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enero 1st, 2018 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – ¿Y ahora qué? Volver otra vez a lo mismo… Los ciudadanos sin apoyo institucional desde hace mucho tiempo planean salidas de supervivencia, Tabernaria, Barcelona, Via Fora o seguir callando, la Cataluña silenciosa. Los resultados eran de esperar, una mayoría secesionista en los escaños de la Cámara autonómica. No importa que sea un partido constitucionalista el que haya ganado en apoyo popular, el que tenga más representantes en el hemiciclo. San Cugat Del Valles (Barcelona), lunes 1 de enero de 2018. Fotografía: Los delincuentes separatistas, el preso Oriol Junqueras (detrás) y el fugado expresidente catalán, Carles Puigdemont, en rueda de prensa el Palacio de la Generalidad. Archivo Efe

Un día más de los que se suceden en el calendario, 21 de diciembre. Ciudadanos agolpados a las puertas de los colegios electorales. Una situación de lo más habitual en un sistema democrático, aunque en esa ocasión difería mucho del supuesto contexto. Elecciones autonómicas, Plebiscito del derecho a decidir, Restauración de la república catalana. Tres opciones en las urnas, tres interpretaciones, tres resultados. Una rocambolesca situación impensable hace unos años. Muchos instigadores. Muchos negligentes.

Una “Nació Nova”, mito diseñado, impuesto desde el poder, el deseo de una minoria y el proyecto ha arraigado con la ayuda de soflamas televisivas. Se han violentado las libertades individuales y se han atropellado las leyes. Pero en este tremendo atropello muchos han intervenido, desde las más altas jerarquías hasta los propios incitadores, sin olvidar las fuerzas vivas de la sociedad, las que por su formación y responsabilidad en sus puestos de dirección están obligadas a colaborar en el ritmo del país. Se adulteraba el lenguaje, se rompían las reglas gramaticales de los términos y ni un miembro de la Real Academia alzó su voz para advertir de tal desatino. El relato histórico se llenaba de mentiras con personajes que de culpables pasaban a héroes, se hacían interpretaciones de un pasado lejano con esquemas propios de siglos posteriores, y ante tal atrocidad, la ausencia de solventes historiadores en foros públicos para advertir de la falsedad. La ocultación de irregularidades, tantos por cientos de aguinaldo, trueques, cambalaches y de colofón el silencio.

Los resultados eran de esperar, una mayoría secesionista en los escaños de la Cámara autonómica. No importa que sea un partido constitucionalista el que haya ganado en apoyo popular, el que tenga más representantes en el hemiciclo. Aquí, en el escenario de la farsa, que es hoy nuestro órgano representativo, lo que deslumbra es la proclama montada por ideólogos de lo imaginario, aquello que existe en la mente pero no en la realidad. Y todo ello amparado por una ley electoral que prima el voto de la Cataluña rural, anclada en su terruño, en el cordón umbilical que une al líder con su localidad, en el dañino mensaje de identidad para creerse que lo importante es el “Ésser de ” impostado, nacido de la pesebrada.

¿Y ahora qué? Volver otra vez a lo mismo, a la resistencia militante de unos líderes faltos de grandeza, de sentido de la realidad o por el contrario tomar una decisión firme desde el Estado, de respeto a todos lo ciudadanos y no permitir el bochorno que es el ver y oir en cada momento al huido Puigdemont burlarse, ofender en su arenga mitinera. Éstas son las únicas alternativas y en el horizonte una posible repetición de los comicios. Con diputados encarcelados, imputados y algún que otro viajero difícilmente puede funcionar el poder legislativo catalán. Tengamos en cuenta que para unos y otros es un ganar tiempo, con distintos fines pero ganar tiempo. Consumir la legislatura prima en el Gobierno, dar a conocer su nación milenaria es el objetivo de los conspiradores de la secesión. No hay más que motive a los actuales políticos. Los ciudadanos sin apoyo institucional desde hace mucho tiempo planean salidas de supervivencia, Tabernaria, Barcelona, Via Fora o seguir callando, la Cataluña silenciosa.

Las Fuerzas de Seguridad de retirada de la Comunidad Autónoma y el señor Zoido insistiendo en decir que la situación está normalizada. Pero cada día aumenta la inestabilidad, la huida de empresas, el valor del suelo en descenso y el número de turistas a la baja, síntomas suficientes para mantener la duda en el presente.

Una carpa , una mesa, hojas de recogida de firmas, bastaron para aunar voluntades. Firmas para una ILP en defensa de lo que reza el nombre de la plataforma que lo propugna “Hablamos Español”. Situación insólita en un país de solvencia y de rodaje democrático. A la lengua oficial de todo el Estado, se le ha privado su presencia institucional en una parte del territorio, sobre todo en la enseñanza. Ha sido un proceso de muchos años, de avances pequeños o grandes según cómo se mire, mientras los Gobiernos de España se han dedicado a hacer concesiones fuera del debate parlamentario. Unas concesiones de profundo calado, la entrega de la formación de los futuros ciudadanos. De esta concesión impúdica sobreviene la imperiosa propuesta que se firmaba : cumplir la Constitución.

A horas de un Nuevo Año, es imperioso clarificar la realidad y emprender un proyecto nítido, común, ilusionante, de mañana para un País ya bregado en el transcurrir de los siglos, pero que ahora bosteza como decía el poeta.

Ana María Torrijos

diciembre 16th, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – Descanse en paz Víctor Laínez, te recordaremos siempre. Otra víctima de la intransigencia y de la barbarie, una larga lista difícil de olvidar, pero se olvida, una sutil amnesia que intenta eludir el por qué un ser humano decide matar, quitar la vida a un semejante, a alguien que ni conoce, y más grave aún, una amnesia que intenta evitar el saber quién le induce a cometer tal atrocidad. San Cugat Del Vallés (Barcelona), sábado 16 de diciembre de 2017. Fotografía: BARCELONA (ESPAÑA), centenares de catalanes rinden homenaje al vecino de Tarrasa, Víctor Lainez, asesino brutalmente por un grupo de antifascistas en Zaragoza por llevar tirante con los colores de la bandera de España. la víctima que era un veterano de la Legión española, recibía este homenaje en la sede la Hermandad de antiguos Caballeros Legionarios de Barcelona en el barrios de San Andrés (Barcelona) en un acto espontaneo, convocado la tarde del martes 12 de diciembre de 2017, tras confirmarse su fallecimiento después de 4 días en una situación de muerte cerebral, tras la agresión mortal antifascista. Lasvocesdelpueblo.

Un crimen político. Son tantos ya, que en apariencia no causan aflicción o por lo menos, los informativos no responden, no les interesa. Muchas crueldades, catalogadas todas pero con prioridad algunas, con un sinfín de detalles y para cumplir con lo establecido, desmesuradas, fuera de tono muchas veces, en cambio las demás, una gran mayoría, edulcoradas, tergiversadas, suavizadas o sea, una interpretación no ajustada. El ambiente es complejo. La agenda informativa parece marcarla una mente super estelar —la dirige y la dosifica—. Pocos son los que se quejan. Nefasto para la opinión que se forma cada ciudadano. La pluralidad ausente, los disidentes son vilipendiados.

