julio 3rd, 2017 by José Basaburua

Redacción: José Basaburua (Reda Ciudadana Navarra Resiste)—. EH Bildu es la gran formación política de la “izquierda abertzale”, conforme su propia nomenclatura, con estructura jurídica de coalición electoral en la que se integran cuatro partidos de procedencia muy diversa. Pamplona (España), lunes 3 de julio de 2017. Fotografía: Bayona (Francia), sábado 8 de abril de 2017. Teatrillo terrorista y proetarras de la ETA, desarme y entrega de Armas. El terrorista exmiembro de la banda terrorista de las Vascongadas de España (ETA), Josu Zabarte (en el primer plano de la imagen), conocido como el ‘Carnicero de Mondragón’, durante el teatrillo terrorista de Bayona (Francia) el sábado 8 de abril de 2017, con el motivo de la entrega de parte de las armas de la banda terrorista ETA. Efe.

Dicha entidad celebró un congreso decisivo, para su estructuración interna y el juego real de las diversas “sensibilidades” existentes en su seno, el pasado 17 de junio de 2017; al que calificaron como de “refundación”. Lo que se presentó como “novedad” fue este intento de trascender la fórmula de coalición electoral para dotarse de órganos con capacidad ejecutiva; especialmente su “Mesa Política” de 19 miembros con derecho a voto y otros dos más sin él. Su objetivo final: competir con el PNV y arrebatarle el liderazgo social, político e institucional. “Refundación, apertura a los independientes, reconocimiento del pluralismo”: ¿simples palabras o auténtico giro táctico? Lo veremos más adelante.

El principal de todos esos partidos sin duda alguna, tanto en número de militantes, cargos públicos, como proyección social, es Sortu: heredero directo de la expresión política de ETA Militar que ha conocido, al calor de los circunstancias legales, diversas denominaciones: Herri Batasuna, Batasuna, Partido Comunista de las Tierras Vascas, Acción Nacionalista Vasca, Euskal Herritarrok, Askatasuna, Bildu… Su líder más mediático, y seguramente el que disfruta de mayor prestigio tanto dentro como fuera de la organización, sigue siendo Arnaldo Otegi; quien tras su última estancia en prisión sigue liderando y marcando los nuevos ritmos. En la nueva Mesa Política de EH Bilbu, Sortu ocupa 12 puestos de los 19; casi dos tercios del total.

El segundo partido histórico de la coalición es Eusko Alkartasuna: la formación social-demócrata que fundara el navarro de origen -y guipuzcoano de adopción- Carlos Garaikoetxea, al escindirse del partido-madre EAJ-PNV con sus seguidores, allá por 1986. Tras unos primeros tiempos en los que jugó un papel relevante en la política vasca, el partido ha ido declinando hasta que, en la actualidad, se ha convertido en un mero satélite de la izquierda abertzale. Ciertamente, el propio Carlos Garaikoetxea, alarmado junto a otros “históricos”, se sumó, meses atrás, a un pequeño movimiento crítico a tal deriva; pero, pese a ello, los restos de su antaño criatura predilecta, están más marcados que nunca por el “Gran Hermano” etarra. Apenas dos escaños de la nueva Mesa Política, de un total de 19, son suyos.

Aralar, tercera formación de la coalición, es otra fuerza de izquierda abertzale que nació, formalmente el 29 de septiembre de 2001, como disidencia de Herri Batasuna; al no compartir la subordinación de la expresión política a la organización-líder, es decir, a ETA. En consecuencia, rechazaron la “violencia política”, si bien por “consideraciones tácticas”, que no morales o de principios. Su escisión les generó no pocas dificultades de convivencia y de comprensión desde la izquierda abertzale “oficial”. De ideología “ecosocialista” e independentista, nunca alcanzó grandes cuotas de poder; no obstante, entre sus méritos siempre figurará que facilitara -con su pragmatismo y buenos oficios-el despegue del separatismo panvasquista en Navarra con el impulso de Nafarroa Bai, antecesor de Geroa Bai. Dos puestos en la Mesa.

El cuarto y último partido es Alternatiba, una pequeña formación comunista nacida en 2008 desde una de las facciones de la siempre convulsa y minoritaria Izquierda Unida vasca. Con apenas doscientos militantes, y con Oskar Matute como siempre sonriente coreógrafo de la izquierda abertzale en todos sus actos públicos, en la actualidad tiene el mismo peso político que Aralar y Eusko Alkartasuna (2 puestos en la MP); de modo que siempre se mostrarán agradecidos a Sortu, facilitándoles el control absoluto de la organización a los herederos de ETA.

Por último, un único puesto –el decimonoveno de la ejecutiva- se ha reservado para los “independientes” de los que tanto hablan; en la persona de la ex-presentadora y directiva de ETB Maddalen Iriarte.
El congreso del 17 de junio, apenas estudiado y seguido en Navarra pese a su relevancia, aportó algunas novedades.

