enero 25th, 2017 by Ana Maria
Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – En busca de una solución para los muchos problemas que planean sobre las vidas de los ciudadanos de a pie y terminada la parafernalia de la conferencia de los presidentes autonómicos, la frase más enigmática por su oscura insinuación nos ha deleitado con una inteligente proclama, muy escueta, que viene a decir que en este año aún faltan por recaudar miles de millones de euros; o sea en lugar del propósito de reducir el gasto público, hay que contemplar un posible nuevo impuesto, carrera a la que están lanzados sin recato los “principes de la paz”. San Cugat de Vallés (Barcelona), miércoles 25 de enero de 2017. Fotografía: Bilbao (España), sábado 26 de noviembre de 2016. En la imagen, el presidente separatista catalán, Carles Puigdemont (i), junto al presidente separatista vasco, Iñigo Urkullu (d). El presidente separatista vasco, Iñigo Urkullu, jura el cargo de nuevo presiente autonómico del País Vasco prometiendo trabajar por una País Vasco “mejor y para todos”. Efe. Íñigo Urkullu ha jurado hoy el cargo como lehendakari bajo el árbol de Gernika, donde se comprometió a trabajar al frente del gobierno vasco “por una Euskadi mejor y para todos”. El lehendakari ha escrito este breve texto en el libro de honor de la Casa de Juntas de Gernika, donde ha jurado el cargo, en su único mensaje político del día, dado que no ha habido discurso. Entre los presentes en el acto se encontraban el presidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que se han sentado juntos durante la ceremonia y han estado hablando mientras esperaban que comenzara. Archivo Efe.
Recordemos la instantánea con supuesta sonrisa: los dirigentes de las autonomías, luciendo cada uno su traje impecable para la foto, acompañados por dos estándares de altura, el presidente y la vicepresidenta, con las banderas multicolores de las comunidades, izadas como marco de fondo de la plástica imagen. Si no fuera por la certeza de estar en tierra patria, hubiéramos creído visualizar un escenario internacional, importantes mandatarios y grandes decisiones.
Se ha insistido una vez más que quién no asista a estos encuentros dejará de poder participar y ofrecer propuestas al nuevo régimen económico que regirá con igual baremo para las distintas comunidades autónomas; sabemos que el aviso a caminantes estaba dirigido en exclusiva a Cataluña y al País Vasco, por cierto tratadas con singularidad por la señora Sáenz de Santamaría.
Rémoras para asistir a actos oficiales pero raudas en dejar claro su supuesta identidad con exhibición del concierto económico u otra inspirada diferencia. La riña de gallos inició su primer tramo entorno a la competencia de la presión fiscal que tienen las taifas hispanas. Pero lo insólito es que les interesaba más gravar al ciudadano que aligerarle de la carga impositiva pues no fueron pocas las críticas contra la disminuida tributación en la comunidad madrileña.
Un Estado confiscatorio es el que se ha creado a lo largo de los años del proceso democrático, desde el montaje de las comunidades autónomas sin exclusión de ninguna de las anteriores estructuras territoriales hasta los múltiples organismos sean audiovisuales, sociales o culturales. Cada legislatura que finaliza deja tras de sí un gasto público desorbitante, no por intentar paliar las necesidades sociales sino por el enorme despilfarro sin límites para nóminas y peajes con el fin de conseguir mayorías.
Este nuevo órgano creado para reunir a los presidentes territoriales tiene dos metas posibles a cumplir: ser un familiar encuentro de todos los dirigentes de los gobiernos autonómicos o una reunión para tomar decisiones ejecutivas a nivel estatal. La primera, sólo es una escena publicitaria para mostrar al ciudadano lo bien que van las relaciones sociales entre todos ellos, por cierto la nota discordante la dieron el señor Puigdemont y el señor Urkullu al ausentarse; de esta primera interpretación se puede prescindir, pues ya hay otras festividades para contar con la presencia de sus señorías. La segunda, si es para pactar asuntos que repercutan en el erario público, no es el espacio adecuado, esos temas deben debatirse y votarse en el Parlamento español.
