enero 19th, 2018 by lasvoces
Redacción (Sila Felix) – Ya tienen que estar haciendo quinielas en las tres prisiones del País Vasco y la de Navarra: de cerrarse la cárcel de Martutene, ¿qué contingente delincuencial guipuchi acogerá cada uno?. Navarra (España), viernes 19 de enero de 2018. Fotografía: Imagen del autor del artículo, Sila Felix, con apoyo a los presos terrorista de la banda asesina del líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi. ‘Aterrizarán en Navarra los delincuentes guipuchis que no quieren en San Sebastián’. Lasvocesdelpueblo
Martutene, la veterana prisión donostiarra datada en 1948, está en las últimas. Los internos allí alojados son unos doscientos en régimen interior, más otro centenar en modalidad abierta: ¿serán trasladados en breve a otros centros? Al encontrarse prácticamente paralizada la construcción de su relevo, en Zubieta, las prisiones más próximas y modernas se presentan, a priori, como las naturales candidatas a tan particular trasvase humano: Araba, sustituta de la siempre contrahecha en Nanclares de Oca, y Pamplona-1, ubicada en su colina de Santa Lucía y apenas ocupada en una cuarta parte de su capacidad.
Los más agoreros aventuran que mitad y mitad: de modo que Pamplona-1 podría acoger un centenar largo de delincuentes guipuchis. El resto, a Araba.
Tales cábalas no son absurdas: Pamplona-1 asumiría su “cuota de solidaridad” inter-penitenciaria y, por lo que respecta al mundo separatista, se daría otro paso en la “construcción nacional”. Dos pájaros de un tiro; tres si lo enmarcamos en las sempiternas conversaciones Madrid-Gobierno Vasco en torno a los Presupuestos Generales del Estado. Un guisote nada ligero sazonado, además, con la dialéctica propia de una posible transferencia de las competencias penitenciarias a Lakua.
Martutene agoniza. A su relativa antigüedad –en el resto de Europa, con lo que hay, se trataría de una prisión casi nueva-, muy lejana eso sí de las condiciones materiales prototípicas de los nuevos centros edificados por toda España, se le suma su característico riesgo de inundabilidad; si bien multiplicado por el avanzado estado de ejecución del nuevo barrio de Txomin Enea. Éste se ha elevado entre 4 y 7 metros a resultas de su urbanización previa y la edificación de unas 600 viviendas. La liberación de Martutene cerraría este plan especial con otras 300 viviendas a construir en los terrenos todavía hoy ocupados por la prisión. En conclusión: caso de lluvias torrenciales se agravarían, y mucho, sus ya de por sí deficientes condiciones de habitabilidad y seguridad.
Toda esta cuestión viene de lejos, si bien ha recobrado actualidad en los últimos meses; especialmente con motivo de la reunión celebrada el pasado 10 de enero entre el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, y Miguel Contreras, presidente de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP).
No fueron capaces -o no quisieron- concretar un calendario de futuras actuaciones; si bien coincidieron en la imperiosa necesidad de “hacer algo” en el curso de las próximas semanas.
Las posibles cuatro alternativas están ahí: la acometida de obras urgentes de acondicionamiento de un Martutene que, antes o después será clausurado y demolido; o su cierre anticipado, lo que implicaría el traslado de sus internos y personal de servicio a otras prisiones. Existe una tercera alternativa que no parece factible a corto y medio plazo: el cierre de Martutene tras una construcción acelerada de la de Zubieta; proyecto que viene sufriendo múltiples dilaciones. La cuarta, y última posibilidad, acaso sea la más probable: que todo siga igual durante los próximos años venideros.
Tan mediático asunto está -decíamos antes- íntimamente imbricado con una plausible transferencia de las competencias de ejecución penitenciaria al Gobierno Vasco; tal y como acaeció con Cataluña allá por 1983. Esta eventualidad -exigida reiteradamente desde EH Bildu, con su mirada puesta en la supuesta “humanización” carcelaria por medio del “acercamiento” de los presos terroristas para su ulterior excarcelación- también es alegada ocasionalmente desde Lakua, en el contexto de las negociaciones presupuestarias con el Partido Popular. Todo un clásico.
