Redacción – Los separatistas no paran de sembrar odio en Cataluña. Y ahora con el fin del artículo 155 y las cuentas de la Generalitat desbloqueadas encima tienen más pasta del erario público para seguir con el ‘procés’. Barcelona (España), domingo, 10 de junio de 2018. Fotografía: PALACIO DEL GOBIERNO DE LA generalidad DE CATALAUÑA (BARCELONA), 07.06.2018. Primera reunión de la Ejecutiva racista con el artículo 155 ya borrado en Cataluña. El presidente neonazi de la Generalidad, Quim Torra (d), y la racista mano derecha del huido expresidente catalán Carles Puigdemont, actual consejera de Presidencia del Gobierno de Torra, Elsa Artadi. El nuevo gobierno de Torra cree que el nuevo presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez (PSOE9, tiene «margen de actuación» para liberar a los presos golpista independentistas. De hecho, la consejera de presidencia catalana, Elsa Artadi, anuncia una batalla legal contra el 155 y para recuperar leyes suspendidas leyes separatistas, excepto la de la Transición hacia la República Catalana, por el Tribunal Constitucional d ela Nación. Efe
No es de extrañar por eso que la sensación de la mayoría de catalanes, que además no quieren la independencia, sea la de pensar que el gobierno de España no quiere terminar con el golpe secesionista, sino mantenerlo a tutiplén, porque los hechos apuntan en esta dirección.
Todo esto ocurre mientras los separatistas siguen creyéndose una raza superior, imponen su lengua hasta sancionando a aquellos que no acatan su normativa autoritaria a la vez que adoctrinan en escuelas, controlan medios de TV y Radio a base subvenciones públicas para que manipulen y sean sectarios como una corresponsal de ‘Le Monde’ también confirma, hacen un uso partidista de las instituciones públicas e incumplen las leyes que emanan en la Constitución Española, quiebran la convivencia entre los catalanes, señalan, acosan y atacan a los que no piensan como ellos y quieren romper España a la fuerza. Vamos que cumplen todas las características para ser el partido lazi.
Es incuestionable que el tiempo se agota y la mayoría de los ciudadanos están hartos de aguantar la hispanofobia que sufren en sus carnes sin el apoyo necesario de las instituciones del Estado, mientras sus derechos y libertades son continuamente vulnerados de manera flagrante y descarada en beneficio de unos golpistas que quieren la independencia de Cataluña.
Además, es muy grave que en pleno siglo XXI volvamos al año 1936, pero ya es evidente que nos encontramos en un contexto pre-bélico y con grandes adversidades políticas, sociales y económicas que afrontar. De las que saldremos no me cabe duda, pero será terriblemente complicado.
En cualquier caso, de momento la situación se va de las manos ante la omisión de salidas oportunas, que vendrán únicamente con soluciones valientes y reformistas, que realmente pudieran reorientar este panorama desolador y que amarga mayoritariamente a la sociedad catalana, pero también a la española en su conjunto con razones de peso.