febrero 22nd, 2018 by lasvoces

Redacción – La sarta de mentiras sobre la política lingüística en Cataluña, que hemos ido desgranando hasta ahora y otras nuevas que iremos poniendo negro sobre blanco en el futuro (cf. blog Honestidad Radical), nunca dejó indiferente a la parte más concienciada, más informada y más comprometida de la sociedad civil catalana. Barcelona (España), jueves 22 de febrero de 2018. Fotografía: MADRID Y CATALUÑA (ESPAÑA), 10.08.2015. Vista de una aula en la escuela pública en Cataluña durante una clase del español (castellano). Una maestra enseña el español en catalán. Se puede ver claramente como da sus explicaciones en catalán durante la clase del español (castellano) cunado el mismo día, según Europa Press, “El Tribunal Supremo ha ordenado que las escuelas catalanas impartan un 25 por ciento de las clases en castellano y ha fijado, además, que deben darse en este idioma no sólo las asignaturas correspondientes a esta lengua sino también alguna de las materias troncales. En dos sentencias hechas públicas este viernes la Sala de lo Contencioso Administrativo ha avalado el porcentaje que fijó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, en ejecución de las resoluciones del alto tribunal, que reconoce desde 2010 que el castellano debe ser lengua vehícular en los colegios.Las resoluciones, fechadas el 23 y el 28 de abril y sometidas a resolución el 14 de ese mes, suponen un varapalo para la Generalitat que había recurrido la decisión del TSJ al considerar que este órgano no está legitimado para fijar el criterio a seguir y estaba suplantando sus competencias”. Archivo Efe

Ésta, desde hace muchos años, ha reaccionado ante la deriva de la política lingüística de los sucesivos Gobiernos de la Generalidad de Cataluña. En efecto, ante la imposición de la “inmersión precoz, total y obligatoria” y ante la entropía provocada por la misma, esta parte de la sociedad civil se ha movilizado para hacerle frente y para defender los derechos lingüísticos tanto de los hispanohablantes y como de los catalanoparlantes.

Desde los decretos de inmersión de 1992 y aún antes, de esta parte “ilustrada” de la sociedad catalana surgieron numerosas asociaciones (Acción Cultural Miguel de Cervantes, Asociación por la Tolerancia, Convivencia Cívica Catalana, Profesores por el Bilingüismo, Foro Babel, Coordinadora de Afectados en Defensa del Castellano, etc.), ocupadas y preocupadas en/por la defensa de los derechos lingüísticos de los ciudadanos de Cataluña. Con el mismo objetivo, también aparecieron tres nuevos partidos políticos: uno, en 2006, con implantación inicial en Cataluña y ahora en toda España, C’s; y los otros dos, en 2007 y 2013, con la pretensión de implantarse a nivel nacional, UPyD y VOX. Y, por otro lado, vieron el día nuevos medios de comunicación digitales (La Voz Libre, La Voz de Barcelona, Diálogo Libre, El Debat.cat, Crónica Global, Dolça Catalonya, etc.) y numerosos blogs, que recogen cotidiana y puntualmente, ante el pacto de silencio de los medios “apesebrados“, noticias y análisis sobre la problemática lingüística, y que reman en la misma dirección: defensa de los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos de Cataluña.

Ante la política de hechos consumados y ante los oídos sordos de las autoridades catalanas, estas asociaciones, estos partidos, estos medios y estos blogs han llevado a cabo una ardua, meritoria, intensa y persistente labor en pro de los derechos lingüísticos. ¿Cómo? Mediante estudios, análisis, manifiestos, conferencias, debates, etc.; mediante manifestaciones y concentraciones de protesta y reivindicativas; mediante iniciativas e intervenciones parlamentarias (por ejemplo, “la enmienda seis punto uno”, “la iniciativa legislativa popular”); mediante acciones judiciales ante el TSJC, el Tribunal Supremo y el Constitucional, y denuncias ante el Defensor del Pueblo. En todas estas acciones reivindicativas, la razón, “lo psico-pedagógicamente correcto” y la legislación vigente estaban y están del lado de los “protestantes” contra la política de “inmersión precoz, total y obligatoria” de la Generalidad de Cataluña.