De hecho, al día siguiente del reseñado, Alfonso Alonso, presidente del PP en la comunidad vecina, en una entrevista concedida a Radio Euskadi y recogida por Europa Press, vinculó el traspaso de las competencias penitenciarias a la disolución de ETA: «Prisiones está muy condicionada porque ETA todavía no se ha disuelto», especificando que existe «una perspectiva de traspaso, pero está condicionado a una situación muy particular».
Desde hace muchos años, en Navarra estamos resignados a que nos venga lo mejor de Guipúzcoa: el panfleto de agitación separatista y publicidad prostibularia de los empresarios confesionales del Grupo Noticias, dirigentes y activistas nacionalistas de toda condición –siendo el simpático Koldo Martínez uno de tantos-, vascoparlantes siempre animados y prestos a “hacer patria” ocupando todo tipo de vacantes en las administraciones públicas navarras (desde jardinero en la Ulzama a celador en la UPNA) y en cualquier empresa (por ejemplo, profesor titular en la UN). Quitaron de su escudo provincial los cañones que ganaron en Velate, pero ahora, a cambio, lo quieren todo: no sería la primera vez en la Historia. Navarra, el lebensraum guipuzcoano.
Pero volvamos a la actualidad penitenciaria.
A casi nadie gusta tener una prisión en su propio barrio: no es estético y siempre se tiene cierto temor a que los delincuentes –en sus entradas y salidas- la emprendan con los vecinos. Una percepción totalmente desmentida por la sociología penitenciaria y la estadística criminal: ¿acaso la vieja prisión pamplonica de la calle San Roque hizo inhabitable al barrio de San Juan? Pero, en el caso que nos ocupa, el peneuvista Eneko Goia, a la par de ofrecer a sus vecinos/votantes la conclusión de un barrio nuevo e inmaculado, bien pudiera alejar a 300 paisanos –de lo mejorcito- fuera de su ciudad; y una jugosa parte, a Navarra. Como buen hijo que es de la Guipúzcoa separatista, ¿¡cómo negarse a ello!?: por solidaridad penitenciaria y “construcción nacional vasca”. No en vano, para tan peculiar y artificial “construcción” todo les vale a los peneuvistas y demás correligionarios: el terrorismo durante décadas, privilegiar y sobredimensionar el vascuence en una operación totalitaria de ingeniería social a largo plazo, la generosa financiación de sus quintacolumnistas navarros, la “Y vasca” del Tren de Alta Velocidad… y la delincuencia de cualquier calaña.
Sin embargo, aunque interesada y no carente de cierta lógica interna, el más elemental sentido común indica que el traslado a Pamplona de semejante mega-banda guipuchi no tiene por qué ser la opción más realista.
De entrada, todos esos presos ya están en Osakidetza. Entonces, ¿para qué sustraerlos de tan afamado y benemérito servicio de salud y derivarlo a nuestro ya sobrecargado Osasunbidea? Seamos prácticos: cuantos menos trámites y menos cargas, mejor.
En segundo lugar, estos 300 guipuchis ya están cumpliendo condena en su propia comunidad autónoma, de modo que, permaneciendo en la misma, no precisan cambios de domicilio y otros engorros burocráticos necesarios para el acceso a determinadas prestaciones sociales. En realidad, hay sitio para todos ellos en Araba: hagamos, pues, realidad el acercamiento y la agrupación de todos los vasquitos; al menos, de éstos. Por último, por lo que se refiere al factor distancia, Araba apenas está una veintena de kilómetros más alejada que Pamplona-1. Ni los internos ni sus familiares se verían perjudicados; ¡todo por quedarse en casa! Y evitaríamos equívocos y encontronazos aquí, no sea que estos guipuchis terminen pensando, antes o después, que ésta es su casa y se comporten con nosotros al igual que sus prepotentes paisanos nacionalistas: haciendo lo que les dé su “real” gana.
¿Resistirá Uxue Barkos la tentación de mostrarse solidaria –ella, tan buena- con Madrid y los guipuchis, y de mostrase obediente en esta atípica perspectiva de la “construcción nacional”? Dependerá de ella, de los guipuchis que la tiene asediada… y del partido-madre al que debe pleitesía y cuentas: el EAJ-PNV.