La sociedad es plural por naturaleza, son muchos los individuos que la configuran, un gratificante conglomerado de ideas, maneras y decisiones multiples, con las que se puede diseñar un variado país a modo de mosaico según pongamos las piezas en uno u otro lugar. El colectivo humano. Después de muchos siglos de practicar las distintas formas de organización posible, hemos llegado a la conclusión de que el sistema democrático parlamentario liberal, es el adecuado para permitir a cada uno de sus componentes, poder convivir sin que se llegue a un enfrentamiento continuo. La máxima imprescindible es respetar el marco que rige ese funcionamiento. Si los talantes que controlan a las personas son rígidos, excluyentes y dominantes, se hace muy difícil la convivencia entre todos, de ahí que se haga necesario un pacto de mínimos —la ley—.

En libertad, la democracia permite elegir nuestros proyectos, programar nuestras vidas. Somos nosotros, con nuestros aciertos y errores, nosotros. Pero algo ha dañado profundamente este sencillo aunque complejo anclaje, el creer que podría funcionar sin prestar por nuestra parte la atención adecuada, un gran desafio a la democracia. Hemos permitido a los políticos apropiarse del aparato del Estado para sus propios fines y lo que nos han dejado es una institución agrietada.

El panorama es desolador, una cita electoral en puertas y duda ante las siglas. No hay debates, sólo jóvenes a cuál más falto de ideas, con frases al uso, sin propuestas y a gritos atacan al contrario. Insultos de fascistas y ultras son los adjetivos acuñados por una izquierda desnortada y la derecha simplona, pretende recuperar lo que no ha sabido defender ni liderar. Conocíamos que nuestro voto no vale lo mismo estemos en Berga o en Hospitalet, que nuestra lengua, el español, no tiene derecho a coexistir con el catalán, que los nacidos fuera de Cataluña no pueden aspirar a ocupar un puesto relevante a no ser que abjuren de sus orígenes, que no toca exhibir la rojigualda o la “senyera”, pues mola la “estelada” y otras muchas limitaciones podríamos señalar, pero no queda aquí todo, ahora nos hemos enterado de algo muy hiriente, que nuestro voto, pensado, reflexionado, doloroso a veces por la falta de opciones serias, es un voto calificado de basura cuando no se entrega al político adecuado de turno.

Muchas propuestas están a la espera de ser planteadas, hay infinidad de carencias, un despilfarro en las administraciones, comunidades autónomas casi despobladas, una ausencia de planificación del agua disponible, las pensiones en peligro, la educación necesitada de una gran reforma para la mejora del futuro de la sociedad, manipulación informativa, falta de honestidad en la actuación de demasiados políticos. Sería un listado largo de reivindicaciones, pero parece ser que no tienen suficiente importancia esos deficits, no son tema de debate en las Cortes, donde reside la soberanía nacional.

Un conciudadano ha sido asesinado, nos ha dejado. La obcecación, el no reflexionar, el dejarse llevar por los instintos más bajos, hábito generalizado, le ha dado un zarpazo mortal. Necesitamos poner límite a este declive y somos nosotros los que debemos hacerlo. Los que estarían obligados, no tienen suficiente valía o valentía personal para colocar los intereses de todos por encima del cualquier otro empeño, el resultado de las urnas. En pocos años hemos visto bajar el nivel de exigencia para cubrir los puestos de mayor impacto social: políticos, profesores y periodistas. Por eso no podemos dejarles que por su cuenta sigan, unos gobernándonos al son de lo que intuyen “correcto ” el líder y sus asalariados asesores, otros manipulando la Historia y dejando asoladas las aulas con consignas ajenas al saber y los restantes desinformándonos según sean sus planteamientos o la benefactora subvención.

Somos muchos los que queremos formar parte de un país, capaz de convivir dentro de un modelo de sociedad ordenada en los parámetros de la cultura occidental. Eso es lo que vale y lo que debería marcar el ritmo vital. Tenemos que ser exigentes con nosotros mismos y más con los que tienen que pautar el ritmo de un país, desde un órgano de gobierno, desde las aulas o desde un rotativo. Ofrecer los conocimientos que primen en cada momento, informar y organizar el funcionamiento del Estado, son tareas suficientes e importantes.

El Congreso de los diputados ha votado medidas para contrarrestar el boicot a los productos catalanes, que siendo conveniente, nos hace plantear una pregunta ¿Qué hay de los derechos lingüísticos para con los catalanes castellanohablantes ? Por lo que se ve, eso no es motivo de debate, sólo se argumenta lo que pasa la censura de las oligarquías políticas. Hoy interesa esto, mañana lo otro, y para más habilidad la postura ambigua.

Dos generaciones de dejadez, de no priorizar valores de conducta, de mantener vivos hechos del pasado, no para aprender de los fallos sino para crispar a los ciudadanos y machacar a la oposición haciéndola heredera de aquel modelo autoritario. Todo ese talante sectario nos pasa factura y nos encontramos con una víctima, cuyo gran desatino fue exhibir en sus tirantes los colores de la bandera española.

Hemos de acabar con la destrucción de la convivencia. No podemos amparar a los violentos, a los de palabra soez, a los que no respetan las normas, a los que van de forajidos, a los usurpadores de lo ajeno. Hay que cortar toda ayuda a esos grupos cuya finalidad es destruir la sociedad y avasallar a las personas decentes. Los cargos públicos que han apoyado de palabra y acción a estos personajes, tienen que asumir su responsabilidad y en especial por ir ese respaldo acompañado de dinero público. Un dinero que se niega a sectores sociales necesitados. Por justicia no podemos darlo a quienes ni han trabajado ni hacen nada para mejorar la convivencia.

Descanse en paz Víctor Laínez, te recordaremos siempre.

diciembre 4th, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – Un ser humano, olvidado, abandonado a su suerte en un inmenso desierto, arena a su alrededor, el sol implacable abrasándole, ni una gota de agua en sus labios, es una escena que motivaría en nosotros una profunda tristeza y querríamos cruzar la pantalla televisiva desde donde se proyectaban las instantáneas de la película del momento, con la única intención de rescatarle de aquella muerte segura. San Cugat Del Vallés (Barcelona), lunes 4 de diciembre de 2017. Fotografía: BARCELONA (ESPAÑA), 27.09.2017. Estudiantes separatistas de la Universitat Central, que estos días han formado unas mesas para ofrecer información a la población sobre los puntos de votación del referéndum ilegal del 1-O -prohibido por la Justicia española- del domingo, se colocan unas caretas de Piolín —símbolo ya del «SÍ» a la independencia de Cataluña’— para mostrar su rechazo a la actuación del Gobierno en la consulta. Efe.

Como somos una sociedad avanzada, culta, concienciada en la defensa de los derechos humanos, con un rodaje democrático suficiente para desarrollar el sentido del saber estar y participar en lo que atañe a los ciudadanos, todo ese bagaje debería generar en nosotros un apoyo incondicional dirigido al que le pretenden privar de su dignidad. Así es como, sin lugar a dudas, la mayoría de las personas se comportaría ante tal anomalía.

Dignidad es tener respeto de uno mismo, ser de igual condición que otra persona, por lo tanto todos aspiramos a ese reconocimiento y de ahí que el sistema democrático afirme por medio de la Constitución que “la dignidad de la persona” y “los derechos inviolables que le son inherentes son fundamento del orden político y de la paz social”. Con estos preámbulos asumidos, estamos obligados a observar si se cumple esta hermosa formulación en el transcurrir de nuestra vida diaria o si los quehaceres personales que nos retienen no nos distancian de tal empeño.

