septiembre 14th, 2016 by lasvoces

Redacción – [Custodio Ballester Bielsa, Sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona)]. (…) No nos engañemos, el Islam de hoy y de siempre, que es lo que estamos intentando cohonestar con el cristianismo, con una mano impulsa las obras de caridad, mientras arma la otra mano para aniquilar a todos aquellos que se niegan a reconocer a Alá, y a Mahoma como el último y definitivo profeta de Dios. (…) Y es que el encuentro mismo no es el mensaje. El encuentro entre Francisco y el gran imán no transforma por sí mismo una realidad de cientos de años, ni la historia de Mahoma: el profeta que se pasó toda la vida de razzia en razzia sometiendo a sangre y fuego a los que le llevaban la contraria. Hospitalet de Llobregat (Barcelona), España, miércoles 14 de septiembre de 2016. Fotografía: El párroco de la Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Custodio Ballester Bielsa, durante una entrevista a Lasvocesdelpueblo, el pasado sábado 13 de agosto de 2016. Archivo Lasvocesdelpueblo.

(Mahoma. El Corán. Sura 9:29): «¡Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura, no creen en Alá ni en el último Día, ni prohíben lo que Alá y Su Enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente!».

No creo que monseñor Juan José Omella estuviese demasiado bien inspirado cuando escribió su carta dominical titulada «El necesario diálogo con el islam» [Enlace de la carta del monseñor Juan José Omella]. Esa nueva reactivación del diálogo cristiano-musulmán, paralizado por las supuestas “imprudencias” del añorado Benedicto XVI, está muy lejos de hacerse realidad. Y es que el islam no admite diálogo. O crees, o eres un infiel que debe ser sometido de una manera o de otra.

En los países donde los musulmanes tienen el poder, los cristianos son brutalmente perseguidos y asesinados

Es igual que afirmar, con toda la buena voluntad del mundo, que los católicos hemos de mantener un diálogo abierto y conciliador con los abortistas, los eutanasistas y los promotores de la ideología de género. Pues no, no es eso. Una cosa es que no despreciemos a las personas por lo que creen y piensan y no las persigamos por ello, y otra bien distinta que tengamos que poner a hibernar nuestra fe para que no choque con el dogma progre y con la ideología que le ha declarado la guerra a nuestra fe.

Con el gravísimo inconveniente añadido de que se la han declarado también a las personas. En los países donde los musulmanes tienen el poder, los cristianos son brutalmente perseguidos y asesinados. ¿De qué diálogo hablamos pues? Y ya el colmo es que puestos a ser dialogantes, además de silenciar “por prudencia” nuestra fe, tengamos que hacerle reverencias a la suya. Es el nuevo estilo de la nueva época: diálogo no sólo con el islam (con la fe islámica), sino también con la nueva ingeniería social y moral y con sus aberraciones. ¡Es lo que se lleva!

Cuando en enero del 2011 un coche bomba, detonado por islamistas en las puertas de la catedral copta de Alejandría, dejó 21 muertos y más de 70 heridos entre los fieles que asistían a la Misa de Fin de Año, el Papa Benedicto XVI alzó su voz para denunciar lo que tantos entonces y ahora quieren callar o maquillar: la feroz persecución de los cristianos en los países musulmanes.

Hay que meterse en la cabezota de los moros para entenderlos, los cristianos en territorio musulmán son tolerados y “protegidos”

Este acto –afirmó Benedicto– ofende a Dios y a toda la humanidad. Este vil gesto de muerte, como colocar bombas ahora cerca de las casas de los cristianos en Irak para obligarlos a irse, ofende a Dios y toda la humanidad, que justamente ayer oró por la paz e inició con esperanza un nuevo año.

La respuesta islámica no se hizo esperar: el gran imán de la universidad de Al-Azhar consideró estas palabras como una injerencia inaceptable: No estoy de acuerdo con el punto de vista del Papa –afirmó–, y me pregunto por qué el Papa no ha llamado a proteger a los musulmanes cuando les matan en Irak. Se refería al líder máximo de los cristianos, y le parecía fatal que los defendiese cuando los mataban los musulmanes…

Y es que hay que meterse en la cabezota de los moros para entenderlos. Los cristianos en territorio musulmán son tolerados y “protegidos”, son dhimmi, es decir, si tributan al poder islámico pagando la Jizya, un impuesto especial que pagan sólo los cristianos para poder practicar su fe sin que se les persiga y se les condene por ello. Las minorías cristianas de países con mayoría musulmana como Siria o Irak son obligados a pagar la Jizya para evitar ser asesinados o esclavizados.