Paradójicamente, en una tesitura en parte análoga, bien pudiera encontrarse su antagónica Ana Beltrán: aprisionada –nunca mejor dicha- entre los deseos de sus electores y los intereses cortoplacistas de Madrid. Que nunca se sabe y ya hemos visto de todo.
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junio 12th, 2017 by José Basaburua
Redacción (Ernesto Ladrón de Guevara, Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y diplomado en Magisterio en Pedagogía Terapéutica)-. Cuando un mismo fenómeno coincide en el tiempo y se produce de similar forma no es casual, sino que sigue una pauta con un objetivo. Vamos a ir viendo cosas que han venido sucediendo en fechas inmediatamente precedentes a la redacción de este artículo. Pamplona (España), lunes 12 de junio de 2017. Fotografía: Um grupo de hispanos subsaharianos celebrando con banderas de la patria el ‘Día del Español’ en una imagen archivo del diario ‘Mundo Negro’. Lasvocesdelpueblo.
En Baleares, debido a la presión jurídica y de ciudadanos que exigen sus derechos constitucionales, han hecho la pamema de abrir la posibilidad de hacer el examen de selectividad en castellano, que es la lengua abrumadoramente mayoritaria entre la ciudadanía autóctona. Pero no ha sido una realidad exenta de dificultades. Si un alumno deseaba realizar la prueba en español tenía que pedirlo, y justo había tres fotocopias en cada aula; y los exámenes repartidos estaban todos en catalán.
Es decir, el cumplimiento de la normativa se ha producido de mala manera y poniendo trabas, de tal guisa que el mero hecho de solicitar el examen, haciendo un ejercicio de defensa de los propios derechos, es casi un hecho heroico y pocos alumnos se han atrevido a hacerlo. Y luego dirán –ya lo sabemos en otras comunidades- que todo el mundo solicita el catalán y que es una realidad el apoyo existente.
En Valencia, padres y profesores se han tenido que organizar para vigilar el cumplimiento de sendas sentencias (hasta tres) que anulan el decreto de plurilingüismo de Marzá, que consiste no en favorecer las lenguas sino en erradicar el castellano de las aulas.
Todo apunta a que la Administración gobernada por PSOE, Compromís y Podemos tratará de sortear las sentencias con subterfugios, y de imponer sus medidas en contra del castellano en las aulas. Con lo cual se le obligará al demandante a tener que solicitar la ejecución de la sentencia. Y como siempre, la Fiscalía de la Comunitat Valenciana poniendo trabas en las ruedas de la justicia diciendo que”] considera que el decreto de plurilingüismo ‘no lesiona ningún derecho fundamental’, pues ‘no se prohíbe ni se excluye’ la enseñanza en castellano ‘ni se impone’ la del valenciano, y tampoco ‘se limita ni restringe la libre elección de centro’.
A los hechos nos remitimos, y ya empieza a ser hora de que los fiscales no dependan del gobierno de turno, sea el que sea. No en vano una plataforma valencianista (PLV) ha presentado ante la inspección educativa una denuncia porque en un Instituto de Elda “[…] se adoctrina, politiza y ataca las señas de identidad del pueblo valenciano”.
Pero es que, además, tienen la desfachatez los del Gobierno Valenciano de dirigirse al Secretario General de la Carta europea de las lenguas regionales o minoritarias, como bien denuncia Idiomas y Educación en el siguiente blog, como respuesta dirigida a esa instancia para corregir a estos falsarios. No se pierdan su lectura que es interesantísima.
Comentábamos la semana pasada que en Aragón intentan introducir el catalán en la enseñanza, para lo que han autorizado su uso como lengua vehicular.
También comentábamos que, en Galicia, tal como denuncia Gloria Lago (Galicia Bilingüe), las universidades ofrecen dinero a los estudiantes que realicen sus tesis doctorales y trabajos en gallego, de tal manera que en el mejor de los casos pueden llegar a los 600 euros y en el peor a 150 euros. Es decir, que el dispendio en la implantación de las lenguas alcanza límites absolutamente disparatados; como ocurre en el País Vasco, donde las cifras son multimillonarias para la implantación del euskera desde hace cuatro décadas, sin que el uso social del euskera apenas haya prosperado, lo que certifica que la gente lo aprende para luego olvidarlo, tal como a este articulista le ha contado algún euskaldunizado forzoso, lo que hace de este despropósito una prevaricación moral, aunque no lo sea legal.
