen, bajo una pérgola, para parlamentar; para tomar el aperitivo o las copas de rigor (mediodía, tarde, noche y madrugada), los adultos varones y hembras; para disfrutar con los juegos de mesa, los niños y menos niños; y para hacer el filandón (reunión nocturna de mujeres para hilar y charlar, RAE dixit), las mujeres hechas y derechas; ahora bien, éstas ya no hilan, utilizando la rueca y el huso o, más bien, lo que hilan son palabras… y palabras… y palabras…, hasta bien entrada la madrugada.

Este verano de 2015, al ver a las “Filandonas”, siempre acurrucadas en un rincón de la pérgola (cf. foto ut supra), envueltas en sus mantas o cobertores o enfundadas en sus batas de boatiné, para protegerse del frío, e iluminadas por unas velas que les servían, al mismo tiempo, de brasero, uno de los convecinos las bautizó con el nombre de “las rumanas”. Al escuchar esta denominación, como Proust con su magdalena, me vino a la mente el recuerdo de un comportamiento lingüístico generalizado, que observé siendo niño y mozalbete, tanto en Almagarinos como en los pueblos del Bierzo Alto. En efecto, in illo tempore, los vecinos del pueblo abandonaban el uso de los nombres dados en el bautismo religioso y los reemplazaban por apodos o motes, fruto de un bautismo laico, en el que muchos parroquianos oficiaban de sumos sacerdotes.

Sin ánimo de ser exhaustivo y a vuela pluma, voy a recordar algunos, para ilustrar este fenómeno lingüístico y para que los maduros y menos maduros del lugar intenten recordar y descubrir el prístino nombre religioso e identificar al aludido. Los que me han venido a la mente, con la ayuda de algunos lugareños, son los siguientes: El Conde, El Pinto, Cabeza de Oro, El Fréjoli, Pascualín, Charly, Tisso, Pedorril, ***”El Puta”, *** “El Zorro”, El Plantilla, Porreto, El Llobín, El Perdigón, Pepe Gafas, Cutis, El Feo, El Llirón, El Cajonero o Lanfrán, Zoco,… “Que sais-je encore”?

Estos bautizos laicos no sólo eran individuales. También se bautizaba a colectivos, imponiendo gentilicios nuevos a los vecinos de cada pueblo del valle del río Tremor. Así, a los de Almagarinos, se les llamaba los saratos; a los de Pobladura de las Regueras, los franceses; a los de Rodrigatos, los gatos o venteros; a los de Tremor de Arriba, los túzaros o los túerganos;  a los de Tremor de Abajo y Cerezal de Tremor, los queicheiros; a los de la Granja de San Vicente, los ralengos; … Y suma y sigue.

Ante este comportamiento lingüístico del pasado reciente y ante esta cascada inconclusa de motes, quiero hacer algunas precisiones y arriesgar una explicación de los mismos. Por un lado, hay que subrayar el hecho de que sólo eran objeto de bautismo laico los hombres, nunca las mujeres. Por otro lado, hoy, la mayor parte están en desuso y ha desaparecido la costumbre de poner apodos a los convecinos. Y finalmente, hay que reconocer que algunos motes tienen una cierta dosis de mala leche o carga crítica.

Esto me lleva a plantear si estos apodos son, como afirmó el padre de la lingüística moderna, el suizo Ferdinand de Saussure, arbitrarios (p0r ejemplo, no hay ninguna razón o motivo de llamar “mesa” a una mesa; o “perro” a un perro) o todo lo contrario, es decir motivados. En bastantes casos, se podría establecer una relación clara y directa, es decir motivada, entre una persona concreta y el apodo. Y esto pondría en entredicho la teoría de F. de Saussure sobre la “arbitrariedad” del signo lingüístico.

Para terminar, me gustaría formular y arriesgar una explicación de estos bautizos laicos. Durante el régimen franquista (1939-1975), la Iglesia Católica fue omnipresente y omnipotente. Marcaba y ritmaba la vida social, cultural, escolar, laboral, etc. de la sociedad española, imponiendo sus valores, sus criterios y sus preceptos en todos los órdenes de la vida. Entre ellos, la obligación de bautizar a los recién nacidos y de ponerles sólo uno o varios de los nombres que figuran en el santoral; y, además, en español. Ante esta imposición y como reacción a la misma, yo me pregunto si los vecinos, tanto de Almagarinos como de los otros pueblos del valle del río Tremor, no utilizaron precisamente el bautismo laico como vehículo o instrumento simbólico de protesta, de resistencia y de rebeldía para contrarrestar el peso y el poder casi omnímodo de la Iglesia.

Esta interpretación parece estar corroborada por el hecho de que, en la sociedad secularizada de nuestros días, ya no se practican los bautismos laicos, para dar apodos nuevos a las gentes de Almagarinos. Sin embargo, como he expuesto más arriba, este verano, se volvió a los usos del pasado, cuando un convecino calificó con el apodo de “las rumanas” al grupo de “filandonas” del Parlamento. Ahora bien, discrepo con la adecuación de este mote que, sin duda, ha sido motivado por las imágenes de inmigrantes rumanas de etnia cíngara de los suburbios de Madrid, que han aparecido en los medios de comunicación. En efecto, las “filandonas”, por el atrezo y la vestimenta ocasional y nocturna, se asemejan más a las televisivas rumanas madrileñas que a las rumanas comunes; por eso, la inadecuación de llamarlas simplemente rumanas.

Y digo esto con conocimiento de causa. Hace más de un lustro, tuve la oportunidad de visitar, dos veces, la tierra del conde Drácula, Transilvania. Estuve más de dos semanas en Cluj-Napoca, la capital de esta región de Rumanía, y pude comprobar que los rumanos son física, social y culturalmente como nosotros, los españoles corrientes y molientes. No podríamos diferenciarnos de ellos. Por eso, de continuar con el apodo, propongo al oficiante del bautizo laico estival que rebautice a las “filandonas” con el nombre de “rumanas de etnia cíngara” y no “rumanas” a secas. Como dice la ley mosaica, no se debe utilizar el verbo en vano. Y así tendríamos un ejemplo más para poner en entredicho la teoría de Saussure relativa a la “arbitrariedad” del signo lingüístico.

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octubre 1st, 2015 by lasvoces

Fernando José Vaquero Oroquieta es Licenciado en Derecho; Estudios de Criminología; Autor de los libros: ‘La Ruta del Odio. 100 Respuestas claves sobre el terrorismo’ y ‘¿Populismo en España? Amenaza o Promesa de una Nueva Democracia. <Fotografía de la noticia: Gráfico napartarra contemporáneo>.