Es muy fácil buscar una aplicación adulterada de los principios que deberían regir nuestra vida en común, pues no son pocos los casos en los que se traiciona la letra escrita de la legislación. El más grave es el que se da en el ámbito de la educación, donde el respeto al marco diseñado por la Carta Magna tendría que ser el primer valor asumido. La escuela y luego la facultad son los cimientos de una sociedad justa y solidaria. En esa etapa de aprendizaje se deben adquirir valores que reconozcan el esfuerzo, la responsabilidad, la creatividad, el compañerismo para al unísono acercarse a las humanidades, a la ciencia, a la sabiduría heredada y forjada durante siglos. Nunca el adoctrinamiento debe entrar en las aulas, únicamente el aprendizaje de la libertad y el compromiso es lo que tiene que modelar a los futuros ciudadanos. La triste realidad es que esos principios no se cumplen ni se respetan desde hace muchos años en distintas comunidades autónomas y cada vez se suman más a la lista.

Ahí nos encontramos con ese ser humano, mencionado al principio, un niño, un escolar, en una aula a expensas de lo que el profesor le pueda decir, dispuesto a escuchar, a aceptar, sin capacidad aún para descartar el engaño. El nacionalismo aposentado en las instituciones, con las competencias educativas a su disposición, se lanza sin cortapisas, a arrasar sin el mínimo decoro intelectual con todo lo que cuestiona su concepto identitario. Ese sol implacable del desierto irracional, va secando todos y cada uno de los enlaces neurológicos que permiten al alumno pensar, reflexionar y emitir frases cargadas de contenido. Con el cerebro poco modelado, al muchacho se le imprime cualquier idea por muy descabellada que sea y él no se cuestiona nada de lo que venga del adoctrinador, que a lo largo de estos años se ha multiplicado por toda la geografía catalana.

Pero si a ese compendio de barbaridades impresas en los libros de historia y de sociales, se suma el medio de transmisión, la lengua impuesta desde el poder represor que rige la Consejería de Enseñanza, nos hallamos ante una de las transgresiones más descarnadas que puedan producirse. La lengua española es denostada, se la cataloga como la lengua del invasor, de la España que nos roba, de lo más cutre y para no mencionarla hasta se le da el apelativo de ” lengua mejicana ” al relatar una noticia venida de ese país hispanoamericano. Esta situación es impensable en una nación europea, en el seno de la cultura occidental y en un sistema político regido por las pautas de un Estado de Derecho, ni tampoco es educativa para formar a los españoles de las próximas generaciones.

BARCELONA (ESPAÑA), 27.09.2017. Campaña «Escuelas Abiertas» del separatismo más desafiante de toda la historia de España y de Europa a vísperas del golpe de estado separatista en Cataluña. El separatismo hace un llamamiento a las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA’s) de los institutos y centros educativos en los que se llame a votar en el referéndum para decir sobre la independencia de Cataluña que se celebrará el próximo 1 de octubre. Lo ha hecho a través del colectivo ‘Escoles Obertes’, cuyo responsable Josep Maria Cervelló dio este miércoles una rueda de prensa en la sede de Òmnium Cultural. Efe.

Nuestra democracia requiere una reforma profunda aunque los políticos sólo hacen que mencionar la reforma constitucional. No se entiende ese empecinamiento cuando casi desde el principio de la etapa parlamentaria no se han cumplido algunos de sus artículos y más delirante es cuando no se respeta la igualdad de todos los ciudadanos en derechos y libertades. La soberanía reside en el pueblo y es inviolable, nadie ni el presidente del Gobierno puede anularla; la Nación es el resultado de siglos de devenir histórico, ejercido por muchos españoles de distintas épocas. Si hay Democracia y por lo tanto Constitución, es porque hay Nación, la nación española. Destruirla es el propósito del nacionalismo catalán, un delirio contrario a lo que ha sido esta construcción continuada en el tiempo y a la que han dedicado sus esfuerzos tantos catalanes, pues sin ellos no sería lo que es España.

Se ha consentido su desmantelamiento, se le ha ido quitando su vivir, su esencia, su alma y en paralelo se ha rasgado a cada pequeño, a cada niño el espacio vital en el que debía formarse, en el que debía crecer y hacerse ciudadano. No ha bastado controlar las instituciones, los medios de comunicación, las entidades sociales, había que llegar más allá, a la escuela. Muchos años de adoctrinamiento, de infravalorar a los que usaban la lengua diferente a la elegida, de lanzar consignas contrarias a los progenitores de esos muchachos por usar la que no es, ni debe ser; nada importaba, ni el idioma universal que prohibían, tan suyo como el catalán, y en ese empeño han ido quitando la dignidad de muchos, niños y adolescentes, seres humanos olvidados, abandonados. En los inicios de ese atropello, hubo oposición a la ingeniería social dirigida por la Generalidad pero se encontraron los padres y profesores que lo intentaron solos, no hubo apoyo de medios informativos y lo que es peor, no hubo apoyo de las instituciones, ni de letrados, ni del defensor del pueblo, todos se ajustaron a lo que interesaba a una élite clasista, integrista e insolidaria.

Ahora que la sociedad ha empezado a despertar y a recuperar la integridad, hagamos del desierto un vergel en el que reine la justicia y ante todo la libertad. Si en Inglaterra se aconseja el estudio del español como lengua extranjera prioritaria por el número importante de paises en que se habla y por ser una lengua de cultura, de relación ya que España es el destino turístico preferido por sus naturales, sería un suicidio colectivo el no exigir su presencia con toda naturalidad y legalidad en todos los ámbitos y en especial en la educación. Éste es el primer paso para sofocar las directrices interesadas de una ideología insensata, antinatural y totalitaria que se está esparciendo por todo nuestro territorio sin que se inmuten los dirigentes políticos, por eso nosotros, los ciudadanos somos los que debemos defender los derechos básicos, la lengua que nos permite comunicarnos e identificarnos como miembros de una gran Nación.

Ana María Torrijos

noviembre 13th, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – No caben más concesiones a los que están minando nuestra legalidad desde el inicio del sistema democrático. El coste ha sido enorme, hemos debilitado las Instituciones, desestabilizado la Nación, avasallado los Derechos individuales y golpeado la Economia. San Cugat Del Valles (Barcelona) España, lunes 13 de noviembre de 2017. Fotografía: MANRESA (BARCELONA) ESPAÑA, 12.11.2017. Miles de catalanes marchan por primera vez en el capital del Bages (Manresa) contra el separatismo a gritos de “Cataluña es España, yo soy español, qué viva España, Puigdemont a prisión, en pie si eres español, etc.”. Más de 4 mil personas según la organización a Lasvocesdelpueblo. En la imagen, mujeres y hombres de Manresa ondean banderas de España al paso de los furgones de la Policía del régimen totalitario de la Gneralidad de Cataluña, Mozos de Escuadra, tras la manifestación en Plaza de España de Manresa. Lasvocesdelpueblo

De nuevo confusión, preocupación, intranquilidad, éstas y otras sensaciones son las que confunden, las que desvían a un segundo término el grave problema que tiene la ciudadanía, la insolvencia de los políticos, la infame corrupción que les ha acompañado durante años y sobre todo el riesgo en el que han situado a un país dispuesto a convivir en paz y bienestar.

