octubre 2nd, 2018 by lasvoces
Redacción (Ana Maria Torrijos) – Suena bien y es sugestivo pero no es más que las arengas de un señor Pedro Sánchez pletórico ante sus seguidores. Un ejemplo de deterioro político, una burda imagen de lo que debe ser un servidor público, un representante desactivado de la honradez parlamentaria. Barcelona (España), martes 2 de octubre de 2018. fotografía: MADRID (ESPAÑA), 04.06.2018. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), durante la reunión en el Palacio de la Moncloa con el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko , en su primer acto oficial tras la toma de posesión de su cargo este sábado. Efe
Tenemos un historial clínico. Coherencia cuando no se tiene, unos pocos meses de gobierno llenos de desajustes y desdecirse; Diálogo sólo con los desestabilizadores del Estado; Ambición no para cumplir el marco constitucional sino para repartir cargos entre los amigos y miembros del partido. Se ha llegado a esta situación a través de distintas legislaturas que han descafeinado, algunas de ellas, la acción de la presidencia de gobierno. El jefe del ejecutivo actual, incapaz de elaborar un programa de medidas lo suficiente profundas para solucionar todo lo negativo que desestabiliza las instituciones y merma los derechos de los ciudadanos, se dedica a lanzar salvas de poco alcance sin concretar el proceso a seguir, mientras sus ministros antes de profundizar en el cargo dimiten por actuaciones indebidas.
El Presidente del Gobierno está entretenido en estas escenificaciones mientras el ambiente en Cataluña se agrava cada vez más. Años sin cumplir la ley, sin la actuación del Delegado del gobierno, parte de la ciudadanía sin protección oficial en sus derechos básicos.
Esa parte de los catalanes que creen en el Estado de Derecho, que son españoles en esa tierra entrañable, tenían puesta su esperanza en una manifestación convocada por la asociación “Hablamos español” , en defensa de la libertad de lengua vehicular y el no adoctrinamiento en la escuela. Cumplimentados todos los procedimientos que requiere un acto de esta envergadura, tanto el Departamento del Interior de la Generalidad como el Ayuntamiento en el distrito de Ciutat Vella, dieron conformidad a la petición y el cuerpo de Mossos d’ Esquadra en comunicación con los organizadores del evento acabó de ajustar el itinerario para adecuarlo al tráfico rodado.
La primera manifestación en defensa de la escuela y libre de ataduras políticas, empezaba a recorrer las calles de Barcelona. Después de muchos años de sufrir un sofocante asalto al saber en un espacio en el que se modela lo que será cada uno, en el que se diseña el futuro, parecían abrirse los porticones que antes impedían ver la luz, la verdad. Una verdad no absoluta, pero una verdad alcanzable y no impuesta por el poder establecido. Entre lemas de libertad, se encaraba ya el final de la calle Vía Laietana cuando una barrera de miembros de las fuerzas autonómicas del orden, retuvieron esa explosión de soberanía ciudadana. Pesó más la imposición ilegal de un grupo de secesionistas que la expresión democrática, pacífica de unos ciudadanos con el permiso de manifestación en su poder. El grito de libertad no pudo retumbar en la plaza San Jaime enmarcada por la fachada del Ayuntamiento y por la de la Generalidad, las dos instituciones que les habían avalado para expresar su protesta.
Ese emblemático lugar que tuvo que presenciar rebeliones contra el Estado de Derecho en otros momentos del pasado, no pudo vibrar al son de las frases que pedían el respeto de los derechos individuales recogidos en la Constitución. La expresión de acato a las normas más elementales de la democracia, fue alejada del escenario donde se supone residen los más altos dignatarios de la voluntad popular catalana.
La legalidad, ausente en el ámbito académico, salió a la calle en busca del ciudadano pero topó con un dique de contención trazado por el nacionalismo identitario. Los medios de información, genuflexos durante muchos años ante la doctrina totalitaria, no reflejaron antaño el flagrante atropello de la ley; en sus titulares consta —lo bueno que es el plan educativo de inmersión lingüística—. El gobierno nacional anterior y el actual, ocultando los pruebas del adoctrinamiento que se da en las aulas catalanas , ha prevaricado. El defensor del pueblo autista ante las demandas de los padres que se atreven a pedir libertad de elección de lengua, desvia su mirada hacia otros paisajes más sensibleros.
Nunca se ha planteado en las Cortes con la profundidad que requiere, la exclusión del español de las aulas y de los lugares públicos. La conculcación del derecho del docente a recibir la enseñanza en la lengua oficial del Estado, ya ha rebasado los límites de Cataluña, ahora está también presente en el País Vasco, en Navarra, en la Comunidad valenciana, en Baleares y en proyecto en Asturias, cuna de la histórica Reconquista, desde donde se empezó a recuperar la España cristiana.
Lo que hemos sido desde siglos está en vías de disolución y nosotros desenfocados por tanto cainismo interno, no apreciamos ese pasado. La lengua común forjada en ese transitar de siglos durante los cuales todos nos hemos involucrado para rescatar lo que entramó la Historia y a los que lo imprimieron con su esfuerzo, puede ser sepultada.
El despertar que recorrió algunas calles de la ciudad condal debe animar a todos los que quieran ser protagonistas de su destino. La marcha fue interrumpida por los que temen que el ciudadano se quite la losa del dogmatismo, diseñado para satisfacción de los señores del poder, pero ya es imparable. Somos libres, y para ello hemos de ejercer en la escuela y en todo el marco institucional que debe considerarnos ciudadanos de pleno derecho: Ser español y poder hablar en español.
Ana María Torrijos
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