El oportunismo napartarra de Geroa Bai (y del PNV)

Las dos fuerzas separatistas panvasquistas que han copado el poder político navarro, tras la debacle electoral de PPN, UPN, Ciudadanos

Fernando José Vaquero Oroquieta es Licenciado en Derecho; Estudios de Criminología

Fernando José Vaquero Oroquieta es Licenciado en Derecho; Estudios de Criminología

y PSN-PSOE, acaecida el pasado 24 de mayo, vienen repartiéndose, conforme su propio temperamento táctico, el trabajo que precisa su rupturista e insolidario proyecto que denominan eufemísticamente “construcción nacional vasca”.

Geroa Bai, desde entonces, viene cumpliendo el rol del “poli bueno”: tranquiliza a los empresarios, trata de contemporizar con algunas víctimas del terrorismo, se empeña en mostrar un perfil supuestamente “profesional” de su gestión pública, y asegura que aplazará (de manera indeterminada en tiempos y modos) la inevitable confrontación que la intentona de unión de Navarra con Euskadi provocaría; fase inevitable en la edificación de la Euskal Herria de sus sueños y pesadillas.

EH Bildu, por su parte, se comporta con impaciencia y sin complejos: ikurriñas a la menor ocasión, palos en las ruedas de las entidades percibidas como enemigas (recuérdese la frustrada exposición en Pamplona de la Policía Nacional sobre su lucha contra el terrorismo), toques de atención al Gobierno central (por ejemplo, reclamando más competencias para la Policía Foral y la correspondiente disminución de efectivos de los otros contingentes de Fuerzas de Seguridad del Estado), politización de los Civivox (centro culturales de los barrios pamploneses), el Gara en las bibliotecas públicas, barra libre para los mal llamados “organismos populares” (véase el reciente desarrollo de San Fermín de Aldapa 2015), etc.

Pero, a pesar de este reparto de funciones, y al igual que en la vecina Comunidad Autónoma Vasca, ambas formaciones pugnarán de nuevo por el liderazgo del conjunto del separatismo panvasquista; por lo que en breve se conocerán otras iniciativas “a la catalana” en Vitoria y, ulteriormente, también en Pamplona.

Geroa Bai ya está jugando, en Navarra, el mismo papel que el PNV en la comunidad vecina: moderación en las formas, magníficas relaciones con los “poderes fácticos”, modulación táctica, elaboración de un estudiado neolenguaje político (por ejemplo, el reciente concepto –desmontado por Ernesto Ladrón de Guevarra en esta publicación- acuñado por Urkullu de “Nación Foral”); un partido “de orden”, en suma. Pero existe una gran diferencia: Geroa Bai no es el PNV… de Euskadi. El PNV real de Navarra es minúsculo, aunque cuente con una personalidad de enorme relevancia táctica como es Manu Aierdi. De hecho, difícilmente superará un par de centenares de afiliados. Hoy, el peso de Geroa Bai recae en los llamados “independientes”, en su mayor parte viejos supervivientes de múltiples aventuras frustradas en la periferia de ETA: Euskadiko Ezkerra, su caricatura de Euskal Ezkerra, aquel amago tan lejano ya de Auzolan, sujetos descontentos con la deriva de Eusko Alkartasuna… Mucha autonomía, la de estos “independientes”, y muy marcados y peculiares sus temperamentos respectivos. Así, ¿qué une al ex-etarra Bixente Serrano Izko con el universitario Gregorio Monreal o el super-guay Koldo Martínez? Pues dos cosas: la ambición de poder y su panvasquismo irreductible. Pero con semejantes mimbres no se construye un partido: de ahí que esta estructura, más o menos formal de los “independientes”, sea una realidad a extinguir; por lo que Geroa Bai, en su actual configuración, es un instrumento con fecha de caducidad y, en cualquier caso, al servicio de la estrategia global de un PNV… casi inexistente en Navarra.

Pero el PNV siempre es mucho PNV, por lo que cuenta con una formidable experiencia sobre el terreno: extendiendo redes clientelares,

Logo de Libertad Navarra

Logo de Libertad Navarra

ganando voluntades, captando “moderados” en busca de resguardo, financiando medios de comunicación afines…; recuérdese el caso de su penetración en Álava, en que se empleó a fondo sin escatimar recursos de todo tipo.

El futuro de Geroa Bai pasa, inevitablemente, en el plano orgánico, por un discreto crecimiento cualitativo y cuantitativo del PNV navarro y su convergencia estratégica con el PNV de la comunidad vecina; de modo que el poder decisorio de sus “independientes” será laminado progresivamente. Por lo que se refiere a la imagen pública, su labor institucional, y propaganda política y mediática, ese futuro pasa por su “navarrización”.

De momento Uxue Barcos ha alejado el fantasma de una inmediata confrontación plebiscitaria o similar; insiste en que se distinguirá por una gestión transparente e inclusiva (¡y se esfuerza por creérselo!); asegura que exprimirá el Concierto Económico; quiere potenciar a la Policía Foral; ya ha estrechado lazos –normalizado, conforme su jerga propagandística- con la Comunidad Autónoma Vasca mediante la visita a Pamplona de Urkullu (no al revés, ojo al dato) y manifiesta querer hacerlo igualmente con Aquitania; y como elemento simbólico muy relevante, oficializará el Himno de Navarra (por medio de una Ley de Símbolos que introducirá de paso transcendentales cambios a corto plazo en el espacio público). Así, en una primera lectura, además de perseguir un efecto tranquilizador, se percibe en todo ello un cierto aroma casi navarrista. Más bien, aclaremos, que se trata de un viejo barniz napartarra. Un efluvio que, en el caso de los barnices, siempre es narcotizador… y peligroso.

Muchos años después de que con ese nombre viera la luz un semanario editado por el PNV a partir de 1911, recuérdese que el de napartarra es un descalificativo empleado en el entorno del centro-derecha contra actitudes o comportamientos acomplejados de personalidades navarristas cuyo horizonte político –ante un panvasquismo en continuo avance- se limitaría al territorio de la Comunidad Foral, despegándose afectivamente de lo que significó, significa y bien pudiera significar España. O las Españas, según se mire.

Pero la tentación napartarra, que ha revestido varias expresiones a lo largo de su peculiar historia, no es de hoy. Ya en el pasado siglo, hacia

Napartarra -semanario editado por el PNV de 1911 a 1918

Napartarra -semanario editado por el PNV de 1911 a 1918

1980, surgió un minúsculo Napartarra – Partido Nacionalista Navarro, siendo su principal inspirador intelectual el ilustre roncalés José Estornés Lasa, ex-militante del PNV. Su teoría era sencilla u sugestiva: Navarra, quien fuera Nación y Estado en tiempos de García V el de Nájera, tendría el derecho a reconstituirse; de modo que la dialéctica Navarra/Euskadi carecería de sentido alguno desde esta peculiar mirada historicista. En cualquier caso, aunque los ingredientes de la purrusalda se incorporen al guiso en orden diverso, el resultado suele ser más o menos parecido: que entren los navarros en Euskadi, o los vascos en Navarra, la suma es la misma.