A finales de septiembre y todo octubre ha proliferado la conciencia de pertenencia de un pueblo, que oprimido por la engañosa, interesada y vengativa propaganda de algunos sectores políticos, había huido de todo lo que representaba España; símbolos, himnos, costumbres atacadas, mofadas, retiradas a carrera libre, ante la mirada atónita de muchos, el rostro impávido de otros y la sonrisa socarrona de los artífices de la estrategia. Pero llegó a tal punto el suicidio colectivo que bastó una pancarta – Cataluña és Espanya, Democracia, Futuro y Libertad- para alentar a los catalanes a salir a la calle en manifestación, seguidas después por otras varias. Un millón de personas en la afirmación de su españolidad.

Después una ventisca de asaltadores de la paz social se abalanzaron como rapiñas para derribar a su opositor y quemar las etapas programadas hacia la independencia. Las calles, las estaciones, las autopistas fueron tomadas con impunidad por grupos mayoritariamente de jóvenes, sin que miembro alguno de los grupos de seguridad lo impidiera y se enfrentara a quienes no tienen aún asumido por edad el concepto del trabajo, pero sí el de la falsa identidad.

El Estado está ausente, no defiende la ley ni a los ciudadanos, sólo en esos momentos difíciles le preocupaba al Ejecutivo que no hubiera imágenes de fuerza ante los que estaban camuflando de huelga laboral lo que no es más que un acto de sedición. Todos hemos apreciado la indolencia de la policia ante los piquetes que forzaron a miles de barceloneses a soportar una larga jornada de inconvenientes, una alteración del ritmo de la vida laboral y social. Ningún manifestante detenido. Bajo este ambiente de tensión latente, alentado y secuestrado por TV3, es imposible el transcurrir libre de una convocatoria electoral, prevista para dentro de un mes. Cabe plantearse cómo resultará el día previo, el de reflexión. ¿Se respetará la ley? Una incógnita.

Si nos estamos habituando a que las leyes pueden alterarse o como mal menor aliviarse con el beneplácito de quienes tienen la obligación de velar por ellas, nos encontraremos al límite del Estado de Derecho, al vaciado de la Democracia. La Constitución no se cumple, el código penal según a quienes no se les aplica, se claudica ante las presiones de los secesionistas cuyo único propósito es abortar la frases que encabezan uno de los artículos de la Carta Magna “Los españoles son iguales ante la ley” con el fin de romper “la indisoluble unidad de la Nación española”.

Muchos de los que por la responsabilidad que ostentan, tendrían que esforzarse en la búsqueda de soluciones dentro del marco legal, casi sin inmutarse y con una simplicidad notoria, hablan de reforma constitucional para encajar a Cataluña. Parece que ignoran que esta hermosa tierra, está encajada desde hace muchos milenios a la llamada peninsula ibérica y siglos a España no necesitando de ese esfuerzo. Si a lo que se refiere el ministro es adecuarla a los secesionistas, sería un dislate, pues el que no se siente encajado tiene un problema autista, una mayoría de catalanes si estamos cómodos. Cataluña será lo que cada uno de nosotros queramos, nada es inmutable y menos una tierra habitada por individuos, personas que piensan, que proyectan y que van transformando sus ideas en acciones concretas. El concepto colectivo no puede primar sobre el del individuo porque lo que resultaría sería algo inmutable, estático, rígido, sin vida y es así como quieren que seamos los que arrastrados por una ideología totalitaria, se saltan la ley, enmudecen a la oposición y a base de himnos, con teas encendidas pretenden dirigirnos en marcha continua a no sé dónde, o a ese paraíso, lleno de Esteladas, al grito de – independència – y adornada la solapa con el toque del lacito amarillo.

No caben más concesiones a los que están minando nuestra legalidad desde el inicio del sistema democrático. El coste ha sido enorme, hemos debilitado las Instituciones, desestabilizado la Nación, avasallado los Derechos individuales y golpeado la Economia. ¿Qué más hay que entregar de nuestro patrimonio cuando en contrapartida nos han saqueado los líderes del – Fem Nació- con sus cuentas en paraísos fiscales, la sociedad dividida, la riqueza cultural mermada y una de sus lenguas perseguida, el castellano, la que nos conecta con los demás españoles y con el resto del mundo. Si las dos lenguas habladas, el catalán y el español son nuestras, no permitamos que unos iluminados nos quieran privar de una de ellas.

No puede el país seguir en esta “tierra de nadie” estamos en la disyuntiva de tomar uno de los caminos: asirnos a la Constitución y entre todos vivir en la verdadera libertad que nos da el respeto a la ley o por el contrario entrar en ese túnel de cuento infantil, a final del cual están los sabios de la patria que nos dirán quién reúne los requisitos para entrar en la tierra prometida pero eso sí, con la promesa de quedarnos quietos en ese gran congelador que sería la Cataluña del “procés”.

Ana Maria Torrijos

licenciada en Filología Clásica

 

octubre 19th, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – Pensábamos que la Constitución de 1978 nos permitiría convivir en paz y asegurar tanto nuestro presente como el futuro. No nos equivocábamos, han sido cuarenta años de convivencia. Los contratiempos no han estado ausentes, pero con el esfuerzo mesurado de todos se han sorteado. Supimos enfrentarnos al terrorismo que segó tantas vidas inocentes y dejó a su paso muchas familias destrozadas por el dolor; algo distinto y en ocasiones cuestionable fue la toma de decisión en el ámbito político. Barcelona (España), jueves 19 de octubre de 2017. Fotografía: CATALUÑA (ESPAÑA), Paseo de Gracia de Barcelona, 12.10.2017. Una familia catalana pierde el miedo al separatismo y muestra su orgullo español en las calles de Barcelona durante la manifestación con el motivo d ela Fiesta Nacional de España de 2017 en Cataluña. Lasvocesdelpueblo.

Llegó la crisis económica y con ella el paro, jóvenes sin saber dónde dirigir sus esperanzas profesionales, pero la frontera no fue un impedimento, Europa centró sus anhelos.

Durante todo ese tiempo que la sociedad trajinaba, descansaba y diseñaba sus proyectos con la convicción de que en un Estado de Derecho la ley la amparaba, con deslealtad al sistema autonómico se gestaba en su seno un virus letal, una carcoma lenta pero eficaz. Sus coletazos ya regaron de sangre las calles años atrás, pero creímos haberlo controlado. Nos engañamos. El nacionalismo siguió echando raíces y cada vez más profundas. Entró en las escuelas, en las casas, y fue abduciendo las mentes que no supieron o no quisieron librarse de él.

Podríamos buscar culpables y no costaría mucho encontrarlos, pero para poder empezar a poner remedio es imprescindible implicarnos todos. Son esperanzadoras las muchas manifestaciones que se han extendido por todas las ciudades. Barcelona vibró, dejó a un lado los miedos, sus renuncios. La lluvia, el 30 de septiembre y el sol, el 8 de octubre acompañaron a los miles de ciudadanos que recuperaron su autoestima, saltos, gritos, sonrisas, expresiones espontáneas. Ahí estaba el pueblo, el olvidado por los secesionistas y por las instituciones, el tachado de fascista por los adictos al independentismo, y el llamado sociedad silenciosa por los políticos con responsabilidad de gobierno, el pueblo que conjuga “ser español y ser catalán”.