La principal de todas: EH Bildu concebido como partido-coalición-movimiento; lo que es una simple traslación semántica de la tradicional concepción centralista y leninista del autodenominado MLNV. Entonces, y durante décadas, fue ETA la organización-vanguardia; Herri Batasuna en sus diversas denominaciones, la expresión política; diversos movimientos sociales, a modo de “aros de cebolla”, sus estructuras sectoriales especializadas. No olvidemos que, en su origen, Herri Batasuna -inicialmente Mesa de Alsasua (24 de octubre de 1977)-  también fue una coalición: ANV, HASI, ESB y EIA. Posteriormente, EIA se marcharía, dando lugar a Euskadiko Ezkerra entre 1981 y 1982; incorporándose al resto de formaciones abertzales LAIA.

Ahora se repite, bajo la palabrería oficiosa propia del proceso y debate interno de las formaciones de EH Bildu, una operación análoga; pasando a controlar, por parte de los herederos directos de ETA, unas organizaciones que, al menos en origen, disfrutaban de una autonomía y una ideología propias. El cambio se ha justificado, según su propio documento interno, del siguiente modo: «la forma de una coalición, la estructura de un partido y el carácter de un movimiento (…) integra las característica de estas tres tradiciones organizativas: la riqueza ideológica de las coaliciones, la eficacia de las estructuras de partido y la horizontalidad y participación de los movimientos». Y ello es así, pues «queremos dar el salto y evolucionar de coalición de cuatro fuerzas políticas a sujeto político que incorpore también a sectores y personas independientes, con nuevas ideas y proyectos, no necesariamente identificadas con alguno de los partidos». Un verdadero logro táctico, pues además de asegurarse la solidez del proyecto y la fidelidad de sus socios, gana prestigio y una aparente aura de pluralidad al canalizar “culturas políticas” diversas.

Pero, ¿por qué se ha elegido este momento y no otro, antes o después? También lo explican: “En el Estado español no hay condiciones para una democratización y el ciclo del autonomismo se ha agotado. El vuelco en Nafarroa, la creación de la Mancomunidad Vasca o la amplia mayoría por el derecho a decidir en la CAV facilitan “un itinerario confederalista” en que los tres espacios podrían ir convirtiéndose en Estado por sus ritmos y vías e integrar finalmente si lo desean una República vasca”.

Arnaldo Otegi, en una amplia entrevista concedida a Gara el 19 de junio, demuestra, además, ser un alumno aventajado del tantas veces mencionado Antonio Gramsci, al afirmar que “Vemos que la gente percibe a EH Bildu en un extremo del eje izquierda-derecha, en feminismo, en independentismo… y sin embargo ahí convivimos culturas muy diferentes: sectores socialdemócratas, comunistas, ecosocialistas… Desde mi punto de vista, esa síntesis conecta bien con las amplias mayorías del país, aunque aún no se haya traducido en mayoría electoral, porque esos son los valores hegemónicos”.

Por lo que a Navarra se refiere, asegura que: “Todo el mundo es consciente de que EH Bildu está jugando un papel fundamental en el sostenimiento del cambio en Nafarroa. Y se reconoce. Dicho esto, hay una demanda de que el cambio tenga otra intensidad e incluso otra dirección en determinadas esferas. Sacar a UPN, como sacar a Maroto, era una condición imprescindible, pero no suficiente. El Gobierno del cambio tiene que hacer cambios. Con toda la responsabilidad del mundo, sabiendo lo que nos jugamos, decimos que la mayoría social que existe se tiene que ver reflejada en la acción de Gobierno”. Gramsci, puro Gramsci.

Sin duda hay que reconocer su capacidad de trabajo interno y de adaptación a las nuevas condiciones objetivas, sociales y políticas, en el contexto de la globalización, de los “escenarios vasco y navarro”. Bien harían sus rivales políticos en analizar las motivaciones de unos cambios aparentemente poco importantes y en poner en práctica las enseñanzas tácticas-organizativas derivadas de ese pragmatismo organizativo. En definitiva: nuevos escenarios, nuevas tácticas y nuevas formas de organización. Por el contrario, PP, UPN, Ciudadanos y PSN-PSOE, mantienen desde hace años los mismos estatutos y la misma cultura organizativa: la de ser “partidos de gestión del poder”. Lógicamente, tan rígida y precisa estructuración, propia de unas circunstancias políticas muy determinadas –democracia formal, juego parlamentario clásico, turnismo gubernamental-, impide trabajar de una manera eficiente desde la oposición; careciendo en consecuencia de experiencia y estructuras propias del trabajo de calle y de base.