De aquel intento apenas pervive alguna recóndita reseña periodística, ciertos libros (caso de Navarra, lo que “no” nos enseñaron, de José Estornés, Universidad Popular Leire, Pamplona, 1981), y el sueño roto de una par de docenas de visionarios. Sin embargo, algún interés tendría esta perspectiva, hasta el punto de que en abril de 2007 un Alderdi Napartarra fue registrado legalmente por miembros de Aralar -la entidad fundada por Patxi Zabaleta hoy en HB Bildu- tanto en Navarra como en la Comunidad Autónoma Vasca. El último militante napartarra vivo, casualmente un octogenario afiliado a esa formación separatista, habría cedido la “marca”.

Recientemente se retomó esta aventura de la mano de otros protagonistas más jóvenes, con otros ropajes, y en una coyuntura muy distinta; pero, al igual que en el caso anterior, sin espacio político alguno: Libertad Navarra-Libertate Nafarra, candidatura encabezada por Mikel Iriarte Galán en las elecciones forales de 2015 que obtuvo 995 votos, inspirada por el autor Tomás Urzainqui. Sus propósitos: “recuperar el Estado navarro, superando la conquista, la polarización identitaria y las fronteras que nos dividen”. ¿A que suena bien?

En cualquier caso, la vía napartarra carece de futuro como partido político: eso ya está demostrado por la Historia. Pero otra cosa es que una vulgata doctrinaria-sentimental de la misma pueda ser esgrimida, como una opción táctica transitoria, por el PNV en su intento de atraer “moderados”, oportunistas… y algún que otro desengañado de un navarrismo “oficial” de UPN en plena retirada y desconcierto. Pues, presentándose como “partido de masas”, según viene afirmando Javier Marcotegui estos días en diversos medios de comunicación, ¿cómo explicar que de 3700 afiliados únicamente 1316 ejercieran su derecho al voto en la Asamblea del pasado 27 de septiembre? ¿Desmoralización?, ¿escaso espíritu militante?, ¿datos numéricos no actualizados?, ¿la convicción desmovilizadora de un próximo y más relevante congreso del partido?, ¿falta de tirón de los candidatos….? Seguramente, un poco –o mucho, según se mire- de todo ello.

Ciertamente, saltar del navarrismo al nacionalismo separatista no es fácil de explicar. No en vano, existe una línea roja que transgredir, una

Portada de Navarra. Lo que no nos enseñaron. José Estornés Lasa.

Portada de Navarra. Lo que no nos enseñaron. José Estornés Lasa.

barrera psicológica e ideológica que pasa por el apego a España. Pero, dado que, aparentemente, España no presenta “un proyecto sugestivo de vida en común”, al decir de Ortega, es natural que semejante carencia sea cubierta por otros –incluso- antagónicos: el de los Països Catalans, Euskal Herria, la confederación ibérica podemita…

Para cualquier constitucionalista que se precie –o españolista, unionista, patriota, o como se quiere denominar cada uno- romper con ese bagaje histórico, cultural, humano y moral, recalando en cualquier separatismo, no parece factible; según veíamos. No obstante, para acomodaticios, tibios y cuantos sitúan su patria en el dinero o, incluso, en el Reino de los Cielos, la vía napartarra proporciona un “relato”, una transición, un enganche a otro proyecto –la Euskal Herria del PNV- que, de momento, oferta la ilusión de un porvenir radiante… acorde además a sus personalísimos intereses. También a los oportunistas y cobardes.

Si España persiste en no presentar ningún reclamo ilusionante para las generaciones operativas hoy en la piel de toro, los separatistas de todos los colores y matices seguirán avanzando con vigor y audacia. Por sus propias capacidades, que son muchas y variadas, pero también por incomparecencia del adversario. Y si la navarridad españolista se achica, en cualesquiera de los sentidos del término (cuantitativa, cualitativa, moral y comunitariamente), el panvasquismo seguirá creciendo –entre quienes hayan borrado de sus almas la tradición y experiencia españolas- y el constructo napartarra posibilitará una vía transitable para el acomodo a “los nuevos tiempos” de temperamentos menos aguerridos a la par de templados por el supuesto pragmatismo navarro.

Y, ahora, seguro que se preguntará, amable lector: pero, todo lo anterior, ¿es un ejercicio de anticipación o de política-ficción? La respuesta la obtendremos, con toda seguridad, a lo largo de la actual legislatura. Y más pronto que tarde.

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septiembre 29th, 2015 by lasvoces

Manuel I. Cabezas González es Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas; Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada; Departamento de Filología Francesa y Románica;Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Dime que Lees y Te Diré…

En un texto reciente describí cómo lee “El lector mariposa” que utiliza las TIC. Y dejé para otra ocasión la respuesta a las Manuel-Ignacio-Cabezas-González_-las-Profecía-de-un-visionariootras dos preguntas que se planteó André Gide, en relación con  ciertos “alfabetos-lectores”, y que él formuló así: “Ante ciertas personas, uno se pregunta: ¿qué leerán, cuánto leerán y cómo leerán? Después de ocuparnos del “cómo”, hoy vamos a retomar el tema de la lectura, para centrarnos en el “cuánto” y en el “qué” leen aquellos que leen.

La comunicación es una necesidad para la salud mental del ser humano. Ahora bien, tanto en esa comunicación en diferido que es la lectura como en la comunicación “tête à tête”, la calidad, la variedad, la cantidad y el contenido de los mensajes son determinantes para alimentar, de forma equilibrada, nuestras meninges y favorecer así la adquisición y el desarrollo de nuestras competencias lingüísticas, intelectuales, sociales, etc. En efecto, como lo dejó escrito Ramón y Cajal, “el cerebro es como una máquina de acuñar moneda. Si echas en ella un metal impuro, obtendrás escoria. Si echas oro, obtendrás moneda de ley”. Por eso, Vargas Llosa no tiene reparos en afirmar que, para ser un “buen lector” y no un “simple lector” (o “leedor” o “veedor”, como diría Pedro Salinas), no basta con leer cualquier tipo de texto, sino que hay que hacer “buenas lecturas”. Sólo así la lectura perjudicará seriamente la ignorancia del lector y será un antídoto contra ésta.

¿Cuánto se lee en España? Según la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), en la España de hoy, el 55% de los españoles no leen nunca o sólo lo hacen a veces, pero jamás han leído un libro. Y para más inri no buscan excusas, sino que se vanaglorian de ello: leer no les gusta y no les interesa; además, es algo superfluo para ellos y prefieren dedicar el tiempo en otras cosas más útiles, divertidas y placenteras; y también añaden la falsa coartada de que no tienen tiempo.