La convivencia se ha roto pero muchos son los que lo han propiciado, profesores, periodistas, directores de programas audiovisuales, todos acompasados por la Generalidad. No queda aquí, los causantes de este desastre también hay que buscarlos en el ejecutivo nacional de las varias legislaturas que se han sucedido, al no saber estar y traspasar competencias clave para el Estado a las Comunidades autónomas. Viene de lejos. Los derechos individuales pisoteados en la escuela, no han querido verse como una pieza fundamental del entramado independentista. En ese espacio de formación se han inoculado a los sectores más débiles de la sociedad los instintos más bajos y ruines que el ser humano puede mostrar, y lo más desesperante es que se haya hecho con impunidad por desidia de la alta inspección y sin tener en cuenta las quejas de los padres que se atrevían a reclamar el cumplimiento de la ley.

Dos frentes, los anti españoles y los identificados con España y Cataluña, unos delirantes, en la ola de la histeria romántica de la nación catalana, otros con los ojos aún legañosos de tanto dormir la siesta, retomando lo que nunca deberían haber abandonado, el sentir patriótico.

Difícil será congeniar ambas tendencias si no se empieza a encauzar desde ahora los caminos que no son más que las aulas y los medios de comunicación, desde donde se ha sembrado el bulo del nacionalismo. Ideología que tenía que estar relegada a lo que siempre fue, un grupo de individuos, desquiciados, trasnochados, clasistas pero no tuvo enfrente a ninguna institución, a ningún político con poder, a ningún juez que denunciase tal montaje de engaños, de falsos agravios y de paso, la malversación constante del erario público. La ausencia de los representantes del Estado en las zonas dañadas por el planteamiento de esa falsa realidad, ha permitido el desarrollo continuado del ensueño nacionalista, capturando a todo el que pasaba por su lado.

Los ciudadanos desposeídos de su dignidad, han roto el implacable cerco que la administración autonómica les había impuesto, un peaje de catalanidad para cualquier actividad social o pública, pero no hay que olvidar el que al mismo tiempo les había impuesto los líderes nacionales, ignorarlos. La corrupción generalizada ha alentado a algunos a ocultarse en el independentismo y a la parte restante esconderse en el silencio.

Asociaciones formadas por personas de origen muy dispar, altruistas, plurales en tendencia política, entregadas al noble empeño de afirmar su presencia individual y la de su país, han estado en primera línea, sin más bagaje que la convicción de exigir la aplicación de la ley y el respeto a los derechos individuales; sin apoyo económico de ningún tipo cuando hay tal derroche en organismos públicos y privados para primar intereses espurios, personales y lo más grave, invertir en la voladura de nuestra nación.

La plaza de Cataluña, el día de la Hispanidad se ha ido transformando a lo largo de los años, al toque de una barita mágica, en un escenario festivo y reivindicativo con banderas de los colores nacionales y con las miradas, a modo de farolillos, de muchas personas deseosas de Estar. Personas que podían haber sido más si los organizadores hubieran tenido apoyos institucionales. Muchos tendrán que lamentar y sonrojarse ante la soledad en la que las han dejado. Por el contrario, en frente asociaciones subvencionadas, hinchadas para gozo y gloria de la clase oligarca de siempre, atizaban y atizan con la palabra diálogo que no es más que claudicación, debilitar el sistema político y los más radicales empeñados en destruir la libertad.

Esa sociedad, presente ya, tiene un largo camino por recorrer. No es otro que la defensa de la soberanía nacional, de cada uno de los ciudadanos y con ella la Constitución.

No caben más concesiones, ni engordar el concepto identitario, por esa deriva nos alejaríamos de lo que representa la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Ha llegado el momento de asumir por completo esa premisa y quien no sea capaz de hacerla cumplir, tiene que retirarse de primera línea tanto a nivel autonómico como a nivel nacional. Hay sectores sociales que no saben o que son incapaces de asumir la evolución de los criterios por los que se rige el hombre en su humanidad, de aceptar que la dignidad de la persona prima sobre conceptos de raza, casta, de clase, de territorialidad, de apellidos. Egoísmos que aíslan, que empequeñecen, que hacen al hombre enemigo del otro, malignos sentimientos, el nacionalismo. Un fantasma cuya sombra ha estado planeando sobre Cataluña y que ahora con la deslealtad a las reglas democráticas quiere asaltar el poder y hacernos esclavos de la hostilidad, es en ella en la que se fundamenta la ideología identitaria nacionalista.

Si no titubeamos, si nos amparamos en la Carta Magna, defenderemos la libertad y la igualdad, saldremos de este callejón al que nos han lanzado. Después con calma iniciaremos las reformas necesarias para afirmar la ley para todos.

Ana María Torrijos

octubre 6th, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – Días aciagos, difíciles, fechas imborrables en el recuerdo, un antes y un después. Muchos entramados afectivos rotos y esperanzas de futuro hechas añicos. Faltan decisiones firmes, un decálogo de ” hasta aquí hemos llegado “. Un grito desgarrado al aire “¡España!”. San Cugat Del Valles (Barcelona), viernes 6 de octubre de 2017. Fotografía:

Siempre hay un principio, un momento en el que se sobrepasa el límite de lo correcto y al instante se inicia una carrera imparable hacía el abismo social, político y moral. Unos métodos económicos delictivos, que por miedo o por un acomodo en el resultado de las urnas, fueron alejados de los tribunales, tapados para beneplácito del delincuente. Un delincuente que se adueñó del poder político autonómico y vivió a costa de él durante años. La impunidad genera laxitud a su alrededor. ¿Por qué yo no? ¿Y nosotros? así fue repitiéndose la pregunta hasta el infinito.

Una sociedad con un futuro prometedor, abierta a propuestas loables, fue oscureciendo su horizonte a medida que se descartaban los tribunales para toda acción selectiva, contraria a la legalidad. La sombra del delito ha ido oscureciendo la vida política y de rebote la vida social.

Cualquier ley podía sobrepasarse, no cumplirse o ignorarse. La democracia ha sido lenta pero implacablemente vaciada de límites, de normas, de pautas legales, dicho con pocas palabras, está casi muerta. Ahora en plena apuesta secesionista, las calles, las autopistas han sido tomadas por los violentos, por la turba. Gritos, insultos, puños en alto, ¡Visca terra lliura! y hasta hemos visto jóvenes enfrentados, en el suelo pegándose, defendiendo posturas encontradas.

Ayer Cataluña era España, mañana no lo sabemos. Un sentimiento de abandono , de soledad empieza a hacer mella en los ciudadanos. Los intereses políticos están por encima de las personas. Huelga general no por cuestiones laborales sino por un plan premeditado, que responde a intereses de una casta. Una casta a la que la libertad le viene grande, que está acostumbrada a no tener con quien competir, que ha sido “mimada” por los Gobiernos nacionales a lo largo de dos siglos, gobiernos de muy variados sistemas, monarquia, república, dictadura, democracia liberal parlamentaria.

El desprecio, la humillación, la mueca anterior al improperio se lanza contra los cuerpos de seguridad; la Guardia Civil y la Policia Nacional fueron torpedeadas para destruir el libre ejercicio de los derechos y libertades, la garantia de la seguridad ciudadana.
Pero una sociedad amordazada desde las escuelas, desde los medios de comunicación, desde la cámara autonómica y desde el gobierno de la Generalidad reaccionó un día antes del golpe diseñado por los esbirros del expolio. Una manifestación rebosante de esperanza, de ilusión, recorrió su itinerario hacia la plaza de san Jaime, españoles y catalanes, clamaron por la libertad, la democracia y el futuro. Y en pleno auge de la revolución callejera, finalizada la votación secesionista, un día después, entre presiones y asedios en el ambiente asfixiante de la ciudad abatida, apareció un grupo de jóvenes enarbolando banderas españolas, una marea de sonrisas. La ciudadanía catalana estaba ahí, la que respeta la legalidad, la convivencia.

