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febrero 3rd, 2018 by lasvoces

Readacción (Custodio Ballester) – Tiempo hubo en que la barrera entre el lícito sexual y el ilícito sexual era meridiana. Es que el sexo, igual que en la naturaleza (¡vaya rareza!) era reproductivo. Y en virtud de esa característica, era sagrado. Sí, era un sacramento social, igual que es un sacramento natural. El sexo era tan determinista como la vista o el tacto o los pies. No quedaba en el ámbito del albedrío determinar cuál había de ser el uso de los ojos o de los pies. Ni el del sexo. Cada cosa era para lo que era. Castellón de la Plana (Comunidad Valenciana) España, sábado 3 de febrero de 2018. Fotografía: MADRID (ESPAÑA), 26.3.2016. Sergi Santos, doctor en Nanotecnología, primero en poner inteligencia artificial a una muñeca sexual. Científico pone “cerebro” a una muñeca sexual y dice que no deshumaniza a mujeres. El doctor en Nanotecnología, ingeniero en Electrónica y experto en Computación, Sergi Santos, que ha sido el primero en poner inteligencia artificial a una muñeca sexual realista que ha creado controversia, defiende, en una entrevista con Efe, que su innovación “no deshumaniza a las mujeres”. “El mercado del sexo mueve mucho dinero, y encontré que estas muñecas tenían un cuerpo perfecto, en el que hay arte y tecnología”, explica. Incorporó un aparato con algoritmos de inteligencia artificial en una de ellas, un prototipo al que ha bautizado como Samantha, una muñeca hecha de material elastómero termoplástico que tiene tres modos: el familiar, el romántico y el sexual; y le instaló unos sensores para que “sea inteligente y sepa responder a cómo la estás tratando”.Efe

Por eso, porque el sexo era para la reproducción, era sagrado. Porque la práctica sexual podía conducir a la mujer a la maternidad, estaba sometida a regulación y a restricciones rigurosísimas. Porque la maternidad era sagrada y porque el hijo era sagrado, la mujer lo era también. La mujer era tratada como sagrada: era inviolable, bajo pena de muerte. La ley de Moisés (y la mayoría de las antiguas leyes de los pueblos civilizados) castigaba la violación con la muerte. Y castigaba también con la muerte (por lapidación) a la mujer que pusiera en riesgo consintiéndolo, la sacralidad de su vientre. El sexo era para la vida. Hasta el sexo de la mujer esclava era para la vida. Eso es lo que explica que exista una moral sexual en todas las civilizaciones: absolutamente en todas.

¿Que hoy somos capaces de separar tan absolutamente el sexo de la reproducción, y que nos han educado para que no nos duela en absoluto desembarazarnos de los embarazos, es decir de la criatura que se está formando en el vientre de la mujer? Pero eso no le sale gratis a la colectividad. De momento ya tenemos resuelto en todo el mundo desarrollado el principio legal de la eliminación de viejos y enfermos mediante la eutanasia que, como el aborto, se irá ampliando y generalizando (¡es el progreso!). Manga cada vez más ancha para la eliminación de los que estorban. Simultáneamente se está legislando en la línea de convertir a los animales en sujetos de derecho. No está mal, porque así algún día les llegarán a los niños no nacidos (algunos muy creciditos) iguales derechos que a los animales y será obligatorio primero, motivar su eliminación; y además, administrarles un anestesiante para poder matarlos humanitariamente.

Y como no paran de crecer los daños colaterales de ese bien tan inmenso e irrenunciable de la liberación sexual de la mujer, resulta que se ha abierto la veda de la crítica y la pulverización del invento. Un invento que ha desbaratado cosas que parece que estaban funcionando y ahora ya no funcionan. Una sociedad que se ha propuesto pegarle un buen tajo a la reproducción, está sintiendo ya las dentelladas de la fiera desatada: como si fuese posible poner patas arriba el sistema reproductivo, que casualmente se asienta en el sexo, sin que tuviéramos que pagar por ello un alto precio.

La sociedad ha aprendido a sentirse cómoda y a tener muy buena conciencia con todo el sistema anticonceptivo, en su inmensa mayor parte a costa de la salud de la mujer, para convertir en ilimitada su disponibilidad sexual: llevada hasta la servidumbre por un extremo y hasta el desmadre por otro. Nuestra sociedad ha aprendido a sentirse hasta virtuosa con la inclusión del aborto como redondeo del sistema anticonceptivo. Es el gran regalo de la sociedad moderna a la mujer moderna. Y como es ella la que mayoritariamente carga con los ancianos y los enfermos, la sociedad le ha regalado también la eutanasia. Sí, es la más beneficiada de ese gran avance social. He ahí las grandes ventajas sociales del feminismo.

Y todo para ampliar su disponibilidad sexual. ¿Habrá que recortar esa disponibilidad sólo porque alguna vez le sienta mal que dispongan de ella forzando poco o mucho su consentimiento o su resignación? Eso jamás: porque pondría en evidencia cuantísimo de ese voluntarismo sexual de la mujer no es más que resignación y fatalismo. Si todas las mujeres tuvieran que denunciar el sexo más o menos forzado, fruto de un acoso más o menos insistente, y si decidieran denunciar también el sexo resignado (consentido de mala gana), no habría tribunales suficientes para tanto juicio. Pero siendo ése su diseño sexual, ¿qué puede hacer la mujer para oponerse? La han educado para ser sexy, para ser deseada, para ser lanzada, para ofrecerse, para fingir que todo es maravilloso: es el rol que le corresponde a la mujer nueva en este mundo nuevo.

Y además subyace a todo esto un tremendo problema social de comprensión, que se ha hecho patente en los grandes juicios que se están instruyendo sobre abusos sexuales. En el desventurado caso de Diana Quer, un afamado periodista de una gran cadena llegó a escribir sobre los chicos que le gustaban a la víctima. ¿Y eso? Es que el público adicto a ese periodismo se recrea, ¡y mucho!, juzgando a la víctima de los abusos. Es que ese es un periodismo que tiene muchísimo gancho. La sociedad consumidora de programas de ese género está ávida por conocer al detalle cómo es que les pasa eso a algunas mujeres y las características y comportamientos especiales de las mujeres a las que les ocurren esas cosas. Y los periodistas lo saben. Por eso se recrean en examinar (o juzgar, vaya usted a saber) también a la víctima… Saben perfectamente que aunque de boquilla todos digan que haga lo que haga la mujer al final es intocable, sus oyentes piensan que si el cántaro no para de ir a la fuente, y no muy bien llevado sino incluso a rastras, tampoco es una enorme sorpresa que acabe rompiéndose.

Lo estamos viendo en La Manada, que es la que ha abierto la veda. Y ahora aparecen unos videos dicen que muy normales (es decir, de amplio consentimiento) de la menor que estuvo con los futbolistas, y encima resulta que ya no eran tres, sino cuatro. Y lo de las preferencias amorosas de la pobre Diana… Vamos, que el panorama está muy raro. Y los medios, que saben muy bien lo que se hacen (saben lo que da audiencia y dinero) se han instalado confortablemente en este registro. Está claro que el desmadre afecta no sólo a las conductas, sino también a las mentes, que no han acabado de entrar en la nueva filosofía sexual.

Y al final, reputados psiquiatras acabarán diciendo que los presuntos abusadores no son enfermos mentales sino que tienen trastocado su sistema de valores. ¡Pero si desde el poder político se ha trastocado ese sistema de valores por otro absolutamente pervertido! Se quejan de las consecuencias, pero nunca entrarán en sus causas: familias destruidas o nunca constituidas, anticoncepción y aborto subvencionado, pornografía insaciable al alcance de cualquiera. La destrucción de la virtud cristiana en la sociedad y el desprecio de los mandamientos de Dios, tiene siempre nefastas consecuencias…

A la vista de todo esto, se me hace presente el capítulo 7 de la primera carta de San Pablo a los Corintios:    En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer. Pero por causa de las fornicaciones, cada uno tenga su esposa, y cada una tenga su marido. El marido cumpla con la esposa el deber conyugal, y asimismo la esposa con el marido. Y sigue el apóstol escandalosamente claro: La esposa no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco el marido tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino la esposa. Ni sexo forzado ni resignado: No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en el ayuno y la oración; luego, volved a estar juntos, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra falta de dominio propio.

Y la pregunta pertinente es: ¿Acaso esta doctrina no resolvía los problemas de relación mejor que la actualmente en vigor? ¿Seguro que las doctrinas en que se educa hoy a la mujer, contribuyen a su seguridad y a su felicidad más que las que propone san Pablo?  Rotundamente no, el yugo de Cristo (yugo al fin y al cabo) es infinitamente más ligero y suave (cf. Mateo 11,30)  que la disponibilidad absoluta de una mujer forzada a ser objeto sexual de un varón que ve en cada mujer no una esposa o una madre, sino una muñeca hinchable para satisfacer unos deseos que, sin el freno de la moral cristiana, ya se han hecho irrefrenables.

Custodio Ballester Bielsa, pbro.

Sacerdotes por la Vida

mayo 24th, 2018 by lasvoces

Redacción – El Dr. Pablo Oriol Roca se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Barcelona y desde 1993 era especialista en Obstetricia y Ginecología, médico adjunto del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau de la Ciudad Condal, sección de Perinatología. Barcelona (España), jueves 24 de mayo de 2018. Fotografía: Vista general del antiguo edificio del Hospital de San Pablo de Barcelona, en catalán, Hospital Sant Pau de Barcelona. Archivo Efe

Desde ese privilegiado observatorio, contempló día tras día cómo sus más profundas convicciones de médico y de cristiano eran puestas a prueba por las prácticas contrarias a la moral católica propiciadas por el Dr. Calaf, abortista confeso y militante y jefe del servicio ginecológico. La firme postura provida del Dr. Oriol y sus constantes protestas por las continuas violaciones del Convenio firmado por el Arzobispado de Barcelona y la Generalitat de Cataluña, por el cual se debían respetar los principios morales de la fe católica en el hospital, le acarreó el desprecio y el ostracismo, cuando no una abierta persecución por parte de muchos de sus colegas del Sant Pau. La jubilación de Calaf y su sustitución por Elisa Llurba, su aventajada alumna,  no trajo ningún cambio significativo a la penosa situación del Sant Pau, sino que la ha agravado, como ella misma manifestó con toda tranquilidad en su Conferencia Embarazo, gestación y genética. (enlace).

Vicepresidente también de la Asociación de Médicos Cristianos de Cataluña, Pablo se destacó por su celo en ofrecer constantemente a sus compañeros espacios de reflexión y criterio desde la competencia profesional y la fe católica.

Pablo Oriol falleció súbitamente a los 54 años el pasado 10 de mayo por la tarde, mientras pasaba consulta en la Clínica Corachán a una multitud de pacientes que habían puesto en él su confianza. Tal vez la tensión continua y acumulada a lo largo de los años, provocada por la amoralidad de las prácticas médicas que contemplaba diariamente en el Hospital de San Pau y su impotencia real para evitarlas, acabaron consumiendo a un hombre de firmes convicciones y recta conciencia cristiana.