Y en Navarra el caballo de Troya nacionalista que forma el Gobierno navarro pese a que el que ganó con diferencia fue UPN con 15 escaños, siendo Geroa Bai quien detenta la presidencia con 9, es decir, con poco más que la mitad de la representación de los foralistas, está aplicando la maquinaria del rodillo para imponer el euskera.
No obstante, los patinazos son tan clamorosos que llevó al anterior Consejero de Educación a la dimisión, por haber querido imponer con unos pocos alumnos el euskera en toda la Navarra Baja, no habiendo casi inscripciones de alumnos, (únicamente tres en toda la Ribera). Pero persisten en el empeño, contra la voluntad generalizada de los padres. Es correcto que a aquellos padres que lo demanden les ofrezcan esa posibilidad, como se hacía antes; pero lo que es ilegítimo, e incluso ilegal, es que se haga de forma generalizada. Ese proceso ya lo vivimos en Alava, siendo ahora un territorio colonizado.
Dentro de poco tendremos centros con lengua andaluza, bable, extremeño, cántabru y cuantas lenguas o dialectos se inventen. El caso es erradicar el español de las aulas. Y ustedes dirán que soy un exagerado. Pues no. Vean en el siguiente enlace cómo se ha traducido una versión abreviada de “El Quijote” al “cántabru”. Ya saben que el cántabro es una lengua muy parecida al español, cambian todas las “os” de final de palabra por “us” y finito, ya está en cantabru. Así reza el título de la versión traducida: “El ingeriousu jidalgo don Quijoti La Mancha” ¡¡¡Toma castaña verdulera…!!!
En Irlanda se intentó en los años 30 del siglo pasado, y con pragmatismo y sin dar la espalda de la realidad global en la que vivimos, han optado por ser realistas y dejar que sea la lengua absolutamente mayoritaria (el inglés) la que reine en la enseñanza. Demostraron inteligencia y sentido práctico de las cosas.
En España, al contrario, en lugar de rectificar los errores abundamos en ellos, y unos cuantos que practican la ingeniería social para descomponer España, crear reinos de Taifas e ir contra la corriente universal que es que las lenguas con varios cientos de millones de personas seran las que se implanten en las relaciones económicas, comerciales, de tráfico de trabajadores por el mundo, etc.; sobre todo el inglés y el español, pero también otras como el chino mandarín –con el paso de los años- y el ruso. Es la ley de la evolución de las sociedades; pero en España alguien ha diseñado un sistema de fragmentación para destruirla y sacarla del concierto de las naciones. Y eso tiene una posible finalidad:
España es un lugar geoestratégico fundamental para las grandes potencias mundiales. Cuantos más ceporros haya, y menos unión entre los españoles, más fácil será manejarlos y utilizar el territorio sin oposición para abarcar el domino de Oriente próximo, resto de Europa y África. Seremos unas marionetas en manos de organizaciones internacionales como el Club Bilderberg. Alguien debería dar cuentas de lo que está haciendo.
En próximos artículos seguiré con el muestrario de los esperpentos.
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enero 13th, 2017 by José Basaburua
Redacción (José Basaburua es funcionario de la Administración Central del Estado y escritor) – A la sociedad civil navarra le corresponde tomar conciencia, organizarse y responder a esta agresión. El pasado 13 de septiembre de 2016, con motivo del nuevo envite desplegado desde los partidos separatistas pancatalanistas, el diario Gara en su portada valoraba inequívocamente la situación global, y de una manera muy clara, de esta manera: “El proceso de ruptura se reaviva con la Diada y la inacción española”. Y en caracteres de menor tamaño, concretaba más: “Madrid sigue sin respuesta alguna, más allá de la amenaza habitual, a la nueva demanda de consulta de Puigdemont. Juntos Por El Sí (JxSí) se reafirma en culminar el proceso en 2017″. Navarra (España), viernes 13 de enero de 2017. Fotografía: Una captura de la revista proetarra y del separatismo en País Vasco, ‘Diario Gara’, facilitada por el autor del escrito, José Basaburua. Lasvocesdelpueblo.