La jornada teñida de subversión, jaleada por cadenas televisivas, lacayos remunerados por quienes apuestan por la ” identitat “, fue clausurada por la presencia del rey Felipe VI. Una presencia integra, voz pausada pero firme, frases resolutas pro la legalidad constitucional, una declaración que deja al margen de la ley a los dirigentes secesionistas y a toda su corte , banderas comunistas , anarquistas, esteladas, cuperos y partidarios de la kale borroka.

En estos momentos todo está por reponer, el cumplimiento de la ley, la destitución de altos cargos políticos, la corrupción estrangulada por los tribunales, la paz social y la confianza en un país que ha sido referencia de los hitos más grandes de la historia.

El mensaje del jefe del Estado ha devuelto a los ciudadanos catalanes y en general a todos los españoles ese ímpetu que siempre nos acompañó.

¡Gracias Majestad!

Ana María Torrijos

septiembre 21st, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – Los derechos individuales. Generoso en diseñar desafíos al Estado en escenarios diversos, diligente en organizar diadas trufadas de nacionalismo militante, y muy aplicado en ensayar la cantata coral de la ANC, entidad luciferina que de una manifestación por el dolor de las víctimas del terrorismo modeló un perturbador grito de rechazo al Jefe del Estado. san Cugat Del Vallés (Barcelona), jueves 21 de septiembre de 2017. Fotografía: BARCELONA (ESPAÑA), 21.09.2017. Centenares de personas, convocadas por las entidades fanáticas extremistas separatistas: Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, se concentran ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en protesta por las detenciones Aspecto de la concentración minutos antes de que de inicio la protesta ante el TSJC por las detenciones efectuadas ayer en la operación llevada a cabo por la Guardia Civil por los preparativos del referéndum separatista del 1-O, suspendido por el Tribunal Constitucional. Efe

El Nacionalismo envalentonado al no encontrar límites, ha ofrecido al ritmo de lo programado una —Proposición de Ley de Transitoriedad jurídica y fundacional de la República—, un golpe de Estado por escrito.

La primera sorpresa surge con la lectura del artículo 1 y 2, al apreciar el uso mimético del encuadre con respecto al redactado de la Constitución española. Cuando se dice “Cataluña se constituye en una República de Derecho, democrática y social” y “la soberanía nacional reside en el pueblo de Cataluña, del cual emanan todos los poderes del Estado”, es necesario plantearse en qué implica a los ciudadanos, pues quienes no han cumplido la ley en situación similar, no están avalados para redactar este enunciado. Pero centrémonos, en el preámbulo de la propuesta del Gobierno de la Generalidad; en él se resalta la garantía del respeto escrupuloso a los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos y por su parte el artículo 24 detalla “el derecho a no discriminar por razones lingüísticas y a ejercer el derecho de opción en relación con las lenguas conforme a lo que establece la ley 1/1998 de política lingüística”. Un fraude total es la referencia de regulación pues los planes lingüísticos que rigen en la actualidad no respetan la cooficialidad marcada en la Constitución, ni permiten a los padres la libre elección de lengua vehicular en el ámbito académico.

Es insufrible que se incida en el constante fraude de ley y en consecuencia en la burla a los que ostentan la soberanía, el pueblo español. La intolerancia lingüística implantada en la escuela desde hace bastantes años, adolece de la consideración que merece cada niño en sus primeros balbuceos, cada adolescente en la búsqueda del saber. El redactado por no ajustarse a la legislación tanto internacional como nacional: Declaraciones y Pactos de la ONU, Informes de la UNESCO, la Constitución Europea, la Carta Magna Española, la doctrina y sentencias del Tribunal Constitucional, no merece ser apoyado ni acatado.

No respetar las leyes nacionales de mayor rango que exaltan la libertad y a través de reglamentos inferiores vulnerar los derechos de los ciudadanos, además de no acatar las sentencias judiciales, empujan al abismo a cualquier sociedad y deberían colocar a los dirigentes autonómicos con obligación de gobierno ante los tribunales.

Ahora en vías de liquidar el Estado de Derecho, romper la convivencia y dividir a la sociedad, la ruta trazada por la equiparación “inocente” de lengua y comunidad, adquiere niveles de riesgo inusitado. Si durante muchos años por medio de la ley adulterada por una comunidad autónoma nos han educado y dinamizado intelectualmente, a partir de este momento podrían hacerlo conforme a una ley catalana. Este panorama se agravaría al no contar con las instituciones españolas. Hasta ahora nos quedaba la posibilidad de ampararnos en la legislación y buscar apoyo en los tribunales, en adelante bajo el imperio de esta ley con su flamante redactado, no habrá alternativa posible. El implacable modelo lingüístico descarta la libertad. El modelo de transición sobre el que gravitará la nueva Constitución catalana, tiene todas las apariencias de encaje en una fórmula dictatorial, acentuada aún más por estar el poder judicial sometido a decisiones políticas.

Los derechos de las personas deben ser garantizados. Los derechos fundamentales son anteriores al propio ordenamiento constitucional y ha sido reafirmado por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.

El individuo debe poder expresarse y decidir sus opciones según su criterio siempre que no entren en conflicto con la libertad de otros. Y en ese derecho está el respeto que merece en su ámbito personal -la lengua en la que quiere identificarse, sus primeras etapas tanto en la guardería como en la escuela—. No cabe el considerar que las personas son robots programados para cumplir los proyectos soñados por quienes diseñan un mundo, en el que sólo tienen derecho a vivir con plenitud los que acatan las consignas al son del “flabiol”.

Los Nacionalistas quieren imponer el derecho a su identidad enmudeciendo la identidad de los demás. Inmersionan en su lengua ignorando la de los otros. Trazan diques para ahogar las ideas, las sensaciones , hasta los sentimientos pero siempre los ajenos. Una tiranía solapada desde el poder. Un proyecto salido de la mente dogmática de un grupo de ideólogos caducos, arropados en la areola de un nacionalismo que destrozó la convivencia europea en el siglo pasado. Un discurso vacío, lleno de engaños, en nombre del pueblo catalán, cuando los que sí existen son los catalanes, los que dieron auge a Cataluña, los que trabajaron en una fábrica, en un despacho, en un hospital , en una escuela, los que rebasan el tópico “pueblo”, pues cada catalán ostenta su individualidad intransferible.

Ana Maria Torrijos

septiembre 8th, 2017 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – España, la antigua Hispania se derrumba. Todos somos culpables, hemos contribuido con el silencio. Un silencio reiterado en muchos momentos de nuestra vida colectiva. Un silencio ausente al escuchar el himno nacional, un silencio trucado en la reciente manifestación contra el terrorismo. Un silencio institucional ante los atropellos políticos de los hostiles a la democracia. San Cugat Del valles (Barcelona) España, viernes 8 de septiembre de 2017. Fotografía: BARCELONA (CATALUÑA) España, 22.05.2017. En le primer plano d ela imagen, el presidente catalán, Carles Puigdemont (PDECAT) (c), junto al vicepresidente del Ejecutivo catalán, Oriol Junqueras (ERC) (i); y la presidenta del Parlamento de Cataluña, Carme Forcadell Lluís (d), en un acto secesionista en Barcelona. Archivo Efe.

