Redacción (Ana Maria Torrijos) – Se ha instalado en ciertos sectores de opinión, la nefasta estrategia de modelar el criterio de los ciudadanos a través de un método maléfico: Hacer de una noticia falsa una veraz, basta con repetirla una y otra vez con tesón. El repiqueteo surte efecto. Un doctrinario como Torras es un demócrata, un golpe de Estado es el derecho a la autodeterminación de los pueblos, un desfalco es un quedarse algo que existe pero “el dinero público no es de nadie” y así infinidad de ejemplos. Barcelona (España), martes 30 de octubre de 2018. Fotografía: BARCELONA (ESPAÑA), PRIMAVERA Y VERANO 2018. Lazos amarillos del independentismo en el parque de la Ciutadella de Barcelona. Los independentista tiñen de amarillo los espacios públicos en Cataluña en defensa de us golpe de estado del 1-O y para reclamar la libertad delos presos líderes del proceso secesionista en prisiones catalanas. Efe
En este punto es obligado asumir que si se quiere hacer noticiable una buena propuesta, se la debe dar a conocer y con cierta periodicidad, sin descanso; insistir en el que es el marco político integro, el imprescindible. Pedagogía honesta con una meta loable.
El sistema democrático liberal está presente en las naciones donde se goza de mayor bienestar y confluyen diversos proyectos de vida. Un modelo de equilibrios de poderes dentro del marco legal, ofrecido por una Constitución que cada país ha redactado y con posteridad ha sido refrendada por la ciudadanía.
Toda conquista de esa índole es el resultado de una madurez y reflexión en la búsqueda de un ideal: la Libertad. Pero esa libertad no podría ser si la igualdad ante las leyes no alcanzase a todos. De ahí que se prime el mérito personal y no la clase social. Si estamos en ese espacio de países privilegiados, es porque lo hemos decidido y acatado en 1978.
En estos momentos la realidad diaria nos contradice. Los hechos se amontonan y son incuestionables, ponen ante el espejo el deterioro sufrido por nuestro modelo político-social.
El Presidente del Ejecutivo, salido de una moción de censura, no está legitimado por los ciudadanos, no es miembro del Congreso de los diputados, aunque sea legal su nombramiento. El equipo ministerial, cargado de irregularidades y hasta de acciones fraudulentas. Los presupuestos no apoyados por los votos del Parlamento, han sido presentados a los órganos europeos. Tomas de decisión vacilantes, matizadas, enmendadas. Errores garrafales de protocolo en el plano nacional e internacional.
Aunque no queda aquí la farsa grotesca de la política. Una de las escenas más delirantes con el fin de pactar los presupuestos, se plasma en la visita de Pablo Iglesias, líder de la oposición más radical, al nacionalista Junqueras, en carcel preventiva por un delito de intento de golpe de Estado. El partido socialista a pocos pasos de caer en una situación de lo más vejatorio, seguir con el apoyo chantajista de fuerzas políticas contrarias a la normalidad democrática. El modelo constitucional está en peligro pues el gobierno de la Generalidad, representante del Estado en Cataluña, no lo respeta, se burla de él y pone a toda la ciudadanía española en una inseguridad flagrante.
No existiría tal preocupación si nos hubiéramos concienciado de que vivir en democracia requería una participación clara de los ciudadanos y saber que depende de ellos el buen funcionamiento del sistema. Es obligado que haya claridad y transparencia en todas y cada una de las decisiones políticas, de las leyes redactadas, de las consecuencias de los pronunciamientos de los diputados, de los concejales, de todo aquel que está inmerso en la acción política.
El engaño, la mentira ha sido el medio que muchos políticos han empleado para sortear situaciones complicadas, para tapar sus chanchullos económicos y obscenos. Esta forma de actuar no perdonable en otros paises o por lo menos intentan rechazarla, entre nosotros campea sin consecuencias en la mayoría de los casos. Hasta se llega a tomar una decisión que al día siguiente se sustituye por otra contraria sin efectos punibles, ni dimisión alguna. No se ha evolucionado, siguen lanzando frases caducas, propias de siglos pasados, esquemas trasnochados. El único propósito del Ejecutivo es crear impuestos, dirigir nuestras vidas y al tener el poder multiplicado por diecisiete, la asfixia se hace insoportable y se llega a tal extremo que hasta en Navarra, se atreven a planificar un programa educativo de juegos eróticos como herramienta didáctica para niños de 0 a 6 años.
Libertad, palabra desconocida por muchos, es el antídoto para nuestro maltrecho modelo político. Libertad para poder lanzar críticas al gobierno en sus errores y no ser golpeado por ello con calificativos incendiarios. Libertad para poder destinar nuestro ahorro sin la confiscación del político, para elegir los valores que creamos buenos en vista del desarrollo de nuestros hijos. Libertad para decir NO a un intento de adoctrinamiento y manipulación continua.
No podemos estar esclavizados por los que deciden cómo gastar el dinero de nuestros impuestos, tenemos que saber a qué lo destinan, y cómo lo utilizan. Y sobre todo hemos de ser libres en el momento de enjuiciar la gobernabilidad de los que han jurado o prometido la defensa del régimen constitucional.
Ante el riesgo inmediato de enmascarar delitos de alta traición y de violencia terrorista, debemos apoyar a los que respetan la ley ejerciendo sus funciones con honestidad, desde responsables de la información, jueces, servidores públicos y todo aquel ciudadano que desee vivir en democracia con la ley de referencia.
La oposició con representación en las Cortes está obligada a unir esfuerzos para montar una barrera frente a la erosión constante de los poderes del Estado. El ejecutivo está siendo dañado por el ansia de poder del que teniendo procedimientos previstos por la legislación, recurre a retorcer el camino que le lleva a la Moncloa y desde la tribuna del Congreso lanza dardos envenenados al Supremo; el legislativo dirigido por la ineficacia del presidente de la cámara, permite soflamas contrarias a la Constitución; el judicial al ser dejado en entredicho recibe presiones evidentes desde los poderes políticos.
El individuo es el que puede sacar a la sociedad del sopor y en ese espacio de libertad por conquistar, lanzarse al encuentro de los que como él están comprometidos. Sólo el individuo puede observar, pensar, valorar y con calma animarse a realizar lo mejor para el conjunto de los ciudadanos. Él frustra el empeño de los partidos de aborregar, conducir y someter al “pueblo” o la “gente” que dice Podemos. Nunca se debe perder ese Yo. Basta con profundizar en las ideologías que conforman las fuerzas políticas para comprenderlo: el Nacionalismo pregona la identidad, una identidad sacada de la tierra o del lugar donde se nace, él te da esos derechos que te distinguen de los demás. Una tierra que arrastra una cultura, una forma de ser, una lengua, un paraiso, el de los elegidos; el Socialismo se afianza en el hecho de que en la sociedad hay unos y otros, unos ricos y otros pobres o digamos obreros, hoy llamados trabajadores. Siempre tiene que buscar el enfrentamiento entre bloques, clases sociales, con añadidos nuevos, el feminismo, hombres y mujeres, la propuesta de género; los Populismos aglutinando masas, fervor, sentimientos.
Esta breve valoración muestra la necesidad de los individuos, de las personas. La libertad que rompe el pensamiento único, que facilita los incentivos, que valora la calidad, el esfuerzo, la excelencia y estimula a conquistar el futuro. Conseguir una sociedad sin borrar a cada uno de sus miembros es enriquecerla, animarla al desarrollo y a la convivencia.