octubre 23rd, 2016 by lasvoces
Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – Ahora toca abstención, ayer un no rotundo y mañana manifestación general y boicots al por mayor y el país en espera de no sé qué. Para toda esta parafernalia unos presupuestos incumplidos cada año y en aumento para años sucesivos si no se recortan los gastos de funcionamiento del Estado autonómico (…). La insegura situación del momento es achacable a la falta de iniciativa y de reacción de calado político. El pueblo en cualquier legislatura, por difícil que sea, es capaz de entender una ajustada decisión; siempre que se explique con toda claridad y redunde en beneficio de todos. Sant Cugat Del Vallés (Barcelona) España, domingo 23 de octubre de 2016. Fotografía: Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo.
12 de octubre Fiesta Nacional de España: celebración institucional, los Reyes, el presidente del Gobierno en funciones, la presidenta del Congreso, ministros, diputados y para no olvidar nada, la ausencia de los que dicen no ser ciudadanos de este país aunque asumen el cargo, el boato y el sueldo correspondiente. Sitios de preferencia para todos ellos en el desfile de las Fuerzas Armadas y la bandera ondeando. Los ciudadanos asistentes cumplen con su papel, aplauden, se emocionan y lanzan vítores a todo lo que representa – seguridad, convivencia, futuro -.
En ciudades y municipios muchos derechos no respetados, abandono de los poderes públicos, soledad y precariedad en los servicios sociales. Promesas vacías, fuegos de artificio entre los partidos y algunos titulares de prensa malintencionados.
No es el escenario mejor para alentar a la ciudadanía. Tenemos actos de sedición, desobediencia a los tribunales, incumplimiento de obligaciones inherentes al cargo oficial, causas judiciales olvidadas, otras manipuladas, delincuentes de alto riesgo tratados con benevolencia al margen de la ley, gasto de dinero público para cometer dolo, corrupción económica a raudales, manipulación de medios de información con titulares engañosos, hasta falsos y un sin fin de hechos que avergüenzan.
Y lo único que se les ocurre a los responsables de esta situación tan delicada, es decir como reclamo o justificación “Gobierno estable por cuestión de Estado”. Una sociedad dormida por no saber reaccionar a tiempo o enferma por no atinar a distinguir dónde está la barbarie, es un colectivo no merecedor de ciudadanos honestos ni es referente para jóvenes y niños ni representante de un país que tiene derecho a vivir en paz.
No es difícil responder a lo que no se ajusta a la legalidad y más aún si se tiene un puesto de responsabilidad otorgado por las urnas. Han transformado el sistema democrático en una plataforma dispensadora de puestos de trabajo con el único fin de sostener el “modus vivendi” de unos cuantos, por cierto cada vez más numerosos y muchos de ellos no capacitados para desempeñar su labor, en el caso que la tengan pues en ocasiones ni existe tal actividad, asesores ¿de qué?
El sistema democrático ha sido creado para tener un espacio abierto a todas las ideas y proyectos capaces de ofrecer desarrollo económico, justicia y libertad para todos.
Se violenta a unos guardias civiles fuera de servicio, se rompe ante las cámaras televisivas las sentencias o requerimientos judiciales, se califican de métodos poco democráticos las decisiones de los tribunales, se sataniza a todo aquel que exija su derecho como español, se destruyen o retiran símbolos oficiales, se mofan del jefe del Estado, amenazas de muerte y poca o nula respuesta de las autoridades competentes.
Estamos transformando los informativos de las televisiones en medios especializados en actos delictivos en vez de dedicados a mencionar, explicar y comentar las medidas de gobierno de cualquiera de las administraciones. Nos camuflan los debates políticos con formas propias de corrillos de barrio, de peleas de chiquillos pero que poco a poco tal como se está actuando en la calle, en la familia o en las escuelas pueden acabar en algo más serio.
Ahora toca abstención, ayer un no rotundo y mañana manifestación general y boicots al por mayor y el país en espera de no sé qué. Para toda esta parafernalia unos presupuestos incumplidos cada año y en aumento para años sucesivos si no se recortan los gastos de funcionamiento del Estado autonómico.
Se empieza a dar datos sobre la delicada situación del fondo de pensiones de la seguridad social, cuando hace unos meses se tachaba de catastrofista al que osaba ofrecer alguna señal al respecto. No se entiende que para paliar otros gastos, muchas veces innecesarios, el ejecutivo del señor Zapatero y luego el del señor Rajoy hayan sacado dinero de ese fondo destinado exclusivamente a los que han tributado y cumplido con su vida laboral. Y ahora nos dicen que para la doble paga de la Navidad del 2017 no habrá suficiente.