De ahí se deriva que son innecesarias en todos los ordenes y que ese nuevo ente administrativo se ha gestado con la intención de distraer la atención o de fragmentar la soberanía nacional al margen del debate parlamentario. Estos síntomas que aparecen con cierta periodicidad deben poner en alerta a los ciudadanos que se interesan por la acción pública, que interiorizan la participación del pueblo en los asuntos de Estado, que quieren ser en el nivel que les corresponde copartícipes de la dirección que toman las grandes decisiones económicas.
La rapidez en aprobar los presupuestos del Estado, que imprimía en su momento el Presidente en funciones, ha quedado relegada; ni el Parlamento ni el cónclave de Presidentes autonómicos han tratado esa cuestión. Y la ciudadanía perpleja ante los fantásticos acontecimientos que nos anuncian, ha sustituido el afán anterior por la atención a los congresos del PSOE, de C’s y de PODEMOS.
Mientras tanto el mundo se “convulsiona” por el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Europa se tambalea ante el ascenso de la derecha alternativa y España se encierra en sus enconos de siempre, el nacionalismo, el progresismo y la ignorancia de una derecha amordazada e inmovilizada por el látigo repartidor de etiquetas fascistas.
Los informativos, repletos de imágenes y noticias maximalistas, violencia de “género”, acosos en las escuelas, inclemencias meteorológicas, descartan por incomparecencia nuestra capacidad de razonar y evaluar lo que dan de sí nuestros políticos. Ellos están en sus peleas internas para conseguir que salga elegido el líder que el cónclave del partido imponga.
Ocupados en limitar la libre opinión de sus afiliados pues de ello les va el estar en el ” chollo ” político; nunca como ahora había costado tan poco prepararse para aspirar a un lugar relevante en el ranking del servicio público, antes una buena formación profesional, una carrera universitaria con enorme afán de superarse y de trabajar era el currículum, ahora el oportunismo, la manipulación y la dejación de los principios básicos de la dignidad de la persona es el aval para muchos de los que se presentan como líderes. El ciudadano es la víctima, es el ignorado, es sólo un número en el censo.
Es impropio de un sistema político democrático con un recorrido respetable en aras de las libertades individuales, que ni el Parlamento español ni el europeo, órganos representantes de la soberanía de los ciudadanos, hayan reconducido al amparo de la ley a los millones de españoles catalanes y de otras comunidades que ven socavados sus derechos, que desde cargos oficiales se les agrede y se les insulta con calificativos vergonzosos por pedir la normalización de la lengua española en el ámbito educativo e institucional.
Es impropio de un sistema político donde reina la división de poderes, por lo menos en teoría, que se intente entre las dos fuerzas políticas más representativas llegar a un acuerdo para ocupar los puestos vacantes del Tribunal constitucional, de la misma manera que lo hacen para otros altos tribunales. Es impropio de un sistema en el que la legalidad es garante de la libertad y de la justicia, que al término de su mandato un ministro de defensa sustraiga papeles oficiales para uso mediático personal.
Las afectadas frases de regeneración que se blandían en los discursos electoralistas, de corto recorrido, deben recuperarlas los ciudadanos para darles sentido.
Muchas son las grietas que debilitan el Estado y se necesita cerrarlas lo más pronto posible. Las garantías del funcionamiento de una Administración requiere confianza, seguridad, credibilidad y sobre todo responsabilidad.
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enero 8th, 2017 by Custodio Ballester Bielsa
Redacción (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – Ahora soslayar la ley es “un gesto democrático”, retar al Tribunal Constitucional es “una muestra de libertad de expresión”, romper una sociedad, es “un derecho a decidir”, manipular el pasado es “aplicar la memoria histórica”, y así infinidad de ejemplos, que se han hecho cotidianos por no provocar ya sorpresa, y los permitimos, hasta tal punto que les estamos dando carta de credibilidad con el rastro tan pernicioso que conlleva para una sociedad desorientada, amedrantada por el poder político y sin capacidad de reacción ante los titulares retorcidos de los medios informativos. San Cugat Del Vallés (Barcelona), domingo 8 de enero de 2017. Fotografía: Ana María Torrijos, licenciada en Filología Clásica. Foto Joseph Azanméné N./lasvocesdelpueblo
Educar: el Cristianismo y el Renacimiento, ingredientes generadores del pensamiento occidental
Educar es transmitir lo que tiene de peculiar la comunidad humana. Al participar en su vida e incluso en su crecimiento, esta actividad formativa facilita conservar la existencia corporal y espiritual. Sin ella, en la que han colaborado unidas la voluntad y la razón, la sociedad perdería su capacidad de existir como tal y también su capacidad de desarrollo.