De este modo, para los separatistas radicales, la iniciativa estratégica correspondería siempre a las fuerzas secesionistas, respondiendo las fuerzas “españolistas”
La expresión de “inacción española” no viene siendo, para nada, excepcional en los titulares y análisis habituales de este medio separatista, en el que no se da puntada sin hilo.
También por lo que se refiere a Vascongadas y Navarra. De este modo, para los separatistas radicales, la iniciativa estratégica correspondería siempre a las fuerzas secesionistas, respondiendo las fuerzas “españolistas” –conforme a su criterio- con unas respuestas tácticas meramente reactivas y carentes de calado.
Hemos mencionado a Navarra; una comunidad presidida por una presidente nacionalista panvasquista, apoyada por un “cuadripartito” radical-progresista-separatista, que viene arrollando en el Parlamento y en la calle, con una cascada interminable de iniciativas de todo tipo, a los “españolistas” de UPN, PP y PSOE.
El “cambio” en Navarra
Debemos realizar una primera precisión para entender lo que viene sucediendo en Navarra desde que se inició el denominado “cambio” hace ya más de un año. Así, tanto desde los partidos españolistas-constitucionalistas, como por parte de los radical-progresistas-separatistas, se “hace política” con mayor o menor fortuna, pero “no se juega a lo mismo”, ni en “la misma liga”.
Tampoco ambos “bloques” persiguen idénticos fines, ni se sirven de los mismos medios. Y todos ellos lo saben; aunque, especialmente entre los primeros, muchos no quieran darse por enterados.
Un espacio común de reflexión para todos ellos tuvo lugar al hacerse público, en los primeros días del pasado mes de diciembre, en los medios de comunicación navarros el último estudio demoscópico relevante.
No obstante, tales reacciones de los diversos partidos políticos navarros ante el barómetro de opinión del Departamento de Sociología de la UPNA no aportaron ninguna clave interpretativa original; no en vano, tal y como suele suceder en situaciones similares, todos se sentían beneficiados.
Como se recordará, este estudio demoscópico anticipaba un mínimo “baile” de escaños; de modo que UPN repetiría resultados (15 escaños al Parlamento Foral), los separatistas de Geroa Bai y EH Bildu mantendrían sus 17 escaños (produciéndose un mínimo pero significativo trasvase de 1 escaño desde los primeros a los segundos), el PSOE mantendrías sus 7 actuales, Izquierda-Ezkerra los 2 suyos, Podemos bajaría de 7 a 6 y el PPN ganaría 1, quedándose en 3. Ciudadanos continuaría fuera.
Ello confirma lo que se viene percibiendo desde hace décadas: el electorado separatista, al margen de siglas de conveniencia, es muy fiel
Ciertamente, un único escaño arañado por la oposición constitucionalista a la suma que sustenta al cuatripartito radical-progresista-separatista le alumbraría la posibilidad de que —siempre con el beneplácito del PSOE— recuperara en unas futuras elecciones parte de las posiciones perdidas con su desalojo del Gobierno y de la mayoría de las instituciones navarras.
Koldo Martínez, por parte del Gobierno Foral, respondió con el argumento de que el Ejecutivo nacionalista disponía —todavía— de buena parte de la legislatura para revertir tan leve retroceso. Y no le faltaba razón. No en vano, el hecho de que muchos consultados en las encuestas desaprobaran ciertas prácticas, de las políticas gubernamentales, no se ha traducido en nada parecido a un terremoto electoral; apenas una breve resaca.
De este modo se impone un hecho: la fortaleza del cuatripartito apenas se ha visto lesionada por las salpicaduras de la turbulenta y continua cascada de las políticas desplegadas, con no poca virulencia y polémica, en tantísimos frentes: lingüístico, educativo, simbólicos, modelo policial, memoria histórica, gestión hospitalaria (comidas, listas de espera, aborto), agenda “de género”, prácticas oligárquico-partitocráticas, reelaboración del “relato” del terrorismo, etc.
Ello confirma lo que se viene percibiendo desde hace décadas: el electorado separatista, al margen de siglas de conveniencia, es muy fiel. Y el pseudo-populista, e igualmente radical-progresista de Podemos, no parece susceptible a cambios erráticos incoherentes con su natural tendencia.