¡Qué se habrá creído el Papa pretendiendo imponerles normas de conducta a los países musulmanes!

Y ésta, por supuesto, es una situación especial de gracia que puede terminarse cuando el poder religioso o el político lo crean conveniente. Por eso consideran que es una injerencia intolerable de Benedicto XVI meterse en los asuntos internos de un país musulmán por muchos dhimmi –cristianos– que asesinen. Los infieles son propiedad del Estado, que puede disponer de ellos como le convenga: o cobrándoles el impuesto de los infieles o exterminándolos. ¡Qué se habrá creído el Papa pretendiendo imponerles normas de conducta a los países musulmanes!

Luego vendrá el gran imán de la Universidad de Al-Azhar (el mismo que criticó duramente a Benedicto XVI), Ahmad Al-Tayeb y abrazará al papa Francisco. Pero eso no cambiará la naturaleza de un islam fundamentado en una revelación directa e inmediata que se hace libro -el Corán- indiscutible e ininterpretable. Tal cual está escrito, hay que creerlo. La oración, la limosna, la peregrinación a la Meca y… ¡también la yihad y el exterminio de los infieles!

Si se continúa diciendo que «el islam es una religión de paz» solamente creamos confusión y perplejidad

Y es que el encuentro mismo no es el mensaje. El encuentro entre Francisco y el gran imán no transforma por sí mismo una realidad de cientos de años, ni la historia de Mahoma: el profeta que se pasó toda la vida de razzia en razzia sometiendo a sangre y fuego a los que le llevaban la contraria.

El encuentro no puede ser el mensaje: un abrazo y una foto no significan nada, si no se tiene el valor de decir que el Islam tiene evidentes elementos de violencia en el Corán y en la vida de Mahoma. Si se continúa diciendo que «el islam es una religión de paz» solamente creamos confusión y perplejidad. Y sobre todo si no se tiene el coraje de poner, frente a la figura de Mahoma el guerrero, la imagen del Crucificado, el Señor del Universo. Buena diferencia, ¿no? ¿O es una imprudencia recordarles a los musulmanes la distinta naturaleza de la religión cristiana?

El Islam con una mano impulsa las obras de caridad, mientras arma la otra mano para aniquilar a todos  aquellos que se niegan a reconocer a Alá

Y que no me venga nadie con la cantinela de que en el cristianismo también hay violencia porque hay cristianos que matan a la suegra, pues la violación de los mandamientos no ha estado avalada nunca por la Sagrada Escritura ni ahora ni nunca. Y que no nos cuenten hoy lo que fue el cristianismo ayer (que muchos episodios cuenta en que también se impuso por la espada), condenándolo ferozmente, por supuesto: ¿para argumentar que lo del cristianismo estuvo muy mal, pero lo del islam es pura paz?

No nos engañemos, el Islam de hoy y de siempre, que es lo que estamos intentando cohonestar con el cristianismo, con una mano impulsa las obras de caridad, mientras arma la otra mano para aniquilar a todos aquellos que se niegan a reconocer a Alá, y a Mahoma como el último y definitivo profeta de Dios.

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septiembre 8th, 2016 by lasvoces

Redacción [Custodio Ballester Bielsa, Sacerdote de la Parroquia Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona)]. Si los que tenéis que ser luz, no sois luz ¡Qué grande es la oscuridad! (Mt 6,23). Con 75 años –edad de canónica jubilación- Josep María Forcada, médico y sacerdote, sigue siendo prior de la Iglesia del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau de Barcelona. Encargado pues de la atención religiosa de los enfermos de la institución junto con dos sacerdotes más. No sólo eso. Es también representante del Arzobispado [Enlace] en la Muy Ilustre Administración (MIA) del Hospital, junto con la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, y en las Fundaciones de Gestión, Investigación y de Patrimonio del centro sanitario y miembro fundador de su Comité de Bioética. Hospitalet de Llobregat , Barcelona (España), jueves 8 de septiembre de 2016. Fotografía: El párroco de la Inmaculada Concepción de Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Custodio Ballester Bielsa, durante una entrevista a Lasvocesdelpueblo, el pasado sábado 13 de agosto de 2016. Lasvocesdelpueblo.

Entrevistado por el Periódico de Catalunya, en la sección Gente Corriente de la contraportada se ha descolgado con unas declaraciones, en el mejor de los casos, ambiguas y en el peor… francamente inquietantes [Enlace].