Ahora bien, ¿dónde ha conducido todo esto? ¿Para qué ha servido tanta actividad? ¿Se ha conseguido algún resultado tangible y concreto que haya permitido un respeto efectivo y un ejercicio real de los derechos lingüísticos de los ciudadanos de Cataluña? No. Sin embargo, como hemos indicado ut supra, las razones y la razón están de parte de los “protestantes” contra la política lingüística de la Generalidad de Cataluña. Ahí están, por un lado, las reiteradas sentencias judiciales del TSJC y del Tribunal Supremo que lo ratifican. Ahí están también los argumentos psicopedagógicos, que apoyan científicamente sus reivindicaciones. Sin embargo y a pesar de que el fuero y la ciencia están de parte de los “protestantes”, las reiteradas sentencias judiciales ni fueron acatadas ni ejecutadas por las autoridades educativas de Cataluña, que están instaladas en el desacato permanente. Por su parte, el Gobierno de España y el Poder Judicial han hecho y hacen sistemáticamente mutis por el foro y también dejación de funciones, para cumplir y hacer cumplir las leyes y las sentencias firmes. Y como no pasa nada, la Generalidad de Cataluña ha seguido y sigue con su producción normativa, nueva y renovada, para profundizar, consolidar y blindar las mentiras sobre las que se asienta su política lingüística.

Ante este estado de cosas y ante los nulos resultados prácticos obtenidos, está claro, por un lado, que lo hecho ha servido de poco, de muy poco o de nada; y por el otro, que el camino seguido no ha sido correcto, aunque había que recorrerlo para darse cuenta de ello, y que es necesario rectificar, que es propio de sabios. Creo que fue Albert Einstein el que dijo que “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo“. Por eso, un cambio radical de paradigma se impone, si se quiere que triunfe la razón y, con ella, el respeto y el ejercicio real de los derechos lingüísticos en Cataluña.

Este cambio de paradigma implica una serie de transformaciones, que me permito simplemente apuntar, para alimentar un debate necesario entre la parte más concienciada, más informada y más comprometida de la sociedad civil catalana y así buscar soluciones funcionales, operativas y eficaces. Por un lado, creo que esta parte “ilustrada” de la sociedad catalana debería cambiar de interlocutores: no sirve de nada seguir confiando en el “parloteo” que se trae la casta política (y me refiero a todos los partidos políticos) en el Parlamento de Cataluña o en el Nacional; no sirve de nada tampoco dirigirse al Poder Judicial o a la casta política. Más bien, se deberían tender puentes con la sociedad civil y dirigirse a los propios afectados (padres, ciudadanos de a pie y alumnos).

Por otro lado, creo que habría que cambiar de discurso y adecuarlo a los nuevos interlocutores: los discursos y análisis de “mercadillo” y de papagayo, que es lo propio de la casta política y de los “todólogos” mediáticos, deben dar paso a mensajes, preñados de argumentos lingüísticos, psicopedagógicos y psicolingüísticos. Estas ciencias tienen mucho que decir y, hasta ahora, no se les ha escuchado ni mucho ni poco.

Finalmente y en función de los nuevos interlocutores y del nuevo discurso, habría que cambiar de estrategia y diversificar también las acciones que hay que llevar a cabo, para que la sociedad civil (ciudadanos de a pie, padres y alumnos) tome conciencia de lo que está en juego. Y, en consecuencia, se movilice para hacer cambiar, de una vez por todas, las cosas y para que el ejercicio de los derechos lingüísticos sea una realidad efectiva.

Ante los resultados obtenidos en 30 años, ante la evolución de la política lingüística y ante lo que se avecina, la sociedad civil catalana más concienciada, más informada y más comprometida debería hacer piña y proceder a los cambios que he sugerido, pero al margen de la interesada e ineficiente casta política (PP, C’s, UPyD y PSC). Para ello, se debe subordinar todo al éxito de la defensa de los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos, dejando de lado el sectarismo y los intereses partidistas de la casta política que trapichea con uno de los derechos fundamentales del ciudadano: los derechos lingüísticos.