Su hermana Maite, conocida líder provida en Barcelona, co-organizadora de los 40 días por la Vida en nuestra ciudad, preparó estas sentidas palabras para ser leídas en el funeral de Pablo. Ahí van.

“Pablo, tú amabas la Vida porque sabías cuál es su valor, el valor de toda vida humana, sobre todo la más débil, la del enfermo, la del inocente, la del no nacido que espera, en el vientre materno, contemplar un día la luz de este mundo.

Pablo, has cerrado los ojos a la luz de esta tierra. Tu Dios, el Señor de la Vida al que tanto amaste, te ha llamado. Esa era tu vocación de eternidad desde el día en que fuiste bautizado en la fe de tus padres. Esa fe que, a lo largo de tus 54 años, asumiste cada día y quisiste afirmar en tus palabras y en tus obras.

Pablo, tú conocías el valor de cada vida porque es un don, un regalo del Buen Dios. Porque la vida de cada ser humano, desde que se teje en las profundidades del seno de la mujer, vale la sangre de Cristo, el Hijo único del Padre  que compartió  nuestra carne y nuestra sangre para destruir, desde la Cruz, el poder de la muerte y así restaurar la vida. Esa vida nueva y eterna que Cristo resucitado prometió a aquellos que le son fieles y cumplen sus mandamientos.

Porque amabas la vida, Pablo, y sabías de su valor, abrazaste también tu vocación profesional: la de médico ginecólogo. ¡Con qué respeto y admiración te acercaste siempre al santuario de la vida cuando contemplabas el rostro, tantas veces feliz y otras preocupado, de aquellas futuras madres que “en estado de buena esperanza” acudían a tu consulta!

¡Cuánto tiempo dedicaste gratuitamente sobre todo a aquellas que, en la zozobra más oscura, se planteaban acabar con la vida que se tejía en sus entrañas! ¡Con qué delicadeza les mostrabas con la ecografía el cuerpecito del bebé que sólo se atisbaba por la pantalla. Pero que era ya la presencia de alguien que se acercaba a este mundo y esperaba encontrar un abrazo de amor que le aceptara, sano o enfermo, por lo que es: Un ser humano creado a imagen y semejanza de un Dios bueno y Santo que, en la persona de su Hijo crucificado, compartió nuestras enfermedades y sufrimientos.

Pablo, el Señor Jesús no ha permitido que siguieras contemplando la podredumbre de este mundo, la amoralidad de unas prácticas médicas que tienen como única medida y como único fin el desarrollarse cada vez más audazmente, por crueles y despiadadas que sean.

Pablo, que el Dios de la Vida al que tú serviste con generosidad mire con misericordia la debilidad de tu condición humana, perdone tus faltas y te permita contemplar el rostro de los que tanto amaste y te han precedido en el camino. Que la alegría del Reino eterno del Padre te inunde por completo, y contemples un día con tus ojos de carne, glorificados por la victoria de Jesucristo, la Belleza, el Bien y la Verdad que con tanta pasión buscaste.”

Habrá pues que “felicitar” a la Muy Ilustre Administración del Hospital de Sant Pau -en la que participa el Cabildo Catedralicio con dos canónigos- por la nefasta política de selección de personal que ha seguido a lo largo de más de treinta años,  por la cual ya no quedan en el hospital médicos que asuman los principios morales de la Iglesia Católica en su lucha a favor de la vida de los más débiles. El Convenio firmado por la Iglesia con las instituciones públicas para preservar la moralidad de las prácticas hospitalarias fue, desde el minuto cero, papel mojado. (enlace) Con estos mimbres y con el Proyecto de Ley de Eutanasia que, a instancias del Parlamento de Cataluña se tramita ahora en el Congreso de los Diputados con el silencio cómplice de tantos eclesiásticos, en el Hospital de San Pablo no queda ya ninguna resistencia ni material ni moral ni católica, ni simplemente cristiana.

Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre, decía el apóstol san Pablo, copatrón del hospital. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta (Hechos, 20,28).  ¡Ni centinelas dormidos ni perros mudos!  Alerta, ¡sí! Como el Dr. Pablo Oriol que, con la trayectoria de su vida, dio testimonio de una fe católica de la que tantos reniegan y de un juramento hipocrático que tantos violan con absoluta impunidad.

Custodio Ballester Bielsa, pbro.

Sacerdotes por la Vi

noviembre 27th, 2017 by lasvoces

Redacción (Custodio Ballester Bielsa, pbro.) – No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios. (Pablo VI. Evangelii Nuntiandi, 22). La obra asistencial de la Iglesia es inconmensurable: maternidades, orfanatos, casas de caridad, hospitales, escuelas, comedores sociales, residencias de ancianos… Pero eso sólo son las hojas. Castellón de la Plana (Comunidad Valenciana), lunes 27 de noviembre de 2017. Fotografía: HOSPITALET DE LLOBREGAT (BARCELONA) ESPAÑA, domingo 03.09.2017. Misa de homenaje al sacerdote catalán Custodio Ballester Bielsa (en la derecha de la imagen), tras su expulsión de Cataluña por decir la ‘Verdad’ y defender la Unidad de España. Un baño de masa se ha dado Custodio, más de medio millar de personas con catalanes que han tenido que esperar fuera de la Parroquia por aforo superado. Lasvocesdelpueblo.

El rábano acaba estando oculto bajo tierra: y ése, el rábano, es el auténtico fruto. Desde el momento en que la gente de Iglesia considera que dedicándose a la acción asistencial ya está cumpliendo su misión en la Iglesia y de cristiano, podemos decir que esta gente, ¡tan abundante hoy!, está cogiendo el rábano por las hojas (prefiere las hojas al bulbo, al tubérculo y si es el caso a todo el rizoma). Se conforma con la hojarasca, tan vistosa, y desprecia la raíz: que al ocultarla, no luce.

Me produce profunda tristeza asistir hoy a la conversión de las misiones en meras obras asistenciales. Materia, mucha; y estadísticas de lujo. ¿Pero y el espíritu? ¿Dónde ha quedado el Espíritu? ¿Dónde está el Evangelio, precisamente el evangelio de los pobres? Porque ésa es la cuestión: no sólo de pan vive el hombre (Mateo, 4,4); y el hombre pobre, menos que ninguno. El pobre, necesita el Evangelio de Cristo Salvador más que nadie.

Los que quieren justificar su furia asistencial no solamente desprovista de Evangelio, sino incluso enfrentada al Evangelio y a los valores genuinamente cristianos, se refieren siempre a los primeros tiempos del cristianismo –lo tenían todo en común (Hechos 2, 44)- de gran actividad asistencial (pero no únicamente “asistencial”) y se olvidan del Maestro. Jesucristo siempre más atento a curar el alma que el cuerpo, dejando a éste siempre en segundo lugar: Tus pecados te son perdonados (Lucas 5,23). ¿Pero no le interesaba al paralítico volver a andar? Pues sí: de hecho, eso era lo único que le interesaba al paralítico. ¿Y a Jesús le daba lo mismo que estuviese así? No, claro que no; pero le interesaba mucho más la salud del alma, porque tras ella seguía la del cuerpo porque el pecado, el mal querido y realizado conscientemente, lleva la muerte eterna.

La obra asistencial de la Iglesia está en profunda crisis: no tenemos más que mirar a su buque insignia: Cáritas. Su marca cristiana estuvo primero silenciada y disimulada, y ahora desaparecida. Muchos de sus dirigentes se esfuerzan en que no se note que es una institución católica, en que no haya ni el menor atisbo de evangelización en su actividad caritativa. Las consignas en ese sentido están bien claras. Por miedo, por respeto… ¡Qué sé yo! ¿Qué clase de obra cristiana es ésa que hace todo lo posible porque hasta cueste adivinar que es cristiana?

El necesitado necesita que le cubras la necesidad del momento, por supuesto. Pero no es menor su necesidad de percibir que quien le asiste, se interesa también por todo él, por incrementar su cuota de felicidad. Y si tiene una fórmula especial y genial para ser feliz (¡la que nos transmitió Cristo!) y se la comunica al tiempo que le asiste materialmente, ¿de verdad que está atentando contra no sé qué derechos del asistido?

Porque ésa es hoy la actitud de muchos de los que hacen oficialmente caridad en la Iglesia: renunciar a evangelizar, dejando a cada uno con su verdad… o con su vacío. ¿Estará mal que le comunique a mi prójimo necesitado la fórmula para ganar en las quinielas o en la primitiva si estoy convencido de que es estupenda y funciona, porque a mí me está funcionando? ¿Estará mal que ponga en común este conocimiento, tan ingenuo como usted quiera, pero que estoy convencido de que si quiero ser una solidaria y buena persona he de compartirlo? O hecha la pregunta a la inversa: ¿tan poca es la fe que tienen en “lo que creen” los católicos de Caritas, que no se atreven a compartirlo con la gente a la que quieren ayudar, porque podría incomodarles? Si la forma de transmisión es cuasifuncionarial, claro que es lógico que teman molestar al que está recibiendo su asistencia: Hago lo que toca y sin líos. Pero si les sale del alma, si les evangelizan con todo su corazón, porque el nombre de Jesucristo es el único en que hay salvación (cf. Hechos 4, 12) ¡de qué! ¡Es tan gratificante ver que alguien pone todo su corazón en compartir contigo sus actitudes virtuosas ante la vida! La bondad que hay tras esta forma de actuar, es profundamente seductora.

También los hospitales bajo la responsabilidad de la Iglesia, sobre todo en Cataluña, permitiendo toda clase de prácticas moralmente reprobables, bajo la excusa de la imposibilidad de oponerse al sistema abortista y eutanásico que imponen los que nos gobiernan. Y las escuelas “cristianas”, salvo honrosísimas excepciones, renunciando a proclamar el Evangelio a partir de tercero de primaria, no sea que el dar criterios morales -los Diez Mandamientos- los enfrente al mundo y el negocio se desestabilice.

Los masones, con sus Rotarys clubs y sus Logias y Obediencias orientales y occidentales puestos a hacer beneficencia, la hacen materialmente mejor que nosotros. La caridad material debería ser la lógica consecuencia de otra caridad más grande. Porque amamos a Dios, amamos también al prójimo, redimido por la sangre de Cristo. Por ello, cada ser humano tiene ese infinito precio. Si tanto vale para nuestro Redentor cada hombre que viene a este mundo, así debe valer también para nosotros nuestro prójimo.

Las obras de misericordia para con nuestros hermanos, sean de la religión que sean, no sólo son materiales -dar de comer al que tiene hambre y de beber al que tiene sed-, sino también espirituales: Consolar al triste, corregir al que se equivoca, perdonar las ofensas, aconsejar bien al que lo necesita. Y todo ello se resume en proponer a Jesucristo como Salvador e Hijo Unigénito de Dios Padre, glorificado en el Espíritu Santo. ¿O es que hemos olvidado las palabras de Pablo VI? Los hombres -decía- podrán salvarse por otros caminos, gracias a la misericordia de Dios, si nosotros no les anunciamos el Evangelio; pero ¿podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por vergüenza —lo que San Pablo llamaba avergonzarse del Evangelio—, o por ideas falsas omitimos anunciarlo? Porque eso significaría ser infieles a la llamada de Dios que, a través de los ministros del Evangelio, quiere hacer germinar la semilla; y de nosotros depende el que esa semilla se convierta en árbol y produzca fruto” (Evangelii Nuntiandi 80). Y el Amo de los campos volverá a un día a recogerlo: ¿Cuando vuelva el Hijo del hombre, encontrará fe en la tierra? (Lucas 18, 8).