Sin embargo, entre aquellos que saben leer y leen, sólo una pequeña minoría son auténticos “lectores”. Efectivamente, a pesar de que la oferta viva de libros supere el medio millón, los que practican la lectura (mucha o poca) en España leen —de media— 8,6 libros por año, cuando en Finlandia la cifra sube a 47 (casi seis veces más). Por lo tanto, la inmensa mayoría de los españoles que practican la lectura leen muy poco. Y además, leen textos sin músculo que, hace algunas décadas, eran calificados de “literatura de quiosco” y que Vargas Llosa tilda de “basura”. Por eso, estos lectores pueden ser calificados de “leedores” o “veedores”, que Pedro Salinas compara con los anfibios que “entran y salen de lo leído […] sin saber nunca a derechas donde se andan”.

Estos datos denotan, según el Presidente de la FGEE, que el hábito y el índice de lectura no han crecido en España al mismo ritmo que la riqueza y el desarrollo. Por este motivo, se permite afirmar que “hemos pasado del burro al AVE, pero no leíamos mucho en burro y no mucho en AVE”. Por otro lado,  esta desafección por la lectura hace que, cada día, cierren 2 librerías en España; sólo en 2014, se abrieron 226, pero se cerraron 912, con un saldo negativo de 686 librerías menos. Y esto es un mal augurio para la salud de la lectura.

¿Qué leen los “leedores” o “veedores”? Dejemos de lado a los minoritarios y auténticos lectores, que leen mucho y hacen “buenas lecturas”. Y escuchemos al Presidente del Gremio de Editores o echemos un vistazo a las listas de los libros más vendidos, para ver qué leen los “leedores” o “veedores”. Para los propios editores —que han aplicado en sus  políticas editoriales el principio de José Manuel Lara Hernández, según el cual “nunca se debe confundir el catálogo (el negocio) de la editorial con la biblioteca personal (la cultura)”— la respuesta es clara y contundente: la inmensa mayoría de los pocos libros que consumen los “leedores-veedores” son de pésima calidad. Y van desde los best sellers prefabricados, que avergüenzan a los genuinos profesionales de la pluma, hasta los panfletos de autoayuda, que sólo ayudan a llenar los bolsillos de sus autores y de los editores.

¡Qué razón tenía Maruja Torres cuando verbalizó, a propósito de estos panfletos y best sellers: “Algunos leen libros de autoayuda; otros simplemente leemos para auto-ayudarnos”. Y así nos va el pelo, como ciudadanos y como sociedad: sin brújula, sin faros, sin luces y sumidos en las tinieblas de la ignorancia, somos engañados y manipulados, una y otra vez, por los de la casta política o financiera o por cualquier hijo de vecino, cuando “para nuestra revolución [o regeneración] no hacen falta otras armas que el libro y la palabra”, según D’Alembert, citado por Pérez-Reverte en Hombres Buenos.

Basta también con consultar las listas de los libros más vendidos para llegar a la misma conclusión sobre la calidad de los libros más leídos. Tengo que reconocer, y me avergüenzo de ello, que he sido, en dos ocasiones, “leedor-veedor”. Confieso que he sido infiel a los clásicos (griegos, latinos, españoles, franceses,…) y que he pecado al leer, sólo por curiosidad, dos best sellers, ejemplos paradigmáticos de libros-basura de tramas policiales y de fantasías sexuales. El último, las Cincuenta sombras de Grey, este verano de 2015.

Después de leer, hace años, el primero (Código Da Vinci) y ante la decepción y frustración que sufrí, tomé la decisión firme de nunca más perder el tiempo leyendo un nuevo superventas. Pero, como la carne es débil, volví a las andadas, este verano, cayendo en las redes de Cincuenta sombras de Grey, que una amiga (?) me prestó. Estos engendros y abortos lingüísticos —por sus intrigas banales y sin nervio; y por la prosa rastrera y renqueante destilada— son como el agua, que es descrita por los químicos como un producto sin olor, ni color, ni sabor.

Por lo que respecta al bodrio “Cincuenta sombras de Grey” (editorial Grijalbo), quiero dejar constancia de que la intriga es repetitiva y previsible; y lo que es “repetitivo” cansa; y lo que es “previsible” carece de interés y no es informativo. Por otro lado, la autora hace gala de un léxico liliputiense y acumula, página a página, latiguillos estúpidos y sin sentido, que denotan una miseria lingüística, que la descalifica para el oficio de “escribidor”.

 En efecto, en cada página, la narradora repite sin cesar las mismas muletillas: “frunce” el ceño o los labios o la boca; o “se sonroja”; o “¡¡¡uau!!!”; o “pone los ojos en blanco”; o “piensa en la diosa que lleva dentro”; o “se muerde el labio inferior”; o “gruñe”; o “se le sube el corazón a la boca”, etc. Ante esto, uno se pregunta cómo la editorial Grijalbo no arrojó este anti-texto a ese gran amigo de todo buen escritor, la papelera. Parece que, para esta editorial, ha primado más la cuenta de resultados —aunque haya tenido que dar bazofia de la peor especie a sus lectores— que la calidad del producto ofrecido a los mismos. Por eso, dejo constancia aquí de que nunca más mercaré ninguno de sus productos. Y por eso, coloco a la Editorial Grijalbo entre aquellas que dan gato por liebre.

Lamento nuevamente el haber puesto los cuernos a los “clásicos” y el haber leído este libro. Por eso, juro y perjuro que, en el futuro, les seré fiel a mis clásicos de toda la vida. Y hago propósito de enmienda citando lo que dijo, en su día, Don Juan Carlos I, para pedir perdón por haberse ido de pendoneo con “la otra”: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Si “somos lo que comemos” (Feuerbach), yo añadiría que también “somos lo que leemos”. Y por eso, se podría afirmar: “dime qué lees y te diré quién eres”.

Manuel I. Cabezas González; 21 de septiembre de 2015

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septiembre 26th, 2015 by lasvoces

Santiago Gonzáles-Varas Ibáñez; Catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de Alicante

Esto no es el Madrid – Barça

Al final, esto de las elecciones parece un partido de fútbol: usted, Sr. de Barcelona, ¿qué prefiere, votar al Barça o al R. Madrid? Hombre, pues por votar, yo prefiero al primero lógicamente, es el de aquí. Lo que es raro es que, siendo posible Santiago gonzalez varas, catedrático español en Alicantemontar partidos políticos locales, no triunfen más partidos de estos, por todos los lados. Eso sí, no veo que en EEUU haya un partido propio, por ejemplo, para los cincuenta millones de hispanos que hay allí, sino que estos tienen que canalizar su voto a través de uno de los dos partidos nacionales. El caso es que, por poder, cómo no, mejor un pasaporte cada uno de su pueblo, que un pasaporte español, que siempre dice menos respecto de la identidad de cualquiera, en comparación con aquella otra.

