marzo 10th, 2017 by Ana Maria

Redacción: (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – En el último tercio del siglo pasado, los medios de comunicación promocionados para  ser redactores de opinión y los políticos deseosos de dar una imagen de progresía, se entregaron con gran énfasis a cumplir con las supuestas expectativas, el ofrecer a una sociedad deseosa de abrir fronteras, un futuro europeo para iniciar una nueva singladura. Frases como “España es diferente” y “Africa empieza en los Pirineos”, golpeaban demasiado fuerte en la mente de unos ciudadanos que con esperanza de mejorar sus proyectos, querían pulverizarlas. Homologarse con el resto de países de más allá de los límites geográficos, era la meta a seguir. San Cugat del Vallés (Barcelona) España, viernes 10 de marzo de 2017. Fotografía: Las banderas de los países miembros d ela Unión Europea en una imagen archivo de Efe.

Se consiguió diseñar un sistema parlamentario liberal, partidos políticos y lo imprescindible para ejercer en libertad.

Regularizar algunos sectores como la pesca y la agricultura, cuotas a la leche, la desaparición de subsectores

Nos sacrificamos lo que fue necesario para ser miembro del Mercado Común europeo: regularizar algunos sectores como la pesca y la agricultura, cuotas a la leche, la desaparición de subsectores. Todo por homologarnos, por ser un miembro de pleno derecho de una comunidad, con la que por intereses políticos no habíamos podido compartir un espacio geográfico y sorprendentemente nos lo creímos o nos lo hicieron creer, cuando nuestros antepasados ayudaron en muchos gloriosos momentos de la Historia a componer ese concepto tan grandioso que es ” la cultura o el mundo occidental”.

Teníamos una interesante oportunidad de ofrecer nuestra impronta y nuestro saber para hacer de esa institución una plataforma al servicio de los intereses ciudadanos. Hace unos años se incorporó en el curriculum del bachillerato una asignatura sobre el funcionamiento constitucional, parlamentario, que consiguió frutos educativos. Pero pronto fue sacada de la agenda escolar y de ahí la falta de preparación democrática que existe en nuestra sociedad y en muchos de los políticos. No se mide esa puesta a punto por el simple hecho de votar el día que corresponde o movilizarnos cuando un sindicalista lo dice. Se está dispuesto si uno se siente protagonista del proceso diario de la sociedad y del país.

No tenemos conciencia de lo dicho por los nuestros, ni del empeño que ponen al defender a España y a los españoles

Muchos son los ciudadanos que desconocen quiénes son sus representantes en la Cámara europea, qué proponen, qué votan, en qué se gastan el presupuesto que les   corresponde por su presencia en ella al margen de su generosa nómina. Con la prudencia que corresponde hablar de estos temas, debemos decir que el parlamento continental, salvando honrosas excepciones, entre nosotros se ha transformado en el ostracismo para muchos políticos que han dejado algún cargo institucional, que son molestos o no interesan que hagan sombra en una causa puntual o simplemente, un lugar de colocación para aquel conocido que tiene necesidad de estar dado de alta en la estadística laboral aunque la preparación no sea la adecuada. Nos hemos escandalizado al enterarnos de que un parlamentario polaco afirmara y diera por válido que la mujer no alcanzaba al hombre en derechos por ser dévil y falta de inteligencia, y la noticia ha ocupado todas las pantallas de las televisiones, en ello no ahorraron calificativos los redactores. Pero no tenemos conciencia de lo dicho por los nuestros, ni del empeño que ponen al defender a España y a los españoles.

No hay sorpresa, las cuartillas en blanco de la tarea realizada por muchos de nuestros ilustres diputados, es la constancia del deterioro en el que nos encontramos. No hemos alcanzado una presencia firme en la esfera europea y no es de extrañar pues ningún país puede ser respetado y tenido en cuenta, si no se conoce a si mismo y no ha sabido diseñar un modelo ilusionante; todo lo contrario unos gritan -los catalanes tenemos el ADN más parecido al de los franceses -, otros denominan a los españoles -fachas, paletos, chonis- aquellos consideran a la nación -federal- cuando ya se ha superado en la práctica el concepto, los de aquí la ven -autonómica con singularidades-.