A través de la instrucción la comunidad y el individuo encajan perfectamente, la comunidad perpetuándose y por su parte el individuo buscando ser la fuente de toda acción y conducta. Los europeos al tener la dignidad humana como referente, han forjado una personalidad cultural en la que la posición otorgada al individuo ha hecho posible la aspiración del hombre al más alto nivel.
La Grecia clásica, el Cristianismo y el Renacimiento, legaron: el hombre como idea, el valor del alma individual humana y la autonomía espiritual del individuo, ingredientes generadores del pensamiento occidental.
A partir de aquí, es imprescindible plantearnos qué nos queda o mejor dicho qué hemos dejado de fomentar. Es evidente que no nos encontramos en el momento más feliz y más firme del bagaje heredado de nuestros antepasados.
Se tambalean los pilares que han sostenido durante siglos nuestra forma de organizar el mundo, el triunfo definitivo del bien sobre el mal, de lo justo sobre lo injusto. Inmersos en una epidemia de mediocridad absoluta y sobre todo de rechazo al servicio de los grandes valores que deberían fortalecer nuestra vida en común, podemos sucumbir con una facilidad asombrosa.
El lenguaje ya no tiene el significado que hasta no hace mucho nos permitía en voz alta gritar libertad, justicia. Ahora soslayar la ley es “un gesto democrático”, retar al Tribunal Constitucional es “una muestra de libertad de expresión”, romper una sociedad, es “un derecho a decidir“, manipular el pasado es “aplicar la memoria histórica”, y así infinidad de ejemplos, que se han hecho cotidianos por no provocar ya sorpresa, y los permitimos, hasta tal punto que les estamos dando carta de credibilidad con el rastro tan pernicioso que conlleva para una sociedad desorientada, amedrantada por el poder político y sin capacidad de reacción ante los titulares retorcidos de los medios informativos.
El año ha terminado con falsas verdades sobre lo bueno que será el acercamiento al secesionismo catalán
El voto que cada cierto tiempo introducimos en las urnas y que indica quiénes tendrán que tramitar nuestros asuntos siempre con el propósito de vernos defendidos, se ha desvalorizado con una vertiginosa rapidez.
El año ha terminado con consignas cargadas de falsas verdades, sólo orientadas a un público supuestamente aletargado. El ejemplo más cercano lo tenemos en las múltiples reiteraciones que no sólo hace el ejecutivo sino también la oposición, sobre lo bueno que será el acercamiento al secesionismo catalán, adecuar las leyes para contentarles y calmarles.
En el fondo de esas injuriosas declaraciones hay una falta de capacidad y de valentía para aplicar la ley. Y para compensar esa dejación de funciones, tendría que haberse previsto en favor de los ciudadanos como mínimo una exención tributaria, trabajo no realizado, dinero restituido.
Noticias disuasorias de queja a la mala gestión, se ponen al abasto de los ciudadanos y una de ellas es la de aumentar en días la baja por paternidad, con el argumento solidario de que el niño en las primeras semanas de vida debe disfrutar de los dos progenitores, el padre y la madre.
Los ciudadanos siguen sin apreciar el profundo daño anímico que se hace al niño
Y los ciudadanos en la inopia, sin darse cuenta de que ese tiempo sin trabajar y con sueldo, sirve de anzuelo disuasorio ante lo gravoso que será el consentir durante dieciséis años como mínimo, en un colegio privado una única salida posible para que rija la libertad de lengua vehicular en la escuela. Y por encima del tema económico, los ciudadanos siguen sin apreciar el profundo daño anímico que se hace al niño, ausentes sus derechos a ser educado con infinito respeto desde su más tierna infancia, sin ser dañado en su afectividad.