Nos hemos olvidado del término ciudadano o puede ser que ni lo hayamos tenido en cuenta. Estamos en el rol de siervos, la historia ha quedado dormida en el pasado por no haber intentado estar presentes un día tras otro. Sólo queda la sonrisa helada en los labios de los “servidores” políticos que con insistencia machacona balbucean —diálogo, concesiones, identidad, nacionalidad— y los empresarios, intelectuales, juristas, pedagogos, trabajadores, todos ausentes. Esa ha sido la tónica que como bruma se ha extendido calle por calle, casa por casa.

El canto Els Segadors ha resonado en la Cámara autonómica catalana y las notas musicales se han oído desde Finisterre hasta cabo de Gata, desde los Pirineos hasta Gibraltar, Ceuta, Melilla y han alcanzado la cima del Teide. Allí las últimas ondas de esa melodía, usada con hostilidad para dividir, han hecho temblar la bandera roja y gualda que un mástil sostenía en el intento de mantenerla en su sitio. El pueblo, sin transcender por no intentar responder a tiempo, quiere estar en el limbo. Está sumido en ese no comprender qué se ha dejado hacer, mejor dicho qué no se ha hecho. Pero no por ese silencio generalizado ha faltado en las calles barcelonesas voces firmes gritando “Cataluña es España”, sin ser secundadas por la mayoría de los medios informativos; las cámaras de televisión o estaban ocupadas en programas banales o centraban sus objetivos en las Esteladas que se multiplicaban cual golondrinas ante esa catalana primavera, cuando en realidad entramos en un largo otoño español.

Leyes no faltan, tribunales tampoco y menos fiscales, en la espera sorprendente de que se despeje el ambiente político. Las acusaciones de delitos de malversación dirigidos a los aspirantes golpistas, han sido tachadas de los expedientes judiciales con fines algo confusos, la legalidad da miedo aplicarla y uno se pregunta ¿cuál será la causa ? Una comunicación del Ejecutivo ante los periodistas y ante el público en general a través de la pantalla, leída con solemnidad y con el mensaje intranquilizante de que se cumplirá la Constitución. Una Carta Magna asaltada desde hace casi treinta años mientras en todos los rincones del país se desparrama la presión de la doctrina nacionalista, acompañada con el temblor de las replicas del Gobierno. Muchas comunidades están en una carrera incansable de ser diferentes pero al mismo tiempo, en paralelo existe el afán de alguna de ellas de engullir una tras otra las de alrededor, porque argumenta sentirse más diferente. Una solitaria Cataluña a unos Paises Catalanes. El valenciano y las modalidades en lengua mallorquina, menorquina, ibicenca, anuladas por el imperio de la catalanización. Y el Estado ausente y la ley no se cumple.

La tensión se palpa. ¿Llegará el 1 de Octubre o a lo mejor al ser tan originales, se repetirá las veces que sea necesario para conseguir el Si absoluto? La oposición constitucionalista no prevé aplicar el 155. Muchos planes en el aire en espera de lo que acontecerá. La estulticia nos ha hecho perder tiempo tanto para progresar como para defender la legalidad. A pesar del desastre en puertas, convendría haber aprendido que ante el reto continuo, ante la ostentación de una superioridad insultante, no se puede ceder y si se hace te vuelves esclavo de ese carácter imperioso.

“Los españoles somos iguales ante la ley”, premisa obligada para todos desde 1978. En estos momentos emborronada esa afirmación, lo que nos queda en el escenario político es una oligarquia económica clasista, unos totalitarios progres disfrazados de demócratas y cerrando el círculo unos advenedizos al estilo de bandoleros. Los que restan en esas corporaciones públicas, sensatos, que los hay, están obligados a identificarse, a tomar la palabra y posicionarse en la defensa del Estado de Derecho. Su voz se ampliaría en cada uno de los españoles y se iniciaría la recuperación de la dignidad adormecida.

Siempre hay un segundo para reaccionar. Escrito el primer capítulo de la demolición del Estado, no hay que dejar que los siguientes los redacten los Golpistas, los Secesionistas, los Nacionalistas, los enemigos de las libertades.

 

agosto 28th, 2017 by Ana Maria

Redacción  (Ana Maria Torrijos) -. ¡Tengo miedo! Sí, tengo miedo al terrorismo, a no poder cerrar los ojos por la noche con la esperanza de abrirlos de nuevo al día siguiente. Miedo a ver el terror en toda su crudeza, la sangre derramada, los llantos, el desespero. La soledad que inunda el corazón de los que han perdido un ser querido. Miedo al olvido. San Cugat Del Valles (Barcelona) España, lunes 28 de agosto de 2017. Fotografía: CATALUÑA (ESPAÑA), sábado 26.08.2017. Vista de los 75 representantes de cuerpos de seguridad, emergencias y de entidades vecinales y ciudadanas que encabezan hoy en Barcelona la manifestación contra el terrorismo bajo el lema “No tinc por” (No tengo miedo) y de homenaje a las 16 víctimas mortales de los atentados terroristas islamistas de Cataluña. Efe.

El día después de retirar las velas, las flores y los ositos de peluche. Sí, miedo a dejar atrás las escenas lacrimógenas y empezar a contar los días sucesivos y así hasta que mis piernas puedan sostenerme. Entonces seré yo la que preguntaré ¿por qué? La respuesta, un silencio inmenso. No dirán nada los que lanzaron comunicados oficiales, los que se hicieron la foto, los que quisieron sacar rédito de todo aquel dolor. Lo horneado eran los aplausos por lo bien que se había llevado a cabo la disolución del colectivo yihadista, la información puntual de lo acontecido, la presencia ante las cámaras de los responsables de las instituciones catalanas, las altas dosis de claridad “en català” para todos los informadores y como colofón la entrega de condecoraciones selectivas. Pero en ningún instante se ha reflexionado en voz alta sobre los antecedentes de esta situación sobrecogedora. Desde el Olimpo nacionalista se redactó el grito ” No tinc por “, grito que tendrá su eco mucho más allá del acto oficial del duelo. Se vocalizará todas las veces que los secesionistas se lo propongan. El alcance está en el horizonte del “Som una Nació”.

La tragicomedia culminó con una manifestación por las víctimas. No hubo respeto, sólo farsantes ante las cámaras. Y una imagen fija, el Jefe del Estado humillado, las instituciones españolas degradadas y una pancarta fuera del control secesionista —”España contra el terrorismo, ¡gracias Majestad!“— centro del odio más atroz, abucheados sus portadores, insultados y hasta agredidos, un refuerzo policial impidió lo que nunca puede permitirse en un sistema democrático, el linchamiento. Pero la verdad de lo que fue y quiso ser, se plasma en la ausencia del Estado en Cataluña, ya no en esos momentos de horror, sino en los largos años de democracia.

CATALUÑA (ESPAÑA), sábado 26.08.2017. Vista de los más de 500 mil participantes a la marcha bajo lema ‘No Tengo Miedo’ del sábado 26 de agosto -según cifra de la Guardia Urbana de Barcelona- entre ellos, 75 representantes de cuerpos de seguridad, emergencias y de entidades vecinales y ciudadanas que encabezan hoy en Barcelona la manifestación contra el terrorismo bajo el lema ‘No tinc por’ (No tengo miedo) y de homenaje a las 16 víctimas mortales de los atentados terroristas islamistas de Cataluña. Lasvocesdelpueblo.