Cuando escribo estas reflexiones, el Gobierno de Rajoy parece que empieza a salir de su letargo (cf. hemeroteca del pasado 16 de febrero), para anunciar, sin fijar ni el cuándo ni el cómo, su propósito de cumplir y hacer cumplir las leyes y las sentencias judiciales (¡Albricias! ¡Aleluya!), relativas a la obligación de implantar también el español como lengua vehicular de la enseñanza en Cataluña. Veremos si Rajoy y los suyos tienen bragueta para cumplir y hacer cumplir las leyes y las sentencias judiciales o se trata, una vez más, de un nuevo engaño al que nos tiene tan acostumbrados la cata política de todo cuño. ¡Vivir para ver!

Coda: «Je ne demande pas à être approuvé, mais à être examiné et, si l’on me condamne, qu’on m’éclaire» (Ch. Nodier).

Manuel I. Cabezas González

Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas

Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada

Departamento de Filología Francesa y Románica (UAB)

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octubre 8th, 2016 by lasvoces

Redacción: [Manuel I. Cabezas González es Doctor en Didactología de las Lenguas y de las Culturas; Profesor Titular de Lingüística y de Lingüística Aplicada; Departamento de Filología Francesa y Románica; Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)] – Un nuevo curso escolar acaba de empezar y, con él, se inicia una nueva etapa expansiva de la “enseñanza bilingüe” en las diferentes CC. AA. y, en particular, en la de Madrid. Y ante los resultados insatisfactorios que se están obteniendo con esta enseñanza, los padres, informados y responsables, se habrán preguntado, una vez más, qué enseñanza es la mejor para sus hijos: ¿la bilingüe o la tradicional monolingüe (en español)? Barcelona (España), sábado 8 de octubre de 2016. Fotografía: Una captura pantalla de la enseñanza bilingüe [en Inglés (i) en español (d)] con el signo tradicional de ‘Me Gusta’ y colores Nacionales del Reino Unido y del Reino de España, del texto facilitado. Lasvocesdelpueblo.

Hasta esta fecha sólo se impartía en ciertos colegios privados. Y desde entonces, esta enseñanza se ha ido generalizando poco a poco en esta comunidad

Algunos, como Javier Marías (2015), ya han afirmado categóricamente que la publicitada “enseñanza bilingüe” (español/inglés), impartida en España, no es “ni bilingüe ni enseñanza”. Por eso, se puede decir que, a pesar de la etiqueta de esta enseñanza, no es oro todo lo que reluce.

En España, con la enseñanza bilingüe “español/inglés” se pretende que el español y el inglés sean, al mismo tiempo, objetos de estudio e instrumentos de enseñanza-aprendizaje de contenidos no lingüísticos. Empezó su andadura, en el curso 2004-2005, en 26 colegios públicos de la Comunidad de Madrid. Hasta esta fecha sólo se impartía en ciertos colegios privados. Y desde entonces, esta enseñanza se ha ido generalizando poco a poco en esta comunidad,  hasta el punto de que, en 2016, ya es ofrecida por casi la mitad de los colegios (359 de los casi 800 centros) y por más de un tercio de los institutos (135 de los 315). Además, este tipo de enseñanza también se ha ido implantando, progresiva y paulatinamente, en los centros públicos y concertados de las otras CC. AA. de España, que han seguido el ejemplo de Madrid.