Ya he explicado en algún que otro libro la falta de argumentos, racionalmente hablando, de los nacionalismos en España, considerando que las regiones nuestras son como las regiones en Francia, Alemania o Italia (Baviera, Córcega, Alsacia, Piamonte etcétera).  Si no hay razones para la independencia ¿en qué se basa? Se basan, los del Barça, en la “emoción”; pero, entonces, es preciso que los independentistas consideren lo siguiente (válido también para el resto, porque lo más importante es que no baje nunca la guardia, entre españoles, como clave para fracaso de la independencia):

Lo primero es que si el tema independentista se basa en una emoción, también tenemos emociones del otro lado (¿se habían percatado?) y, cuando chocan dos emociones, no hay más remedio que ser respetuosos con ambas sensibilidades y reivindicar la paz como solución, de sentido común. A la hora de votar es importante que quien vaya a votar no lo haga como si fuera un partido de futbol, sino que empiece a pensar ya en serio en las consecuencias de otorgar su voto a un determinado partido político que lleve a la gente al ocaso (hay referencias históricas ya suficientes de experiencias bélicas que  deben evitarse). Una vez el debate ha enloquecido, el momento clave pasa a ser el de darse cuenta de las consecuencias reales del voto y si uno va a estar realmente dispuesto a sacrificarse a sí mismo y a su familia por el hecho de votar a CiU o a ERC luchando por una causa, además, dudosamente justa y conveniente. Qué le vamos a hacer los españoles, si nuestro país nació con vocación universal, sin que podamos admitir ahora que el Estado se reduzca a la nada, porque a los de Barcelona o Gerona les gusta más el Barca que el Madrid. Tampoco podemos admitir que el número de nuestros propios representantes en la Unión Europea se redujera.

Y es que tal votante se tiene que dar cuenta de que España no puede consentir una independencia, porque ello sería una referencia para otros: hasta en Andalucía uno así el otro día me lo decía, además de Galicia, el País Vasco, quién sabe si Baleares, Valencia. A la hora de votar, tales votantes tienen que pensar si les interesa realmente separarse de Valencia o Baleares; y tales votantes tienen que considerar que, con la supuesta independencia, no terminarían los conflictos con España. Por cierto, ya de tener conflictos, son sin duda preferibles los de ahora que los que vendrían después: España pensaría, supongo, si seguir defendiendo y fomentando, como actualmente, lo catalán en esos territorios citados, o incluso un modelo político autonomista, cuyos resultados ya los estamos viendo. ¿No es mejor dejar todo como está?

Lo que se quiere, al parecer ahora (según los que votaran a CiU y ERC), es montar un lío. Es llamar la atención internacional a costa, si hace falta, de hacer el ridículo universal. Esto no es nuevo; es lo más español que hay: ya en la guerra civil cada uno llamaba a las puertas de los demás Estados buscando apoyo, y haciendo ver lo malo que era el vecino. Ese espectáculo es negativo para todos.

En esto, internacional, lo importante es un proyecto de futuro, latino común para todos, que se abre por el mundo cuando Hispanoamérica despierte y consiga ser una referencia por contraste a lo anglosajón. Este es el proyecto para todos de futuro, y Cataluña es incluso más latina y mediterránea de lo que lo es Castilla. No oculto que estoy terminando un ensayo en este sentido titulado “Discurso a Hispanoamérica y España”.

En fin, señores votantes, llegados a este extremo, merece la pena tener en cuenta las consecuencias finales de los votos, y seamos responsables.

Santiago Gonzáles-Varas Ibáñez; Sábado 26 de septiembre 2015

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septiembre 15th, 2015 by lasvoces

Javier Barraycoa. Es filósofo, sociólogo y profesor de la Universidad Abat Oliva CEU.

Cataluña, contrapunto de las tierras de España

Elecciones Catalanas ¿Qué es para mí Cataluña?

Cataluña es mi patria chica, parte de mi Madre Patria. Tierra fascinante en hombres, parajes e historia. Cataluña es el punto necesario que equilibra

El filósofo catalán-hispano, Javier Barraycoa, foto archivo

El filósofo catalán-hispano, Javier Barraycoa, foto archivo

los reinos, principados y tierras de las Españas. El Condado de Barcelona fue el contrapunto a la corona de Aragón y ésta a su vez mostró a Castilla un modo de gobernación -los virreinatos- que le permitió trasplantarlo al Nuevo Mundo. Cataluña, puente de la Hispanidad entre el mediterráneo y el Atlántico. Mientras Castilla se enriquecía con el Renacimiento, Cataluña se nutría de sus raíces medievales; era capaz de elaborar magníficos tratados de derecho como el consulado del Mar, sabía aprender de la lengua hermana, el valenciano, que resplandecía en su literatura.

Cataluña, que supo denominarse Hispania antes que Castilla y el Reino Astur; que celebró como ningún otro pueblo de España la reconquista de Tarragona; que prestó su genio en las Navas de Tolosa o aportó sus mejores marineros en la batalla de Lepanto. Sus monjes de Montserrat fueron los primeros en evangelizar América y sus voluntarios los últimos en abandonar Cuba. Cataluña, que ha sabido amar su lengua y sus tradiciones sin sentir durante siglos contradicción alguna con su alma hispana. Cataluña que aportó a España héroes como Luis de Recasens, al General Prim, o al tortosino Ramón Cabrera. Cataluña, que aportó teólogos internacionalmente reconocidos como Rocabertí, genios como Gaudí o poetas que rozaron las cimas como Mn. Cinto Verdaguer; o una lista interminable de santos como Santa Joaquina de Vedrun o San Enrique de Ossó. Cataluña tierra de miles de mártires en 1936.

Cataluña, con sus grandezas y miserias, su montaña y litoral, nyerros y cadells, carlins y lliberals, intolerante en los principios y cosmopolita en su alma, ha sabido sobrevivir y resplandecer en la historia … hasta la llegada del nacionalismo. El nacionalismo es el ensoberbecimiento colectivo de un pueblo, dirigido por una elite sin perspectiva histórica y de futuro. La historia nos enseña que cuando Cataluña ha querido encerrarse en sí misma y dejar de beber de sus raíces hispanas y tradiciones, la tragedia se ha apoderado de nuestro pueblo. Aprendamos de ello: abandonemos el egoísmo y reconozcámonos en lo que somos.

Javier Barraycoa, 15 de septiembre 2015

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septiembre 7th, 2015 by lasvoces

Redacción [Custodio Ballester Bielsa, párroco de Inmaculada Concepción. Hospitalet de Llobregat] – ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si al final pierde su alma?  (Mateo 16:26 y Marcos 8:36)

¿Y de qué le sirve a la Iglesia ganarse todo el mundo si pierde su alma, si para ello ha de renunciar a su esencia y a su identidad? Es la reflexión que se me ocurre hacer ante la inminencia del Sínodo al que acuden algunos obispos y cardenales capitaneados por el cardenal Kasper, el teólogo genuflexo: dispuestos todos ellos a vender su alma, si no la han vendido ya, por ganarse al mundo.