Custodio Ballester Bielsa, pbro.

septiembre 17th, 2017 by lasvoces

Redacción [Custodio Ballester Bielsa]. – Hace unos días fue asesinado en Valencia el subinspector de policía Blas Gámez. Tuve el honor de contar con su amistad durante el Servicio Militar que hicimos juntos en la Compañía de Operaciones Especiales (COE) 32 de Alcoy. Hace casi treinta años escribí este testimonio sobre el gran corazón de Blas. Fue para mí un verdadero Ángel Custodio. Que nuestros santos patrones te acojan, Blas, en la Jerusalén del Cielo. Allí algún día espero volverte a abrazar y agradecerte de nuevo lo que un día hiciste por mí. El Señor no deja nunca sin recompensa la bondad de sus hijos. Valencia (España), domingo 17 de septiembre de 2017. Fotografía: VALENCI (ESPAÑA), 14.09.2017. El féretro de Blas Gámez, portado a hombros por compañeros, camino de la Catedral de Valencia. El subinspector del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Valencia Blas Gámez, muerto el martes en acto de servicio, ha sido despedido hoy con “honores” en un multitudinario funeral celebrado en la Catedral de València. Familiares y amigos del agente fallecido, compañeros, miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad y de las fuerzas armadas, así como autoridades judiciales, políticas e institucionales han llenado la Seo valenciana para dar el último adiós a Gámez. Efe.

Al subinspector Blas Gamez, In memoriam

-¡Caminad más rápido los regazados! ¡Qué pasen delante!

No puedo más… La columna ha vadeado un río. Llevo las botas mojadas. Cinco horas caminando por vaguadas, subiendo laderas intransitables, perdiendo el equilibrio entre piedras sueltas… ¡La mochila, Señor! ¡Casi cuarenta quilos de equipo! Cada minuto pesa más. A cada paso la espalda se retuerce. La correa del fusil me machaca el cuello, siempre dolorido y en tensión. Los pies están mojados… Intento olvidarlos, pero las llagas escuecen. ¡Bonito Servicio Militar!

-¡Guardad la distancia! ¡Nos os retraséis!

El sargento grita y en cabeza marca el ritmo. Está indudablemente agotado, pero disimula… es su obligación.

¡Otro monte! No hay camino. El tiempo apremia. Se sube en línea recta. No importan las rocas, los arbustos… Caigo varias veces y para guardar el equilibrio me sujeto a cualquier cosa. Las manos se llenan de pinchos. El sudor me ciega. La respiración se acelera, se hace violenta. Me quedo atrás sin remedio. El cabo que me sigue se desahoga con palabras irrepetibles. ¿Dónde nos llevan?

Hace cuatro días que pateamos las sierras de Castellón. En febrero hace frío, sobre todo por las noches. Dormimos en masías derruidas. Bebemos en cualquier riachuelo, descansamos cinco minutos cada hora y el tiempo justo para comer y dormir. ¡Y encima ha llovido! Diez horas diarias de marcha liquidan a cualquiera.

¿Por qué permitiste, Señor, que pidiera venir? Todo por una boina… La boina verde, eso sí y una insignia sobre el pecho: El machete y los laureles de la COMPAÑÍA DE OPERACIONES ESPECIALES. ¡Guerrilleros! Pufff…Y es que soy maestro. Pudiera ahora estar una caldeada oficina de la Capitanía, en una cómoda silla, rellenando impresos y con la tarde libre. ¡Pero, no! Tuve que venir al monte, a pasar frío y… ¡a reventar!

Cien veces he pensado en pedir cambio de destino, pero es imposible. Un voluntario es un voluntario. Cien veces he pensado en dejarme caer por un barranco para romperme alguna cosa y descansar en el hospital… ¡No puedo más!

Ayer hablé con el alférez médico. Me duele el costado al respirar. Dice que es flato. Respiro muy rápido y me noto agotado. Todos lo estamos, supongo.

Miles de soldados tiene el Ejército y aquí estamos setenta, y además voluntarios, cobrando ochocientas pesetas al mes, que caminan cargados como mulos por la sierra, escalan montes, atraviesan ríos con el agua al cuello y corren como locos en la pista americana… ¡y yo entre ellos!

La angustia me ahoga, me duele todo. Cada paso que doy me parte en dos. Sólo espero que, al salir del pinar, aparezca de una vez la cima de la monte. Una cuesta y otra. Las lágrimas se mezclan con el sudor. Las rodillas me fallan. Camino como un sonámbulo… ¡Tengo sed! Y media cantimplora para todo lo que queda de día… ¡Ayúdame Señor! ¡Sólo me quedas Tú! Entre tanta gente y estoy solo. ¡Ni padres, ni amigos están aquí! ¡No puedo pensar ni rezar! ¡Señor!

¿Es que sólo me veo yo? Mis compañeros… ¿No padecen como yo? ¿No les pesa a ellos su equipo? ¿No tropiezan también y caen? Lo sé… pero estoy solo con mi pena y mi cansancio.

-¡Recluta! Dame tu mochila… ¡A este paso no llegarás nunca!

Es Blas Gámez, veterano de la compañía. Se dirige a mí y no lo pienso dos veces. No me quedan fuerzas. También él lleva su mochila a la espalda. ¿No está agotado? Ha caminado conmigo estos cuatro días. Hemos subido los mismos montes y vadeado los mismos ríos.

-¡Vamos! Dame tu mochila…

La descuelgo de mi espalda, la coloco sobre su pecho y le ajusto las correas. Reanudamos la marcha. Gámez, con sus dos mochilas repletas de equipo y yo… aliviado y más ligero.

Algunos se burlan: ¡Menudo tonto! No tiene suficiente con su propio equipo que coge el de este. A Blas le importa muy poco lo que digan.

Intento contener las lágrimas. Alguna se escapa a pesar de todo… Porque el que veo delante de mi llevando las dos mochilas, caminando tambaleante hacia la cima del monte, no es Gámez… ¡Eres Tú, Señor! Llevando tu Cruz y la cruz que yo no quiero aceptar. Igual que aquel día, hace dos mil años, en que llevaste el peso de mi infidelidad y la Cruz del dolor no aceptado por los hombres.

¡Dios mío…! ¿No te echaré una mano como el Cirineo? Le obligaron a hacerlo y sin embargo, no escurrió el bulto… Como Blas en este instante y él todavía más, porque lo ha hecho porque ha querido.

Ahora sé que el sufrimiento tiene sentido porque, si se acepta y se une al tuyo en la Cruz del Calvario, se hace redentor para mí y para toda la humanidad. En ese momento te estoy ayudando ¡a llevar la Cruz!

Al llegar a la cima, Blas Gámez me devolvió la mochila. Me la cargué de nuevo a la espalda y me siguió pesando. Volví a subir montes, crucé ríos, bajé vaguadas y continué agotado… Entonces recordé: En verdad os digo que cuando lo hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis (Mateo, 25,40).

La angustia había desaparecido. Ni un vaso de agua fresca que deis en mi Nombre quedará sin recompensa (Mateo 10,42). Gracias, Blas.

Custodio Ballester Bielsa, pbro.

Revista Perseverancia. Junio 1987

septiembre 5th, 2017 by lasvoces

Redacción (sacerdote español Gerásimo Fillat Bistuer) – Me presento. Soy Gerásimo Fillat Bistuer. Nací en Barbastro el 5 de marzo de 1902, el mismo año que Josemaría Escrivá, paisano mío por tanto y al que volví a encontrar años después cuando cursábamos teología en Zaragoza. Hospitalet de Llobregat (Barcelona), martes 5 de septiembre de 2017. Fotografía: HOSPITALET DE LLOBREGAT (BARCELONA) ESPAÑA, domingo 03.09.2017. Misa de homenaje al sacerdote catalán Custodio Ballester Bielsa (en la derecha de la imagen), tras su expulsión de Cataluña por decir la ‘Verdad’ y defender la Unidad de España. Un baño de masa se ha dado Custodio, más de medio millar de personas con catalanes que han tenido que esperar fuera de la Parroquia por aforo superado. Lasvocesdelpueblo.

Sintiendo la vocación sacerdotal, ingresé muy joven en el Seminario de Barbastro. Luego, un tiempo en Valladolid hasta que recalé finalmente en el Seminario Conciliar de San Valero y San Braulio de Zaragoza que junto con el Seminario de San Francisco de Paula, se repartía los seminaristas de entonces. Allí estuve un curso completo y la mitad del siguiente, pues en noviembre de 1922 me incorporé al Real Seminario de San Carlos para cursar el cuarto año de teología. Mi aplicación en los estudios me permitió disfrutar de una beca entera y media pensión. El expediente académico tuvo poca cosa que envidiar al de San Josemaría Escrivá, condiscípulo mío, aunque él me superó por bien poco: logré 14 meritissimus, 5 benemeritus y dos meritus. Hice el también el primer curso de Derecho Canónico. Nunca quise ser un cura de misa y olla.

Sucedió en aquellos años algo que me marcó profundamente: el cobarde asesinato del cardenal arzobispo de Zaragoza Juan Soldevila el 4 de junio de 1923 a manos de los anarquistas Francisco Ascaso y Rafael Torres Escartín, miembros del grupo anarco terrorista Los Solidarios, del cual formaba parte también Buenaventura Durruti.

El cardenal Soldevila, Senador del Reino por derecho propio, defendió los regadíos para nuestros campos secos, por lo que se hizo muy popular entre los aragoneses. Promovió la creación de la Caja de Ahorros de la Inmaculada y apoyó numerosas iniciativas de justicia social como la construcción de viviendas para los obreros. Se significó también por sus posiciones políticas tradicionalistas y su apoyo al sindicalismo católico con gran eficacia, convencido de la necesidad y posibilidad de mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras, convirtiéndose así en objetivo prioritario del sindicalismo revolucionario. Y es que los reformistas siempre acaban frenando las revoluciones…

Desde los sectores anarquistas, de fuerte implantación en Zaragoza, se realizó una fuerte campaña para criminalizar su actuación presentándolo como un ser amoral, ejemplo de todos los vicios y financiador del terrorismo patronal en Barcelona. El intento de esa campaña era por un lado desprestigiar la obra social del prelado y por otro, justificar su asesinato. Veinte balazos impactaron en el coche del cardenal a las puertas de la Casa-Asilo de las hermanas de San Vicente de Paúl y dos balas atravesaron el gran corazón de Juan Soldevila.

Quedé profundamente impactado. Nuestro Arzobispo había sido asesinado por los anarquistas por haber aplicado la Rerum Novarum de León XIII, por haber buscado -sin violencias ni luchas de clases- la justicia social del Evangelio. Estaba claro que el anarcosindicalismo y sus aliados activos o pasivos no iban a permitir que la Iglesia católica saliera de los templos y quisiese transformar la sociedad según la ley de Cristo. Me prometí a mí mismo aprender la lección y sacar mis consecuencias.

