Redacción – Aunque pudiera parecerlo por el título estas líneas que aquí comienzan no son publicidad encubierta ni alguna cínica columna de opinión que niegue la mayor. A saber que el proceso separatista catalán y el golpe de estado fallido perpetrado por el gobierno ultranacionalista de la Generalitat de Cataluña no afectaron, afectan ni afectarán la afluencia de turistas. Barcelona (España), sábado 16 de junio de 2018. Fotografía: PARLAMENTO DE CATALUÑA (BARCELONA) ESPAÑA, 12.05.2018. El candidato de Convergencia-PDECAT-Juntos Por Cataluña (JxCat) a la investidura, el racista Joaquim (Quim) Torra Pla, no ha logrado hoy la mayoría absoluta requerida para ser investido presidente de la Generalidad de Cataluña en primera votación, por lo que deberá esperar a la segunda votación del lunes, en la que le bastará la mayoría simple de los votos de la cámara. Efe
No sólo ha sucedido esto sino que hasta el momento cinco cadenas hoteleras han abandonado esta comunidad para trasladarse a otras regiones españolas más estables, con mayor seguridad jurídica y física, dado los continuos actos amenazantes, de amedrentamiento o de pura violencia que se suceden cada semana. En su relativización cuando no silenciamiento coinciden tanto medios de comunicación catalanes como de ámbito nacional. Todo sea por no causar la ruptura de una convivencia social que ya está hecha jirones. Una hipotética armonía que prácticamente nunca existió ya que al poco de restaurarse la democracia, las 300 familias catalanas y el nacionalismo étnico y clasista no sólo recuperaron un poder que el franquismo jamás les negó sino que lo ampliaron. Como patética muestra queda el historial de la familia Maragall. De verdaderos valedores de los tercios del Montserrat al separatismo más recalcitrante. Una relación poco contradictoria pese a las supuestas apariencias con que los medios y la clase política nos pretenden engañar. Colisionan, sí, pero también se solapan en múltiples ocasiones. Hoy expresada por la furibunda rabia racista o semifeudalista si se prefiere de un vividor de la política y desequilibrado mental como Ernest Maragall, bajo la ausente mirada de su hermano mayor. Sus palabras propias de cualquier ultranacionalista belicista con pistola en la bandolera no le han acarreado la menor consecuencia. No es ni la primera vez ni será la última. Y eso que estos eran los moderados y de “buena familia”. El mismo que hoy anunciaba la reapertura de varias embajadas de la red DiploCat que el gobierno tendrá que volver a cerrar en breve en cuanto termine su errante y errada batería de concesiones y gestos varios de cara a la galería para empezar a gobernar y evitar un conflicto civil sangriento y ruinoso.
Pero ellos no podían afrontar un peligro de tal calibre para “su Cataluña” (o el engendro que han creado en esta comunidad), como el que representaba la vuelta de la democracia sin un plan adecuado para seguir manteniendo el poder, ampliar su base operativa de su influencia social, cultural y por supuesto económica.
Las clases pequeñoburguesas catalanistas
Y para eso sólo era necesario atraerse a la acomplejada izquierda, que también fue convenciéndose gracias al que parecía infinito talonario del nacionalismo y crear las “verdades” catalanas contrarias a las del resto de la humanidad. Citaré sólo de pasada, la educación y los orígenes de los apellidos bien posicionados en su sociedad como agravios más lacerantes. Nunca rebatidos por la parte nacionalista sin insultos, sonrojantes sarta de falsedades victimistas o mera xenofobia. Y llevamos ya cuatro décadas.
Las clases pequeñoburguesas catalanistas, no cejaron en su empeño de vender sus usos y privilegios como derechos y confundiéndolos con una ingente propaganda para que las clases populares y los no nacionalistas asumieran, interiorizaran y acabaran condenando a todo aquél reacio a los retrógrados postulados nacionalistas. La vergüenza y las subvenciones como reguladores sociales.
Con esta grotesca mascarada identitaria se ganaron la impunidad, el control total en sus dominios y el poder de influencia a escala nacional gracias a una ley electoral proclive a premiar al caciquismo.
Había que desnaturalizar, despreciar, subvertir y dominar conceptos e ideas como la libertad de expresión, la igualdad de oportunidades, la libertad de elección, la escuela plural, la enseñanza sin adoctrinamientos, la fraternidad con el resto de españoles, el obrerismo, la solidaridad, la libertad de pensamiento y publicación. En definitiva, depauperar la democracia obteniendo de sus ubres, los medios y la protección para destruirla. Hasta convertirla en la burla que es hoy en las tierras catalanas. Sin un gobierno regional digno de representar a nadie que no quiera el enfrentamiento como doctrina política, el supremacismo y el racismo como filosofía y el neocaciquismo reforzada con dádivas como alternativa económica.