Un pequeño paso, en suma, desde una gran estrategia. Que nadie se llame a engaños.

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junio 12th, 2017 by José Basaburua

Redacción: Sila Félix/José Basaburua es funcionario de la Administración Central del Estado y escritor —. Pamplona es, acaso, una de las ciudades españolas con mayor número de entidades que trasladan la cultura a la calle y a la vida. Y viceversa. Lo de la “cultura popular” nos gusta, lo entendemos y se ha cultivado desde finales del XIX. Pamplona (Navarra), lunes 12 de junio de 2017. Fotografía: La batalla de la cultura (Euskokultur Mintegia, Katakrak y demás). Lasvocesdelpueblo.

Ya en sus orígenes, haciendo un poquico de historia, las mismísimas peñas pamplonicas, de finalidad sanferminera más que nada, mantenían a lo largo del año cierta dinámica comunitaria; traducida en obras benéficas, ciclos culturales, secciones montañeras o actividades deportivas. Con la evolución del estilo de vida urbano, y los avances tecnológicos, fueron reduciendo su espacio primigenio a la animación festiva; pero sin renunciar por completo a su expresión identitaria y comunitaria. Ahí siguen…

Entidades culturales hay muchas, y de muy variado calado. Sin duda, la mayor, la más arraigada, acaso la más discutida, es la Universidad de Navarra; una formidable y admirable empresa privada, espiritual, ideológica y cultural; formadora de voluntades y espíritus desde la concepción inicial de su fundador San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás. Buena parte de la sociedad navarra entendió -cuando la Iglesia convulsionaba a resultas del Vaticano II, y el mundo evolucionaba a una rapidez inimaginable- que podía delegar en esta institución y sus emanaciones, la educación humana, cultural y científica de sus nuevas generaciones. Y era un planteamiento pragmático y lógico; pero, desde una perspectiva metapolítica, insuficiente; no en vano mantiene una “agenda” propia.

Otras muchas entidades vienen colocando la cultura en el centro de sus anhelos: tantísimas realidades nacidas de la experiencia y la doctrina social católica, hoy en casi total desbandada; numerosas asociaciones musicales de todo tipo (jotas, ópera, música clásica, bandas de pueblo…); la peña Pregón, por mencionar una realidad todavía viva; el plural y atípico Ateneo Navarro; los casinos de Pamplona y principales pueblos; los extintos círculos carlistas; las “casas del pueblo” en sus dos etapas históricas… La lista es enorme. Pero que nadie se dé por ofendido, por favor, si no se ve reflejado en tan apretada relación.

La irrupción y permanente ofensiva de un partido-movimiento de carácter totalitario e identitario; el panvasquismo separatista

Pero en Navarra concurre una circunstancia que no existe en buena parte de la Europa democrática: la irrupción y permanente ofensiva de un partido-movimiento de carácter totalitario e identitario; el panvasquismo separatista. Y sus aliados ocasionales (Podemos), o afines y virtuales competidores (PNV y Geroa Bai).

Desde Antonio Gramsci la cultura se ha convertido en una herramienta de combate al servicio de las “alternativas de progreso”. Para los marxistas “clásicos” la cultura era concebida como un instrumento de dominación al servicio de los poderosos: las iglesias la aristocracia, la alta burguesía, los militares profesionales… Desde Gramsci se inicia el desplazamiento del papel del proletariado, como vanguardia histórica de la utópica y futura nueva sociedad sin clases, hacia el “intelectual orgánico”; nuevo héroe y ariete transformador de costumbres y mentalidades, quien imaginará y producirá los cambios culturales y sociales subsiguientes que allanarían la revolución. Pero no se trata de intelectuales aislados, esnobs encerrados en torres de marfil, sino de hombres de teoría y acción en directa relación con los “movimientos emancipadores” operativos en la sociedad, al servicio del pueblo; además de una aburguesada clase obrera en retroceso y deriva populista hoy.

Estos intelectuales han “colonizado”, especialmente desde el Mayo del 68 y la eclosión de los campus californianos,  las universidades, los medios de comunicación y muchos organismos populares; también a los enriquecidos filántropos de nuevo cuño y alcance planetario. En España, en buena parte del mundo… en Navarra. Y siguen en ello con nuevos y originales instrumentos.

El campo panvasquista y radical-progresista: recordemos IPES, los grupos del entorno de Batzarre en Navarrería, las librerías Elkar, el fenómeno Katakrak

Decíamos antes que Pamplona es pionera en trabajo cultural. Igualmente desde el campo panvasquista y radical-progresista: recordemos IPES, los grupos del entorno de Batzarre en Navarrería, las librerías Elkar, el fenómeno Katakrak… y Euskokultur Mintegia (EM). Pero hay más.

