febrero 25th, 2016 by lasvoces

Redacción: (Eduardo J. García; Licenciado en Comunicación Audiovisual) – El nacionalismo catalán demuestra con el nombramiento del nuevo Presidente de la Generalidad Catalana una vez más, que la democracia y las leyes son sólo un medio para la consecución de sus fines  además de una fuente de inagotables y  jugosas prebendas que hasta ahora nunca ha debido justificar pese a su continua malversación y su  uso para construir un  armazón del odio y un proceso de ingeniería social que nadie en su sano juicio o sin un cinismo mayúsculo y una grave úlcera además de otras muchas taras puede defender. Barcelona, 25 de febrero 2016. Fotografía: El expresidente autonómico de Cataluña y presidente de Convergencia, Artur Mas Gavarró, junto a su sucesor en el cargo, Carles Puigdemont Casamajó, durante la investidura. Imágenes archivo Efe.

La democracia pese a que ha engordado a los nacionalismos (todos son excluyentes por definición) no es evidentemente  su objetivo final. Es sólo una etapa, una vaina, un organismo del cual parasitar, hasta  que una vez desangrado, lo deseche. Y haga de su verdadera razón de ser, su única ideología supremacista, profundamente étnica, feudal  y del monopolio y ramificaciones tribales  su único modelo  social y económico.

Una vez asumidos estos motivos (hay bastantes más) se entienden a la perfección los movimientos  y derivas del nacionalismo durante los últimos cinco años.  No es una cuestión de personas, como siguen defendiendo algunos visionarios desde Madrid o Barcelona, con la renuncia de Más ni se ha arreglado nada. Ni mucho menos. Es otra de sus jugarretas. Pujol, el hombre de consenso, la cara razonable, el líder en el que podía confiar todo el empresariado y patronal, no es más que una imitación bajita, blanca y ultramontana de la familia de Mobutu Sesseko.

Y es que el separatismo catalán tiene en Artur Mas, a uno de sus principales activos, que siempre va un paso por delante, del gobierno del PP, de sus compañeros y  a la vez supuestos adversarios políticos rupturistas en el arco catalán.

Si bien ha tenido que renunciar al poder, el recién investido Presidente de la Generalitat  se ha dado un plazo de 18 meses para el éxito del proceso separatista  o para la convocatoria de unas nuevas elecciones. Para las cuales él, no se presentará. Adivinen quien sí, lo hará o al menos está convencido de hacerlo.

ERC sigue pensando en un sorpasso que ve posible desde la irrupción del golpismo cantonalista catalán, pero que no llega a alcanzar nunca. Pese a los increíbles, por inmerecidos 9 diputados que ostenta en las Cortes Generales de una nación a la que niega y  odia, a la que quiere destruir, cuya legalidad quiere socavar e incumple repetidamente junto con el resto de fuerzas nacionalistas catalanas. ERC debe someterse a sus mayores, a la pequeña burguesía catalana, a los empresarios, a las medianas fortunas CDC  mientras ellos siguen siendo los primos de pueblo menos dotados y a los cuales suman palabras biensonantes para cubrir su desmedida ambición, su falta de ideología, profundo racismo, su encubrimiento y perpetua justificación de la violencia, y a fin de cuentas su incapacidad.

Sin embargo siguen siendo un actor importante, pero sin la tutela de CDC, saben que no habría proceso, ni tan siquiera por mayoría proporcional. Ya que la electoral, la de los votos, les es esquiva. Aunque en Cataluña las Matemáticas son diferentes al resto del mundo. Será otra consecuencia del excelente sistema educativo catalana, otra  más de  las innumerables ventajas de la inmersión lingüística. Pues aquí se dice que también han obtenido la mayoría de votos, y restan los votos blancos, la abstención, la multiplican por los referéndums de Podemos y les da una abrumadora mayoría, una enorme masa incluso igual a la de los millones de manifestantes. Bueno,quizá no tantos.

Intentemos recuperar la seriedad y obviar lo que parece un circo, un aquelarre  clínico y en el que cada cual quiere ser más ocurrente y fervorosamente patriota que su convecino de escaño o de desfalco.