Por fin llegó el día tan esperado. En la quinta semana de Cuaresma, el 28 de marzo de 1925, sábado ante Dominicam Passionis, don Miguel de los Santos y Díaz Gómara me ordenó sacerdote de Jesucristo junto a Josemaría Escrivá y a ocho compañeros más. Casi inmediatamente fui nombrado Coadjutor de Aliaga, luego en Villamayor; en 1928 Cura Regente de Bordón y en 1930 de La Cuba y encargado de Olocau del Rey.

Fue en noviembre de 1931 cuando fui de nuevo promovido y nombrado Ecónomo de Letux, provincia de Zaragoza, parroquia con categoría de Ascenso, que tenía entonces 1200 almas. En abril se habían celebrado las elecciones municipales que propiciaron la caída de la monarquía alfonsina y el advenimiento de la Segunda República, que había traído consigo un ayuntamiento republicano a cuya cabeza se encontraba José Artigas (del Partido Republicano Radical Socialista) y que había vencido, de manera no del todo clara, en la repetición de las elecciones el 31 de mayo de 1931.

El panorama que me encontré era desolador… Mis feligreses de Letux no tenían ni representación política ni una guía espiritual, ya que su asociación había sido desarticulada por el alcalde y el anterior cura ecónomo, intimidado por los izquierdistas más radicales, había permanecido cuatro meses al frente de sus fieles de manera acongojada. Yo estaba decidido a no amedrentarme ante una situación adversa, y quise dar un giro radical a la situación, infundiendo fervor a los devotos y propiciando una acción política que iba a cubrir la ausencia de un partido católico.

El poder republicano se atribuyó la potestad de aprobar o prohibir las manifestaciones públicas de culto. Ya en octubre de 1931, antes de mi llegada, José Artigas negó la autorización para celebrar la procesión del Rosario de la Aurora, tradicional en el pueblo. Me puse manos a la obra.

Ante la prohibición municipal, conseguí que los rosarieros cantaran sus coplas en la Basílica del Pilar de Zaragoza el día de Reyes de 1932, dando publicidad al asunto en El Noticiero, el diario católico de la capital. Yo mismo me convertí en su «corresponsal» en Letux. Pero fue en el periódico El Cruzado Español, donde escribí un largo artículo denunciando como dictadorzuelo a Artigas y relatando el hostigamiento que había sufrido junto a mis feligreses para impedir que se reunieran, aunque fuera privadamente. El mismo Artigas se personó en la puerta de la iglesia con guardias y concejales, mientras los rosarieros ensayaban sus cantos, y a la salida los cacheó él mismo escrupulosa e infructuosamente a todos –sin exceptuarme a mí- ¡por si llevábamos armas! Aquello era demasiado…

Varias de las personas más representativas del pueblo, tomaron la decisión de resucitar la extinguida Sociedad Republicana de Derechas, convirtiéndola en Sociedad Tradicionalista. Así, la feligresía católica articuló la oposición a la política republicana y anticlerical liderada por el alcalde, cuya autoridad empezó a ser cuestionada por injusta. La vida cotidiana en Letux se vio totalmente impregnada de esta polarización. Los republicanos radicales no soportaban que el sector católico se organizara, reivindicara sus derechos y manifestara su fe en público. Los acontecimientos se precipitaron a partir de la celebración del primer aniversario de la República. El 14 de abril de 1932, un grupo de jóvenes radicales con la banda de música tocando aquello de Si los curas y frailes supieran la paliza que les vamos a dar… quisieron meter la bandera republicana en la casa parroquial y hacerme pasar a mí por debajo de ella. Me enfrenté a ellos blandiendo un bastón, dispuesto a vender caro mi pellejo. Al poco, aparecieron los tradicionalistas y los dos grupos quedaron frente a frente. La cosa acabó ahí. Meterse con un cura solo… tenía que ser cosa fácil. Pero frente a tantos, los anarco-republicanos se lo pensaron mejor.

José Artigas me denunció al arzobispo D. Rigoberto Doménech. Remitió un oficio al arzobispado de Zaragoza rogando «urgente resolución para el bien de la Iglesia y del orden público de esta localidad», al que adjuntaba una carta en la que relataba los hechos y solicitaba que el párroco fuese removido de su cargo, ya que su actividad era «nula y estéril» y tenía «el odio del pueblo», como confirmaban las 130 instancias de sus correligionarios que protestaban por los hechos… D. Rigoberto se informó con el arcipreste de Belchite que, en líneas generales, defendió mi actuación aunque me recomendaba moderación y prudencia.

La cosa se tensó todavía más cuando el día de Santiago se exhibió en el balcón del Circulo Tradicionalista la bandera roja y gualda. Artigas puso una denuncia en el juzgado y se exigió el pago de 250 pesetas de multa que los tradicionalistas se negaron a aceptar. El alcalde se puso como una fiera, pues no soportaba ninguna oposición y decidió no dejar pasar ni una más.

Unos días después del fallido intento de golpe de estado del general Sanjurjo, las autoridades suspendieron la edición de El Noticiero y en Letux cerraron el Círculo Tradicionalista. Al atardecer del 18 de agosto de 1932, se oyeron unos tiros por el puente del río. Un guardia y el mismo alcalde, que inspeccionaban las afueras del pueblo, afirmaron luego que habían disparado sobre ellos. Entonces José Artigas y el guardia se dirigieron a investigar la procedencia de los supuestos disparos y encontraron en la calle del Cantarranas, costera del horno, a Jesús Tello, buen cristiano y significado carlista, festejando con su prometida en la puerta de la casa de ésta, en presencia de una hermana y del futuro suegro. Le preguntaron: ¿Quién ha sido el último en llegar aquí? Jesús Tello, sentado de espaldas a horcajadas en una silla, se volvió y les dijo: Yo. El guarda inmediatamente le pegó un tiro en la sien y Jesús cayó malherido. Llevaron luego a la víctima Ayuntamiento y allí lo dejaron en una sala hasta que murió desangrado, impidiendo que el médico del pueblo, Marcelino Morán, lo atendiera, por ser también él tradicionalista.

La noticia del suceso llegó hasta el hermano de Jesús, Francisco Tello, que volvió rápidamente del campo. Enfurecido, cogió un revolver y esperó en la casa familiar la llegada del alcalde de Letux, al que creía directo responsable de la muerte de su hermano. Al verle, le descerrajó un tiro en el vientre. José Artigas murió en su casa poco después. Se oían disparos por las calles… Los unos atacaban, los otros se defendían.

Una masa sedienta de sangre se dirigió a la abadía para tomarse conmigo cumplida venganza, pues me consideraban el culpable de la actitud decidida del pueblo católico. Yo me encontré sitiado en la casa parroquial, pues me hacían inductor del asesinato del alcalde. Me defendí como pude disparando desde el balcón con mi escopeta de caza a fin de intimidarles. Y lo hice, hasta que pude entregarme a la Guardia Civil que me encarceló en Zaragoza hasta que, tras el correspondiente juicio, bastantes meses después, salí absuelto. Una compañía completa de la Guardia Civil acabó tomando el pueblo. Detuvieron al ejecutor de Artigas y a más de cien personas, hombres y mujeres, todas del elemento católico. Entre ellas, hasta a los padres y hermanos de Jesús Tello. El guardia, el asesino material, quedó impune.

El arzobispo D. Rigoberto, recobrada mi libertad, tras hacerme ecónomo de dos parroquias en el campo turolense, me recomendó por mi propio bien, ya que era un cura muy significado, que me trasladara a América como misionero. Así lo hice a principios de 1936, lo cual me evitó las penurias de la guerra civil. Y allí, cargado de años, acabé mis días.

Y si miro hacia atrás y contemplo ahora el presente, siempre llego a la misma conclusión: Mientras los católicos estén sometidos al poder –el que sea- y vivan encerrados en sus iglesias sin rechistar, habrá –según los enemigos de la fe- paz y “cohesión social”. Pero cuando actúen como ciudadanos de pleno derecho, anuncien el Evangelio de verdad y planten cara, entonces a un gobierno republicano arbitrario y anticlerical y ahora a un Estado corrompido y corruptor de cuerpos y almas… Seremos nosotros, los católicos, los rebeldes, los integristas e intolerantes, los ultracatólicos, como dicen ahora, los culpables de la crispación, del estallido de la violencia y de la rotura de la convivencia. De esa democrática convivencia en la que, con un puñado de votos manipulados por la televisión, unas élites depravadas legislan sobre lo humano y lo divino, violentando la verdad y hasta la propia naturaleza humana. No cedimos entonces, aún a costa de la sangre de miles de católicos y sacerdotes martirizados por su fe. ¿Cederemos precisamente ahora? ¿Nos haremos indignos de la herencia de nuestros héroes?

 

junio 30th, 2017 by Custodio Ballester Bielsa

Redacción (Custodio Ballester Bielsa, párroco catalán)-. La peor corrupción, con mucho, de todos los partidos políticos que nos representan en los distintos parlamentos y que gestionan las innumerables administraciones de nuestros derechos y de nuestros dineros, la peor corrupción, decía en un artículo anterior, no es la económica, sino la moral. Es por ahí por donde se nos escapan las energías y finalmente la vida. Hospitalet de Llobregat (Barcelona) España, viernes 30 de junio de 2017. Fotografía: (Lasvocesdelpueblo)-. En la imagen, Sínodo 2015: Informe Final del Sínodo de los Obispos al Santo Padre Francisco; sábado 24 de octubre de 2015. He aquí el texto del Informe Final del Sínodo de los Obispos al Santo Padre Francisco, al final de la Asamblea General Ordinaria XIV (4 al 25 de octubre de 2015) sobre «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo». Los obispos durante el sínodo 2015 en un hemiciclo del Vaticano. Archivo Lasvocesdelpueblo. 

¿Y la Iglesia? Si no fuese la que es la decrepitud de tantos clérigos en este frente, no estaría el mundo como está

Pero ¿y la Iglesia? Si no fuese la que es la decrepitud de tantos clérigos en este frente, no estaría el mundo como está. ¡Cuántos responsables eclesiales han dado y siguen dando alas para avanzar y escalar en tantas corrupciones! Cuántas veces aquellos que deberían vigilar y guardar al rebaño que Cristo les confió consienten y callan, callan y consienten. Eso si no se deciden a echarle un cable al mundo y a avalarlo en sus aberraciones. Demasiados casos de colaboracionismo activo se han producido. Ahí está el pasado Sínodo de la Familia Una parte demasiado significativa del episcopado dio sobradas muestras de su impaciencia por arrojarse en brazos del mundo y de su más chirriante mundanidad. Y eso venía de lejos, de muy lejos. Hagamos memoria.

