agosto 18th, 2015 by lasvoces

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica.

La bondadosa imagen y sonrisa infantil de Josep Antoni Duran i Lleida

Los interesados por la Política, en una frase dicha por el ilustre don Quijote a su compañero Sancho “Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida” encontrarán uno de los mejores pensamientos para respetar la dignidad de la persona, su progreso económico y su avance en conocimientos.

Esta premisa es un buen punto de partida para los que han vivido el proceso democrático porque les facilita informar, opinar y valorar a los protagonistas. De entre todos destaca uno que por saber adaptarse a las circunstancias que más pudieran favorecerle, le ha permitido estar en ese espacio equidistante entre lo que se debe hacer y lo que conviene. El señor Josep Antoni Duran i Lleida, presidente de Unión Democrática de Cataluña, ha jugado un papel lo suficiente destacado para estar presente en todo el devenir de la política tanto en el ámbito catalán como en el de toda España en su conjunto. Posición intermedia de largo recorrido, que ya surgió en la fundación de la propuesta demócrata-cristiana al no confluir con la homóloga nacional y fragmentar el espacio electoral; prefirió acercarse a Convergencia, aunque de corte más socialdemócrata, con el afán de recoger los efluvios del nacionalismo y así tender según el momento la mano a lo catalán o a lo español, colaborando a la tergiversación de los dos términos como si fueran contrapuestos.

Se le ha identificado con el papel de mediador o moderador, bien representado en el Parlamento mientras en la Comunidad catalana ha seguido las tésis a la carta del independentismo, disfrazado de “Normalización de lo catalán”. En esa larga travesia su fuerza política ha llenado bien la caja fuerte, colaborando en extender la corrupción hasta límites insospechados… sólo basta con revisar los informes judiciales y los editoriales de los periódicos. Su expedita intervención en los plenos del Congreso de los Diputados, catapultaba su bondadosa imagen con sonrisa infantil incluida, ante la pasmada semblanza de los representantes de los partidos alternativos de gobierno, PSOE y PP, que sin sentido de responsabilidad vaciaban el Estado de sus competencias en Educación, en Sanidad y en Justicia para regalárselas al señor Pujol , un político con gran sentido de Estado según manifestó cierta opinión pública.

Dos momentos álgidos de la constante carrera política del diputado Duran, son la manifestación del 11 de Septiembre de hace dos años, inicio de la aparatosa campaña independentista del presidente de la Generalidad, a la que el político señalado asistió a pesar de haber sufrido un percance de movilidad en su extremidad inferior, sin sentirse incómodo frente a las esteladas enarboladas ni tampoco por escuchar gritos de independencia, y el otro instante culminante fue la decisión de romper la coalición CiU después de muchos años de compartir proyectos, pero cabe la posibilidad de que la tensa situación política le haya forzado a salvaguardar, según su ideología conservadora, los privilegios obtenidos del Estado Español, por si la apuesta secesionista no llegase a buen puerto. Insiste con falacias en que su partido es la única vía de diálogo para llegar a acuerdos con el gobierno e intentar paliar la deriva rupturista.

Cabe preguntarse qué hacía cuando se implantó un anticonstitucional plan de inmersión lingüística en las escuelas catalanas, cuando los padres conseguían sentencias favorables del Tribunal Superior de Justicia ante sus demandas de elegir la lengua vehicular y no se cumplían, cuando se penalizaba a los comerciantes por rotular sólo en  castellano, cuando los letreros informativos se imprimían únicamente en catalán, cuando se impuso el requisito del conocimiento del catalán con nivel incluido, para acceder a un puesto de trabajo público, aunque el futuro empleado no necesitase en el ejercicio de su labor mostrar su erudición lingüística, cuando sus compañeros de escaño lanzaban soflamas identitarias, cuando se argumentaba con el “España nos roba“, cuando en las olimpiadas de Barcelona el hijo de Pujol extendía una pancarta con el lema “Cataluña no es España” y qué hizo en el 9N. Escondido detrás de la formación del señor Artur Mas. Al llegar el momento en el que se requería un nuevo golpe de efecto, sin perder tiempo, reunido en asamblea de partido entre sonrisas y aplausos ha manifestado… -convenía a Cataluña, a España y a Europa que a su formación le fuera bien en las próximas elecciones autonómicas por depender de ella en gran medida, alcanzar una solución política-; lo dijo sin vergüenza, sin rubor, con un cinismo inapropiado para un representante de la soberanía nacional.