Se ha roto la unidad del espacio médico para el cuidado del paciente

Y mientras tanto 17 circunscripciones autonómicas a su aire, cada una actuando por su cuenta. Se ha roto la unidad del espacio médico para el cuidado del paciente, para la adquisición de productos farmaceúticos, para acceder a igual atención frente a enfermedades difíciles de diagnosticar. Se ha sustraido el derecho a escolarizar, a recibir comunicados oficiales y a rotular los letreros en español. Se ha fragmentado la aplicación de la ley y su total cumplimiento. Con esos síntomas no podemos presentarnos a liderar ningún modelo de acción seria.

Ayuntamientos, sin previa consulta, luciendo en sus fachadas pancartas con el deseo de recibir a los venidos de fuera

Europa está ahí esperando, necesitada de un criterio firme y consecuente en su afán de busqueda de la libertad; un camino largo y nada fácil, lleno de enfrentamientos de todo signo, pero llegado ese periplo a la actualidad, satisfechos de lo conseguido: estamos obligados a defender los resultados, un total acuerdo en la defensa de la ley. Europa con un complejo conflicto dentro y fuera de sus fronteras “la emigración”, necesita la aportación de todos sus miembros para encontrar las medidas adecuadas; una emigración muy diferente en raíces culturales a los países receptores y desconocedora del concepto de democracia parlamentaria -libertad e igualdad de todos los ciudadanos-. Un difícil encaje que puede llevar a serios conflictos si no se valora con mucho cuidado. Colectivos con mentalidades muy diferentes que los coloca en distintos puntos de partida para entender el libre sufragio del voto. Basta recordar “las primaveras árabes” en Egipto y otros paises, en los que se quiso implantar el modelo democrático que rige en nuestos ámbitos políticos y que acabaron en fuertes enfrentamientos. Adolecidos por igual avalancha en las ciudades de Ceuta y Melilla, sin apenas valorar en profundidad en el Congreso de los Diputados la nueva situación, algunas fuerzas políticas o grupos se oponen a las medidas disuasorias en las fronteras y toman decisiones buenistas por el sólo hecho de liderar una muy rápida solidaridad; a los emigrantes debemos poder darles posibilidades laborales para llevar una vida digna y asegurar una total integración. Ayuntamientos, sin previa consulta, luciendo en sus fachadas pancartas con el deseo de recibir a los venidos de fuera o en los plenos, sin un gran debate, dando el calificativo de receptor de emigrantes al municipio, entran en una vorágine muy simplista y poco realista de lo que ello conlleva.

Las movilizaciones convocadas con el fin de abolir el impuesto de sucesiones y todos unidos

Una buena referencia de que la sociedad no está muerta, son las movilizaciones convocadas con el fin de abolir el impuesto de sucesiones y todos unidos, sin distinción de tendencias ideológicas. Un primer paso imprescindible, al que deben seguir otros más para forzar la continua comunicación con los ciudadanos, las reformas necesarias en las instituciones, en el acceso a los servicios sociales y en gran medida para asegurar la representación política en beneficio del pueblo.

La oportunidad de buscar soluciones

Este enfoque si logra extenderse en nuestro país, podremos trasladarlo al seno del Parlamento europeo para que deje de ser una Cámara de élites, ajenas a lo que ocurre en la cotidianidad de sus ciudades. Una realidad muchas veces dura y falseada por los medios de comunicación para que pase de puntillas y prive a la ciudadanía de su existencia, por lo tanto de la oportunidad de buscar soluciones.

