enero 16th, 2018 by lasvoces

Redacción (Ana Maria Torrijos) – El catalanismo llegó a ser superior que cualquier otro concepto, y si éste negaba los derechos individuales, el respeto de la ley, el ascenso laboral, la libre opinión y otros muchos valores de la democracia, no importaba, primaba el ser “catalán”, el terruño que nos ha visto nacer, con sus cuatro límites, nada era más importante que eso. En Bruselas ya en primavera estaban en las calles los militares por riesgo de posibles atentados terroristas, por el contrario en Cataluña después de los terribles sucesos de las Ramblas no se consideró que debieran hacer acto de presencia. Barcelona (España), martes 16 de enero de 2018. Fotografía: GRANOLLESR (BARCELONA) ESPAÑA, 7.09.2015. La entidad extremista fanática separatista Asamblea Nacional Catalana (ANC) de uno de los ‘Jordis’ ha instalado la estelada en un terreno particular en la entrada de Granollers (Barcelona). El símbolo de odio contra España de esta entidad, sostenido por una farola, está en unos terrenos de propiedad privada que tocan a la Carretera del Masnou, a la altura del barrio de Can Bassa. La instalación, que ha requerido del uso de una grúa, dispone de un agujero con 7 metros cúbicos de hormigón y con un mecanismo para poder subir y bajar el trapo secesionista de ERC, CUP y Convergencia-PDECAT. ANC ha explicado que dispone de los permisos de obras correspondientes y lamentó que el Ayuntamiento de Granollers no les haya querido vender una farola de segunda mano. La instalación ha sido financiada íntegramente por la organización. La farola que sostiene la estelada ha tenido un coste de unos 600 euros. ACN

“Quien esté libre de culpa tire la primera piedra” sentencia de mucho recorrido pero muy fresca para volverla a repetir y encajar perfectamente en la delicada coyuntura político-social en la que nos encontramos. Ningún partido político acostumbrado a ostentar parcelas de poder, puede ponerse a dar lecciones de eficacia, pues todos ellos tienen fallos en su gestión y algunos de sus miembros están o han sido imputados por diversas causas contrarias a la legalidad.

La nieve, el frio, la lluvia estaban ausentes en gran parte del país. La sequía era la preocupación de los agricultores, las cosechas prontas a sucumbir. De repente, no sin avisos previos de los meteorólogos, con la llegada de los Reyes Magos un blanco manto cubrió montañas, árboles y la autopista AP-6. Ocurrió lo que era de esperar, atascos, coches cruzados, colapso total. Las explicaciones que se dieron por parte del Gobierno de turno fueron las mismas que en otras ocasiones se habían oído de otros distintos Ejecutivos. Polémica que aumentaba cuando los varios voceros de una u otra fuerza política intervenían. Los ciudadanos desde sus casas, frente a los dispositivos audiovisuales que les ofrecían las imágenes de aquel gélido cuento navideño, las valoraban de lamentables y de una insolvencia mayúscula: Unos por no ir sus coches preparados ante la inclemencia del tiempo, otros por no cerrar los controles de pago o    de entrada a la autopista en cuanto se inició la fuerte nevada, los de más allá por no mandar al personal competente-quita nieves, propiciaron todos una escena de largas horas de caos, de irritación y de desespero.

Transcurría la Navidad, la más pintoresca desde hace muchos años, con escenas diseñadas por los secesionistas catalanes, conversiones a la fe católica, frases elaboradas y emitidas desde el exilio, lazos amarillos por doquier, cabalgatas que de ser el escaparate de la ilusión de unos pequeños necesitados de ese ensueño infantil, se  transformaban en mensajes a los golpistas, el deseo de su liberación, cuando al instante, en unos segundos la grandeza de la madre naturaleza, en ese fin del solsticio de invierno, regaló una escena dantesca, la insolvencia de una sociedad que ante las sorpresas imprevistas no reacciona y facilita el colapso de kilómetros de autopista.