Existe una voluntad de romper el país. De herir a España, y por supuesto a todos los españoles sean de la ideología que sean. No estamos ante ningún proceso ni pacifico, ni democrático, ni siquiera mayoritario. Algo que realmente debería llamar a la mayor de las sorpresas. Sin embargo  no hay reacción .Y es por esta razón, por la cual la desidia del estado ha sido capital para el desarrollo y empeoramiento de la fractura social en Cataluña, que además de ser honda y sangrante, se irá agudizando y enconando durante estos meses de un gobierno catalán ya, abiertamente golpista.

La negación de la Constitución  y del Rey, guste o no, Jefe de Estado no deja lugar a dudas. Es innegable.  La no aplicación del 155, ni siquiera inhabilitación por causas múltiples( se han olvidado ya de la corrupción del propio Artur Mas y de su reconocido desacato y  prevaricación, por no hablar de sedición) y el sometimiento del Rey de España al nacionalismo catalán al ser incapaz de realizar ninguna presión sobre las fuerzas parlamentarias (a diferencia de sobre la justicia para que su hermana salga absuelta  de unos cargos de los que es culpable y a los que se pueden sumar bastante más, no sólo de índole judicial) para firmar algo que no es legítimo firmar, el nombramiento del nuevo President de la Generalitat; no llaman al optimismo para la resolución de esta crisis abierta, ni para una conclusión pacifica ni dialogada.

El unilateralismo y la hegemonía práctica del nacionalismo catalán sin oposición, larvado tras 30 años de poder casi absoluto en esta región lo impiden.

Las que han sido presentados, como antisistema, revolucionarios, anarquistas; algunos incluso se han atrevido a decir que son consecuentes y honestos en  sus ideas, hablamos de las Cup, han aupado a CDC a la Presidencia de la Generalitat. Y lo han hecho tras unas asambleas y votaciones tan transparentes y sinceras como la integración y acogida de los “no catalanes”.

Volvemos al símil de los entes huésped, al que hay que añadir el del vasallaje aceptado y del sometimiento voluntario. Aunque ese es un tema que debe tratar la antropología social, y que ni siquiera una figura tan lamentable como el cargo de ERC, Gabriel Rufián puede explicar por sí mismo.

Si algo ha revelado, este período de tragicómica incertidumbre  en el gobierno catalán, es que las CUP están sometidas a los dictados por una parte de CDC y por otra de ERC. Los creadores y amos del perro de presa del separatismo catalán. Ese representante del nacionalismo catalán, insignificante, y de repente sobre financiado, con una presencia descomunal en las calles gracias a generosas donaciones de centros, espacios, tribunas e incluso medios de comunicación públicos. Una unión de varias fuerzas residuales, con la acepción más tóxica del termino hipotéticamente izquierdistas, a las que lo menos granado y más dócil del periodismo nacional ha calificado como jueces del devenir político nacional.

Por supuesto la derecha ha estado encantada de subirse al carro del catastrofismo y usar a las CUP, sin actuar, a la espera de réditos electorales y una legitimidad que les haga, los únicos capacitados para enderezar la situación. Y viendo la ausencia de la izquierda del PSOE, la amalgama de inutilidad y futilidad de Podemos, tampoco es posible aventurar que su táctica sea equivocada.

Las CUP han ungido a la burguesía catalana al trono. No podía ser de otra manera. Muchos sospechábamos que no habría elecciones, simplemente porqué  el nacionalismo  convergente tenía miedo a la pérdida de poder., una vez tanteado el panorama electoral nacional, con el gobierno en funciones de Mariano Rajoy. Una de las razones por las que se convocaron las elecciones catalanas, para condicionar toda la política y estabilidad nacional.

El factor tribal de las CUP es irrefutable, por más coletas, tatuajes, argollas y droga blanda que ostenten, son un producto de la clase dirigente.  El lumpen, versión. CAT, Los resentidos, quienes siempre quisieron una batasuna catalana, aquellos que creen que ser anti todo es lo más , los etnicistas, los violentos, los descastados de las zonas rurales y los charnegos inadaptados de las zonas urbanas, que pretenden ser superiores a lo que son.