¿Cuál fue la respuesta abrumadoramente mayoritaria del clero en todos sus niveles?, alzaron sus voces contra el “puritanismo” que emanaba de la encíclica

Pablo VI, 1968. Humanae Vitae. ¿Cuál fue la respuesta abrumadoramente mayoritaria del clero en todos sus niveles? Cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y también fieles, alzaron sus voces contra el “puritanismo” que emanaba de la encíclica. Igual que el pueblo de Israel cuando Dios se había empeñado en construirle la libertad que habían conseguido al huir del faraón. Pueblo de dura cerviz, que se pensaba que con la epopeya de la huida de Egipto, lo tenía todo hecho. Un pueblo que no entendía que si no se tejía la libertad con una trama y una urdimbre que estructurase y entretejiese la vida de todos y de cada uno en todos sus aspectos, la libertad sería una quimera. La libertad tenía que ser construida y preservada, además de conquistada. Eso lo entendió también Roma, que es el ejemplo que tenemos más cerca de nuestra comprensión, de cómo la corrupción de las costumbres acaba con una sociedad, por grandes que sean su dominación y su poder. Me refiero, claro está, al desmadre sexual que precedió al derrumbe del Imperio. Un botón de muestra: la conversión de las termas en prostíbulos, acabó alejando de ellas a la gente de bien, de manera que se hundieron las termas y la sana costumbre de bañarse. Ese efecto duró muchos siglos y marcó profundamente la Edad Media europea.

Pablo VI, el papa que tuvo que administrar el desmadre de la Iglesia que hizo aflorar el Concilio (como el Sínodo hizo aflorar el de hoy) y que luego seguiría desbocándose por las compuertas que se le habían abierto, este gran papa nos dejó el legado precioso de la Humanae Vitae: encíclica profética que nos advierte de adónde nos iba a conducir el plano inclinado de la relajación de doctrina y costumbres en cuestión de sexualidad anticonceptiva; y de la enorme responsabilidad de la comunidad eclesial en la corrupción que de ahí se seguiría.

Parafraseando a Chesterton, que decía que leía el Apocalipsis para ponerse al corriente de las últimas noticias, es oportunísimo recordar que para entender el origen de la deriva demencial de la ideología de género tan fuertemente implantada en nuestra sociedad, hay que ir a la Humanae Vitae de Pablo VI. A su texto, por supuesto; pero también a las reacciones que suscitó en el mundo y especialísimamente en la Iglesia. Justamente en el interior de la misma Iglesia, donde la encíclica hizo de espejo en que se reflejaron los más negros instintos que desembocarían en lo que son hoy muchísimos católicos y el mundo en cuanto a conducta sexual: sexo sin hijos (anticoncepción, aborto y homosexualidad) e hijos sin sexo (embriones congelados, reproducción artificial y vientres de alquiler).

Modernización a lo más esperpéntico, el gozoso aleteo de las mariposas que nos trajo el tsunami que hoy padecemos

Paradójicamente, con la misma trivialidad con que fue tratada la liturgia en el Concilio y sobre todo en el paraconcilio que le siguió y que se adueñó de la Iglesia, con esa misma trivialidad fue tratada la moral sexual. Fue la desbandada total y absoluta, que empezó en el arrumbamiento de los códigos litúrgicos y en la desacralización de la liturgia: que de ser lo más rigurosamente normado y rubricado, pasó a ser totalmente manipulable, con unos niveles de opcionalidad tan próximos a la arbitrariedad, que dieron lugar a las más extravagantes formas de celebrar que hemos ido viendo a lo largo de estos años. Y todo, absolutamente todo en nombre de la renovación conciliar, y de la mano de quienes se proclamaban “hijos del Concilio”.

He ahí pues que la tremenda deriva de la liturgia, que podemos visualizar muy bien en imágenes que van desde niveles comprensibles y aceptables de modernización a lo más esperpéntico, esa deriva es la fiel metáfora de la transmutación profundísima que sufrió la moral sexual de la Iglesia: y no en el Concilio, que daba lo mismo lo que éste dijese, sino en el pseudoconcilio que le siguió, en cuyo nombre se le dio carpetazo definitivo a la moral en que tan incómodos se sentían todos: cardenales, obispos, religiosos, curas y fieles. La consigna, que constituía por sí misma el código teológico, filosófico y moral, fue el alegre y gozoso aggiornamento que tanto tantísimo celebraron y exaltaron los medios, igual que hoy exaltan el dolce stil nuovo. La Iglesia poniéndose “al día” (del calendario del mundo) en todo. Fue el gozoso aleteo de las mariposas que nos trajo el tsunami que hoy padecemos. De aquella fina lluvia vino este barrizal; y de la inmundicia que le fuimos añadiendo, este cenagal.

La manipulación tecnológica, barra libre en que se convertía el sexo con esa nueva “moral” sexual, la mujer convertida en juguete erótico

Y en medio de esta escandalosa ofuscación postconciliar y para conciliar, que abrió paso al plano inclinado que llevaría a la degradación del santo matrimonio y de las relaciones conyugales, emergió con fuerza el papa Pablo VI, cuya clarividencia no ha recibido aún el reconocimiento que merece. Concatenó las secuencias de la manipulación tecnológica del sexo desde la anticoncepción al aborto, advirtiendo de que la víctima de todos esos supuestos avances, de esa modernización de las relaciones sexuales, de esa barra libre en que se convertía el sexo con esa nueva “moral” sexual, tan comprensiva, era siempre la mujer, convertida finalmente en producto de consumo y juguete erótico… de grado o por fuerza.

El confesionario, que había ejercido de poderoso dique de contención del impulso hacia el abuso sexual (las doctrinas hoy en vigor nos dicen que es meramente cultural, eso de que el hombre sea siempre el abusador, y la mujer siempre la abusada), se lanzó a abrir infinidad de grietas en lo que había sido una rígida moral sexual diseñada para poner freno a los abusos, como en todas las civilizaciones. Y los púlpitos enmudecieron… Dejó de ser ése un tema de predicación para convertirse en tema de formación de la juventud.

¿Con qué fuerza moral nos quejaremos de la invasión de corruptores del lobby LGTB cuando fuimos los que les desbrozamos el camino?

Los curas más modernos y enrollados adoctrinaron a los jóvenes de los activísimos centros parroquiales sobre la moderna sexualidad: relaciones prematrimoniales, claro que sí, anticonceptivos para descartar la excusa del embarazo, sexualidad abierta y sin trabas de ningún género, manifestación de que la Iglesia se había obsesionado en exceso reprimiendo la libre expresión sexual… Y fue a través de este nuevo frente de actividad de los sacerdotes más guais por donde se coló una corriente de corrupción sexual también dentro de la Iglesia. Y le cogieron gusto, también en los colegios, a esa nueva formación sexual que tan gravemente deformó y corrompió a muchísimos formadores. De esos polvos, el tremendo lodazal en que retozan tantos miembros de la Iglesia. Un lodazal elevado a la categoría de teología y defendido ardientemente. Y Pablo VI con su Humanae Vitae como un loco, la voz del que clama en el desierto. Tan loco y denostado como todos los profetas. ¿Con qué fuerza moral nos quejaremos de la invasión de la escuela por los corruptores del lobby LGTB, cuando fuimos nosotros los que les desbrozamos el camino?

¡Ojalá la fuerza de la Palabra de Dios ahuyente nuestro miedo y nos llene de valor para anunciar la Verdad!

Ahí está la comisión constituida ad hoc para reinterpretar la Humanae Vitae a la luz de la actualidad más rabiosa, presidida por Mons. Gilfredo Marengo, singular teólogo del agonizante Instituto Pontificio Juan Pablo II, donde lo deben estudiar todo menos la Evangelium Vitae, archivada en alguna estantería escondida y bajo llave. Marengo parece ser uno de esos rutilantes profesores de moral especialistas en reconciliar lo irreconciliable, en decir que cada antítesis teológica y doctrinal (anticoncepción sí- píldora no, aborto sí-aborto no…) debe ser relativizada y sustituida en una síntesis capaz de conciliar los opuestos. Lo importante es sumergirse en la práctica pastoral sin doblegarse a ideales teológicos demasiado abstractos y construidos artificialmente. Alucinante y más si olvidamos al Apóstol de los gentiles que afirmó, previendo ya a los futuros pazguatos que la liarían gorda: ¿Qué tienen en común justicia e injusticia? ¿Qué trato la luz y las tinieblas? ¿Qué concordia Cristo con Belial? ¿Es compatible el templo de Dios con los ídolos? Pues nosotros somos templo del Dios vivo. Por tanto, salid de en medio y apartaos de ellos –dice el Señor-. No toquéis lo impuro y yo os acogeré. (2Co 6, 14). ¡Ojalá la fuerza de la Palabra de Dios ahuyente nuestro miedo y nos llene de valor para anunciar la Verdad!

 

junio 17th, 2017 by Custodio Ballester Bielsa

Redacción (Custodio Ballester Bielsa, Sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat, Barcelona)-. Y qué es lo que queremos salvar en esta campaña por la vida? Lo que queremos salvar, lo que nos urge salvar es la decencia moral. Sí, repito, la decencia. (…) Y en cuanto lo afiancemos, que no es cosa de dos días, Dios nos ayudará a seguir adelante y a luchar no sólo contra el infanticidio de los no nacidos, sino también contra la eutanasia de los ancianos y enfermos, desahuciados unos y otros por la moral utilitarista de médicos sin conciencia, también en hospitales de la Iglesia. Hospitalet de Llobregat (Barcelona), sábado 17 de junio de 2017. Fotografía: La “Marcha por la Vida” exigirá que se imponga una ecografía antes de abortar. Madrid, 9 de junio de 2017. (EFE).- La plataforma Derecho a Vivir ha convocado el próximo día 18 la VII Marcha por la Vida para exigir al Gobierno que imponga por ley a las mujeres embarazadas someterse a una ecografía antes de abortar, para que sepan así que “dentro de ella existe un ser humano con un corazón que late”. Los organizadores emplazan a los ciudadanos a salir a la calle para “hacer un homenaje a los más de 100.000 niños que mueren cada año en España a causa del aborto”, así como para “proteger la vida prenatal” y “ayudar a las mujeres a las que no se da otra alternativa que poner fin a su embarazo”, informan en un comunicado. Efe.

Me encanta el eslogan de la Marcha Nacional por la Vida de este año, y me encanta el objetivo concreto de esta campaña: conseguir que forme parte de los protocolos ordinarios de atención a la embarazada, la obligación de realizar la ecografía y de darle a conocer el resultado, es decir la imagen. Es un gran paso, un enorme paso, un paso de gigante. Si el aborto (por mejor nombre, infanticidio en un gran número de casos; pero eso sí, infanticidio terapéutico) ha llegado hasta donde está, lo ha hecho durante muchos años, labrando la conciencia social en dirección al aborto y al infanticidio, dando para ello muchos pasos.

¿Un paso para salvar vidas? No es éste el objetivo primario, sino secundario

Pues bien, si queremos desandar ese camino, es absurdo que pretendamos hacerlo de repente, como si no estuviese hecho ya un largo y perverso camino. Y en esta campaña por la Vida se trata de dar un paso, sólo un paso, pero muy consistente. ¿Un paso para salvar vidas? No es éste el objetivo primario, sino secundario; un efecto que sigue obviamente al objetivo que se persigue en esta campaña, que en Barcelona culminará en una marcha desde la Plaza Cataluña hasta la Plaza San Jaime el día 17 a las 17 horas.