Si ante un simple contratiempo nadie en varias horas puso los medios para salir de él, cabe pensar qué ocurrirá cuando los lanzados a la carrera de la fractura de España, prosigan con sus planes golpistas. En la inclemencia del tiempo, el ejército hizo acto de presencia, miembros de la UME (Unidad Militar de Emergencias) con palas retiraron la nieve que inmovilizaba las ruedas de los coches. Por deducción se considera posible contar también con él cuando nuestro país esté al límite o por el contrario, entonces nuestros políticos se opondrán a que el ejército tenga presencia en esa coyuntura. En Bruselas ya en primavera estaban en las calles los militares por riesgo de posibles atentados terroristas, por el contrario en Cataluña después de los terribles sucesos de las Ramblas no se consideró que debieran hacer acto de presencia.

Tabúes multiples atenazan a los ciudadanos, una sociedad inmovilizada desde años por los augures, por los hechiceros o por los encantadores. Con latiguillos verbales dirigidos a quién se pronuncie con ciertas opiniones, ante actos o tomas de decisión que no encajen en los parámetros doctrinarios de esos tenebrosos seres, se ha invernado a gran parte de la sociedad. Y esto ha tenido graves repercusiones, un vacío de opinión opuesto al oficial, un callar por no ser aislado, por no ser catalogado con un bien escogido listado de calificativos.

Pero el mal no es eterno y por esos azares todo empieza a cambiar, muchos son ya los que dejan su exilio de ciudadano en ejercicio. Las manifestaciones no convocadas por sindicalistas ni por políticos, empiezan a llenar las calles y plazas de las ciudades. Quejas, reivindicaciones y peticiones reales nos empiezan a acompañar con frecuencia y detrás de toda esa lista de “requiebros” están los que trabajan, los que ven peligrar sus pensiones, los que no pueden ejercer de españoles en ciertas partes del país, los que no pueden disponer de una educación de calidad, con nombres y apellidos. Las encuestas reflejan una caída de los que gobiernan y de los antisistema. Esta noticia que podía llenar de esperanzas, no calma la preocupación de muchos electores. La causa no es difícil de apreciar, el repuesto no colma todos los entusiasmos.

Sigue sin cambio alguno la variable identitaria y los partidos constitucionalistas en esas comunidades en las que tiene presencia esa dañina ideología, no manifiestan un mensaje nítido, ni en el lenguaje ni en la elección de sus candidatos. La costumbre perniciosa de marcar la distancia, no lejana entre ellos y los nacionalistas, para preparar acciones edulcoradas, cercanas a las formas de esos doctrinarios, continua implacable. Desde el inicio de la democracia, siempre el centro derecha y el centro izquierda han tenido la obsesión de tener una presencia que los acercase a sus homólogos nacionalistas. Algunos colocaron una sigla localista para que no hubiera duda PSC ( PSOE ) o un matiz distintivo Centristas per Cataluña ( UCD ) , luego ya pasados unos años PSC o PPC.

Esa losa que impone unas ideas ancladas en las páginas pasadas de la Historia, deshechas por el peso de lo que hace al hombre grande -la búsqueda de la verdad y de la justicia- era lo que marcaba el mezquino interés electoral. Si algún militante de valía demostraba sus posibilidades para colaborar en el desarrollo del programa ajustado al sector social que podría auparlo, era cuestionado por su distancia al nacionalismo. Así la derecha y la izquierda catalana fue abandonando a sus electores, pues lo natural para la élite dirigente nacía de ese caldo de cultivo que era el llamado catalanismo.

El catalanismo llegó a ser superior que cualquier otro concepto, y si éste negaba los derechos individuales, el respeto de la ley, el ascenso laboral, la libre opinión y otros muchos valores de la democracia, no importaba, primaba el ser “catalán”, el terruño que nos ha visto nacer, con sus cuatro límites, nada era más importante que eso.

Es de esperar para bien de todos los españoles, que llegado ese crítico momento de desestabilización, los resortes del Estado funcionen en defensa de la legalidad.

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