La movilización obsesiva del separatismo, ¿cómo afrontar tal ofensiva? Pues al igual que cualquier enfermedad
En este contexto, Navarra Confidencial, en su texto “La hipermovilización del cuadripartito” analizaba el omnipresente despliegue callejero, cultural y simbólico de los partidos y “organismos populares” afines al actual Gobierno, que configura en su conjunto un férreo control social informal, lindante con modalidades de coerción física en cierto modo herederas del terrorismo que perpetró durante décadas la banda que lideraba –si no lo sigue haciendo todavía hoy- a una de sus “patas” fundamentales, EH Bildu.
Tal hipermovilización, y más una vez instalados en el Gobierno Foral, no correspondería, conforme su juicio, a la lógica propia de los partidos democráticos, centrados en una labor institucional “clásica”.
Y, para explicar tamaña excepcionalidad, el editorialista les atribuía una “naturaleza totalitaria”, lo que les arrastraría a la hipermilitancia y una politización machacante en todos los ámbitos de la vida; un diagnóstico certero que compartimos. Pero, ¿cómo afrontar tal ofensiva? Pues al igual que cualquier enfermedad: en primer lugar, tomando conciencia de la misma.
Una precisión previa. Tamaña cadena trenzada de normas administrativas, posicionamientos públicos, decisiones políticas, imposiciones educativas, manifestaciones callejeras, etc., implementadas desde el cuadripartito y sus múltiples “brazos”, no son fruto de la improvisación: responden, por el contrario, a una estrategia perfectamente diseñada.
Ahora controlando más instituciones, se les ha abierto muchas más puertas para su labor proselitista
Y otras muchas actuaciones, percibidas generalmente como irrelevantes juegos retóricos sin apenas trascendencia real —oscurecimiento del “relato del terrorismo” en el propio Parlamento y el revanchismo en fondo y forma contra el Monumento a los Caídos de Pamplona y los allí enterrados, por poner dos ejemplos— no han aterrizado de la nada: se venía trabajando para ello desde hace años.
Además, ahora, controlando más instituciones, se les ha abierto muchas más puertas para su labor proselitista (y no sólo los Civivox y las bibliotecas públicas…). Y para los disidentes, ya sabemos cómo se las gastan: manifestaciones antifascistas (¡¡!!) de carácter “preventivo” y estigmatizador al mismo tiempo. Y “el que se mueva”, no es que no vaya a “salir en la foto”, sino que… ¡se le puede hacer la vida muy, pero que muy difícil!
El comentarista de Diario de Navarra Luis M. Sanz, al analizar el pasado 11 de diciembre de 2016 esos resultados demoscópicos, concluía, en cierto modo, cargando el peso de la responsabilidad político-democrática —que pudiera cambiar el actual estado de cosas mediante un futuro gobierno alternativo— en un PSOE en crisis de identidad y liderazgo.
Ciertamente, la tiene. Pero depositar las esperanzas de cambio político en que el PSOE experimente una catarsis de sensatez, más un reajuste del centro-derecha navarrista con la progresiva desaparición del electorado de Ciudadanos en beneficio de UPN y PPN —circunstancias ambas que facilitarían un futuro gobierno constitucionalista en Navarra— no deja de ser una política de resignación y renuncia.
De resignación en una leve esperanza de que los errores ajenos terminen revertiendo en la propia cosecha electoral; una ilusión desmentida por un electoral radical-progresista-separatista nada proclive a beneficiar en modo alguno a tan diabolizada derecha “cunetera“.
Y de renuncia, a la “batalla de las ideas” y el consiguiente escapismo ante la presión social de unos “organismos populares” totalitarios —no confundir con la sociedad civil— que continúan ganando voluntades y espacio… sobre todo si no se les planta cara.
En Navarra se está imponiendo una agenda secesionista cuyo resultado final sería una “Euskal Herria reunificada y euskaldún”…. ante la “inacción española”
Esa necesaria toma de conciencia de la situación real, para afrontarla con respuestas e instrumentos adecuados, es responsabilidad de los partidos políticos, pero también de la débil sociedad civil navarra; poco dada a movilizaciones y, menos aún, a agruparse en torno a objetivos concretos a largo plazo y con continuidad.