Con la propuesta bilingüe, Aguirre pretendió hacer frente al fracaso secular de la enseñanza tradicional de las lenguas extranjeras y, en particular, del inglés, en España

Esta enseñanza bilingüe fue el resultado de una ocurrencia-promesa de Esperanza Aguirre durante la campaña electoral de 2003, que la catapultó a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Con esta promesa, la Sra. Aguirre pretendió ganar votos, al tiempo que terció en el debate sobre la inmersión lingüística de la Generalidad de Cataluña, que seguía implantado la enseñanza monolingüe en catalán, eliminando todo rastro de “enseñanza bilingüe español/catalán” e incumpliendo, para más inri, tanto la legislación en vigor como una serie de sentencias judiciales. Por otro lado, ofreció a los catalanohablantes, residentes en Madrid, la enseñanza bilingüe español/catalán, que era y es negada a los hispanohablantes en Cataluña. Y, finalmente, con la propuesta bilingüe (español/inglés), la Sra. Aguirre pretendió hacer frente al fracaso secular de la enseñanza tradicional de las lenguas extranjeras y, en particular, del inglés, en España. ¡Loable objetivo, digno de ser apoyado!

Se ha pretendido conquistar Troya: convertir a los jóvenes madrileños en bilingües y poner fin al tradicional analfabetismo lingüístico en lenguas extranjeras

Al ganar las elecciones, la Sra. Aguirre se vio obligada a improvisar la enseñanza bilingüe, al no disponer de los medios necesarios, en particular de los humanos, para llevarla a cabo. En efecto, no se disponía y aún no se dispone de un profesorado formado y competente para impartir una enseñanza del inglés y, sobre todo, de contenidos no lingüísticos en inglés. Éste fue, desde un principio, el talón de Aquiles de la enseñanza bilingüe en la Comunidad de Madrid. Se ha pretendido conquistar Troya (convertir a los jóvenes madrileños en bilingües y poner fin al tradicional analfabetismo lingüístico en lenguas extranjeras), sin disponer de los docentes para conseguirlo.

La conquista de Troya fue precedida por 10 años de cerco, que acabaron cuando los griegos utilizaron la estratagema del “caballo de Troya“. La enseñanza bilingüe en la Comunidad de Madrid lleva en marcha también un poco más de 10 años y los resultados positivos se resisten, tanto en lo que se refiere a la competencia en inglés como en lo relativo al aprendizaje de conocimientos curriculares por parte de los alumnos. Es decir, no es “ni bilingüe, ni enseñanza”, Javier Marías dixit. Es evidente que no se puede enseñar aquello que no se conoce o se conoce mal o se conoce a medias; o, como dice el refrán, no se pueden pedir peras al olmo.

La deficiente enseñanza-aprendizaje de las lenguas extranjeras no es un problema exclusivo de España

Por eso, o se construye un nuevo “caballo de Troya”, henchido de profesores formados (tanto desde el punto de vista lingüístico y didáctico como en las materias que van a enseñar en inglés) o la conquista del bilingüismo español/inglés tendrá que esperar aún durante mucho tiempo o se alcanzará ad calendas graecas.

Ahora bien, un profesorado capaz de enseñar el inglés y contenidos curriculares en inglés no se consigue de la noche a la mañana, ni con estancias de tres meses en Irlanda o con cursos intensivos de inglés de tres meses o con unas jornadas de formación de fin de semana. Estos medios no parecen proporcionados ni adecuados a los ambiciosos objetivos perseguidos. Con estos medios no se puede dotar a los profesores de unos “savoirs” lingüísticos y curriculares en inglés; de unos “savoir-faire” didácticos, para impartir una enseñanza del y en inglés; y de unos “savoir-être”, para interactuar en inglés en unas clases, donde hay alumnos que dominan el inglés mejor que el profesor.

La deficiente enseñanza-aprendizaje de las lenguas extranjeras no es un problema exclusivo de España. Interesa, ocupa y preocupa tanto a los distintos países de la Unión Europea como a las autoridades europeas. Por eso, la “enseñanza bilingüe” o “multilingüe” debería ser un proyecto y un objetivo europeos, para poder pasar de la “Europa de los mercaderes” a la “Europa de los ciudadanos” y, así, hacer avanzar la construcción de los futuros Estados Unidos de Europa y dotarla de cimientos sólidos.

