Cruciales son los días y las semanas próximas para el futuro de España
La vanidad facilita anunciar reflexiones y planteamientos muy poco coherentes. Una predisposición humana como ésta, puede ser no arriesgada cuando las consecuencias son leves, en cambio adquiere tintes dramáticos cuando son desestabilizadoras. En política son frecuentes los actos vánales sin previa
Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo
valoración, es más rentable encandilar al súbdito que alentar al ciudadano a meditar sobre lo que puede ser más beneficioso. Barcelona, 2 de febrero 2016. Artículo de Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Fotografía: Una mujer con una bandera de España en una plaza de la patria española. Foto Buscatrabajo.org.
Una actitud que está de moda y que se pretende acuñar como parcheo a todos los problemas que estamos obligados a soportar, es el mantener el falso debate “la nueva política mejor que la vieja política”, “los políticos jóvenes más reconocidos que los de más edad”, con un sibilino planteamiento para descartar sin exclusión todo lo hecho antes e incluso la transición democrática, y además a todos los que han participado hasta este momento. Las soluciones exitosas no dependen de la edad sino de la inteligencia y en esta tesitura la realidad presente no dista tanto de la del pasado: mismos agentes, los hombres, y mismas tensiones, las grandezas o mediocridades humanas; no cabe justificar nuestra vanidad blandiendo en voz alta el desarrollo científico y tecnológico del momento actual, pues sólo es un simple espacio en el que nos movemos, contando en primer término los sujetos y sus sensibilidades íntimas.
Plutarco, siglo I d. JC, en la Roma imperial, manifestó” el verdadero destructor de las libertades del pueblo es aquel que reparte botines, donaciones y regalos” sabia afirmación en el momento histórico que la vio nacer, pero incluso ahora está vigente y es necesaria para comprender los importantes errores que se han cometido, errores que han deteriorado la política al desvirtuarla en su esencia.
Los partidos han dejado de ser plataformas de ideas, proyectos serios y viables, para trufarse de innumerables concesiones a favor del votante. La facilidad con que se juega con el dinero de los presupuestos al hacer creer a una parte del electorado que todo es gratis, cuando en realidad sale de los impuestos, inyecta en la masa social una actitud soterrada de dependencia. El populismo está calando y es debido a la falta de pluralidad informativa que reina en las televisiones de mayor audiencia, altavoces de propaganda de masas, pero hay otro factor importante que agudiza la situación, la baja calidad del modelo educativo. No se educa ni se informa al ciudadano para que en parámetros de libertad pueda discernir lo adecuado en cada momento.
Si con espíritu curioso repasamos los” discursos recientes”, de dos años hacia aquí, son visibles los engañosos favores que están dispuestos a ofrecernos: todos por el simple hecho de vivir, tenemos derecho a un salario, a una vivienda, al suministro de luz, agua, gas, a la plaza escolar, a la universidad, sanidad y dentro de poco a un coche de gran lujo y a vacaciones en el Caribe, eso sí, todo gratis, el maná bajará del cielo, mejor dicho, para ajustarnos más al lenguaje laico de lo políticamente correcto, descenderá del espacio con platillo volante incluido. Dicho así parece un guion de una farsa literaria, cuando en realidad es una descripción sin engaños y sin analgésicos atenuantes. Te seducen con falsos espejismos, que después has de pagar con el IVA, con el IRPF, con el IBI, con los impuestos camuflados en la gasolina, en la factura de la corriente eléctrica y con otras muchas más sangrías. Pero gran parte de la población o no quiere o no alcanza a saber que de esos euros recaudados, se pagan sólo algunas prestaciones sociales, pues antes se ha de cubrir las sisas que se dispensan a sí mismos los representantes públicos.
Desde que fue escrito el Lazarillo de Tormes muchos siglos han pasado, los suficientes para haber aprendido los españoles a ser honrados y en especial los representantes públicos. Constatamos que no hay enmienda, continuamos pagando un peaje mortal, la drávida al “listillo de turno” y sonreímos cuando el operario nos camufla el pago de un arreglo sin factura, no percatándonos de que incentivamos con este gesto a los ladrones de guante blanco, los que ejercen sus funciones de presidentes, de diputados, alcaldes y concejales. Lo que prima es conseguir dinero: si para ello ha de venderse la vida privada y destrozarla ante una pantalla televisiva, no importa; si se ha de retener un expediente en un cajón para que se eternice, no importa quién salga perjudicado; si se obliga a mentir o a callar ante un tribunal, no importa que culpen a un inocente, el delincuente compensará; si se ha de engañar en un debate público para conseguir el poder y las remuneraciones que comporta, no vale inmutarse; si se mete la mano en el erario público que repercute en más impuestos a los ciudadanos, es indiferente, mientras que el autor salga impune.
El ser humano necesita desafíos y no conseguirá superarlos si no desarrolla sus capacidades y su recto proceder. Siempre ha sido así. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente” nos dejaron por escrito nuestros antepasados. El verdadero bienestar es propiciar el desarrollo económico, facilitar la creación de puestos de trabajo, incentivar el estudio, el aprendizaje laboral y acompañarlo con la honestidad. Tenemos derechos pero también obligaciones, esforzarnos, estudiar, colaborar, ya que el conjunto de los ciudadanos, o sea el país necesita a cada uno de nosotros. Es de necios pretender tocar una estrella sin subir a una “escalera”. Primero hay que descubrir las estrellas , captar su belleza, querer rozarlas, conseguir un trabajo remunerado, adquirir la escalera adecuada, estar bien físicamente, lanzarse a subir con estabilidad y finalmente si aún te interesa el proyecto, rozarlas con la punta de tus dedos. Son varias las etapas a cubrir para alcanzar las metas posibles, etapas que requieren dedicación pues casi todo se puede lograr si uno se lo propone, pero llegado el caso que no fuera así, nos queda la satisfacción de haberlo intentado sin atajos engañosos.
Cruciales son los días y las semanas próximas para el futuro de España, observemos bien el comportamiento de nuestros representantes, califiquemos sus conductas, la sinceridad de sus opiniones, y luego obremos según consideremos qué es lo mejor.
La crítica situación a la que hemos llegado se debe en parte a la poca exigencia en nuestras vidas personales y en gran medida en la vida pública. No queramos falsos reclamos pero tampoco a los que nos los venden y sobre todo a los que nos engañan presentándose como salvadores. No se avanza con salvadores sino con personas responsables que valoren con seriedad y tiento no sólo lo que hay sino también lo que se avecina.
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