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marzo 23rd, 2017 by lasvoces

Redacción (Oscar Berman Boldú. Es el actual concejal Ayuntamiento de Palafolls (Barcelona)-. Hacen falta políticos con visión de Estado y previsión de futuro. Hace falta alta política. La política de altura de miras se diseña teniendo en cuenta un escenario mundial cada vez más sometido a continuos cambios que determinan nuestro presente, y en breve determinarán nuestro destino y el de nuestros hijos. Todas las instituciones realmente preocupadas por el interés general, bien sean de carácter político, empresarial, cultural o religioso, saben que el mundo hasta ahora conocido será extremadamente distinto en un plazo de tiempo mucho más corto de lo que imaginamos. Mientras tanto, en nuestra nación, la vieja y la “nueva política” esta enredada en sus propios laberintos de intereses y asuntos personales, con la vista puesta en el corto plazo o en la inmediatez, ignorando y desatendiendo lo que realmente nos preocupa y afecta a nosotros, los ciudadanos. Palafolls (Barcelona), España, jueves 23 de marzo de 2017. Fotografía: En la imagen, los socios fundadores de la nueva formación política española, nacida en Palafolls (Barcelona), el concejal del ayuntamiento de Palafolls, Óscar Berman Boldú (d) junto a la joven universitaria catalana de 24 años, Ainhoa Agustín, durante el primer acto público fundacional de SOLUCIONA, celebrado en la Escuela de Música y Danza de Palafolls (Barcelona) Cataluña, el jueves 23 de febrero de 2017. Archivo Lasvocesdelpueblo.

La revolución tecnológica, centrada principalmente en la robótica y la inteligencia artificial, avanza a un ritmo vertiginoso y apenas nos deja tiempo para poder adaptar el orden económico, social y político a la perspectiva de una sustitución masiva de la mano de obra humana por máquinas inteligentes. Puede parecer una cuestión de ciencia ficción, pero no es así. De hecho, en un país tan avanzado como Finlandia se ha iniciado un experimento de ingeniería social para dar respuesta al desempleo permanente de grandes sectores de población: La renta básica universal.

El debate político sobre la renta básica teniendo en cuenta la situación actual del empleo en las grandes economías mundiales ha quedado completamente desfasado por la perspectiva de que en el plazo de apenas cinco o diez años la tecnología sustituya con mayor eficacia y menores costes un 20 o 30 por ciento de los puestos de trabajo. Y no son, en absoluto, cifras exageradas.

¿Qué hacer en una situación en la que no hay ni volverá a haber ocupación laboral estable para casi la mitad de la población. Ese es el escenario que debemos contemplar para poder adaptarnos a tiempo, anticipando un modelo político, social, económico y también cultural, que responda a lo que previsiblemente será el mundo al que nos dirigimos, sin que se produzcan graves conflictos sociales, o se condene a millones de personas a una vida insufrible y sin esperanza.

La renta básica es una respuesta de emergencia para garantizar una vida digna a quienes no encuentren su lugar en la cada vez más reducida y exigente demanda laboral. Pero no basta, y en muchos casos la sociedad no tendrá suficientes recursos para garantizar ese colchón vital a todos los ciudadanos. Depende de nosotros aprovechar los múltiples aspectos positivos de esta revolución tecnológica, si sabemos cambiar nuestra sociedad hacia un modo de vida más centrado en la felicidad y el perfeccionamiento personal, y menos en la productividad y el consumo adictivo. Debemos poner la tecnología al servicio de las personas y no permitir que nosotros, el común de las gentes, seamos víctimas de la tecnología.

La política de altura es la que se preocupa y ocupa de los actuales problemas que afectan cada vez a toda la humanidad. Problemas migratorios que ponen en jaque a nuestras sociedades avanzadas. Estos problemas son ya un anticipo que nos está advirtiendo de lo que puede pasar. Grandes hambrunas, escasez de agua potable, grandes catástrofes medioambientales, movimientos migratorios masivos, guerras generalizadas… el escenario es aterrador, pero no es una fantasía ni una exageración, puesto que está comenzando a suceder delante de nuestras narices.

El debate político, social y económico debemos centrarlo en ese escenario cada vez más real y no en el trasnochado, cansino, absurdo y mediocre juego político que, para nuestra desgracia, se ha instalado en España. La brecha entre buena parte de líderes políticos, empresariales, religiosos, y nosotros los ciudadanos, pone de manifiesto que la realidad o bien pasa desapercibida para ellos o bien no les interesa porque creen que no les afectará. Pero están equivocados. Y si no ponemos remedio cuanto antes y construimos entre todos un nuevo modelo de vida, será tarde para nosotros, los ciudadanos de a pie, que somos los que importamos.

Es urgente, es imprescindible poner en marcha cuanto antes un modelo social y económico basado en los seres humanos, que nos libere de las servidumbres laborales gracias a la tecnología. Un modelo de solidaridad responsable para sostener la vida y promover una mayor calidad de vida para nosotros y para las futuras generaciones. Ese es el reto que debemos asumir y que asumimos.