Un producto de laboratorio, otro logro más del proceso de ingeniería social que no debe engañar a nadie. Mientras se votaba al President de la Generalitat, dos de sus directivos, se manifestaban  en Bilbao a favor de la liberación de los criminales etarras. Todo un canto a la reconciliación, al pacifismo, y al abrigo de esperanzas para un final pacífico del proceso separatista catalán.

Cuando ese grotesco personaje, ya presidente de la Generalidad habló de invasores entre otras muchas afirmaciones insoportablemente difamatorias y discriminatorias que constituyen  por si solas un compendio de la apología del odio que es el nacionalismo catalán; llaman a reflexionar sobre los delitos de odio, que a buen seguro serían denunciados a voz en grito por las fuerzas “progres” si se tratará de cualquier otra víctima, pero siendo españoles….

Con el bramido y gestos propio  de aldeano carlista  iracundo que quiere aumentar sus propiedades  para dios, su bolsillo, y su patria, otra vez bolsillo, sin abandonar su característica idiocia, que él cree amor a la patria y a sus tradiciones no hace otra cosa que explicitar la naturaleza del nacionalismo catalán, manifiestamente hipócrita, pero sobre todo etnicista, primacista y clasista. Unos elementos que no tienen nada que ver con una democracia, la cual subvierten cuando así lo piden sus intereses.

El 11 de Septiembre si vivimos una invasión, de gente que nunca había estado en la Meridiana, ni lo volverá a estar. Gente que no visitaba Barcelona porque no la sentía suya, le era extraña,  era diferente a su Cataluña profunda, con otra lengua, con mayor pluralidad, incluso hasta con un conato de pequeño cosmopolitismo, de liberalismo en formas, política y costumbre. Para ello no faltaron vecinos quienes cambiaron las banderas españolas y los toros de Osborne de la pasada Eurocopa por las esteladas y sonrojantes lemas de la ANC enarbolando sus viviendas de aluvión. Tampoco faltaron los trenes fletados por el hoy Presidente, para lo que fue suspendida una huelga de los trabajadores de ADIF convocada meses atrás.  Otra muestra más de lo social que es la revuelta de las sonrisas catalanista. Una larga marcha humana, tan similar en espíritu, a las racistas procesiones anti socialistas y anti eslavas de los países bálticos, a la marcha sobre Roma, lo que no puedes ganar en las urnas, se gana en las calles con golpes de efecto, amedrantar sin disparar es el primer paso.

Quienes lo hacían por cierto fueron vitoreados en la Avenida Meridiana, por esas familias inocentes, de buenos catalanes, de lo mejor que ha dado Cataluña según las palabras del ahora presidente en la sombra. Vivas a terra lliure fueron coreados durante varios minutos en la zona del clot, sede por cierto de asociaciones culturales, casales de la Cup y otras entidades cívicas. La no violencia que calla como una niña es zarandeada y arrojada por las escaleras por haber pedido enseñanza en castellano, la superioridad moral de quien amenaza con un recibimiento especial a quienes no brindó cobertura a la “votación” del 9 n. Los profundos valores pacifistas y cívicos de quienes usurpan absolutamente todo, sea historia, deporte, educación o infancia para acrecentar un odio atávico, irracional que haga perder de vista la realidad.

Una CCAA en la que hace ya mucho tiempo de la de donde salieron miles de personas para no volver, de profesores, de intelectuales, de profesionales liberales borrados de la historia  y vida barcelonesa para siempre.  Una región en donde hay pecadores por nacimiento y habla, una región europea en al cual se vulneran constantemente dos derechos  humanos fundamentales, la libertad de elección (por supuesto que la inmersión lingüística es una herramienta fascista, y antes de esta colonial) y la libertad de expresión.

Por suerte aún hay una exigua mayoría, sometida y cabizbaja, pero todavía viva que permite que algunos podamos seguir expresando nuestra opinión y ejercer nuestra libertad personal. Otros muchos han empezado a hacerlo.