Miedo sí, por el abandono sufrido en el ámbito académico, por no poder tener derecho a la información en la lengua española, por no ver ondear nuestra bandera en muchos lugares públicos, por no escuchar nuestro himno nacional en silencio. Miedo, por apreciar que es más importante gastar el dinero público en procesos de independencia que en seguridad ciudadana. Ni maceteros, ni barreras, ni vigilancia policial. El terrorista hizo una caminata a pie y nadie interrumpió su deambular.
Algo quedó claro la tarde del 26 de agosto de 2017, la sociedad catalana está dañada de muerte. Urge el antídoto al Nacionalismo, edulcorado ahora con el término Soberanismo. Los síntomas de la enfermedad estaban a la vista, la cantidad de jóvenes que lanzaban por su boca sentimientos de revancha, rencor, delirio de agravios. No era más que el fruto de la incapacidad de respetar a un semejante que piensa diferente, jóvenes adoctrinados desde la escuela y desde las terminales identitarias.

Miedo a que la sociedad no sepa reaccionar ante tanta bajeza moral, ante unas asociaciones subvencionadas por un movimiento ideológico destructivo de la convivencia, a unas élites políticas incapaces de reaccionar a tiempo con la ley como eje vertebrador del Estado de Derecho. A una sociedad que permita trucar los actos terroristas y pasar del grito “no al crimen” al “no a España”.

Miedo a dejar de ser ciudadano para llegar a ser populacho.

agosto 21st, 2017 by Ana Maria

Redacción (Ana Maria Torrijos)-. Un aire tóxico parece rodear nuestras ciudades, nuestras casas, hasta nuestras mentes. Nos ha incapacitado para ver con claridad lo que sucede más allá de nosotros. Manipulamos el móvil, el WhatsApp, el Twitter y rastreamos con mucha rapidez internet. San Cugat Del Valles (Barcelona), lunes 21 de agosto de 2017. Fotografía: El presidente del Gobierno regional de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont Casamajó, durante una sesión de control al Ejecutivo catalán en la cámara regional catalana. Archivo Efe.

Nada parece frenarnos, creemos tener el mundo en nuestras manos. Pero en lo que se refiere a observar la realidad que nos rodea, decidir con tino lo que más no conviene, o simplemente decantarnos por la alternativa más segura, parece que hayamos perdido ese sentido común innato que todos llevamos dentro. Cuando la tecnología nos ofrece como mínimo el movimiento virtual, nosotros amortiguamos el natural ejercicio de pensar. No para recordar el día y la hora de la final de la Champions, no para elegir el país a visitar en vacaciones, no para comprar aquel u otro capricho, sino para valorar qué decisiones deberían tomarse en beneficio de todos los ciudadanos.

¿Para qué se concibió el Estado? La respuesta la podemos encontrar en la necesidad que tiene el hombre de organizar su vida social. Por naturaleza no vive solo ni aislado. Esta importante peculiaridad le empujó a diseñar una estructura que facilitase la convivencia y en paralelo a redactar las pautas complementarias para su funcionamiento, unas normas jurídicas. Los ciudadanos como ingrediente imprescindible en este acuerdo social han puesto su esperanza en la ley y su cumplimiento. De ahí se deduce que es muy difícil creer que un estado democrático no pueda activar las medidas legales para atajar cualquier acto delictivo y más aún una sedición institucional.

Reina confusión, no se sabe qué tiene pensado hacer el Gobierno, tan pronto califica los hechos de golpe de Estado como habla de diálogo y de concesiones. Los conflictos se suceden a lo largo del país y casi todos tienen un común apunte -el sortear la ley-. Si lo hacen quienes por imperativo legal deben cumplirla, no escandaliza si siguen su ejemplo los que tienen como proyecto destruir el sistema democrático. Hace tan sólo unos días el Presidente del Ejecutivo animó al sector social silencioso a movilizarse contra los independentistas. Este gesto muestra su ineficacia. Los valores que enmarcan el modelo vigente, entre los que se encuentran los derechos individuales, se han descartado de la vida pública, y esto se podrá demostrar si alcanzamos el disparate que maquinan unos aspirantes a dirigentes mesiánicos.

Son muchos los años en los que nuestra vida liberal parlamentaria se ha visto alterada por la acción desleal de un sector pequeño de la sociedad pero con no poco poder político. En vez de aplicar los resortes prescritos por la legislación, los altos cargos públicos han contemporizado con la entrega de parcelas de soberanía o con sentencias ambivalentes que han permitido a los liberticidas seguir desarrollando su plan de ruptura de la unidad nacional. Da la sensación de haber entregado un aval a las opciones regionalistas-independentistas en compensación a los años de gobierno autoritario franquista, como si los restantes ciudadanos no hubiéramos estado sujetos también a aquel régimen. Nos hemos olvidado que la democracia coloca a todos los ciudadanos por igual ante la ley.

La sociedad tiene derecho a exigir el funcionamiento de la administración y la aplicación de la ley si se la pretende sortear. La sedición, es uno de esos casos y el no ponerle correctores legales en el momento debido, acaba por asolar. Afirmaciones impecables pero no hay quién las defienda y las ponga en práctica, y por otra parte no hay un clamor popular masivo en defensa del marco de convivencia, que es simplemente el respeto a la ley. En este proceso de paulatino debilitamiento social, el terrorismo yihadista ha vuelto a herir al mundo occidental a través de España. Barcelona y sus Ramblas en unos terroríficos minutos han dejado de ser la imagen de la vida, paseos, sonrisas, turistas, flores, instantáneas fotográficas, y todo lo que es habitual en un día de calma, para convertirse ese tramo de viandantes en el camino de la muerte. La muerte pide respeto, llanto, silencio.

Muchas frases, opiniones vertidas, algunas inspiran afecto pero otras las más representativas repulsa. ¿En qué hemos contribuido? ¿Hemos hecho aflorar nuestros deseos? ¿Hemos participado a fondo en el diseño de nuestro modelo de vida en común? ¿Hemos sido valientes para decir Si o No a propuestas artificiales que sólo interesan a los que las inventan?

El hábito de plantar un árbol para que futuras generaciones lo disfruten en todo su esplendor, no les “mola”, ahora les “excita” el ser nombrados alcaldes, presidentes, unos minutos en las pantallas televisivas, una ráfaga de aplausos, pasquines con sus fotogénicos rostros, escucharse en sus discursos. Es insólito oir y hasta ver la manipulación, la osadía, el engaño, la ineptitud de quienes quieren montar una satrapía y no importa si para ello deben romper la convivencia.

“No tinc por” es una de las frases dirigidas desde el poder institucional catalán, una cortina de humo para esconder la falta de honestidad en la defensa de los catalanes, de los que dicen representar y por los que manifiestan trabajar. Miedo sí, miedo al arma que emplean los enemigos de la libertad, la muerte. Pero miedo también a los que con una mente cerrada, dogmática, llena de mitos oníricos nos venden, desvalijan nuestro país, se burlan de nuestra manera de hacer cultura, de entender la vida, de sentirnos de aquí o de allá, de ser nosotros, ciudadanos, que pedimos libertad y justicia.