La crispación empieza a alcanzar niveles preocupantes. Cuando no es en la universidad, surge en plenas fiestas populares o en los mensajes de los móviles. Y la única respuesta es la inanición de la fiscalia y la interpretación laxa de los delitos. Pero no nos podemos sorprender ante estos hechos porque en nombre de la libertad de expresión se han tolerado agresiones verbales degradantes por ser creyente, por ser aficionado a los toros y por tener una ideología distinta.
Cuando ocupan cargos de responsabilidad personas que en su momento se mofaron de las víctimas del terrorismo y asaltaron lugares de culto con gritos hostiles y sentencia penal, no es de extrañar que los violentos, sintiéndose impunes ante la opinión pública y apoyados por sus adelantados oficiales, multipliquen sus acciones.
Inconcebible que un diputado, el señor Pablo Iglesias, considere que desbordar con violencia los espacios sociales, la calle, los lugares de trabajo sea el escenario de la democracia. Si el Parlamento no es donde reside la soberanía, donde se legisla, donde se debate, debería ese político renunciar al escaño con los beneficios correspondientes. Resultaría más barato el sistema sin tantos representantes públicos demagogos e ineptos.
La insegura situación del momento es achacable a la falta de iniciativa y de reacción de calado político. El pueblo en cualquier legislatura, por difícil que sea, es capaz de entender una ajustada decisión; siempre que se explique con toda claridad y redunde en beneficio de todos.
La pequeña pantalla nos brinda cada día imágenes de la indecisión o flaqueza de unos y el atropello de otros. no podemos cobijar nuestra cabeza bajo la almohada ni cerrar los ojos musitando con temor “no lo he visto”. En todos los momentos y lugares que rige el imperio de la ley que van desde el hogar, el puesto de trabajo, organismos públicos, la calle, el campo de futbol, hasta los centros educativos, nos vemos obligados a estar al lado de la verdad.
Pues, la cobardía y la indefinición no va de la mano de las garantías jurídicas. Nuestra mayor garantía es “la soberanía nacional reside en el pueblo español del que emana los poderes del Estado”: la Constitución.
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septiembre 27th, 2016 by lasvoces
Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – En estos momentos estamos a punto de perder lo más preciado que es la paz social, la satisfacción de compartir un proyecto común y de colaborar como miembro de una Europa que ha conseguido crear unas estructuras sociales, culturales y políticas, referentes en muchos momentos de la Historia. El sistema diseñado, recogido en la Constitución, pretendía superar las tensiones acumuladas por un Gobierno autoritario; diluir las aspiraciones de unos grupos anclados en una sociedad estamentaria-clasista; y sobre todo pretendía desterrar la sombra del miedo más atroz, el tiro en la nuca. San Cugat del Vallés (Barcelona) España, martes 27 de septiembre de 2016. Fotografía: Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo.
La Política tiene como fin servir a la ciudadanía y gestionar la convivencia. Es lo que esperamos. El hombre la ideó a medida que se complicaban las relaciones; la adquisición de conocimientos cada vez más complejos y el desarrollo de los intereses fue lo que propició el mandato de los más fuertes, los más hábiles o los más sabios. Así se iniciaron las diversas fases de liderazgo. Se ha filosofado, se ha discutido y se han practicado muchas de esas modalidades.
La Atenas de Pericles nos legó el concepto de Democracia y el siglo XIX atinó a aplicar un procedimiento participativo que igualaba a los ciudadanos y consiguió con reforma tras reforma, alcanzar los sistemas parlamentarios liberales –un hombre un voto–.
En estos momentos estamos a punto de perder lo más preciado que es la paz social, la satisfacción de compartir un proyecto común
Ahora nos encontramos en un atasco del modelo. El desarrollo generalizado en todos los órdenes, científico, tecnológico y servicios ha llevado a una vida más fácil, más superficial, alejada de la atención que requiere el mantenimiento y las sucesivas mejoras del artilugio político. Los valores que empujaron a buscar la fórmula más digna para relacionarnos, se han dejado por el camino, dando por sentado que sin esfuerzo, preparación y altruismo podría seguir funcionando.
Los equipos de gobierno antes ocupados por personas con cualidades, capaces de entregar lo mejor de ellas para el bien común, se han transformado en un mercadillo donde se intenta vender un producto deteriorado, negocio para algunos pero para la mayoría, un afrodisiaco que nos ha hecho perder el sentido, el ser feliz con el bienestar de los demás.
Inmersos en un periodo de transición política, organizamos el modelo de la “España de las Autonomías”; Se consideró el camino más viable para olvidar un pasado repleto de tensiones que habían dificultado el avance de los derechos individuales; los más cercanos tropiezos fueron, un enfrentamiento civil, una dictadura y unos nacionalismos, erguidos sobre sectores reacios a igualar los derechos y agravados por la violencia criminal de un grupo terrorista.