Desde su despacho es posible que haga balance de los éxitos alcanzados: en primera línea, muchos años de parlamentarismo español con habitación en un importante hotel de la capital, en la que reponía las fuerzas mermadas por la defensa de la causa constitucionalista con tinte mercantil, también encontrará en esa amplia lista responsabilidades como representante de España a nivel internacional, que por cierto engrosaba su cuenta bancaria y proyectaba su nombre e imagen, cuando a otros parlamentarios de mayor preparación y lealtad no se les había ofrecido… Y paralelamente a esas onerosas cargas , líder de la “moderada” corriente catalanista que a trancas y barrancas iba manteniendo sus componentes en lugares claves del escenario catalán; un líder vacío de principios, que lo único que le ha interesado es atraer la atención hacía él y su “capillita” olvidándose del expolio de derechos y libertades que se ha venido ejerciendo sobre gran parte de los ciudadanos catalanes. Ha estado ausente en todos los espacios en los que se sufría implacablemente el azote nacionalista pero no se ha perdido ningún momento de apoteosis identitaria, siempre en primera línea para que quedase clara su apuesta catalanista-nacionalista-secesionista.

No toda su proyección es debida a su hábil estrategia , hay que destacar sin querer quitarle ni un ápice a su mente privilegiada, la colaboración consciente o sin intención alguna, de unos políticos irresponsables, de periódicos y medios audiovisuales que no denunciaron la deriva del líder demócrata-cristiano, y en momentos convulsos por presión de los nacionalistas o por la gobernabilidad, lo identificaron con la cara agradable del nacionalismo. En ese ambiente mediatizado la cúpula directiva del PP catalán desde sus orígenes, excluido el periodo dirigido por Alejo Vidal-Quadras, siempre ha estado abogando por confraternizar con dicha formación, lo que le ha mantenido en esa indefinición negativa para un partido que dice a nivel nacional defender la legalidad constitucional, basta con repasar el origen de algunos de sus responsables que han sabido con astucia hacer el trasvase de las siglas o si se quiere, constatar la poca relevancia del PP en la política catalana.

Por todo ello y para enmendar los muchos errores cometidos, se requiere aislar los engañosos comportamientos que han adormecido la acción política y social, cuyo más destacado ejemplo es el diputado Duran i Lleida. Ese trasiego, en el caso de que se produzca, sería efectivo y regenerador si desde el primer momento se reconoce públicamente el anterior compromiso colocándose después a la cola de los frentes defensores de la legalidad, sin protagonismo, con humildad y lealtad a la causa democrática. La sociedad está obligada a exigir valores a los que se prestan a ocupar un puesto en el ámbito público y a penalizar la costumbre de algunos de saber estar siempre a cualquier precio, en la vanguardia de lo que es de cuño ganador, que equivale a huir de un posicionamiento en cuanto aparezcan síntomas de riesgo y a incorporarse a otra ofensiva, en ocasiones colocada en las antípodas de la anterior, pero casualmente también de cuño ganador.

Se empieza a hablar de la necesidad de reformar la Constitución e incluso el señor Rajoy se ha apuntado a la tarea salvadora, pero hay que tener en cuenta si para hacerlo, se requerirá la aprobación de los ciudadanos o se seguirá el procedimiento usado ya en ocasiones anteriores, a espaldas de la soberanía nacional, ahora con la única intención de ceder ante un movimiento nacionalista-independentista impregnado de un ADN clasista… Cuando en paralelo se nutre a toda la plataforma separatista  de subvenciones públicas: infinidad de asociaciones repartidas a lo largo de Cataluña e incluso con presencia en otras comunidades bajo el lema “Països Catalans”, las muchas televisiones y cadenas de radio, las continuas campañas con eslóganes rupturistas, el número importante de funcionarios militantes de la causa y para más delirio las sedes en el extranjero con la intención de demoler la presencia de España en el mundo, pero todo con la colaboración del diputado Duran. que ahora con sibilino movimiento pretende dejar la simiente en otro espacio y hacer que fructifique, con la prolongación del problema.

El epitafio de esta anomalía es que todo ese proceso, creado, nutrido y extendido por el interés de una minoría está sufragado y sufrido por todos los españoles. En este instante cabe no pasar de la política, no mirar de soslayo a otro lado sino encarar el problema con valentía y dejar al descubierto a todo aquel o a quienes no han actuado con la altura de miras que nuestro sistema democrático requiere.