Cuando alguien con las declaraciones, ideario y referentes políticos como el actual Presidente de la Generalitat catalana que es apartado de la dirección de una organización vertical xenófoba y prevaricadora como Ómnium Cultural por radical y exaltado (que no equivocado) y asume el poder sin crítica alguna ni ningún voto en contra de las filas separatistas catalanas se demuestra de forma inequívoca cual es su concepto del resto de sus vecinos, de las leyes más básicas de convivencia humana, del respeto a los derechos más esenciales, y de la norma suprema que nos dimos todos los españoles para no repetir enfrentamientos, dolor, y miseria.
Quien excluye de esta forma el diálogo sólo puede ser censurado y relegado al estado que le corresponde en una sociedad moderna y democrática, cesado y encausado.
Mezquino fascismo de bajos vuelos
Obviamente este es el objetivo, el estallido de la violencia. Tan querido por Forn, Junqueras o Torra como así han reconocido y propagado reiteradamente. Golpismo de manual. Como los de Gen Sharp que organismos de las Generalitat difundían gracias al entusiasmo del convicto Raúl Romeva. Una de las mayores vergüenzas de la izquierda europea.
Aquellos que nos rebelamos contra su mezquino fascismo de bajos vuelos, tan parecido verdad al filonazismo de las repúblicas bálticas o de las repúblicas católicas exyugoslavas. En las cuales la discriminación, el odio étnico, la negación de la historia son los pilares más sólidos de sus débiles entes nacionales. Somos tildados de fascistas, cuando realmente lo son sus espejos, y sus apoyos internacionales, amén de sus razonamientos, comportamientos y su abc programáticos.
Como alimentaron a parte de sus compañeros de causa con dinero robado es algo que ya ha sido desglosado por varias fundaciones de la Generalitat como Catmon, Catdem y una pléyade de ONGs. Y que dará para más de un juicio. Esa será una de las contribuciones del proceso separatista, la justicia y transparencia. Si las medidas del nuevo gobierno no lo impiden,Diplocat mediante…
El nacionalismo catalán ha quemado todas sus naves en dos ocasiones para conseguir un solo objetivo: Evitar la consecución de elecciones. Dado que en ningún caso superaran las fuerzas nacionalistas sus ratios de votantes. Por ello llaman a la violencia, amparándose en la hipocresía, el victimismo y un doble lenguaje con el que ya no engañan a nadie. No han ganado ni ganaran nada por sí mismos sino por errores ajenos o por la dejación. Porque eso es en esencia el nacionalismo, una enfermedad. Una suerte de rabia o peste como describía Camus y que expertos politólogos como Joan Ridao y Pablo Manuel Iglesias aún no han entendido, pese a sus supuestas excelencia académica recompensada a tal efecto con becas y reconocimiento universitario. El mismo o similar que le conceden en Cataluña tanto el rectorado como los Mossos a aquellos que les gusta agredir a ponentes y a pacíficos oyentes por interesarse por la figura de Cervantes. Los genios y la universalidad siempre en el punto de mira de la turba iletrada, del odio de los localistas y del extremismo.
Somos los verdaderos antifascistas de Cataluña quienes nos vemos agredidos, apartados, relegados social y laboralmente, discriminados económica y electoralmente por la caterva etnicista catalana. Que si bien no ha ganado aún ninguna batalla,mantiene ahora ya de facto otra vez, todos los resortes del poder. Y por ello sus viles llamadas a la paz social, a la catalanidad como algo positivo (ya ha perdido todo el prestigio que pudiera tener) y encima como algo plural deben ser refutadas como espurios embustes. Ni somos como vosotros ni queremos serlos, ni sois mejores. Ni locomotoras de otra cosa que no sea el camino al enfrentamiento por el que tanto trabajan.
La deriva etnofascista
La pequeña burguesía catalana y su enorme trama clientelar, los tejidos asociativos, cooperativas, y toda suerte de organismo y demás tentáculos de lo público. Sólo trabajan para un proyecto, para un amo, para una idea, y algunos beneficiarios. Sí, pero con el dinero de todos, bajo el nombre de todos, y apropiándose de lo catalán como su escudo de armas. El pueblo catalán , como si no fuese ese término no fuese ya signo suficientemente claro de la deriva etnofascista que les ciega y que alimentamos todos con nuestros impuestos.