No en vano, el futuro se juega no sólo en parlamento y ayuntamientos; sino, sobre todo, en calles, plazas, teatros, mercados, centros educativos y de trabajo, en los bares, clubs deportivos…
Resumamos: en Navarra se está imponiendo una agenda panvasquista y secesionista cuyo resultado final sería una “Euskal Herria reunificada y euskaldún”…. ante la “inacción española”.
Y si en este artículo hablamos de “imposición”, y no de “implantación”, no se debe a un mero capricho semántico, pues entendemos que en una situación democrática normalizada, las tácticas seguidas por los separatistas seguramente no habrían sido las que hemos conocido y que, en su conjunto, muestran esa faceta totalitaria y totalizante tan asfixiante que todos vivimos a diario en Navarra.
De hecho, ¿qué hubiera sido de ellos sin el hálito narcotizante y exterminador del terrorismo durante décadas y las secuelas que padecerá nuestra sociedad en general, y tantas personas y familias concretas en particular, en todos los órdenes de la convivencia?
La “agenda” de la ruptura, ¿seguro que es así de sencillo?
¿Por qué nos servimos del término “agenda”? Ilustrémoslo con un ejemplo. El pasado 1 de noviembre de 2016, uno de los voceros de Diario de Noticias, Aingeru Epaltza, en un “breve” titulado «Ahora o nunca», afirmaba que en la Comunidad Foral de Navarra, con el desalojo de UPN de las instituciones, se estaría ejecutando un “cambio de régimen”.
¡Nada menos! Lo cierto es que, aparentemente, desde la realidad literal y ortodoxa del Derecho Constitucional, Político y Administrativo, no parece plausible tamaña afirmación. Y la respuesta “obvia” sería que la sociedad navarra estaría atravesando una fase “normal” de relevo entre partidos políticos. Algo bueno y deseable en democracia. Tranquilidad, pues, y que no cunda el pánico. Pero, ¿seguro que es así de sencillo?
Veamos que escribía entonces, con la contundencia que caracteriza, esta sagaz firma del separatismo en Navarra: «El cambio empieza a tener “relato”.
Y no sólo por la propia acción del Gobierno. Es significativo que el primer libro que se publica sobre el nuevo momento político navarro haya sido escrito en euskera. El otro día se presentó en Pamplona “Nafarroa, orain ala inoiz ez” (“Navarra, ahora o nunca”) de Ion Orzaiz y Joxerra Senar, profesionales del diario Berria.
Se trata de una crónica periodística sobre el último año y medio de historia de la Comunidad Foral, para lo cual han entrevistado a algo más de medio centenar de políticos y agentes sociales de todas las tendencias. Escrita en tono didáctico y alejada de enfoques académicos, la obra aborda no sólo los factores que han hecho posible que “el régimen” haya sido desalojado de las principales instituciones de la Comunidad Foral, sino también las condiciones necesarias para que esa situación se mantenga en el tiempo.
Los ritmos para que el cambio se materialice en hechos es otro de los puntos en los que incide. Algunos con excesiva prisa debían de haber escuchado las palabras de los periodistas cuando, en la presentación del libro, se referían a la necesidad de “cambiar el chip” y de “tener más perspectiva” en el momento de juzgar la actuación de los nuevos gestores. En el acto se mencionó así mismo la situación de UPN, abundando en lo fuertemente condicionada que se encuentra por el Diario de Navarra. Por cierto, que en opinión de los autores del libro, las fuerzas del cambio otorgan al periódico de Cordovilla un poder mayor que el que -dicen- realmente tiene (…)». Toda una agenda estratégica y táctica, ¿o no?
Resumamos, pues los principales enunciados de esta “agenda”. El “régimen” desalojado sería la propia UPN; personificando en este partido de centro-derecha —según si criterio—la continuidad de cierta Navarra tradicional, más o menos española, más o menos liberal incluso, que habría que barrer; independientemente de los marcos legales de cada momento, en el camino hacia la Euskal Herria de sus sueños y pesadillas.
En consecuencia, debe “trabajarse” en profundidad y en perspectiva; siendo la gubernamental sólo una fase y valorando sus efectos con una mirada en conjunto con el resto de “frentes”. UPN, sin Diario de Navarra, sería poca cosa; y si además tal medio no fuera tan influyente como generalmente se considera, pues mucho mejor para los separatistas.