Suerte que la Iglesia por ser católica, auténticamente católica, no tiene por qué dejarse doblegar por Alemania, ni por Bélgica, ni por Holanda. Y en la Iglesia, que hoy más que nunca está ejerciendo de católica, no es más potente la voz de la vieja Europa que la de la joven África. Porque en África no sólo la Iglesia, sino también la sociedad, llaman depravación moral y claudicación de la sana doctrina a lo que en Europa han dado en llamar modernidad, progreso y ampliación de los derechos humanos.

No es de las Sagradas Escrituras ni del Magisterio de la Iglesia de donde sacan sus ideas estos obispos y cardenales montaraces, sino que se abrevan directamente del mundo, de lo que el mundo llama modernidad y progreso, poniendo en peligro no sólo su alma, sino lo que es infinitamente más grave, el alma de la Iglesia. Se han empeñado estos tales en dejar a la Iglesia irreconocible. Si pasa por ella el tifón Kasper arrasándola, no la reconocerá ni Cristo que la fundó.

Tendría que preocuparnos profundamente que el mundo haya dejado de perseguir a la cabeza visible de la Iglesia, después de haberlo hecho durante años con una saña que ya no recordábamos. Muchos se felicitan de esta nueva situación, y la ven como una señal de acierto de la Iglesia, cuando ya nos advirtió el mismo Cristo que desconfiásemos si empezaban a alabarnos y a hablar bien de nosotros (cf. Lc. 6,26). Agradar al mundo y halagarlo para recibir a cambio sus halagos, no es precisamente una manera de atraer al mundo hacia la Verdad, sino de dejar que la gran mentira devore a la Verdad.

Y viniéndonos algo más cerca, tendría que preocuparnos hondamente que la Iglesia en Cataluña se haya acercado tanto, tanto a la nueva vida que les promete el nuevo mundo de Yupi independentista que se han inventado (un mundo, cosa inaudita, en cuyo diseño han tenido los eclesiásticos de Cataluña una participación muy destacada). ¿De qué les sirve a todos estos sacerdotes, religiosos y religiosas capitaneados por sus obispos, ganar ese mundo si han perdido ya el alma de la Iglesia y la suya propia? ¿De qué se ufanan unos y otros y otras si lo que consiguen ganando ese mundo tan falso es que también Cataluña pierda su alma? ¿De dónde les viene la seguridad de que esa Cataluña que están pariendo sin alma conseguirá siquiera arrancar el primer llanto? La Cataluña que han perfilado en el Estatuto y que rematarán en la Constitución que están preparando, tan rabiosamente anticristiana, no será. El obispo Torras i Bages dixit hace más de cien años.

Y ya, para rematar el repaso de los que en nuestro entorno ganan el mundo y pierden su alma, nos queda el actual gobierno de España: ¿de qué le sirve ganar el mundo, ganar el reconocimiento de Europa y de los mercados, salir incluso de la crisis económica, si nada de eso le sirve para salvar su alma? Una España que se les rompe en las manos: ¿se puede ser más torpe y más zafio? “Tened cuidado, no le deis golpes, que la llevo a la basura”. ¿Para eso tanto esfuerzo económico? ¿Para quedarnos sin España? Pero es que antes le quitaron el alma, también cristiana, que tenía España. ¿Cómo quieren los bobos solemnes que nos gobiernan que España siga viva si ya no tiene alma?

¿De qué le sirve al gobierno haber ganado la batalla económica, si España pierde su alma? ¿De qué nos sirve que el gobierno dedique todos sus esfuerzos a la futilidad de sanear la economía, si por haberse entretenido en esa estupidez cuando tenía urgencias mucho mayores, deja que se pierda la nación? ¿Qué sentido tiene que España gane todo el dinero del mundo si deja de ser España?

¿Y la Iglesia qué ha hecho por salvar a España, al país en que vive y al que por tanto se debe? No a los tropecientos gobiernos y administraciones, sino a la sociedad; que su territorio no es la política, sino la fe y la moral. Si hubiese hecho más religión y menos política ante los gobiernos y ante la sociedad, si hubiese defendido la doctrina moral de la Iglesia con más nitidez, con más diuturnidad y con mayor contundencia, otro gallo nos cantara. Han dejado que los políticos avanzaran en la destrucción de la fe y de la moral. ¿Para sustituirla por otra fe y por otra moral? No, sino para instalarse primero en una tremebunda crisis moral (¿y por qué no la llamamos directamente de inmoralidad?) y a partir de ahí ya no importa en qué crisis: si económicas, sociales o políticas. Ya no importa. ¿Y a la Iglesia no le correspondía ningún papel en la contención de la tremenda inmoralidad que arrasa Cataluña, España y todo Occidente? ¿O es que eso no va con la Iglesia?

¿De qué nos sirve a todos ganar tanto y tanto, si al final hemos perdido el alma? Y si la perdemos… si perdemos nuestra alma cristiana y católica, ¿podremos entonces recuperar una España donde cada ser humano hombre o mujer, no nacido todavía o anciano vea reconocida su verdadera dignidad?

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agosto 29th, 2015 by lasvoces

Manuel I. Cabezas González; Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas;Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada
Departamento de Filología Francesa y Románica;Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Vuelva usted el año próximo

Corrían los primeros días de enero de 1833, cuando Mariano José de Larra publicó, en el Pobrecito Hablador, su famoso artículo “Vuelva usted Manuel Cabezas I. González, Vuelva usted el próximo añomañana”. En este texto periodístico emblemático, Larra pone el dedo en la llaga de uno de los males de España: la pereza y la ineptitud de los españoles de la primera mitad del siglo XIX (y, en particular, de los funcionarios “cesantes”), que son tan vagos que “no cenarán por no llevarse la comida a la boca”.

En este artículo periodístico, M.J. de Larra narra las gestiones que Monsieur Sans-délai (Sr. Sin-demora) intenta realizar, sin éxito, en Madrid. Este ciudadano francés llegó de París, para solventar asuntos familiares, así como para invertir cuantiosos caudales y visitar la capital del reino de España. Tras seis meses largos de idas y venidas, de citas y de gestiones, Monsieur Sans-délai sólo consiguió dos cosas: que los españoles (“hombres singulares”) le repitieran, como una letanía, el consabido “Vuelva usted mañana”; y, por otro lado, perder toda esperanza de llevar a cabo sus proyectos. Por eso, aburrido, decepcionado, irritado y con una muy mala imagen de los españoles, regresó a París. Y, de sus gestiones y de sus sustanciosas inversiones madrileñas nada más se supo.

He traído a colación este texto decimonónico de Larra porque, a pesar del tiempo transcurrido (casi dos siglos), aún no ha envejecido y está todavía de plena actualidad en la España actual. En efecto, la burocracia, la desidia, la incompetencia, la pereza,… campan por sus fueros y son moneda de curso legal entre la “sesteante” casta política española. Para justificar e ilustrar esta aseveración, voy a narrar lo que he vivido en persona, en un pequeño ayuntamiento del Bierzo Alto: el Ayuntamiento de Igüeña, que incluye 8 pedanías y 2  poblaciones deshabitadas. He aquí los hechos nudos, que pueden ser contrastados.

