octubre 23rd, 2017 by lasvoces
Redacción (Óscar Bermán) – El Artículo 155 de la Constitución Española prevé situaciones como las que se vienen produciendo en Cataluña desde que el 6 de Septiembre el Gobierno de la Generalidad diese un golpe de Estado contra el estatuto de autonomía, contra la democracia constitucional, contra el Estado de Derecho y contra la soberanía del pueblo español. Palafolls (Barcelona) España, lunes 23 de octubre de 2017. Fotografía: CALLE LAYETANA (BARCELONA), martes 3.10.2017. Un inmigrantes separatista de la entidad antiespañola de inmigrantes en Cataluña ‘Nuevos Catalanes’ -Nous Catalans, en lengua regional- junto a centenares de extremistas separatistas fanáticos, se concentran ante la sede central de Policía Nacional en Cataluña, Jefatura Superior de Policía Nacional, para amenazar a los agentes y hacer proclamas secesionistas, tras el fracaso del otro “23-F” contra España, esta vez impulsado por el Gobierno catalán del golpista Carles Puigdemont, el pasado domingo 1-O en Cataluña. Efe.
El 22 de Mayo de 2017 -en un acto pro secesionista organizado por el Ayuntamiento de la capital de España-, Carles Puigdemont, anunció su decisión irrevocable de celebrar en otoño un referéndum como paso previo que justifique la inmediata proclamación de una Republica catalana, soberana e independiente de España. Tal y como así ha sucedido finalmente. Hace de esto poco más de 155 días. Durante este lapso de tiempo hemos asistido a un proceso sedicioso que ha dañado irremisiblemente la convivencia, la seguridad jurídica y la recuperación económica de Cataluña. Previsiblemente la fractura social y la diáspora de empresas son un daño extremadamente difícil de superar, y en las próximas décadas en Cataluña se perderá empleo y menguara el bienestar de los catalanes.
Los daños, pues, no son solo, lo cual ya sería inaceptable, de carácter legal y político, sino mucho más extensos y duraderos de lo que la sola aplicación del Artículo 155 puede curar.
Unos daños completamente innecesarios, que no se habrían producido si se hubiera aplicado la Constitución cuando los hechos lo reclamaban. Se ha aplicado tarde. Tal vez 155 días más tarde de lo que en cualquier país democrático de nuestro entorno se habría hecho.
Pero esa negligente tardanza no sólo deja un rastro de daños sociales, económicos y afectivos de difícil cura, sino que ha creado un problema político sobredimensionado.
Es un error plantear, en la aplicación del 155, la convocatoria de elecciones en Cataluña en el plazo máximo de seis meses. Nadie nos puede asegurar que en 2018 la mitad de los catalanes, espoleados por una temeraria e irresponsable clase política, mantendrán la tensión en todos los frentes, ahondando el daño económico, social y personal. Y ¿después qué?
La aplicación del Artículo 155 hace 155 días habría cortado de raíz toda esta dinámica demencial. Habría servido para dejar meridianamente clara la unidad nacional de España consagrada en la Constitución y, lo que es más importante, en la voluntad mayoritaria del conjunto de ciudadanos que integramos el pueblo español.
Una intervención a tiempo, podría haber evitado muchos de estos daños innecesarios y habría permitido, desde la firmeza del Estado de Derecho, abordar una racionalización del Estado de las Autonomías sustanciada en la descentralización administrativa de los servicios al ciudadano, sin duplicidades legislativas, ni confusiones sobre la soberanía nacional de España.
Los culpables de la situación actual y del daño causado a Cataluña y a España son los miembros del Gobierno de la Generalidad con su demencial intentona secesionista. Pero los máximos responsables políticos son los Gobierno de España que han incurrido en dejación de funciones, hasta hoy. Y también serán responsables de daños irreversibles que se produzcan en el futuro si no se aborda una reforma profunda del Estado de las Autonomías para que deje de ser una incubadora de secesionismo.
Óscar Bermán
Presidente Nacional de «NOSOTROS», Partido de la Regeneración Social
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