Las estrategias de los secesionistas, de izquierda o de derecha, de aquí o de allá, sus muchas obscenidades realizadas y por realizar, desde la escuela, las actividades lúdicas, las series televisivas y ahora desde la cabalgata de reyes, sueño infantil de amor e ilusión, son buena prueba de hasta dónde una sociedad puede llegar a permitir cuando los valores se han eliminado del proyecto de vida personal y en común.
Los indebidamente llamados políticos, fuera de juego, sin abochornarse, distraídos en caminatas matutinas para ejercitar sus constantes enmohecidas, en la aparición de sedes políticas clonadas, en luchas internas y en rectificaciones constantes sobre sus pactos u otras zarandajas, están destruyendo nuestra salud social.
Todo lo mencionado parece no importar, y tampoco el sesgo dado a las noticias sobre el coste de ciertos servicios en este estrenado año, con la bien meditada intención de ocultar las injusticias y engaños cursados desde el poder —las “subidas previstas” del tabaco, el alcohol, el gas, el Ibi, y en ese lote las pensiones con un 0,25%, para hacer ver que suben—.
Arrastramos varias décadas de inseguridad jurídica pero también de múltiples injusticias y no pasa nada
¿Es justa ese decisión? con la inocencia de un niño y con cierta ironía nos vemos obligados a pensar que es un anticipo de lo que en el mismo porcentaje se va a incrementar el sueldo a todos los políticos y el presupuesto en subvenciones dirigidas a amiguetes, familiares, vecinos y todo tipo de vividores en asociaciones tapaderas que han proliferado durante estos años.
Arrastramos varias décadas de inseguridad jurídica pero también de múltiples injusticias y no pasa nada. Sólo las “rapiñas” salen a apoyar causas necesitadas de consideración cuando pueden ser carnaza política; en estos momentos, el PSOE se queja del mínimo aumento de las pensiones, cuando el señor Zapatero las congeló, y la mayor parte de los líderes políticos, increpan el abandono sufrido por las familias, víctimas del JAK 42, y siendo necesario nuestro total apoyo, nadie se acuerda de las víctimas de ETA, ni de las del 11 M, con sus causas aún sin investigar y la que se ha visto en los tribunales, con una sentencia digna de volver a abrir el proceso por sus tantas lagunas sin resolver.
Alemania es un ejemplo a seguir, se ha negado a permitir la causa de un grupo nacionalista de Baviera
Es totalmente imposible intervenir en el marco de la Constitución si no eres capaz de respetar su letra y aún más si la intentas destruir.
Alemania es un ejemplo a seguir, se ha negado a permitir la causa de un grupo nacionalista de Baviera por no caber en su texto constitucional la fragmentación de la nación alemana ni de la soberanía nacional. Todo es fácil si hay propósito de cumplir el marco legal.
Este 2017 no será fácil y menos para nosotros por arrastrar un elemento añadido, la inestabilidad del Estado
Se necesitan unas fuerzas políticas mayoritarias, verdaderas abanderadas de la libertad dentro de la ley; unos políticos obligados por su juramento a la Constitución; unos poderes del Estado independientes entre sí: el legislativo del ejecutivo y el judicial del cambalache entre gobierno y oposición; una actividad de la sociedad más dinámica y comprometida, con conciencia clara de que va con ellos la gobernabilidad del país.
Este 2017 no será fácil para ninguna nación del mundo y menos para nosotros por arrastrar un elemento añadido, la inestabilidad del Estado y el desconocimiento de nuestra presencia en el devenir de la historia; de la verdadera historia, no la manoseada por mentes enfermizas, agarradas únicamente a sus frustraciones y rencores.
Calidad en todos los ordenes sería un buen antídoto, pero para conseguirla es imprescindible recuperar el gran valor de la dignidad humana e introducirlo en la escuela.
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