A mediados de agosto de 2014, tuve un primer contacto con el Sr. Alcalde de Igüeña y con el Primer Teniente Alcalde y Concejal del Área de Urbanismo. Objeto: tramitar el permiso de obras para restaurar la casa que heredé de mis padres en Almagarinos, una de las pedanías del Ayuntamiento de Igüeña; y, por otro lado, para informarme sobre el destino de la casa contigua a la mía, que se encontraba y se encuentra en ruinas, y que habría que conservar y restaurar a toda costa, pensando en la imagen del pueblo, Almagarinos. En este primer contacto, todo fue cordialidad y buena disposición para agilizar los trámites en relación con la casa en ruinas, ante el peligro real que entrañaba y entraña tanto para los viandantes como para las dos casas colindantes.

En septiembre de 2014, remití un correo al Sr. Alcalde de Igüeña y al Concejal del Área de Urbanismo, en el que resumía y recordaba, para dejar constancia por escrito, el contenido del encuentro que mantuvimos en agosto. Sin embargo, no recibí ningún acuse de recibo, ni se tuvo a bien contestarme, algo ilógico y anormal en un mundo civilizado. Posteriormente, en febrero de 2015 y vía telefónica, pude hablar con el Sr. Alcalde para interesarme por el estado de las gestiones en relación con la precitada casa en ruinas. Éste me hizo saber que las empezaría, una vez que estuvieran “consolidadas” las obras de restauración de mi casa.

En junio de 2015, dirigí un nuevo correo al Sr. Alcalde para comunicarle que las obras de mi casa ya estaban “consolidadas”, pero que no podían ser rematadas en uno de los laterales, a causa del estado ruinoso de la precitada casa colindante. Como en el caso del primer correo, silencio sepulcral,  total indeferencia y ausencia de feed-back de parte del Ayuntamiento.

Ante el reiterado silencio de las autoridades municipales, el 6 de agosto de 2015, un año después de la primera, solicité y obtuve una nueva entrevista con el Sr. Alcalde, que fue un reconocimiento explícito de inoperancia. Por un lado, reconoció que había recibido los dos correos precitados, pero que no había respondido a los mismos. Por el otro, también reconoció que, desde agosto de 2014, no se había hecho nada en relación con la casa que amenaza ruina. Sin embargo, me informó que, en la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de principios de agosto-2015 (unos días antes de esta segunda entrevista), se abordó la cuestión de la casa y se decidió iniciar los trámites legales para declararla en ruinas y derruir el tejado a causa del peligro inminente, tanto para los viandantes como las casas colindantes. Además, en mi presencia, el Sr. Alcalde llamó al arquitecto del Ayuntamiento para informarse sobre si el Ayuntamiento podía decidir derruir el tejado de la precitada casa. Como hubiera dicho E. Sáenz de Buruaga “así son las cosas y así se las he contado”.

“Vuelva usted mañana” era la respuesta habitual de la casta política “cesante” del siglo XIX, que ocupaba los puestos de la Administración Pública. Ahora bien, 182 años después, las cosas no han mejorado sino que parece que han ido a peor, si tenemos en cuenta la gestión de la “res publica” en el Ayuntamineto de Igüeña. Del “vuelva usted mañana” hemos pasado, por sus “facta” o mejor dicho por la ausencia de “facta”, al “vuelva usted el año próximo”.

Las autoridades públicas siempre deben ocuparse de prestar una serie de servicios a sus administrados; entre ellos, abordar y resolver los problemas que les competen y que afectan a los ciudadanos. Para eso, precisamente, han sido elegidas. Y no hay ninguna excusa para no hacerlo, incluso si hay varias campañas electorales, como es el caso este año. Como dice el refrán, antes es la obligación que la devoción. Ahora bien, un año después, la casa está aún sin barrer: los responsables políticos del Ayuntamiento de Igüeña no han hecho nada; y, por lo tanto, no se han podido rematar las obras de restauración de mi casa.

¿Habrá que esperar un año más para que me digan, de nuevo, con sus actos (“facta”) o más bien con la ausencia de actos, “vuelva usted el año próximo”? ¿O habrá que esperar definitivamente “ad calendas graecas”? Hay dos cosas claras: la imagen de Almagarinos, como una boca desdentada, va a quedar tocada si un nuevo solar surge en mitad del pueblo, por la desidia de las autoridades municipales; y, por otro lado, la restauración de mi casa no ha podido ni puede ser concluida por el mismo motivo. ¿Lo será algún día o, como Monsieur Sans-délai, tendré que tomar las de Villadiego —aburrido, decepcionado y con una muy acrecentada mala opinión de la casta política municipal— y poner tierra por medio?

© Manuel I. Cabezas González

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agosto 18th, 2015 by lasvoces

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica.

La bondadosa imagen y sonrisa infantil de Josep Antoni Duran i Lleida

Los interesados por la Política, en una frase dicha por el ilustre don Quijote a su compañero Sancho “Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida” encontrarán uno de los mejores pensamientos para respetar la dignidad de la persona, su progreso económico y su avance en conocimientos.

Esta premisa es un buen punto de partida para los que han vivido el proceso democrático porque les facilita informar, opinar y valorar a los protagonistas. De entre todos destaca uno que por saber adaptarse a las circunstancias que más pudieran favorecerle, le ha permitido estar en ese espacio equidistante entre lo que se debe hacer y lo que conviene. El señor Josep Antoni Duran i Lleida, presidente de Unión Democrática de Cataluña, ha jugado un papel lo suficiente destacado para estar presente en todo el devenir de la política tanto en el ámbito catalán como en el de toda España en su conjunto. Posición intermedia de largo recorrido, que ya surgió en la fundación de la propuesta demócrata-cristiana al no confluir con la homóloga nacional y fragmentar el espacio electoral; prefirió acercarse a Convergencia, aunque de corte más socialdemócrata, con el afán de recoger los efluvios del nacionalismo y así tender según el momento la mano a lo catalán o a lo español, colaborando a la tergiversación de los dos términos como si fueran contrapuestos.

Se le ha identificado con el papel de mediador o moderador, bien representado en el Parlamento mientras en la Comunidad catalana ha seguido las tésis a la carta del independentismo, disfrazado de “Normalización de lo catalán”. En esa larga travesia su fuerza política ha llenado bien la caja fuerte, colaborando en extender la corrupción hasta límites insospechados… sólo basta con revisar los informes judiciales y los editoriales de los periódicos. Su expedita intervención en los plenos del Congreso de los Diputados, catapultaba su bondadosa imagen con sonrisa infantil incluida, ante la pasmada semblanza de los representantes de los partidos alternativos de gobierno, PSOE y PP, que sin sentido de responsabilidad vaciaban el Estado de sus competencias en Educación, en Sanidad y en Justicia para regalárselas al señor Pujol , un político con gran sentido de Estado según manifestó cierta opinión pública.