Lo que queremos salvar, lo que nos urge salvar es la decencia moral. Sí, repito, la decencia

¿Y qué es lo que queremos salvar en esta campaña por la vida? Lo que queremos salvar, lo que nos urge salvar es la decencia moral. Sí, repito, la decencia. Porque el aborto y el infanticidio se sustentan en unos niveles de indecencia moral colectiva, comparables tan sólo con la indecencia colectiva que se necesitó para implantar el nazismo y con él, la limpieza étnica: el holocausto.

¿Y cuál fue la primerísima clave para que eso fuese posible? ¿La clave? ¡Cuál iba a ser! La ignorancia, la voluntad de ignorancia. Ojos que no ven –o no quieren ver-, corazón que no siente. Así de fácil. Y como la causa era nobilísima, la salvación y la grandeza de la Nación alemana y cosas así, pues se toleraba todo lo que pidiese el poder político para tan noble fin. Y la forma más fácil de tolerar los mayores demanes era no enterándose.

¿Por qué pensáis si no, que es muy importante el movimiento contra la pena de muerte?

Con el aborto y el infanticidio ocurre lo mismo: la mejor y más cómoda manera de afrontarlos es la ignorancia de que en todos los casos se trata de jugar con la vida humana (genérico), no con esta o con aquella vida humana, una más desarrollada otra menos, una más sana otra más enferma, una más digna, otra menos digna.

No se trata de las vidas concretas, que no es ésa la cuestión, sino de la vida humana. ¿Por qué pensáis si no, que es muy importante el movimiento contra la pena de muerte? ¿Porque se consideran valiosas las vidas de los delincuentes, hasta el punto de que a tenor de la tremenda promoción que se les hace, pareciera incluso que esas vidas son más valiosas que las de sus víctimas? Es justo la defensa de la vida humana en abstracto, lo que hace que sea necesario defender también esas vidas humanas concretas. ¿Vale?

¿O sí se puede matar a los niños por estar enfermos (…) y no se puede matar a los criminales, por muchos y horribles que sean sus crímenes?

¿Y para cuándo queda el enterarnos de que por el mismo principio de defensa de la vida humana en abstracto, es necesario defender la vida de aquellos a los que les hemos dado la vida por el puro egoísmo de disfrutar del sexo sin responsabilidades ni compromisos? En ese capítulo general de defensa de la vida humana (el del No a la pena de muerte) están también el no al infanticidio y el no al aborto. ¿O sí se puede matar a los niños por estar enfermos (eso sí, con tal de que aún no hayan nacido), y no se puede matar a los criminales, por muchos y horribles que sean sus crímenes? ¿A los criminales no, por el principio universal de defensa de la vida humana, y a los niños enfermos sí que los podemos ejecutar, si tienen el agravante de no haber nacido aún? ¿Dónde queda, pues, aquí la defensa de la vida humana?

La ciencia (ayudada eventualmente por la filosofía y por la teología) se ocupó tiempo ha, de demostrar que las mujeres no tenían alma, y de que los negros no eran seres humanos. Sí, sí, fue la ciencia la que se ocupó de fijar dónde están las barreras que determinan que una vida sea humana o no. Y es esa misma sacrosanta ciencia la que se desgañita hoy diciendo que mientras no haya sacado uno la cabeza del vientre materno, no es un ser humano. Con lo que quieren legitimar “científicamente” la escabechina de niños cuyo único delito es no haber nacido aún. Y a eso lo llaman ciencia, igual que llamaron “ciencia” a la que negó a los negros la condición de seres humanos.

Por eso tan importante que este año, el Movimiento Pro Vida en toda España, se centre en la llamada a la decencia, a la conciencia bien informada, a la denuncia de la general hipocresía de los ojos que no ven… que no quieren ver.

El corazón no engaña y mucho menos la evidencia; a luchar no sólo contra el infanticidio de los no nacidos, sino también contra la eutanasia

Pues nada, no hace falta tanta biología sofística para llegar a la conclusión tan simple de que Un latido, una vida. Con este eslogan no dejamos fuera a los que aún no han desarrollado un corazón que empiece a latir y estamos dando un gran paso. El corazón no engaña y mucho menos la evidencia. En cuanto lo afiancemos, iremos a por más pasos todavía. Si tanteamos nuestras fuerzas y vemos que de momento sólo nos alcanzan para defender aquellos a los que ya les late el corazón, hagámoslo.

Luchemos contra el infanticidio, que no es poco. Demos de momento este paso. Y en cuanto lo afiancemos, que no es cosa de dos días, Dios nos ayudará a seguir adelante y a luchar no sólo contra el infanticidio de los no nacidos, sino también contra la eutanasia de los ancianos y enfermos, desahuciados unos y otros por la moral utilitarista de médicos sin conciencia, también en hospitales de la Iglesia.

De momento, apelamos al latido del corazón, que es la gran evidencia para la que no se necesitan científicos porque nunca podremos negar lo ven nuestros ojos y escuchan nuestros oídos.

junio 8th, 2017 by Custodio Ballester Bielsa

Redacción: Custodio Ballester Bielsa, Sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona)-. (…) No es misión de la Iglesia contribuir a la normalización lingüística. Para eso está Puigdemont y los que tiene a sueldo. Efectivamente, ¿por qué no? Los catalanes de primera tienen obispos exclusivamente para ellos: Los “bisbes catalans” a los que se creían con derecho. Pedían obispos que destacasen no por su piedad, sabiduría teológica o por su buen gobierno, sino por su catalanidad. Hospitalet de Llobregat (Barcelona) España, jueves 8 de junio de 2017. Fotografía: Washington (Estados Unidos de América), miércoles 25 de enero de 2012. ‘Marcha Por La Vida’. Primera fila a la derecha, el sacerdote español, Custodio Ballester junto a la delegación española en Estado Unidos defendiendo la vida.  Archivo facilitado por el sacerdote español Custodio Ballester. Lasvocesdelpueblo.

VOLEM BISBES CATALANS, PERÒ PER “ELS ALTRES CATALANS”

La Iglesia se portó con los catalanes de verdad como una auténtica madre, concediéndoles los obispos que pedían. El 100% de los obispos, para el 35% de los catalanes. Ése era a mucho estirar hace 50 años el porcentaje de iglesia catalanista, cuando los que siguen gritando hoy, gritaban entonces: “Volem bisbes catalans!”

La iglesia de Cataluña tenía que empeñarse a fondo en normalizarlos, es decir en catalanizarlos

Pero como eran los primogénitos, los hijos preferidos de la iglesia catalana, no pensó entonces Roma que los segundones merecieran tener obispos que les comprendieran, que compartieran con ellos tantas pasiones del alma distintas de las pasiones opuestas de los catalanes “de verdad”. No sólo eso, sino que el 100% de los obispos entendió que estos otros catalanes no eran normales y que por tanto la iglesia de Cataluña tenía que empeñarse a fondo en normalizarlos, es decir en catalanizarlos. Y ése fue su máximo apostolado en aquellas circunstancias: Ut unum sint, que no haya distinción entre los catalanes de primera y los de tercera. Pero la táctica fue tan mala, que en realidad trabajaron ut nihil sint: para que al cabo de 50 años no sean nada. La Iglesia como tal reducida ahora ya a la irrelevancia, reducida a insuflar incensado pedigrí y bendecir las rosas en San Jordi cuando inviten los que mandan. Si añadimos a eso que el poder siempre se decantó por la minoría catalanizada, no era cuestión de que la jerarquía se negara a seguir esa corriente tan poderosa en la que muchísimos obispos y sacerdotes formaron la corte, parecida a esa de la que ha hablado el papa Francisco refiriéndose a la curia vaticana…, y progresaron cual les correspondía.

Está claro que ante la proclamación de todo el episcopado de Cataluña de que su rebaño está en la mitad de los catalanes que sienten su intensa vocación de identidad diferenciada y separada de España, no le queda más remedio a esta otra mitad, que pedir también obispos para ellos: para los otros catalanes. No creo que esto pueda considerarse descabellado.

La causa de “los otros catalanes”, el éxito político de esa mitad del rebaño constituye la derrota de la otra mitad

Si todos los prelados han declarado estar del lado de esos catalanes de primera, movidos por el celo político-episcopal en favor de su causa, como lo demuestra fehacientemente la Nota que propalaron, y de rebote contra la causa de “los otros catalanes”, a los agredidos por esa actitud no les queda más recurso que pedir obispos para ellos. No puede ser de otro modo, puesto que el éxito político de esa mitad del rebaño, constituye la derrota de la otra mitad.

Y ahora tienen una gran ventaja que les faltaba con la jubilación del cardenal Martínez Sistach. Ahora tienen ya el colegio completo, porque vuelven a tener cardenal, cosa que acaba de darle su qué al colegio de los obispos de Cataluña, que quedaba menguado sin el capelo que le da el caché que merece. Puede que haya venido el capelo como anillo al dedo, como confirmación de la Santa Sede -justo tras la NOTA de profesión catalanista del 100% de los obispos de Cataluña- de que la pastoral que han venido ejerciendo al respecto es la acertada.

No es misión de la Iglesia contribuir a la normalización lingüística. Para eso está Puigdemont y los que tiene a sueldo

Lo que ahora nos queda es esperar que el Cardenal Arzobispo, en la elección de obispos auxiliares, se esmere en equilibrar la balanza y los elija tan inclinados a los catalanes de tercera (“los otros catalanes” que decía Candel) como está el resto del episcopado a los catalanes de primera. Y que les sean fieles; que no se pasen al otro bando; que no hagan como si fuesen catalanes de toda la vida, hablando en catalán al que les pregunta en castellano… No es misión de la Iglesia contribuir a la normalización lingüística. Para eso está Puigdemont y los que tiene a sueldo.

El punto de partida de esa nueva política vaticana respecto a Cataluña fue el Volem bisbes catalans. Ahí empiezó todo, en la guerra brutal del nacionalismo clerical contra el nombramiento como Arzobispo de Barcelona de Don Marcelo González Martín, allá por 1970. Una “guerra” de una indignidad inenarrable. A partir de ella, toda indignidad clerical tiene su explicación. Y se explica también en ella la claudicación del mismo Vaticano al feroz Volem bisbes catalans! A partir de ahí les mandó obispos catalanes o al menos catalanizables: de Valencia, de Baleares… Hasta hoy.

Los que no son catalanistas, tienen de tal modo mimetizado el catalanismo eclesiástico, que difícilmente escapan a él

Visto lo visto, está claro que si no aprenden la lección la otra mitad de catalanes que pueden quedarse sin obispos, van a seguir así hasta el total hundimiento de la futura y nacional Església de Catalunya: Envejecida, desolada, fanatizada, estéril, condenada a la extinción vegetativa. En la guerra contra don Marcelo se hicieron entender de tal modo, que el Vaticano ya no necesitó más advertencias… Se plegó al nacional-soberanismo sin condiciones, de manera que la Iglesia Católica en Cataluña es Iglesia Catalana, desde los obispos a la inmensa mayoría del clero que pinta algo. No hay como quitarse el clergyman para empezar a ser alguien… Y los que no son catalanistas, tienen de tal modo mimetizado el catalanismo eclesiástico, que difícilmente escapan a él.