Centrémonos en EM. Situado en la pamplonica Travesía de las Huertas 2 bajo, EM es un local multiservicios concebido a modo empresarial. Se comparten medios materiales y humanos, se elaboran sinergias, se facilita el contacto cotidiano de activistas y proyectos en unos locales amplios, con sala de conferencias, de trabajo, etc. Oficialmente es la sede de la Fundación Euskokultur, pero acoge media docena de entidades panvasquistas cuya laboral en la cultura es muy plural:

las danzas y el folklore, los cursos universitarios de verano, los medios de comunicación… Cada entidad tiene su propia naturaleza jurídica, su liderazgo, su base social cotizante, su propia vida y sus propios ingresos. No obstante, es la mencionada fundación la que proporciona el “paraguas” operativo, legal y administrativo; de hecho en su web se afirma que «Para la consecución de esos objetivos [producción y transmisión cultural, investigación, actividades, recopilación tradiciones], establece acuerdos y convenios de colaboración con otras entidades, tanto de la administración, como privadas, colectivas o particulares, siempre que sus fines y los de la Fundación sean coincidentes».

El afirmar, a modo de explicación y crítica simplista, que son entidades “subvencionados”, no agota, para nada, este fenómeno tan interesante como puntero.

El navarrismo es ante todo un sentimiento. Y una cultura. Y una gloriosa historia. Guste o no guste: una identidad

Pero, nos preguntamos, lo que es en el sector navarrista, ¿hay algo parecido? Es más, ¿se entiende? ¿Se contempla como una necesidad?

El navarrismo es ante todo un sentimiento. Y una cultura. Y una gloriosa historia. Guste o no guste: una identidad. Pero, como toda cultura, debe tener “carne” y vida para ser cognoscible y poder ser transmitida a las nuevas generaciones de navarros.

Espíritu y ganas para “trabajar” y “vivir” la cultura existen: no hay más que recordar el espectáculo de la manifestación del 3 de junio en defensa de la bandera de Navarra que sobrepasó las expectativas más optimistas y rompió, por una vez, la iniciativa estratégica que mantiene el cuatripartito en la vida pública de Navarra. Pero no bastan las buenas intenciones. Ni limitarse a leer “buenos libros” (estamos de luto: cierran las librerías Gómez “las de toda la vida”…). Ni sirven los proyectos elitistas basados en un puntual voluntarismo o un análisis erróneo de la realidad.

El navarrismo precisa de cauces estables, operativos, con perspectiva de futuro. Especializados, autónomos, sostenibles y autofinanciados. Que reflexionen y se mueven con una perspectiva táctica, pero una mirada estratégica.

Existen iniciativas en marcha. Y en los dos últimos años, han surgido otras. Pero deben aumentar en número, en apoyos y en vida propia. Para proyectarse en la sociedad y en el futuro.

Hay que recuperar Navarra, ¿Quién lo dijo primero?

El navarrismo es un sentimiento. Y una historia. Y una cultura. Vale, de acuerdo. Pero, o es vivido de manera cotidiana, con sus convocatorias, sus mitos, su tejido comunitario, su producción y reproducción cultural y humana, o, como todo sentimiento, está al albur del voluntarismo y de los acontecimientos. Es más: estamos en un momento particularmente crítico, pues cedidas sus celebraciones y buena parte de su dinámica a los poderes públicos en las décadas anteriores, éstos, lógicamente, lo están desnaturalizando y desviando al servicio del panvasquismo. Hay que recuperar Navarra, ¿quién lo dijo primero?

¿Qué otras cualidades debiera tener ese navarrismo del siglo XXI? Pues ser operativo e independiente de los poderes públicos. Y que el Fuero, como objetivo mediato y final, llegue a significar algo concreto y actual a las nuevas generaciones; también a los navarros de procedencia foránea y provistas de una potente carga identitaria (eslavos, hispanos…).

El navarrismo es popular y transversal; mal que les pese a los separatistas panvasquistas. Ahí radica su fuerza y potencial

El navarrismo es popular y transversal; mal que les pese a los separatistas panvasquistas. Ahí radica su fuerza y potencial. Por lo que respecta a los partidos políticos del área, éstos deben cumplir su papel, pero no deben arrogarse otros; al contrario, deben facilitar que la “vida” surja y arraigue.

Euskokultur Mintegia es un buen ejemplo de trabajo metapolítico, o prepolítico, según se mire. Un modelo, entre otros, que puede servir de espejo en el que relanzar, retomar o plantear iniciativas culturales desde el navarrismo.

No es la fórmula mágica, ni el atajo seguro, pues no hay recetas seguras en el abordaje del futuro. Pero es un modelo plausible de trabajo desde la que partir y avanzar. Hay otras. Pero ya se sabe: a dónde nada conduce es el inmovilismo, de modo que “a Dios rogando y con el mazo dando”.

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