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febrero 11th, 2017 by Ana Maria

Redacción: (Ana Maria Torrijos; licenciada en Filología Clásica) – Responsabilidad de servidores del Estado: Señor Presidente, ¿Qué espera? Que le caiga la Ley encima y le aplaste. La reflexión es muy clara: ¿Es posible que una parte del Estado, institución creada para la defensa del orden social, quiera dinamitar al propio Estado? No, no puede ocurrir ni permitirse tal hecho. La ley es la clave del funcionamiento de la democracia. Quienes han sido elegidos para representar la soberanía nacional y defender el cumplimiento del ordenamiento jurídico, están obligados a estar en ello y si no quieren o no pueden, deben abandonar su puesto en las instituciones. San Cugat del Vallés (Barcelona), sábado 11 de febrero de 2017. Fotografía: la imagen, de izquierda a la derecha, los principales candidatos de la coalición separatista de ERC y CDC con colectivos separatistas al 27-S catalán 2015, Juntos Por El Sí (JxSí), durante la presentación d ela candidatura: Oriol Junqueras Vies, el actual vicepresidente del Gobierno catalán y consejero de Economía y Hacienda pero también el presidente de ERC; la fallecida Muriel Casals Couturier, caída en combate tras saltarse un semáforo en ámbar fue atropellada mortalmente por una bicicleta y murió unos días después. Casals era también presidenta del colectivo separatista Ómnium Cultural; Raúl Romeva, el actual consejero de Exteriores del Gobierno catalán, el ex de ICV; Carme Forcadell Lluis, la actual presidenta del Parlamento catalán y ex presidenta del colectivo de los fanáticos separatistas Asamblea Nacional catalán. Forcadell hay intentado dinamitar España desde la Mesa del Parlamento, el asunto está ahora en manos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña; Artur Mas Gavarró, el ex presidente de Cataluña y actual presidente de PDECAT, el más desgraciado porque le salió el tiro por la culata, sin mayoría JxSí tuvo que pactar con la CUP y los amarillos separatistas  violentos exigieron la cabeza de Artur Mas cuyo sitio en esta fotografía ocuparía el actual presidente catalán, Carles Puigdemont. Archivo Efe.

Responsabilidad de servidores del Estado

Al término de la jornada laboral y después de dedicar el tiempo posible a la familia, llega el momento de disponerse a estar al corriente de lo acontecido en los entresijos de la acción política. Para administrar y gobernar el ritmo continuado de la comunidad humana se diseñó y se ha ido perfeccionando una gran estructura llamada Estado.

Los complejos acontecimientos y necesidades que han ido sucediéndose en el seno de la sociedad, ha espoleado las mentes más preclaras en ajustar aquel invento que diseñaron en su tiempo histórico los romanos de la Antigüedad.

El deseo de liberar a la sociedad de cualquier esfuerzo o preocupación, no fue lo que motivó el concretar estructuras, personal para dirigir y decidir lo que apremiara en cada momento; todo lo contrario, se acordó que fuera así por muy diversos motivos entre los que cabe señalar lo complejo que era la convivencia entre los humanos, cada vez más numerosos y diversos.

El artilugio necesario para fomentar la paz social obligó con el paso de los siglos a distribuir entre todos los miembros de la sociedad el coste de su funcionamiento. Y en eso estamos, unos a desarrollar actividades propias y otros a dirigir los intereses comunes, pero eso sí, todos compartiendo responsabilidades en el grupo en que cada uno esté situado.

Y con gran sorpresa nos encontramos día sí , día no, con el reto de dinamitar nuestra paz social y desintegrar el equilibrio institucional. La respuesta a tal ilegalidad ha estado ausente y los artífices del hecho delictivo aumentando en tono y cuantía.

La reflexión es muy clara ¿es posible que una parte del Estado, institución creada para la defensa del orden social, quiera dinamitar al propio Estado? No, no puede ocurrir ni permitirse tal hecho.

La ley es la clave del funcionamiento de la democracia. Quienes han sido elegidos para representar la soberanía nacional y defender el cumplimiento del ordenamiento jurídico, están obligados a estar en ello y si no quieren o no pueden, deben abandonar su puesto en las instituciones.

Es alucinante que a cada ciudadano le cueste bastante mantener un Estado mastodóntico, para que en la práctica tengamos que recurrir a nuestra impronta parar cualquier situación que lo haga peligrar.

No es un hecho acaecido desde hace unos meses o cuatro años, expresiones pronunciadas por los encubridores de la realidad; es una situación que viene desde el momento que un solo niño no ha podido escolarizarse en español o que un ciudadano ha tenido que abandonar su lugar de origen por la presión que ejercen los sectarios, los desleales a la Constitución, y lo más lamentable es que lo hacen desde el poder establecido, y con ironía aseguran que lo que llevan a cabo es un acto pacífico y democrático.