Ana María Torrijos

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agosto 2nd, 2015 by Ana Maria

No hay más ciego que el que no quiere ver

Ana María Torrijos Hernández, licenciada en Filología Clásica.

“El Gobierno hará cumplir la ley” es lo que dijo el señor Mariano Rajoy el día que se personó, después de las elecciones, ante el Comité Directivo del Partido Popular, pero no tuvo en cuenta o no le interesó que muchos españoles en Cataluña y en el resto de España, en varias ocasiones hubieran sido despojados de sus derechos individuales y se les hubiera privado del valor de la Soberanía Nacional. El Presidente del Ejecutivo sin hacer ningún gesto que pudiera romper la estética de su cara, pronunció, ha pronunciado y pronunciará la misma frase en varias ocasiones y el eco de sus palabras se extendió y se extenderá a lo largo del país, perdiendo fuerza a cada kilómetro hasta quedar en un susurro, el Presidente… no hizo nada ni hará nada.

Cada día que un niño entra en la escuela y es sometido a una implacable inmersión lingüística o a una ideologización política que socava su integridad y dignidad personal, el Presidente no hace nada. Cuando en el 9N los secesionistas votaron la rotura de España y el resto de los ciudadanos abandonados, privados de pertenencia sintieron una profunda soledad, el señor Rajoy sin asumir su responsabilidad. Al abrirse las puertas de la prisión para liberar a Bolinaga y a otros etarras con gran alborozo de sus amigos, mientras que las víctimas de su barbarie y las familias de ellas, ironía de la justicia, fueron de nuevo golpeadas y burladas por la prontitud que se dio el Ministerio del Interior en tramitar esa bochornosa salida, y el Presidente, igual que antes, sin hacer nada amparándose en la Fiscalía, en el Tribunal de Estrasburgo o en el Tribunal Constitucional.

La talla de los políticos se mide por la capacidad de saber actuar, de dar explicaciones y sobre todo de asumir errores. No ha habido jefe del Ejecutivo que haya desperdiciado una mayoría absoluta como lo ha hecho el señor Mariano Rajoy – cuatro largos años dedicados exclusivamente a aplicar sobre los asalariados una carga impositiva , impensable para los que se acercaron a las urnas en busca de las profundas soluciones que requería el sistema -.

Si a la uniformidad, forzada por una ideología identitaria que implacablemente va dominando todos los resortes sociales, sea por extorsión, por el asesinato o por la incursión en la escuela, resortes necesarios para sentirse la ciudadanía viva, insisto si a esa homogeneidad sumamos la movilización tumultuosa en la vía pública de los sectores ciudadanos más golpeados por la crisis económica, a los que se les anima a increpar, a insultar a diestro y siniestro apoyándose en sus pequeños o grandes resentimientos, nos encontramos con los ingredientes necesarios para inmovilizar al pueblo por no permitirle ser libre en su pensamiento y sus decisiones. La ley es el único garante de la libertad y el Gobierno el que debe hacerla cumplir.

Las últimas elecciones han ocasionado un cambio importante en la escena política: las formaciones que no han conseguido representación apreciable, las que la han alcanzado y entre ellas las que han visto caer de una forma alarmante su presencia en las instituciones… y lo más llamativo los pactos posteriores. Ahora cabe experimentar durante cuatro años las decisiones de los nuevos inquilinos de las distintas instancias del Estado, cuyas peculiaridades y formas personales ya nos sorprenden; salta a la vista la poca valía de algunos candidatos y su mínima integridad se acrecienta al apreciar la educación de la que hacen gala. Se escandalizaban ante los graves déficits que según ellos mostraba la “casta”, y ahora que tienen la capacidad de tomar decisiones de gobierno, lo prioritario es cambiar el callejero.

