diciembre 13th, 2015 by lasvoces
Manuel I. Cabezas González es Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas; Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada; Departamento de Filología Francesa y Románica; Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Fotografía: Fachada de una de las filiales de Catalunya Caixa (CX). Foto/Efe.
Iletrada, ella; tonto útil, él
Acabo de recibir un correo electrónico del bufete de abogados Bejarano i Cámara asociats, rubricado por Elisabeth Gª Bejarano. Se dirige a mí como vicaria de Jordi Aymerich Luna, en relación con un artículo (“Carta abierta a los estafadores de Pilar”), publicado en mi blog Honestidad
Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas, Manuel I. Cabezas. Foto archivo.
Radical y reproducido en numerosos medios de comunicación digitales y en papel, a finales de 2012.
En el precitado correo, la abogada Elisabeth Gª Bejarano afirma, al sabor de la boca, que las partes (mi amiga Pilar y Catalunya Caixa) habían llegado ya a un acuerdo, en relación con el engaño-estafa del que fue víctima mi amiga Pilar por parte de esa cueva de Alí Babá, que ha sido y continúa siendo Catalunya Caixa (CX). Y, por este motivo, me pide que proceda a eliminar de mi blog la entrada citada ci-dessus o cualquier mención al embaucador y estafador Jordi Aymerich Luna, con el fin de evitar “los posibles daños y perjuicios a la imagen de mi cliente”.
Ante un correo de esta catadura, un “vero” ciudadano no pueda amilanarse y, por lo tanto, dejarlo sin respuesta. Por eso, en aras de la verdad y de la transparencia, e impelido por la doctrina de la “honestidad radical”, me permito diseccionar y poner en entredicho tanto la forma y el contenido del correo de la abogada Elisabeth Gª Bejarano como sus pretensiones.
Sobre la forma. En relación con la forma, me veo obligado a despojar a Elisabeth Gª Bejarano de los galones de “letrada” (abogado o persona licenciada en derecho, RAE dixit) y a tildarla, sin ningún género de dudas y sin ningún titubeo, de “iletrada” (analfabeta, RAE dixit). Su correo, desde el punto de vista lingüístico, no hay por donde cogerlo. Ni un alumno de esos que abandonan la enseñanza sin terminar la ESO lo hubiera redactado peor. En efecto, la misiva electrónica, de unas 100 palabras, contiene 22 incorrecciones, que denotan falta de profesionalidad y verdaderos lagunas o más bien océanos en la competencia lingüística de mi interlocutora. Ni siquiera transcribe bien el nombre de su defendido: ella escribe Eymerich cuando debería haber escrito Aymerich.
Se suele decir que el sistema judicial contribuyó a civilizar a los seres humanos, al reemplazar la “ley del más fuerte” (poder de la fuerza bruta y de las armas) por la “fuerza de la ley” (poder sólo del verbo). Por eso, en esta forma civilizada de hacer justicia, juega un papel fundamental y exclusivo el uso de la “buena” palabra, tanto escrita como oral. Ahora bien, ¿qué se puede esperar de una leguleya iletrada que no domina los usos más elementales del arma más eficaz y letal: el lenguaje? Por la boca muere el pez. Por las formas, en general, y también por las “formas lingüísticas”, la iletrada leguleya echa a perder el contenido de lo que trae en su zurrón lingüístico. Ahora bien, esta “halitosis lingüística” denota y connota también que mi interlocutora tampoco ha sido muy diligente en la preparación del contenido de su mensaje y de sus pretensiones.
Sobre el contenido y las pretensiones. Por lo que respecta al contenido del correo de marras, la “iletrada” picapleitos, Elisabeth Gª Bejarano, se ha ganado a pulso también la medalla de interlocutora “indocumentada”. No se ha informado sobre lo sucedido entre mi amiga Pilar y Catalunya Caixa y, por lo tanto, no tiene, como hubiera dicho Pérez-Reverte, ni puta idea del asunto del que habla. Vayamos por partes, ordenadamente y por derecho.