El gran problema es que los integradores, los pacíficos, las víctimas indefensas, los oprimidos y explotados burgueses, agobiados a base de privilegios y de inversiones que se niegan a otras zonas, los demócratas aventajados, quienes pueden enseñar a la UE sobre política económica, como podría ser de otra manera con Junqueras de responsable, no pueden permitir bajo ningún concepto que esto sea así. Ni que todavía sean minoría por hegemónicos que sean. Por eso  la provocación, la confrontación, división y crispación crecerán hasta que prenda la chispa.

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enero 17th, 2016 by lasvoces

Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Fotografía: El expresidente catalanista Artur Mas Gavarró (i) junto al nuevo presidente Carles Puigdemont Casamajó (c) y la presidenta del Parlamento Carme Forcadell Lluís (d9 durante la toma de posesión. Lasvocesdelpueblo.

No hay ideología ni interés alguno por encima de la integridad de España

Todo lo que nos aturde en estos días surge de la pesebrera en el que nos hemos acostumbrado a estar. Dura es la afirmación aunque acertada. El trabajo, las preocupaciones familiares, las actividades lúdicas nos han aislado, nos han encerrado en lo nuestro, y ese círculo creado paso a paso ha impedido que no viéramos más allá de lo cercano, en todo caso estaba la televisión, el cine o las escapadas de fin de semana para

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

toparnos con otras realidades, que observábamos como historietas de un pequeño libro de cuentos pero que quedaban olvidadas al regreso a la cotidianidad.

Ahora afloran la preocupación, la duda y la angustia por lo que pueda acontecer después del fraude realizado con el pacto para elegir al presidente autonómico catalán, un pacto sombrío, conseguido -in extremis-; no valen las urnas tanto si son de cartón como si están homologadas por ley, a los nacionalistas sólo les importa su esquema mental extraviado, anclado en un pasado superado, y todo lo que no sea “casa nostra” es la barbarie; tachando de invasores a los que no se les considera nativos del lugar y por eso necesitan tirar hacia delante el “Procés”, lo que permitirá a los que conservan la esencia identitaria o en todo caso a los que la han adorado al renunciar sus orígenes, repartirse los cargos y fuentes económicas: la organización territorial en autonomías ha permitido más reparto de poder y esto para los nacionalistas ha sido la clave para controlar férreamente los órganos de gobierno correspondientes y también los aledaños sociales.

Pero nuestra desgracia no queda aquí, se complica mucho más cuando empezamos a observar el desgaste sufrido por las instituciones, el escenario es el Congreso, y los actores son los Diputados. Estampa inmortalizada para la posteridad, atuendos, verborreas al asumir el escaño, gestos impropios. Un Mariano Rajoy invernado para mayor gloria del PP, un Pedro Sánchez histérico en la búsqueda de acuerdos camuflados para no ser descartado por el PSOE, un Albert Rivera sin posibilidad de dar una imagen de liderazgo definido porque la existencia de C’s es el resultado de votos de la izquierda y de la derecha y un Pablo Iglesias con una oratoria creada en la barra del bar de Podemos, son los políticos que van a decidir nuestro próximo mañana, nuestro equilibrio económico, el plan de estudios de los escolares, las pensiones, el funcionamiento sanitario, entre otras muchas cosas de vital importancia y en una situación muy delicada al tener frente al Estado los kamikazes más destructores, los nacionalistas, abanderados del enfrentamiento, del odio, de la diferencia, del privilegio, del racismo que corroe a cualquier mente no preparada y sin antídoto, sólo disponiendo de un elemento muy poco firme y tendón de Aquiles, el sentimiento.

Si el voto ciudadano es el que decide y si el mismo término de democracia significa el poder del pueblo, es inconcebible que los partidos políticos obligados a acatar las decisiones ciudadanas sean los que desempolven lo más nefasto del periodo de la Restauración -el pucherazo-. La CUP cede diputados para que el cómputo permita al señor Puigdemont ser presidente de la Generalidad, el PSOE hace lo mismo para que ERC y los sucesores de Convergencia tengan grupo parlamentario con su correspondiente subvención, y para más desprecio a las decisiones de los contribuyentes, el PP avala tal decisión mintiendo sobre el tanto por ciento conseguido por los separatistas.