Ahí está la figura del difunto mossèn Juncà vigilando en la puerta de la parroquia de San Agustín, al ladito de la Rambla, por si venía la policía y avisar a los integrantes de la separatista Asamblea de Cataluña, que se reunía durante el tardofranquismo en sus locales parroquiales, acogiéndose a sagrado. O el burguesazo Sayrach, ya secularizado, llamando a sus feligreses a la revolución marxista desde la parroquia de San Juan Bautista. Por no hablar de la capuchinada de 1966, en la que los franciscanos dieron cobijo a una asamblea de estudiantes antifranquistas que acabó como el rosario de la aurora. Y de la posterior manifestación de unos curas que ya no llevaban sotana, pero que se la pusieron con supremo recochineo aquel día y que se saldó, ante la Jefatura Superior de Policía, con una antológica carga policial ardientemente solicitada.

Ahora sabemos cómo hay que hacer si “los otros catalanes” (el 52% de momento) queremos que en Roma se nos haga caso

En fin, que sólo obispos catalanes podían comprender antes y ahora esa Cataluña diferente y separada que se estaba construyendo desde los sólidos cimientos del apoyo eclesial. Tan catalanes como D. Juan José Omella, Agustín Cortés, obispo de San Feliu, Salvador Gímenez, obispo de Lérida y Enrique Benavent de Cuatretonda y con la mitad de la diócesis de Tortosa en la provincia de Castellón. ¿Pastores de todos? Será esa su intención. No lo dudo. Pero les invito a ir al bar de Cretas (Teruel), Valencia, Muro de Alcoy y Quatretonda respectivamente a explicar allí a su gente qué es eso de la singularidad y la identidad nacional de Cataluña.

Sin embargo, aquellos octogenarios curas iluminados nos enseñaron el camino. Ahora sabemos cómo hay que hacer si “los otros catalanes” (el 52% de momento) queremos que en Roma se nos haga caso. Si ellos robaron la imagen de la Virgen de Nuria, ahora tocaría la de Montserrat, ¿no? Pues no, no ha hecho falta. Las lesbianas de Arran han tomado la iniciativa y por tanto la delantera. Su lascivo morreo ha establecido un antes y un después en las relaciones de la iglesia catalana con las instituciones políticas. Una relación que tiene como hoja de ruta aquel popular proverbio castellano que aplicado al contexto socio-político adquiere plenitud de significado.

Es hacia la dictadura adonde nos encaminamos y lo prioritario en ella es sobrevivir

Dice así: Verlas venir… y dejarlas pasar. Si te empujan… déjate caer. Si se te… ¡di que llueve! Total, es hacia la dictadura adonde nos encaminamos y lo prioritario en ella es sobrevivir.

mayo 31st, 2017 by Custodio Ballester Bielsa

Redacción: Custodio Ballester Bielsa, Sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona)-. Primera parte del fenómeno: no importa cuán intensamente nacionalista seas, que no te perdonan que vayas contra sus dogmas de ingeniería social. Es decir, que viendo que en cuestión de nacionalismo, Xavier Novell, obispo de Solsona, era uno de los suyos, podían haber sido con él un poco más condescendientes. Hospitalet de Llobregat (Barcelona) España, miércoles 31 de mayo de 2017. Fotografía: Solsona (Lérida) España, Domingo, 28 de mayo de 2017. (Lasvocesdelpueblo y Agencias)-. Los atacantes lo ha hecho con trapos separatistas de Convergencia, ERC y CUP y el símbolo de los gais, Transexuales, Lesbianas y Bisexuales (LGTB). Xavier Novell, el catalán obispo de Solsona (Lérida), ha tenido que salir de la iglesia parroquial de Santa María del Alba escoltado por los Mozos de Escuadra, la Policía Local y algunos feligreses, entre ellos una cristiano negro que ha arropado al obispo hasta el coche, en medio de la fuerte ataque (escrache) de feministas y separatistas que se han concentrado este domingo, 28 de mayo de 2017, en la plaza Mayor para rechazar sus últimas declaraciones, en las que relacionaba la orientación sexual con la ausencia de la figura paterna. Lasvocesdelpueblo.

La lección es estremecedora: no se puede ser nacionalista catalán y cristiano al mismo tiempo

Pues no, en absoluto. Porque si no acepta una parte esencial del nuevo Estado catalán, como es la ideología de género, queda convertido automáticamente en enemigo de la nación que están construyendo. Porque en su lógica, no se puede ser buen nacionalista catalán si no admites todos los dogmas de la nueva nación: entre ellos, los de la ingeniería social.

La lección es estremecedora: no se puede ser nacionalista catalán y cristiano al mismo tiempo. En absoluto. Y mucho menos, obispo católico ejerciendo como tal en la nueva Cataluña independiente. Porque o eres nacionalista partidario de la República Catalana con toda su ideología progre completa, sin recortes, o eres un traidor a la nación. Así de simple: o todo, o nada. A este respecto no vale lo que pienses tú, sino lo que piensan -e imponen- ellos. Avisados quedan los demás obispos y sacerdotes que ansían serlo de la nueva Cataluña: han de renunciar a cualquier principio religioso que choque contra la Constitución del Estado Catalán. Y si en el fondo de su corazón no renuncian, cerrar rigurosamente la boca, renunciando a predicar la doctrina y la moral católica.

En el primer momento les dejarán vivir sin obligarles a abdicar públicamente de su fe, Un auténtico pacto de silencio

Si pagan ese peaje de silencio, es de suponer que al menos en el primer momento les dejarán vivir sin obligarles a abdicar públicamente de su fe. Pero esto es una suposición, sólo una hipótesis sostenida en el tramo de experiencia que llevamos andado. Mientras la Escuela Cristiana ha dejado hacer a la Generalitat y le ha consentido que promocionase en ella su ideario anticristiano, ésta no ha sido exigente con la dirección eclesiástica del colegio. Pero el precio ha sido el silencio. Callar y dejar hacer, es decir otorgar. Un auténtico pacto de silencio.

Ahí está la Revolución Francesa para aviso a navegantes extraviados: primero hicieron jurar a curas y obispos la Constitución Civil del Clero, convirtiéndoles en funcionarios públicos. A partir de entonces pasaron a ser clero juramentado, sometido a la ideología revolucionaria.

El obispo separatista catalán, Xavier Novell saluda a los fieles en el exterior del Palacio Episcopal. Por criticar la homosexualidad ha sido declarado ‘persona no grata’ en Solsona (Lérida) este martes 30 de mayo de 2017. Archivo ACN.

Aquellos que se negaron, fueron aquel clero refractario que mantuvo la fe del pueblo al precio de la persecución y de la muerte. Los funcionarios religiosos del Estado son una figura que se repite en muchos países, adoptando formas distintas en cada uno. La condición humana es tal, que la mayoría tiende al formato funcionarial en el que acepta, entre otras, la obligación de callar en las cuestiones en que chocan la doctrina de la Iglesia y la del Estado.

Los que vigilaban su silencio, en cuanto ha roto el pacto tácito de silencio, han puesto el grito en el cielo

El silencio es discreto: mientras se mantiene, no llama la atención. Pero se percibe su estridencia cuando se rompe. Mientras mantienes el silencio, nadie nota que estabas mudo; pero al romperlo, te estalla en la cara la violencia del silencio. Te das cuenta de cuán desquiciante era. Porque silencios hay más violentos que las palabras más duras; silencios que hieren más que los peores improperios. Es lo que ha ocurrido con Novell. Los que vigilaban su silencio, los que se lo habían impuesto como precio de la convivencia pacífica, en cuanto ha roto el pacto tácito de silencio, han puesto el grito en el cielo: Inaceptable que un obispo pueda hablar y expresarse según su conciencia. De todo punto inaceptable. Y si es necesario recurrir a la violencia para hacérselo saber, bienvenidas sean la violencia y la intimidación. Bien se le está tener que salir de una iglesia acompañado por la policía como un delincuente. Es así como se las gastan.

Los católicos no hemos de preguntarnos por las palabras de Novell, sino por su silencio y el de los demás obispos

Los católicos no hemos de preguntarnos por las palabras de Novell, sino por su silencio y el de los demás obispos. Un silencio tan dilatado, que parecía que no iba a tener fin. Pero gracias a Dios que habló monseñor Novell, porque gracias a su valentía, hemos podido saber de la tremenda fuerza, de la extrema violencia con que se les ha estado imponiendo a los obispos este silencio. Tenemos bien cerca el caso de monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá, víctima de acoso constante por atreverse a predicar la doctrina de la Iglesia también si choca con el catecismo que nos imponen los políticos. Y tenemos bien reciente el acoso a D. Juan José Omella no porque proclamase la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, que no dijo al respecto ni una palabra; sino porque invitó a un homosexual arrepentido a dar una conferencia en la parroquia de Santa Ana. Tuvo que aceptar un nutrido comisariado político de la Generalitat en primera fila para intimidar al conferenciante a fin de que se abstuviese de decir libremente todo lo que quisiera. Así están las cosas.

‘Monjas del Sistema’, Sor Lucía Caram y Forcades, ésas sí integradas totalmente en él y asumiendo como propia su inmoralidad

Y si los obispos catalanes se pensaban que mostrándose favorables a la independencia de Cataluña y consintiendo que sus curas cuelguen banderas estrelladas de sus campanarios, les cedan los locales parroquiales a los independentistas y cambien sus homilías por mítines políticos; si se pensaban que con esto ya les perdonaban la vida, pues no. Está visto que sólo están dispuestos a convivir con la Iglesia mientras ésta calle y claudique. De momento; porque tal como nos han pronosticado ya las dos monjas del sistema, Sor Lucía Caram y Teresa Forcades Vila, ésas sí integradas totalmente en él y asumiendo como propia su inmoralidad, el silencio es sólo la primera fase de domesticación de la Iglesia. Luego seguirá la hoja de ruta que han marcado ya las dos monjas: la predicación explícita de la ideología del Estado.

 Están viendo afeitar las barbas de monseñor Novell; así que ya pueden ir poniendo a remojar las suyas

In infernum nulla est redemptio; en el infierno del nuevo Estado Catalán que pretende además ser faro de la humanidad en cuestión de laicismo, persecución de la Iglesia e imposición de toda inmoralidad empezando por los niños de la escuela, desengáñense, los señores obispos: en ese infierno que quieren vendernos como la tierra prometida, no hay redención para ustedes. Para ustedes no es la tierra prometida, a no ser que renuncien a predicar el Evangelio. Están viendo afeitar las barbas de monseñor Novell; así que ya pueden ir poniendo a remojar las suyas.

El obispo Xavier Novell es un gran traidor a la nación por osar cuestionar uno de sus dogmas: la homosexualidad

Y no se hagan ilusiones, señores obispos. Si se pensaban ustedes que Novell es uno de los suyos por impulsar la independencia de Cataluña desde la Iglesia, pues ya lo ven: Novell es un gran traidor a la nación por osar cuestionar uno de sus dogmas: que la homosexualidad es una opción sexual y social tan legítima como el matrimonio entre hombre y mujer.