El ejecutivo no ha hecho nada para inducir a los violentadores de la democracia a respetarla y a no crispar a la sociedad.

Es un momento difícil no sólo a nivel nacional sino también internacional, por lo que debemos dedicar el esfuerzo y la atención a posicionarnos dentro de Europa para luego estar en el mundo. No se consiguirá si desmembramos nuestro País.

La libertad, el aire que permite respirar a todas las sensibilidades posibles en un mismo espacio territorial, con sus diversos matices, tiene unos límites que los marca la ley. El respeto a esas reglas de juego permite la convivencia, la mejora social de todos los que nos ponemos a su amparo.

Quienes no están dispuestos a someterse, deberían negarse a sí mismos tener presencia pública o en último extremo sería necesario , como ocurre en otros países de nuestro entorno, que la legislación marcase ese supuesto y negase la participación a los que desde un primer momento quieren destruir el Estado de Derecho.

Pero al no tener estas dos vías de escape, estamos en un simplón momento de estulticia por no querer calificar con la dureza debida la situación que entre todos hemos facilitado. Puede que sorprenda la acusación emitida en general, sin excepciones, pero no es tan desorbitada si reflexionamos -que se impone lo más apoyado o simplemente  lo consentido-.

Este último supuesto parece que se ajusta al caso descrito. Años de dejación de los compromisos que todo sistema liberal parlamentario entraña, entre ellos la falta de oferta a las nuevas generaciones del valor de la libertad, nos ha conducido a un vergonzoso delirio frente a los tribunales de justicia: una turba inflamada por consignas fanáticas, banderas sacadas del inconsciente onírico, incoherentes y fantásticas, cánticos de épocas históricas pasadas, instaurados por obra y gracia de unos cuantos, como himno representativo de una ciudadanía deseosa de paz y libertad, cuando lo apropiado hubiera sido otra melodía más de encuentro; todo ello sazonado con dinero público y los asistentes al acto con el visto bueno para ausentarse del trabajo, mientras muchos ciudadanos han tenido que dejar a sus hijos, padres o familiares en un hospital por disciplina laboral.

Un desenfreno de despropósitos por parte de los que más han realizado enormes desfalcos al erario público, ha salido a la calle en beneficio de su clan y se ha otorgado el patrimonio de Cataluña.

Y en paralelo a estos graves acontecimientos, opiniones de los líderes políticos con un fin muy alejado de lo que era previsto.

Los podemitas enzarzados en sus polémicas internas, el socialista Pedro Sánchez muy preocupado por su futuro en el PSOE “Si pierdo, no seguiré en política“, Albert Rivera empeñado en su estrategia entre el eje generacional y el eje urbano-rural “ser progresista es mucho más amplio, más moderno que el socialismo”, el señor Rafael Catalá, ministro de Justicia “el gobierno tiene estudios de aplicación de todos los artículos de la Constitución, los mecanismos de coordinación, de resolución de conflictos”, palabras que intentan emular a las dichas antes del 9N y que no sirvieron para nada, pues el gobierno no impidió el pseudoreferéndum, y así podríamos seguir con otras muchas consultas hasta quedarnos sin aliento, al darnos cuenta del uso engañoso de la palabra de quienes tienen el deber legal de defendernos.

Esperemos que las experiencias vividas de un tiempo para aquí, nos hagan comprender que la alarma debe saltar ante el primer síntoma de peligro, no cuando el fuego está en pleno auge pues entonces es muy difícil controlarlo.

La presencia ante un Tribunal de Justicia de los inculpados por contravenir la ley, nos ha dejado claras imágenes de su cobardía al refugiarse detrás de los voluntarios; voluntarios movilizados y recompensados con muchas prebendas de todo tipo, desde el aplauso institucional, la facilidad de conseguir un trabajo público, subvenciones y el ser considerados como buenos catalanes.

Querer encontrar tanta cantidad de voluntarios sin previa incitación, sin remuración es imposible, una elucubración de fatuos golpistas.

Señor Presidente ¿Qué espera? Que le caiga la Ley encima y le aplaste.

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