¿A qué hechos se refiere cuando hablan de “materializar el cambio”? Pues al crecimiento de la contra-sociedad panvasquista existente en Navarra —especialmente vía imposición del euskera batua— hasta el punto de que el “cambio” se haga irreversible. En suma: una batalla por las ideas, las voluntades y los espacios públicos en toda regla.
Por nuestra parte, nos preguntamos: esta “conciencia” del momento histórico que vivimos, ¿la tienen los líderes navarristas? ¿Les interesa realmente? Y, en caso positivo, ¿exploran al menos una iniciativa política y social propia que no sea una mera protesta reactiva?
Cambio cultural y cambio político
Para el separatismo y sus compañeros de viaje radical-progresistas —a quienes les encantaría un día deglutir al propio PSOE navarro— todo “cambio” social, cultural, mental y político debe generarse desde una clave transformadora, a su modo dialéctico-identitario de interpretar la realidad. Así, toda “grieta”, “contradicción”, “avance” legislativo, etc., serían unas etapas más a implementar; orientadas a la conquista y control posterior del poder social y político.
Una perspectiva, sin duda, totalitaria y de facto independiente, en cierto modo, de “marcos legales” e “imposiciones externas”; no en vano, pudieran ser “revertidas” desde la dialéctica de los hechos, el uso alternativo y de autor del Derecho, etc. Por todo ello, siguen trabajando sin descanso desde todos los “frentes”; salvo el “armado”, es decir el terrorista -digámoslo sin eufemismos- al menos hoy. Y lo seguirán haciendo: junto al Gobierno Foral… o contra él. Y contra todo amago de respuesta social que se le resista.
Los partidos constitucionalistas (UPN, PPN, Ciudadanos; pues, por su parte, el PSOE comparte no pocos presupuestos ideológicos del radical-progresismo que le hace permeable a ciertos cantos de sirena procedentes de Podemos, además de desarrollar su propia agenda “gramsciana” privilegian y se centran en las vías institucionales; pues entienden que los poderes ejecutivo y legislativo son la base apropiada para el ejercicio ordinario de la gobernanza, sin olvidar apaños e interferencias diversas con el judicial. Y, en casos deleznables, haciendo “negocios”; dando alas a los radicalismos de cualquier signo.
Lo típico en nuestro entorno occidental; si bien no tanto, acaso, en el anglosajón. Por ello renuncian a la “batalla de las ideas”” que generalmente ni conocen ni les interesa, menospreciándolo; o empezando a entenderla una vez desalojados del poder. En suma: su acción política es cortoplacista.
Por el contrario, los partidos totalitarios, y sus respectivos movimientos sociales (“organismos populares”), son estructuras de sensibilidad paramilitar, en orden de combate, y con la mirada puesta en la siguiente generación; tratando, eso sí, de no desaprovechar ocasiones y de beneficiarse de toda conquista parcial en cualquier orden de la vida social.
Confrontación pura y dura, mal que nos pese
Se quiera ver o no, esa confrontación existe y existirá. Y, consecuentemente, las “batallas” políticas, incluso las victorias de hoy o de mañana, pueden estar abocadas a la derrota pasado mañana, por haber descuidado o ignorado esos “otros frentes” en los que se mueven de manera tan característica y desahogada los separatistas y comparsas.
Los constitucionalistas podrán seguir como hasta ahora: mirando hacia otro lado, mientras en la vida cotidiana, en los diversos ambientes, la lucha por la “hegemonía” cultural —en el sentido gramsciano del término— arrecia; presentando nuevas formulaciones, conquistando voluntades, ganando o creando espacios sociales alternativos.
A la sociedad civil navarra le corresponde tomar conciencia, organizarse y responder a esta agresión
En definitiva, transformando la “mentalidad común”. Y, a resultas de ello, ensanchando su base electoral, aunque lo fuere muy lentamente; más no importa, pues esa mirada a largo plazo concibe que tales “avances tácticos”, que pueden ser simultáneos o no a otros éxitos sectoriales, e incluso compatibles con ciertos retrocesos, les aproximen, en suma, a su objetivo final.
A la sociedad civil navarra le corresponde tomar conciencia, organizarse y responder a esta agresión. Y a los políticos, ser su vanguardia. Les guste o no. En definitiva: pasar de la “inacción” a la protesta, la propuesta y la recuperación de la iniciativa.
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