 

mayo 26th, 2016 by lasvoces

Redacción [Óscar Bermán Boldú; Presidente y portavoz del grupo municipal del PP en Palafolls (Barcelona)] – Cada día que entro en mi casa me paro a pensar en el futuro que les espera a mi hijo Óscar y también a las nuevas generaciones. Miles de ciudadanos españoles hemos luchado por tener una sociedad más justa. Ahora contemplamos impotentes cómo esa sociedad nos la están destruyendo, de forma progresiva. ¿Qué pensarán nuestros padres y abuelos de la España actual? ¿Podemos sentirnos satisfechos de una nación que es, sobre todo, paradigma de inmoralidad política y absentismo ciudadano? Más allá de los datos que cifran la felicidad de una sociedad por el número de lavadoras o el tamaño de los televisores, ¿podemos sentirnos satisfechos de la España en la que vivimos? Lo que han hecho los políticos de derecha e izquierda todos estos años ha sido destruir el modelo de país que prosperó, gracias a un estado colectivo de conciencia nacional y obediencia católica, para ponernos hoy a los pies de los caballos mundialistas. Como bien sostiene el gran Carlos Arturo Calderón Muñoz, genial articulista de Alerta Digital, al destruir los valores de la civilización occidental, al eliminar el heroísmo de la ecuación, el amor por la mujer, por la tierra natal, los hijos, la divinidad y cualquier cosa que nos represente, se le quita el centro de gravedad a la masa, que rápidamente buscará un reemplazo para su vacío. Lo que vemos hoy en España es la caída al vacío, la consumación de la nadería, la pérdida de metas trascendentes, la superación de cualquier ideal humanista, la suplantación de la moral natural, la exaltación sin límite de la zafiedad. ¿Podemos sentirnos satisfechos en el PP de haber colaborado con la implantación de este estado de catalepsia moral y contrario a las bases humanísticas sobre las que se sustentó nuestro proyecto político? ¿Por qué callan ante este estado depravado de cosas los representantes del sector llamado democristiano? Quizás porque la corrupción y la evasión de capitales, y no la construcción de una España moralmente fuerte y unida, ha sido el eje principal de su acción política?

Durante años hemos visto cómo unas élites han utilizado los medios de comunicación para anestesiar a la población y conducirla al erratismo moral, diluyendo de ella cualquier ideal espiritual y patriótico. Hemos visto cómo esos medios han servido de altavoz a los perversos planes de ingeniería social que fueron puestos en marcha para prostituir el alma de los españoles. Esos medios han enaltecido a sus promotores y condenado a la muerte civil a sus detractores. Se han triturado prestigios y honras por el mero hecho de ser puestas al servicio de ideales metafísicos que rebasan los inventados por el hombre para explotación y degradación de sus semejantes. El ejemplo del cardenal Cañizares, del obispo Juan Antonio Reig Pla, del malogrado Blas Piñar o del periodista Armando Robles, nos sirven de ejemplo. La musculatura moral de estos cuatro titanes no pudo ser nunca rebajada, pero a cambio tuvieron y tienen que sufrir el linchamiento diario y sin compasión de los que viven al dictado de lo que deciden los nuevos amos, renunciando a los oropeles y al brillo social de los que sin duda disfrutarían, por calidad intelectual y excelencia profesional, de haberse sumado a la pervertidora corriente del pensamiento único. Sus detractores son todos aquellos que han mancillado la pureza de unos medios que, lejos de la sublime búsqueda de la Verdad, a lo que se dedican cada día es a proteger los intereses partidarios y económicos de quienes nos han arrastrado hasta aquí.

Este paso al frente pretende ser un encuentro con la realidad más cruda y no con la España virtual que nos dibujan periodistas a sueldo, políticos a la carta, empresarios de ocasión y prelados de pacotilla. El diagnóstico sobre la situación española no puede ser más desalentador. Otrora un país rico en ilusión, España se empobrece económica y moralmente más cada día. Sus valores han sido sustituidos por pervertidos dogmas. Donde antes había una virtuosa madre de familia, hoy tenemos una prejuiciosa feminista. Donde antes había unidad, hoy hay conflictos territoriales. Donde antes clamaba una sola voz, hoy resuenan muchas voces broncas y mal avenidas. Donde antes se consagraba a la familia, hoy se promueve su aniquilación. Donde antes se idolatraba al anciano, hoy se le ignora. Donde antes habían jóvenes sanos, talentosos y aventureros, hoy hay desechos sociales. Donde antes se vivía, hoy se sobrevive. Donde antes había ilusión, hoy hay dúctil resignación. Donde antes residían vecinos fraternalmente unidos, hoy residen extranjeros desarraigados. Donde antes se glorificaba a Jesús, hoy se hace sincretismo religioso. Donde antes se ponderaba el esfuerzo emprendedor, hoy se busca el dinero fácil. Donde antes existía una economía social al servicio de los españoles, hoy predominan las multinacionales ávidas de beneficios. Donde antes había orden y justicia, hoy predomina el caos y los privilegios. Donde antes había una España orgullosa de sí misma y del carácter indomable de su gente, hoy sólo quedan sus últimos rescoldos.

¿Podemos sentirnos satisfechos? Dejo esta pregunta a la consideración de mis compañeros de partido. Fotografía: Don Óscar Bermán Boldú, imagen perfil cuenta Twitter. lasvocesdelpueblo.