Dos momentos álgidos de la constante carrera política del diputado Duran, son la manifestación del 11 de Septiembre de hace dos años, inicio de la aparatosa campaña independentista del presidente de la Generalidad, a la que el político señalado asistió a pesar de haber sufrido un percance de movilidad en su extremidad inferior, sin sentirse incómodo frente a las esteladas enarboladas ni tampoco por escuchar gritos de independencia, y el otro instante culminante fue la decisión de romper la coalición CiU después de muchos años de compartir proyectos, pero cabe la posibilidad de que la tensa situación política le haya forzado a salvaguardar, según su ideología conservadora, los privilegios obtenidos del Estado Español, por si la apuesta secesionista no llegase a buen puerto. Insiste con falacias en que su partido es la única vía de diálogo para llegar a acuerdos con el gobierno e intentar paliar la deriva rupturista.

Cabe preguntarse qué hacía cuando se implantó un anticonstitucional plan de inmersión lingüística en las escuelas catalanas, cuando los padres conseguían sentencias favorables del Tribunal Superior de Justicia ante sus demandas de elegir la lengua vehicular y no se cumplían, cuando se penalizaba a los comerciantes por rotular sólo en  castellano, cuando los letreros informativos se imprimían únicamente en catalán, cuando se impuso el requisito del conocimiento del catalán con nivel incluido, para acceder a un puesto de trabajo público, aunque el futuro empleado no necesitase en el ejercicio de su labor mostrar su erudición lingüística, cuando sus compañeros de escaño lanzaban soflamas identitarias, cuando se argumentaba con el “España nos roba“, cuando en las olimpiadas de Barcelona el hijo de Pujol extendía una pancarta con el lema “Cataluña no es España” y qué hizo en el 9N. Escondido detrás de la formación del señor Artur Mas. Al llegar el momento en el que se requería un nuevo golpe de efecto, sin perder tiempo, reunido en asamblea de partido entre sonrisas y aplausos ha manifestado… -convenía a Cataluña, a España y a Europa que a su formación le fuera bien en las próximas elecciones autonómicas por depender de ella en gran medida, alcanzar una solución política-; lo dijo sin vergüenza, sin rubor, con un cinismo inapropiado para un representante de la soberanía nacional.

Desde su despacho es posible que haga balance de los éxitos alcanzados: en primera línea, muchos años de parlamentarismo español con habitación en un importante hotel de la capital, en la que reponía las fuerzas mermadas por la defensa de la causa constitucionalista con tinte mercantil, también encontrará en esa amplia lista responsabilidades como representante de España a nivel internacional, que por cierto engrosaba su cuenta bancaria y proyectaba su nombre e imagen, cuando a otros parlamentarios de mayor preparación y lealtad no se les había ofrecido… Y paralelamente a esas onerosas cargas , líder de la “moderada” corriente catalanista que a trancas y barrancas iba manteniendo sus componentes en lugares claves del escenario catalán; un líder vacío de principios, que lo único que le ha interesado es atraer la atención hacía él y su “capillita” olvidándose del expolio de derechos y libertades que se ha venido ejerciendo sobre gran parte de los ciudadanos catalanes. Ha estado ausente en todos los espacios en los que se sufría implacablemente el azote nacionalista pero no se ha perdido ningún momento de apoteosis identitaria, siempre en primera línea para que quedase clara su apuesta catalanista-nacionalista-secesionista.

No toda su proyección es debida a su hábil estrategia , hay que destacar sin querer quitarle ni un ápice a su mente privilegiada, la colaboración consciente o sin intención alguna, de unos políticos irresponsables, de periódicos y medios audiovisuales que no denunciaron la deriva del líder demócrata-cristiano, y en momentos convulsos por presión de los nacionalistas o por la gobernabilidad, lo identificaron con la cara agradable del nacionalismo. En ese ambiente mediatizado la cúpula directiva del PP catalán desde sus orígenes, excluido el periodo dirigido por Alejo Vidal-Quadras, siempre ha estado abogando por confraternizar con dicha formación, lo que le ha mantenido en esa indefinición negativa para un partido que dice a nivel nacional defender la legalidad constitucional, basta con repasar el origen de algunos de sus responsables que han sabido con astucia hacer el trasvase de las siglas o si se quiere, constatar la poca relevancia del PP en la política catalana.

Por todo ello y para enmendar los muchos errores cometidos, se requiere aislar los engañosos comportamientos que han adormecido la acción política y social, cuyo más destacado ejemplo es el diputado Duran i Lleida. Ese trasiego, en el caso de que se produzca, sería efectivo y regenerador si desde el primer momento se reconoce públicamente el anterior compromiso colocándose después a la cola de los frentes defensores de la legalidad, sin protagonismo, con humildad y lealtad a la causa democrática. La sociedad está obligada a exigir valores a los que se prestan a ocupar un puesto en el ámbito público y a penalizar la costumbre de algunos de saber estar siempre a cualquier precio, en la vanguardia de lo que es de cuño ganador, que equivale a huir de un posicionamiento en cuanto aparezcan síntomas de riesgo y a incorporarse a otra ofensiva, en ocasiones colocada en las antípodas de la anterior, pero casualmente también de cuño ganador.

Se empieza a hablar de la necesidad de reformar la Constitución e incluso el señor Rajoy se ha apuntado a la tarea salvadora, pero hay que tener en cuenta si para hacerlo, se requerirá la aprobación de los ciudadanos o se seguirá el procedimiento usado ya en ocasiones anteriores, a espaldas de la soberanía nacional, ahora con la única intención de ceder ante un movimiento nacionalista-independentista impregnado de un ADN clasista… Cuando en paralelo se nutre a toda la plataforma separatista  de subvenciones públicas: infinidad de asociaciones repartidas a lo largo de Cataluña e incluso con presencia en otras comunidades bajo el lema “Països Catalans”, las muchas televisiones y cadenas de radio, las continuas campañas con eslóganes rupturistas, el número importante de funcionarios militantes de la causa y para más delirio las sedes en el extranjero con la intención de demoler la presencia de España en el mundo, pero todo con la colaboración del diputado Duran. que ahora con sibilino movimiento pretende dejar la simiente en otro espacio y hacer que fructifique, con la prolongación del problema.

El epitafio de esta anomalía es que todo ese proceso, creado, nutrido y extendido por el interés de una minoría está sufragado y sufrido por todos los españoles. En este instante cabe no pasar de la política, no mirar de soslayo a otro lado sino encarar el problema con valentía y dejar al descubierto a todo aquel o a quienes no han actuado con la altura de miras que nuestro sistema democrático requiere.

Ana María Torrijos

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