La estrategia política ha difuminado los programas , ha hecho desaparecer muchas de las diferencias pues todo está sujeto a lo políticamente correcto y a reclamos populistas, hasta tal punto que incluso el gobierno los emplea como propaganda electoral aunque nos lleve a la insolvencia y a la deriva económica. Y el señor Rajoy sin tomar la iniciativa en reformas, sin ejecutar ciertas leyes que darían estabilidad a la Nación, mientras el señor Pedro Sánchez sonríe a la extrema izquierda para alcanzar poder y dinero público… ¿Tienen sentido de Estado? No, porque ni uno ni otro están para fortalecer las instituciones, ostentan demasiado orgullo de partido para llegar a un pacto nacional entorno a la defensa de la Constitución, de la libertad e igualdad de todos los ciudadanos. Da la sensación de ser pozos vacíos de ideas ilusionantes y regeneradoras, que al amanecer de cada mañana se miran al espejo con sus ojos casi entornados y desempolvan alguna receta antigua, trasnochada con el convencimiento de que les dará resultado y nos entretendrán unos meses más. Una de esas ficticias fórmulas providenciales puede ser el adelanto de programa con el que nos ha deleitado el líder del Partido Socialista, un equipo de expertos para trazar una reforma constitucional… suerte que la lideresa de Andalucía le ha replicado con dos requisitos imprescindibles – la unidad de España y la igualdad en derechos de todos los españoles-. Esta reforma puede ser conveniente pero debe contar con el acuerdo tácito de las fuerzas más representadas en el Congreso de los Diputados y ante todo constitucionalistas, para que se consiga con la tranquilidad institucional necesaria el nuevo texto de la Carta Magna.

En estos momentos lo más acuciante es redactar una nueva ley electoral que tenga como prioridad un ciudadano un voto y que consiga una representación más acorde con la realidad , no un pasteleo de los políticos. Entrar en un proceso constituyente requiere que los independentismos tengan la representación que les corresponde en realidad (son minoría en toda España ) y que los populistas no sean usados como acompañantes para alcanzar el poder.

La reticencia de no entrar de común acuerdo en la reforma nos lleva a la triste conclusión de que son demasiados los que viven del erario público, y desmontar el tinglado que se ha ido construyendo a lo largo de años anteriores, perjudicaría a muchos, interesados a perpetuarse en las nóminas oficiales: 17 parlamentos autonómicos, ciudades autónomas, cabildos, municipios, diputaciones, consejos comarcales, sindicatos más un largo número de organismos, empresas públicas sin olvidar el Congreso y el Senado… muchos bolsillos a llenar con el dinero que sale de nuestros tributos .

Debemos trazar y emprender una reforma política de grandes proporciones, pero el señor Rajoy… presidente de una de las Naciones pioneras en la defensa de la libertad y del desarrollo económico de sus ciudadanos… sin hacer nada , cuando son necesarios ajustes , responsabilidades políticas y dimisiones . En estos momentos con valores de integridad , lealtad , generosidad , respeto a la ley y ante todo creer en nosotros como gran pueblo que somos , podremos superar esta difícil coyuntura. Desde estas líneas y cada uno de nosotros desde donde nos sea posible instemos a ese cambio : en nuestra familia imprimiendo a los hijos honradez y entrega en el desarrollo personal, en el trabajo y en cualquier ámbito, con el convencimiento de que la meta no es alcanzar riqueza sino plenitud personal….una sensación gratificante que nos hará más  humanos; en la sociedad premiando al que muestre mayor valía como individuo sin olvidarse que debe gran parte de lo alcanzado a los demás y por eso él es punta de lanza; en política exigiendo a los que se postulan, preparación, desarrollo profesional, honestidad en anteriores acciones y una firmeza de voluntad en trabajar para un país que necesita personas que crean en él, que no se les ocurra cuestionarlo o utilizarlo para gestionar su cuenta bancaria y menos aún para destruirlo con la intención de forjar una utopía propia de una farsa caballeresca.

Se conseguirá si cada uno lo asumimos y si el señor Mariano Rajoy deja de no hacer nada y , si no sale el Presidente de su “catarsis…”, tendremos que mencionar otros nombres como abanderados de ese cambio, Pedro Sánchez del PSOE, Albert Rivera de C’s , Andrés Herzog de UPyD, Pablo Iglesias de Podemos y Santiago Abascal de VOX , de nosotros dependerá elegir bien la opción que mejor se ajuste a todos los requisitos necesarios para iniciar reformas, será el principio pues se necesita tiempo para alcanzar la nueva imagen que requiere nuestro Estado.

Si estamos en la vanguardia, seguro que lo conseguiremos, basta perseverar y asumir nuestro protagonismo.

Ana María Torrijos Hernández

La licenciada en Filología Clásica

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