Es lo que hoy está de moda: lo políticamente correcto. Que para un cura es llevarse bien con todo el mundo. Ser un hombre de mundo. No destacar en nada, y mucho menos por tener hondas convicciones religiosas y una fe que resplandezca. Si hoy un hombre de Iglesia se ha de ganar el respeto de la gente, no ha de ser por su condición religiosa, sino por otras cualidades humanas –carrera, habilidades artísticas- y por un saber estar y saber jugar con todas las barajas. Ahí va.

Tenemos que poder hablar afirma Forcadaabiertamente y con naturalidad de temas como el aborto o la eutanasia, para asegurar el respeto de la voluntad del enfermo y su enfoque de la vida. Por eso también pusimos en marcha el comité de bioética del Sant Pau.

Para un capellán de hospital, lo prioritario no es asegurar el respeto de la voluntad del enfermo y su enfoque de la vida. Eso no es hacer de capellán, sino de asistente social. Oficio muy digno, pero totalmente distinto. El capellán tiene un MENSAJE que transmitirles a los enfermos. Un mensaje, una “Buena Noticia”, un Evangelio, que muchos de ellos reconocerán en cuanto vuelvan a oírlo. El capellán ha de ser la oportunidad que se les dé a los enfermos de volver a conectar con Jesucristo, entregado por nuestros pecados y resucitado para hacernos justos (Rm 4,25). Oportunidad ofrecida humildemente. Sin coacciones y sin espíritu proselitista… ¡Pero sí con fe! Que resplandezca en el capellán la convicción de estar ofreciéndole al enfermo lo mejor que puede ofrecerle. Pura bondad de corazón en el Corazón de Cristo.

Y lo de asegurar el respeto de la voluntad del enfermo viene luego y como consecuencia de la bondad y de la dulzura del mensaje evangélico. No como consecuencia de haber silenciado la Buena Noticia del Evangelio, no vaya a ser que le resultase incómoda al enfermo, a su pariente o al de la cama de al lado. El cura ha de ejercer de cura, no de asistente social.

De esa misma actitud equívoca (y equivocadora) viene eso de que tenemos que poder hablar abiertamente y con naturalidad de temas como el aborto y la eutanasia. ¿En qué sentido, padre Forcada? Supongo que en el sentido cristiano, ¿no? Poder hablar con la mayor naturalidad, e iluminados por la fuerza de la fe, de la maldad intrínseca del aborto y de la eutanasia, crímenes execrables. No hay que callar. Y mucho menos ante los organismos del Hospital de Sant Pau, donde usted es el representante eclesiástico. Otra cosa es que haya que hacerlo con toda la caridad y misericordia propia del cristiano. No es caritativo ni misericordioso que le ocultemos a ninguno de los implicados en el aborto y en la eutanasia, los males morales que arrastran consigo estas graves desviaciones de la conducta moral.

Ahora mismo estoy asistiendo a un drama posteutanasia. Una hija que ha estado cuidando con intenso amor a su madre incapacitada en silla de ruedas durante 10 años. Y al final sucumbió a la propuesta tecnificada y edulcorada de la eutanasia que le hizo un hospital. Su madre, tenía momentos de lucidez durante su último declive, totalmente irreversible. Pues la hija, que consintió a la propuesta de los médicos de los “cuidados paliativos”, bastante elásticos, sufre intensamente porque está convencida de que con la puesta en marcha de esos cuidados paliativos le hurtó a su madre momentos de lucidez, de dulce comunicación con su hija (la comunicación era espléndida) a pesar de que apenas era capaz de pronunciar algunas palabras, varios momentos de VIDA al fin y al cabo. Que con su decisión acortó la vida bien vivida de su madre.

¿Y hay alguien que hable del síndrome posteutanasia y postaborto en el Comité de Bioética del Hospital Sant Pau? ¡Menudo enredo! Los curas han de hablar abiertamente y con naturalidad de eutanasia también con los enfermos… ¿O es que hablarles del Evangelio de la Vida es demasiado antinatural? Y si el aborto ha de ser tratado con naturalidad, supongo que el padre Forcada permanecerá vigilante en la Muy Ilustre Administración para que no se practiquen esos abortosinterrupciones médicas del embarazo, según el gerente -[Enlace]- que desgraciadamente han hecho famoso al Hospital de Sant Pau en los cinco continentes.

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