Si la ley electoral no respeta la equidad de los votos de los españoles dando más valor a unos que a otros, y ahora para más oprobio de la democracia, los que dicen por boca del señor Rajoy que defenderán el cumplimiento de la ley, se burlan de ella al dar mayor fuerza a los que atacan a nuestra Nación, ¿Qué nos queda hacer?. La complicada legislatura que se plantea, nos aconseja no cambiar la Constitución, en ella están detallados los valores que definen la democracia, los asentamientos de la Nación y del Estado, los derechos de los ciudadanos, lo que no impide su reforma si los tiempos lo piden, pero siempre sin extirpar la esencia, “la soberanía nacional”. No hay ideología ni interés alguno por encima de la integridad de España.

No queramos presenciar más aquelarres, los formalismos son necesarios en una sociedad estructurada en un ambiente de respeto y de pautas correctas, no queramos que lo asambleario deje la calle y ocupe los espacios de autoridad política , no queramos trivializar los gestos más bellos de la maternidad, no queramos apuntalar al margen de las urnas a los que insultan, humillan y desprecian a una parte importante de los españoles, no queramos confraternizar con los violentos, con los integristas, con los que ponen precio a los más altos principios de una sociedad, dispuesta a organizarse entorno a la justicia y a la libertad.

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enero 9th, 2016 by lasvoces

Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Fotografía: Unas de las 400 millones de papeletas impresas así como 66,8 millones de sobres para las últimas elecciones generales del 20D 2015 en España. lasvocesdelpueblo.

La ley Electoral facilite a los grupos nacionalistas-secesionistas mayor presencia en escaños

Sorprenderse o su sinónimo asombrarse señala una impresión instantánea en el ánimo ante algo inesperado y extraño. Ésta rápida respuesta produce estupor, aturdimiento y hasta pasmo.

Después de esta incursión en el ámbito de la gramática, es indispensable señalar la causa que ha provocado tal reflexión. En la crispación

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo

política que surge con posteridad al cierre de las urnas, se han escuchado frases de lo más pintorescas y por desgracia, muy pocas dignas de ser consideradas resultado de una responsable valoración del momento institucional. Uno de esos chascarrillos ha sido el pronunciado por el portavoz de – Democràcia i Llibertat -, en calidad de réplica al discurso del Jefe del Estado, denunciando la injusticia que se cometería si a una parte, en la que él y su partido se encuentran, más aún se ha atrevido a decir Cataluña, no se le permitiera el derecho a decidir frente a esa mayoría de la que se excluye y se supone es España.

En un país con un sistema de hacer política igual que en el nuestro, no se daría una situación parecida; haría ya muchos meses que se habría aplicado un corrector, el marco legal vigente. Se anunció con gran impacto mediático que con un retoque de las competencias atribuidas al Tribunal Constitucional, se podría desactivar el delirio independentista, frente a la opinión de los que señalaban la variada legislación que ya poseían las instituciones para interrumpir el proceso de desmembración del Estado; hecha la reforma no ha servido para nada, la situación es la misma, alardear de una supuesta prudencia. Parece inaudito que cuando todos estamos sometidos al imperio de la ley por ser la mejor forma de reconducir la convivencia, hayan organismos públicos, que se rebelen e intenten destruir lo que forma parte de su esencia, el Estado y más aún, que quien tiene la potestad de impedirlo no reaccione. Es anómalo y suicida para la Nación el que la ley electoral facilite a los grupos nacionalistas-secesionistas mayor presencia en escaños con menor número de votos de los que consiguen las otras fuerzas de ámbito nacional.

En estos momentos, el único planteamiento posible sin dañar el entramado institucional, sería no aceptar por parte de los miembros del PSOE Y PP con cierta experiencia de gobierno y madurez política, la deriva del país a la destrucción como colectivo de hombres libres, y luego propiciar un pacto de Estado. Pero no sólo los políticos deben ser los que se comprometan en ofrecer la posibilidad de vivir con normalidad, sin lanzarnos a experimentos inviables por la falta de cordura y de racionalidad, sino que han de ser todos los ciudadanos los que se impliquen de verdad en el rechazo a los que quieren destruirnos o pretenden retroceder en el tiempo con la consigna de una casposa revolución.