Y eso, ya lo ven, no tiene perdón: porque eso forma parte inseparable de la nueva soberanía. Atentar contra eso es atentar contra la soberanía de Cataluña. Tal es la conexión entre la reivindicación de la soberanía de Cataluña y la proclamación de la homosexualidad como uno de los más preciados bienes sociales del nuevo Estado, que quienes firmaron la episcopal NOTA pro-independentista no pueden de ningún modo firmar una nota de adhesión a monseñor Novell: porque eso sería una explícita manifestación antiseparatista.

Se les exigirá también a todos ellos, que adornen con ropajes teológicos la doctrina oficial del nuevo Estado

Por eso, por imperativo político, se han visto obligados a dejar a Novell al pie de los caballos soberanistas. Ya puede escribir todas las NOTAS que quiera invocando la singularidad y la realidad nacional de Cataluña y todas esas cosas… No importa: si no se guarda para él solo sus opiniones sobre la homosexualidad, atenta contra la soberanía doctrinal de Cataluña.

De momento sólo se les exige a los obispos el silencio: más adelante se les exigirá también a todos ellos, que adornen con ropajes teológicos la doctrina oficial del nuevo Estado y que la proclamen con el mismo entusiasmo con que vienen proclamando el derecho del Pueblo de Cataluña a la soberanía. Las dos monjas intrépidas les han abierto el camino.

mayo 13th, 2017 by Custodio Ballester Bielsa

Redacción: Custodio Ballester Bielsa, Sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona)-. Cuando Erdogán ganó el referéndum para la ampliación de sus poderes, el presidente francés se apresuró a formular públicamente (ante las cámaras de televisión) una súplica al reforzado presidente de Turquía. Le pedía por lo más sagrado, que no restaurara la pena de muerte, tal como había prometido en el programa y en la campaña. Hospitalet de Llobregat (Barcelona) España, sábado 13 de mayo de 2017. Fotografía: Acto de campaña electoral del candidato socialista (PSOE) a la presidencia de la República francesa, François Hollande, en el Bourget  -una localidad y comuna de Francia ubicada en la región de Isla de Francia, departamento de Sena-San Denis, en el distrito de Bobigny-, el pasado 22 de enero de 2012. Hollande ganó más tarde las elecciones en la segunda vuelta contra el entonces presidente en funciones Nicolás Sarkozy, del PP francés. Archivo Efe.

Políticos “progresistas” que al tiempo que promueven leyes profundamente malvadas, necesitan hacer una gran exhibición de bondad

La visión de la hipocresía de Hollande me golpeó con fuerza. ¡Qué farsante! Políticos “progresistas” que al tiempo que promueven leyes profundamente malvadas, necesitan hacer una gran exhibición de bondad. Porque quieren que les percibamos como inclinados al bien de la humanidad, como gente de bien. Y para que veamos cuán profunda es su bondad y cuán dispuesta a arrostrar todos los inconvenientes que surjan por su causa, van y eligen una forma de bondad realmente difícil y evangélica: no devuelvas mal por mal. Al que hace el mal, aunque sea el más terrible de los males (asesinatos, violaciones, torturas), al peor de los criminales, trátalo con benignidad y con humanidad; ni se te ocurra castigarle con proporcionalidad al mal que ha causado a los demás. Porque él sea malo, ¿vas a dejar de ser bueno tú?

Lo verdaderamente evangélico, el no va más del amor al prójimo… ¡Ahí está la gran virtud de los progres!

Pues no, no dejarán ellos de ser buenos, inmensamente buenos. Exhibirán con orgullo la bandera del no a la pena de muerte, a pesar de lo inmensamente duro que resulta dejar de matar al que mata, tortura, viola y causa enormes daños a los ciudadanos que se han confiado a la protección del Estado. Y si son capaces de ejercer una bondad tan heroica, es que ciertamente su bondad no tiene límites. Y nos bombardearán con sus seráficas doctrinas para que salgamos enfervorizados a la calle a clamar contra la pena de muerte. Y contemplarán satisfechos de sí mismos, cómo nos han contagiado su bondad. Es que ser bueno con los buenos y con los inocentes, no tiene mérito (¡ni les vale la pena!, dicen ellos). Lo verdaderamente evangélico, el no va más del amor al prójimo, es ser lo más bueno posible con los más malvados. ¡Ahí está la gran virtud de los progres!

Pero estos redomados hipócritas que sostienen que no es lícito matar al que mata (sobre todo si mata a inocentes que no están en guerra con él), luego van y se dedican a matar a miles… Eso sí, a ser posible desde un avión o desde un lanzamisiles, sin despeinarse. Y si eso no es posible, desde un poderoso tanque. ¿Pero eso no es matar? ¿Acaso son peores los que matan en otros países, que los criminales cuyas vidas defienden en su país? No, no son peores, en absoluto. Pero les dan caza y los matan sin contemplaciones. ¿No es eso muchísimo peor que la pena de muerte? Al menos a ésta le precede un juicio y la posibilidad de defenderse; los que matan en la guerra en cambio, no tienen escapatoria.

Pero a casi nadie se le ocurre pensar estas cosas, porque de hecho está prohibido. Es lo que tienen la verdad oficial y el pensamiento único. Los periodistas y comentaristas de televisión y los tertulianos, se atienen rigurosamente al dogma estatal y no ven la menor incongruencia entre el “no a la pena de muerte” y la más absoluta discrecionalidad para matar en régimen de guerra, aunque ni siquiera haya sido declarada. Ni estos sabios ni las masas aborregadas que claman contra la pena de muerte.

Hollande suplica al malvado Erdogán que no restaure la pena de muerte mientras también él se dedica al nobilísimo deporte del bombardeo

Y el piadosísimo Hollande suplica al malvado Erdogán, casi con lágrimas en los ojos, que no restaure la pena de muerte mientras también él se dedica al nobilísimo deporte del bombardeo y les vende a países en guerra armas para que se maten unos a otros. Es que la defensa de los derechos humanos le sale del alma a Hollande. Pero eso no tiene nada que ver con matar y ayudar a matar. A unos les está genial matarlos, y a otros fatal. ¿Cómo es posible que haya un artículo de los Derechos Humanos que prohíba matar de un modo, y no haya los correlativos que prohíban matar de tantos otros modos mucho más crueles? Claro, los derechos humanos son obra humana, a la medida de las pasiones humanas de quienes los redactaron. Por eso tienen esos enormes boquetes.

Y ese mismo presidente francés, tan humano, mientras pide a Erdogán que se abstenga de restaurar la pena de muerte, instaura en Francia la pena capital para los que aún no han tenido la suerte de nacer. Una pena que conlleva la tortura, el envenenamiento y el descuartizamiento. Y manda piadosamente que se enseñe esta nueva bondad en todas las escuelas, y castiga a los que se atreven a informar a la mujer embarazada, que puede librarse de abortar a su hijo. Y para asegurarse de que no prolifere esa mala gente, hasta ha prohibido las webs que defienden la opción de la vida del no nacido, contra la opción del aborto.

El abortador e infanticida Hollande conmina a Erdogán para que no ejecute a los peores malhechores condenados a muerte

Y ahí tenemos a este santurrón laico que promociona y paga con dinero público abortos e infanticidios a centenares de miles, llorándole al presidente de Turquía que se abstenga de devolverle a su país la pena de muerte. Se lo suplica por lo más sagrado. El abortador, el infanticida, conmina a Erdogán para que no ejecute a los peores malhechores condenados a muerte. Es que matar malhechores no tiene ninguna gracia. La gracia está en matar inocentes. Ésa es la santidad laica del presidente de Francia.

Erdogán a los musulmanes: 3 hijos no, ¡5! He ahí la nueva consigna: Campaña intensa para la repoblación de Europa con musulmanes

¿Y cuál es la respuesta de Erdogán? Muy interesante, sumamente interesante, porque deja a Hollande y a todos los Hollandes de Europa como unos estúpidos de siete suelas. Mientras los gobernantes europeos andan obsesionados por inventar nuevos derechos sexuales para reducir de manera drástica la población europea autóctona, Erdogán les dice a los turcos y a los demás musulmanes que llevan ya decenios ocupados en la repoblación islámica de Europa: tres hijos no: ¡cinco! He ahí la nueva consigna: Campaña intensa para la repoblación de Europa con musulmanes (y con mezquitas, ya muchas más que iglesias, descontadas las convertidas en museos), mientras los gobernantes occidentales hacen intensas campañas en favor de la despoblación de europeos viejos.

Y se supone que fuera de Europa, en sus fronteras, están los bárbaros, los dispuestos a restaurar la pena de muerte, y aquí en este bando están los inteligentes y avanzadísimos: los del aborto y el infanticidio a la carta, los del lobby gay; los de los embriones humanos congelados para lo que convenga (ahí está en Barcelona el nuevo edificio de la Fundación de Investigación del arzobispal Hospital de San Pablo que se anuncia como banco de tejidos); los del próspero mercado de órganos procedentes del aborto y del infanticidio (cuanto mayores son los “donantes” de órganos, más alto es el precio); los del hipermercado de los sexos, incluido el adoctrinamiento de los menores en esa novísima oferta. Y dicen que todo esto es para construir Europa conforme al modelo más progresista que jamás vieron los siglos.

Matar inocentes en infanticidios, guerras y eutanasias pero, los criminales, que no nos los toquen; son lo más sagrado que tenemos

Y entretanto, montando guerras donde convenga: toda la primavera árabe, además de la guerra de Siria, las de África y las que convengan: al fin y al cabo para matar gente. Pero eso sí, por lo más sagrado, que no nos toquen a los países desarrollados moralmente y económicamente, el núcleo duro da la bondad occidental fundamentada en los Derechos Humanos. Matar inocentes, todos los que sea: en infanticidios, en guerras y eutanasias. Pero los criminales, que no nos los toquen; son lo más sagrado que tenemos. Son la gran prueba de nuestra superioridad moral. De la superioridad moral de los infanticidas. Por eso Erdogán, que lo tiene tan claro, proclama a las mujeres musulmanas que viven en Europa: Lo de tres hijos ya no es suficiente. ¡Que sean cinco!, mientras en Europa y en América decimos: matarlos con sólo tres meses no basta; que sea infanticidio flagrante; ya no importa la edad; mientras no saquen la cabeza del vientre que se ha constituido en barrera de sus derechos, no los tienen. Y por consiguiente tampoco existe la relación de familia. No hablamos pues de madre-hijo, sino de vientre-feto, cual corresponde a reses y esclavos. La distinción dentro-fuera es tan importante hoy como lo fueron un día las distinciones blanco-negro, libre-esclavo.

Los guardianes del rebaño mudos, y las pocas voces que gritan en el desierto reprimidas con eclesiástica pusilanimidad

Pues de eso se trata… de un sistema corrupto y autodestructor, con unos súbditos sometidos, aletargados por las subvenciones públicas, el porno duro y el sexo a la carta, incapaces de ninguna oposición seria al pensamiento oficial y único. Los guardianes del rebaño mudos, y las pocas voces que gritan en el desierto reprimidas con eclesiástica pusilanimidad… Si no se atreven, si tienen miedo, si han perdido los arrestos y tal vez la fe para subir a la Cruz, que dejen al menos de poner bozales a los bueyes que aún continúan trillando (cf. 1 Timoteo 15,18).