Las autoridades comunitarias tomaron conciencia del hecho de que todo nuevo progreso en la integración y la construcción europeas estaba condicionado por el aprendizaje de las lenguas

Es una verdad de Perogrullo que el ciudadano europeo y la Unión Europea serán multilingües o no serán. En efecto, la tan cacareada libertad de circulación de mercancías, de productos financieros y de personas es sólo una realidad cuando nos referimos a las mercancías y al dinero, pero no a las personas.

La libertad de circulación y de establecimiento en cualquier país de la U.E. es, por el momento, un simple derecho retórico, que no puede ser ejercido por los europeos. En efecto, al final de la etapa de formación, si los jóvenes titulados y/o los profesionales no son “plurilingües” o al menos “bilingües” y, por lo tanto, no dominan la lengua del país donde quieren echar raíces profesionales, laborales o familiares, no podrán ejercer este derecho. En los años 70 del siglo pasado, las autoridades comunitarias tomaron conciencia del hecho de que todo nuevo progreso en la integración y la construcción europeas estaba condicionado por el aprendizaje de las lenguas de los distintos países que la componen. Pero, a pesar de esto, no han hecho nada determinante ni eficaz para conseguirlo. Por eso, no es una casualidad que la construcción de la U.E. esté empantanada y en peligro de descomposición (cf. el Brexit, el renacimiento de los nacionalismos, etc.), a causa de los numerosos problemas que arrastra, entre otros motivos, también debido a la falta de comunicación entre los que deberían ser ciudadanos de los EE. UU. de Europa.

Hay soluciones para conseguir una enseñanza bilingüe o multilingüe eficaz, que sirva de argamasa y de cimiento sólido en la construcción de la Europa Unida

Ante la importancia de la política lingüística en la construcción de la “Europa de los Ciudadanos” y ante las expectativas creadas por la enseñanza bilingüe en España, no quiero contentarme sólo con levantar acta del fracaso de esta enseñanza, tanto en España como en los distintos países de la Unión. Hay soluciones para conseguir una enseñanza bilingüe o multilingüe eficaz, que sirva de argamasa y de cimiento sólido en la construcción de la Europa Unida . Entre ellas, quiero apuntar sólo una, sugerida, en 1996, por el lingüista francés Claude Hagège*.

Ante la penuria de profesorado formado para impartir una enseñanza bilingüe, este profesor del Collège de France propuso una solución novedosa y radical, para ser aplicada inmediatamente en el conjunto de la Unión Europea. Según él, si el multilingüismo debe estar en la base de la consolidación de la Unión Europea, la iniciativa que hay que tomar es clara: impulsar y llevar a cabo “una política paneuropea de intercambios temporales masivos de maestros [y profesores], de una país de Europa a otro”, para que enseñen tanto su lengua materna como contenidos curriculares en dicha lengua. Esta estancia temporal en otro país convertiría a los profesores en bilingües y, entonces sí, podrían enseñar una lengua y en una lengua extranjera al regresar a casa. Se trata de una medida revolucionaria, pero muy operativa y funcional, y no más onerosa que la solución actual. Así, a corto o medio plazo, todos los sistemas educativos europeos podrían disponer de un profesorado dominando la lengua que enseñan y en la que enseñan. Para algunos esta medida puede ser tildada de utópica aunque, como escribió Víctor Hugo, no debemos olvidar que “la utopia de hoy será la realidad de mañana”.

Hasta ahora, los “maestros Ciruela” de la casta política española y europea han hecho oídos sordos a la razonable y razonada propuesta de Cl. Hagège. Esto denota que gestionan la “res publica” y toman decisiones sin saber lo que se traen entre manos y, lo que es más grave, sin rodearse de especialistas y profesionales que les asesoren sobre las medidas que se deberían tomar.

(*) Cl. Hagège (1996), “L’enfant aux deux langues”, Éditions Odile Jacob, Paris (cf. «Chapitre VII. L’immersion par échanges massifs de maîtres à travers l’Europe », pp. 109-138.

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