Muchas trabas nos alejan de la plena participación ciudadana, subvenciones a amigos, amiguetes y a organizaciones afines, sean partidos o sindicatos y no concederlas a organizaciones independientes con un fin social verdadero. Con este planteamiento se llega a la conclusión de que el sistema está montado en gran parte para beneficio y gloria de los partidos políticos no para la verdadera sociedad. El modelo que nos hemos dado requiere una reforma profunda con la intención de recuperar la presencia de los ciudadanos, sus verdaderas necesidades y de que el coste económico no alcance las desorbitadas cifras en euros que exige el funcionamiento de la administración actual, no es de recibo el haber creado un ” monstruo ” que nos está devorando y destruyendo; da la sensación de que muchos aficionados a hacer política, eligen a gusto la ideología que les puede dar más réditos, la defienden, se presentan a las elecciones y , si salen elegidos, roban una parte suculenta de los presupuestos con la intención de trazarse un plan económico, que les permita seguir viviendo a costa de los ” modernos siervos ” de nuestra época, los ciudadanos.

Se ha abusado mucho de los medios que nos brinda el proceso democrático, pero lo lamentable es que ese abuso se ha decantado con intención o no, por la renuncia de la conciencia nacional, por la desintegración del Estado, por el enfrentamiento social, por la pérdida de valores, por el deterioro del poder judicial, arropado todo ello por la más descarnada corrupción. No podemos descartar el perverso papel representado por los dos grandes partidos, ellos han sido los artífices más implicados en el expolio al que se ha sometido todo lo que representaba la estabilidad democrática, equilibrio que nos costará bastantes años reparar.

El despojo sufrido ha sido demoledor y hasta ha herido de muerte a los que lo han programado; es evidente que las dos fuerzas políticas, supuestamente adalides de la libertad, para eso se les dio el voto, han ido perdiendo apoyo ciudadano al mostrarse organizaciones incapaces de alejar a quienes el único deseo que les mueve es destruir lo que en siglos ha costado crear, España o que pretenden involucionar el proceso democrático. Conviene no dejarnos arrastrar por falsos profetas o por avispados vendedores de feria; la última hazaña de los distorsionadores de la realidad, incrustados en el tejido social, alcaldes o presidentes de comunidades autónomas, es no haber querido celebrar la toma de Granada por las tropas cristianas e insistir en que se debería pedir perdón por haberlo hecho. Si no nos preguntamos a quiénes se les ha facilitado poder institucional por haber mostrado tanta falta de conocimiento histórico y sobre todo qué calidad tienen los líderes de las otras fuerzas políticas por no emitir una réplica ajustada a tal desatino, no seremos capaces de iniciar el camino de la reconstrucción, acaso temamos la respuesta, la única posible – hemos entregado la dirección de nuestro país y de nuestras vidas, a insolventes -.

En la caótica situación en la que nos encontramos, sin saber lo que dará de si las arenas movedizas, localizadas bajo los cimientos del Estado, el señor Rajoy trajeado según las exigencias de la víspera a la noche de Reyes, nos ha lanzado con su ya conocida flema la seguridad de que nadie incumplirá la ley, un sonsonete cansino, y además se ha propuesto como artífice de las grandes reformas que se necesitan hacer; entonces es indispensable plantearnos a qué engaño nos quiere llevar, si con una mayoría absoluta , la que nadie logró en democracia, no ha cambiado casi nada, imposible hacerlo con una mayoría minoritaria, y más aún cuando ya se está insinuando el retoque de la reciente reforma laboral con el único fin de conseguir el apoyo del señor Pedro Sánchez.

Terminados los festejos navideños, estamos obligados ante tal desvarío a proteger nuestro modelo de sociedad y a potenciar nuestros gustos y costumbres de la manera que queramos y no al estilo de unos políticos devaluados que en lo único que son expertos es en charangas bien orquestadas, vayan vestidos con traje y corbata o en mangas de camisa.

 

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