El odio, el racismo, la desigualdad, el desprecio, el egoísmo, el clasismo no son una cuestión de sentimientos. No nos engañen, es una cuestión de Justicia.
Los discriminados que señorean sobre el resto, las victimas que imponen, multan, y manejan sus recursos y los ajenos con tal pericia que la deuda de la Comunidad autónoma de Cataluña alcanza niveles tercermundistas (de los bonos patrióticos de Artur Mas mejor no hablar, se lo dejamos al ilustre Xavier Sala i Martí).
Y es contra ellos contra quienes debemos alzar la voz. No nos representan. No son legítimos servidores públicos. No denuncian la violencia. Utilizan la intoxicación informativa como medio de relación con sus partidarios para enfrentarlos al resto de sus conciudadanos.
Limpiemos las calles de basura
La soberbia del acomplejado, el supremacismo, la superioridad basada en la discriminación y etnicismo institucionalizado no tiene porque ser respetados ni eternos.
Por ello alcemos la voz. Al contario que ellos hagámoslos de forma inteligente y cívica, pero rotunda. Ya saben de nuestra oposición, pero no les importa porque aún se creen con poder ascendiente sobre nosotros para manipularnos y tomarnos como rehenes. Para que la palabra facha, colono o no catalán, pese como antes la hizo la de converso, judío, o villano no nos atenace en unos miedos estructurados por su propia ingeniería social.
Limpiemos las calles de basura, rebatamos sus embusteros dogmas, prolijamente negados por sus valerosos líderes huidos en el extranjero o encarcelados , impidamos que ocupen un espacio que no les pertenece. No son sus playas, no es su tierra, no son sus escuelas, no es su lengua. Es la de todos. El único apropiamiento que merecen es el de una derrota. Dos millones señoreando sobre cinco y medio. El fracaso de su plan, la vuelta a la realidad, la asunción de su culpa, el abierto reconocimiento de su odio, de sus errores, de quebrar la paz social, de aislamiento cultural, de quizá una generación perdida. Por todo ello deberán pedir disculpas, bajar de su inmerecido pedestal injustamente ganado a base de mentiras, inquina y segregación.
Pero nunca lo harán sino ponemos en entredicho su preponderancia. Alcemos la voz. Cada día podemos contribuir a ello. Desde el boicot a productos catalanes separatistas. Bonpreu, EstrellaDamm, Embutidos Noel, Cafés Marcilla, Abacus, y toda suerte cooperativas que utilice sólo una de las lenguas oficiales de nuestra querida comunidad.
Conflicto civil
Hagámoslo también al pensar en nuestras vacaciones, al elegir nuestros destinos de veraneo. Como la memoria es frágil y las distracciones de la vida diaria muchas, baste recordar como el convicto golpista que jaleo el acoso a la policía que venía a defender la constitución, no pudo desembarcar y fue objeto de forma acoso y bloqueo de forma coordinada por la Generalitat. Cuyo actual presidente, el que llama perros a los españoles, no sé de qué otro país podrá ser ciudadano, ni con que animal se identificara más, ha hecho repetitivos llamamientos a la violencia armada contra el Estado, la ley y la democracia. Y como otros de sus acólitos amenazaron a sus hoteleros con multas. Por eso es mejor evitar todo trato con la cadena SERHS, propietaria de la web de Viajes Logitravel, cuyo máximo accionista es un conocido barón separatista recientemente fallecido de CIU. Sería recomendable a su vez proceder del mismo modo con los hoteles y restauración de poblaciones como Calella, Arenys de Mar o Pineda de Mar. No podemos premiar a aquellos que ya son privilegiados y además de despreciarnos, llaman al odio. Pueden retractarse. No hay razón para que todos tomen el camino al precipicio. Ni les aplaudiremos ni les acompañaremos. Nos importa más nuestra libertad, derechos, y la paz de todos que su vileza, bajeza y mezquinos dogmas. Ese no es camino para construir otra cosa que al conflicto civil.
Alcen la voz con nosotros. Ya lo hicieron bastante en nuestra contra.
Y una vez más no se dejen embaucar. Sólo hay unos fascistas, y no son precisamente los catalanes y autóctonos que hablan la lengua de Cervantes, Lorca y Miguel Fernández quienes lo profesan. Buen Verano. Necesitaremos de todos y nuestros mejores deseos para que sea así.
Eduardo J. García