Y en estos momentos estamos a punto de perder lo más preciado que es la paz social, la satisfacción de compartir un proyecto común y de colaborar como miembro de una Europa que ha conseguido crear unas estructuras sociales, culturales y políticas, referentes en muchos momentos de la Historia.
El sistema diseñado, recogido en la Constitución, pretendía superar las tensiones acumuladas por un Gobierno autoritario; diluir las aspiraciones de unos grupos anclados en una sociedad estamentaria-clasista; y sobre todo pretendía desterrar la sombra del miedo más atroz, el tiro en la nuca.
No existían debates de gran calado político que propusieran un modelo de País
La rapidez empleada en el proceso del cambio, las indefiniciones de la Carta Magna y la inclusión en ella de algún término poco afortunado han ido alejando la estabilidad que se pretendía “Garantizar la convivencia democrática” (Preámbulo constitucional).
A una sociedad acostumbrada a obedecer, se le hurtaron las explicaciones debidas sobre el redactado y contenido de la Ley de leyes, sobre los deberes, los derechos y en especial sobre la anómala asimetría establecida para Navarra y el País Vasco frente al resto de España; únicamente se repartieron ejemplares y se señaló el día de su aprobación en referéndum. No se quiso o se olvidó que la Democracia debe tener una aliada, la Pedagogía.
Un bipartidismo poco transparente que incluía el continuo apoyo de los nacionalismos con el chantaje añadido, empezó a socavar los cimientos del Estado de Derecho. La debilidad de los sucesivos gobiernos fue la nota más evidente. No existían debates de gran calado político que propusieran un modelo de País, sólo el tema económico ocupaba todos los espacios, en tono sindicalista para enfrentar a trabajadores con los empresarios, en estilo independentista con la intención de rapiñar el máximo de competencias y en formas de saqueo del erario público con el fin de llenar los bolsillos de los “servidores” políticos.
Ser político empezó a ocupar el primer puesto en el ranking de salidas profesionales, conseguir influencia, enriquecerse y doblegar a los ciudadanos.
La sucesión de las distintas legislaturas, trufadas con fallos contra la legalidad, ha desembocado en una crisis de gran importancia. Muchas Instituciones no funcionan, desde el Tribunal Constitucional, las altas instancias del Poder Judicial, el Poder Legislativo y el Ejecutivo, hasta el gran paquete de leyes y reglamentos que se han dictado, inútiles por no cumplirse o por interferirse.
El engaño se sucede con una simplicidad impropia de un sistema en el que debe reinar la transparencia informativa
El principal damnificado no es otro que el ciudadano por haberle alterado el criterio de país estable, el criterio nacional de Ser, de solidaridad y de igualdad, frente a la diáspora de intereses de grupos de presión. El individuo, sin bastón de mando, en soledad ante los problemas que se acumulan, se siente impotente, falta de liderazgo para salir de la incertidumbre.
El engaño se sucede con una simplicidad impropia de un sistema en el que debe reinar la transparencia informativa. Nos comunican, una y otra vez, la imposibilidad de acuerdo entre el PSOE y el PP , de ofrecer un gobierno capaz de gestionar el país.
Pero luego salta la noticia de pactos opacos “prescindibles” para cambiar la posible fecha de unas terceras elecciones, con la intención de no romper el halo que rodea el 25 de diciembre, pero también la noticia de encuentros del mismo tono “prescindibles” para asuntos que tienen que ver con la economía y evitar una penalización de la Comunidad Europea.
Algo parecido ocurrió con la Constitución, si les place, los cambios son instantáneos. Decisiones de tribunales internacionales sin obligatoriedad de cumplirlas, se acatan a las veinticuatro horas por intereses inconfesables. Anuncios de rebeldía institucional sin medidas rápidas de control, sólo se dan excusas triviales como respuesta. Sentencia del máximo Órgano del Poder Judicial contradicha por la del Constitucional, una mera institución política que ha permitido estar en los parlamentos y ayuntamientos a los representantes de la violencia.
El olvido hará que nos persiga siempre. Seamos libres
Todo ha contribuido en facilitar un escenario de lo más deplorable, con víctimas del terrorismo pidiendo ser reconocidas como tal a las puertas del Ministerio de Justicia y otras en un acto electoral, sufriendo el ataque e insultos de los seguidores de aquella violencia que les golpeó años atrás.
Valores invertidos, los violentos gratificados y las víctimas olvidadas, sin justicia, humilladas; si los españoles no dirigimos nuestra repulsa a los causantes de la brutalidad y no compensamos con nuestro apoyo a las víctimas, no conseguiremos tener un sistema político en el que reine la convivencia bajo el amparo de la ley. La historia de lo que fue y causó el terror, debe permanecer en la memoria. El olvido hará que nos persiga siempre. Seamos libres.
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