1. En efecto, al embaucador y estafador Jordi Aymerich Luna lo nombro de verbo ad verbum en el artículo impugnado por la desinformada Elisabeth Gª Bejarano. Sin embargo, también hago referencia a él en la mayor parte de los textos (creo que unos 13 artículos, en total) que he dedicado al engaño-estafa masivo, perpetrado por Catalunya Caixa, gracias a los tontos útiles como Jordi Aymerich Luna. La iletrada e indocumentada letrada (?) no se ha tomado la molestia de informarse antes de ponerse delante del teclado del ordenador. Por eso, no es ocioso recordarle, a esta excrecencia de la fauna de los letrados, el pasaje de un relato sufí, en el que un niño pegunta a su padre, Nasrudín: -Papá, ¿por qué tenemos dos orejas y dos ojos, pero sólo una boca? A lo que el padre le respondió: -Mira Mustafá, porque hay que escuchar y leer dos veces antes de ponerse a hablar o escribir.
2. Por otro lado, la indocumentada Elisabeth Gª Bejarano afirma que las partes implicadas (la engañadora y estafadora, Catalunya Caixa (CX); y la engañada y estafada, mi amiga Pilar) habían llegado ya a un acuerdo. De nuevo, la desinformada iletrada queda con sus vergüenzas al aire y miente como una bellaca. No es verdad lo que pontifica alegremente.
Para empezar, Catalunya Caixa no devolvió a mi amiga Pilar los 50.000€ que le había estafado; practicó una retención de 24,40€. Mi amiga Pilar reclamó reiteradamente, por vías diferentes, esta cantidad y recibió, como respuesta, un silencio sepulcral de parte de CX.
Por otro lado, cuando mi amiga Pilar solicitó ser sometida al arbitraje para recuperar sus ahorros estafados, firmó, por imposición unilateral de Catalunya Caixa, que renunciaba a reclamar los intereses no satisfechos por CX desde marzo de 2012 hasta el 19 de abril de 2013 (fecha de la devolución de casi la totalidad de lo estafado). Esta imposición de CX es un ejemplo paradigmático de las cláusulas abusivas, presentes también en los contratos hipotecarios españoles, que las autoridades judiciales europeas han considerado un abuso e ilegales, y, por lo tanto, deben ser consideradas nulas y sin valor. Por eso, en base a la jurisprudencia europea, también exigió reiteradamente el pago de los intereses no devengados (unos 2.600€) que, en derecho, se denomina “lucro cesante”. Sobre esta cuestión, mi amiga Pilar también recibió, como respuesta, un silencio sepulcral de parte de CX.
Por último, las relaciones comerciales o contractuales, para que sean legítimas y vinculantes, deben ser equilibradas, ya que las dos varas de medir no son aceptables, ni desde el punto de vista ético, ni jurídico, ni social. Cuando un cliente de cualquier entidad bancaria no devuelve sus créditos en los tiempos establecidos, la entidad financiera le aplica una penalización, los llamados “intereses de demora”, que oscilan entre el 12% y el 39% de la cantidad adeudada dependiendo del banco. Por razonamiento analógico, cuando son las entidades financieras las que no cumplen con sus obligaciones, deben ser también penalizadas en la misma proporción. Por eso, sobre la base de unas relaciones contractuales equilibradas y justas, mi amiga Pilar exigió igualmente a CX que se aplicase a sí misma la penalización correspondiente por no haber cumplido con sus obligaciones y se le resarciera económicamente por ello, aplicando el baremo que CX utiliza para penalizar a sus clientes morosos. Y, como de costumbre, mi amiga Pilar también recibió, como respuesta, un silencio sepulcral de parte de CX.
3. Si el tonto útil de CX, Jordi Aymerich Luna, y su vicaria indocumentada e iletrada, Elisabeth Gª Bejarano, desean que Pilar y yo mismo enterremos el hacha de guerra, fumemos la pipa de la paz y hagamos mutis por el foro, eliminando de Internet todo rastro de la litis contra CX y sus tontos útiles, ya conocen nuestras exigencias (no confundir con solicitud o ruegos o peticiones), explicitadas en el punto 2., ut supra: CX debe completar la devolución de lo estafado (24,40€), satisfacer los intereses no devengados (unos 2.600€) y apechugar con la penalización (entre el 12% y el 39% de la cantidad adeudada) por no haber cumplido con sus compromisos y obligaciones. Mientras esto no suceda, seguiré erre que erre, como tábano cojonero, denunciando los engaños y las estafas con los que CX ha desvalijado a sus clientes de toda la vida. No estoy dispuesto a que sea verdad lo que El Roto recogió en una sus viñetas, en la que aparecen un banquero y unos estafados y aquél dice a éstos: “Llegar a rico me costó lo vuestro”.
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